No te enojes.
El día que me pediste que nos casáramos, te dije que sí.
Pero no ese día. ese día no podía.
Estaba batiendo unos huevos; preparaba un flan,
y no quería que se cortaran.
Sí, las claras; no las ofertas de bodas.
Tus ofertas han sido tantas; se han cortado muchas veces,
mucho más que las claras de huevos para un flan.
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