Esa fue la palabra que nombró al selfie: Colita. Pidió un selfie de la colita.
Un argentino o quizás uruguayo-guaraní, con un libido muy definido, acecha y explora las colitas de espigados hombres mayores con aires de hidalguía. El Casanova del sur incluye en su stats y descripción general el gusto por lo que muchos conocen como el culo, sin desligarlo de su entorno: las nalgas, y así lo escribe: "...enviá uno de la colita".
Enlazada a su versión textual, una foto viaja por la red, un selfie de un delicado y bien formado fondillo, excelente resultado de ejercicios y deportes: una colita bonita, redondita, cuyas onduladas suaves lomas invitar a treparlas y descubrir sus misterios.
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