Su historia es falsa; su narrativa, desestructurada; sus personajes fluyen y se diluyen en voz de la Tellado, que tampoco es su propia voz. Lo único que tiene substancia son los boleros, todos y cada uno de los boleros que acompañan el romance, o cualquier romance, o el romance que comenzó un día de San Valentín en distintos puertos: Montevideo, San Juan, Nueva York, Ponce, Punta del Este, otros y otros. Y como todo bolero, un romance sin fin, una melodía, una "triste caravana de recuerdos", que durante una tarde de lluvia ve "gente correr", o que en la arena, "en la playa" tendida, no permite que las olas borren las huellas.
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