Se ahoga de la emoción cuando está con ellas, las misis algo o aquello; saca su dispositivo, encuadra, apunta, retrata, textea, anexa la foto, la envía a sus colegas misiólogos; vuelve donde la foto, trata de controlar la respiración, palpita, saca una xanax, se la toma, y es feliz. Bien feliz. Regresa otra vez más a lo selfies llenos de bellezas.i
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