Dijo: "En tu espíritu encomiendo mi cuerpo".
Murió.
Despertó sobresaltado, inquieto: no fue una pesadilla.
Soñó -trastocadas las imágenes, los roles- que encarnaba a Jesús en la cruz,
Sentía que era otro, transformado.
Deseaba que Vallejo lo poseyera; entregarse a él por completo.
Juró que no volvería a leer los cuentos de Kafka; no tan convencido,
la erección lo traicionaba.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.