Chismosos! No es nadie en particular. Aunque entre nos, unos cuantos caminan por los alrededores de la Placita de Santurce, acompañados por sus maniquíes esposas, jugando a la conquista, ilusión óptica que refleja un deseo o dos o tres. A saber si esas esposas acompañantes disfrutan de todo el espejismo dentro del cual viven su marido, parado en la puerta del cafetín, y el otro, recostado contra el mostrador del bar, convirtiendo una falsa heterosexualidad en parte del juego erótico.
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