Una paloma turca anuncia el despertar, un lei lo lai jíbaro y una taza de café San Pedro (suave y aromático con destellos de un dulce en la uva, activados por un ligero tueste) y las brisas, la agradable frescura de la madrugada, me embelesan frente a las luces sobre Santurce. Colado y cargado, el café puya.
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