Enroscada en unos vientos de tormenta austral con ínfulas de trópico, la voz algo aguda del guapo gaucho que adora mi acento, suave y dulce personalidad, dice sobre los amantes furtivos, que Amorim se mintió a sí mismo, se convenció de que Lorca lo quería. “Es que Lorca era algo, bastante mentiroso. igualito a ...." fue interrumpido por el gaucho, y me ofreció su bombilla para que chupara, tomara de su mate.
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