Saturday, March 31, 2012

Cantinflas y el “Post-Moderm”

Aprendiz de Cantinflas

Cumplía los cuarenta años, y ese espacio entre las décadas obliga a mirar lo que se espera de una etapa u otra. Mis amigos se estaban enfermando con una rapidez que no podía aceptar, no estaba listo para enterrarlos. Sentí en mis entrañas el dejar atrás los sesenta, haberlos vivido; la contra-cultura, los hippies y lo que conocí en aquel entonces ya eran parte de la historia documentada. Ya no era tan joven. Era parte de la historia oficial.

Caminé hasta el Café Life.

Quería ser post-moderno. Alli en la Ocho, frente a Tompkins Square, con un latte en la mano, el cartel, propaganda de la última moda, en tonalidades de gris, blanco y negro, ambientado en una decoración típica de loft, minimalista e industrial, mostraba abrigos abiertos hasta el primer botón, correa sin abrochar, pantalones negros, camisa blanca extremadamente ancha, estrujada, vestidos por un joven modelo, sumamente angustiado.

La propaganda me daba una forma.

La sensación causada por el deseo de "estar en-todas", expresión de carácter “geshtalt” criollo, aprendida en las calles del pueblo que siempre mira hacia el sur, fue desarticulada por la crítica al status quo. Un grupo de jóvenes aprendices a existencialistas, tomaban cerveza - “artists wannabes”, y conversaban sobre cómo vender sus libros o guiones a las editoriales “underground” o cine independiente, criticando el status quo, y beneficiándose del mismo.

Yo deseaba el todo y no las partes.

El todo de estar en todas y yo nos oponíamos. Quise tener el todo de “estar en todas” y querer ese todo me convertía en una meta-experiencia, que se manifestada en una sensación de carácter trans-humano: ser todo a la vez. Deseaba ser un aleph. Estar en todas nada tiene que ver con las experiencias individuales que cada persona aporta al estar en todas.

Quise ser post-modern.

Era una versión de Cantinflas. Estar en todas. No pude. El todo de estar en todas requería individuos, y yo, quise ser en todas. Yo deseaba el todo y no las partes. Las partes formadas por jóvenes vestidos de negro venden sus obras al mejor postor. Estilo y conversación no se juntan. Vidas paralelas. Calvin Klein era el Sartre del downtown niuyorkino. Ropa de medio luto que salía  muy cara.

Abandoné el Café Life.



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