Monday, May 25, 2015

Teorías para blogueros: garabatos, controles, grafitólogos

Teorías para blogueros: Garabatos, controles, bailes y grafitólogos

El garabato, además de haber sido un baile muy popular durante una época muy atormentada en el Puerto Rico del componte, es fundamento del signo impreso. Es la letra y el número en sus etapas fetales. Ferreiro, Teberosky, Torres y otros (gugleen sus bibliografías), demuestran y comprueban a través de sus investigaciones cómo los individuos construyen, elaboran sus ideas sobre los signos, las funciones y nombres de los mismos, siendo el garabato la primera etapa en esa evolución. Unos de los primeros intentos que hacen los escribanos en potencia es definir conceptualmente la frontera que separa eso (un garabato) del dibujo.

Le dan a un chico unos lápices y papeles en blanco. "Haz algo": le dicen. El chico hace un dibujo, muy típico, de bolitas y palitos, y debajo escribe un garabato. La investigadora señala al dibujo y le pregunta:"¿Qué es eso?". Muy seguro de sí mismo, contesta: "El payaso".

"¿Es un payaso o es una bolita y un palito?", pregunta la investigadora. El chico cruza los brazos, como diciendo, exclamado en sus interiores: "¡Pero será tonta la maestra!, y responde sin titubeos: "Es un payaso". Mueve su dedo la investigadora y señala hacia el garabato: "¿Y esto qué es?".

El chico: "Cincos".
Investigadora: "¿Dicen algo los cincos".
El chico: "Sí".
Investigadora: "¿Qué dicen?".
El chico: "Cuatros".

No queda duda de que los chicos evolucionan y, a pesar de los horrores que cometen los adultos, se mueven hacia una comprensión y producción de la lecto-escritura más allá de la primera etapa. Luego, muchos se estancan, no porque no puedan crecer conceptualmente, sino porque los libros programados, la imposición de normas y conceptos pre-digeridos descartan por completo las particularidades que cada uno de ellos lleva y usa frente a los signos.

El joven de unos dieciseis años quería aprender a leer y escribir, y por esa razón llegó hasta el el proyecto de alfabetización que existía por allá por los noventas del siglo pasado en CCNY. Por razones que no recuerdo, María, una estudiante puertorriqueña de maestría lo trajo hasta mi oficina. Su historial delictivo y escolar era un desastre.

La brillante cara y deseos de aprender del que fue categorizado como "desertor escolar" tienen que haber sido parte de los motivos que llevaron a María a tomar un interés muy especial en ayudar a aquel adolescente. Otras razones que pudieron servir de estimulo para que María fuese más allá de enseñar a leer y escribir -como usualmente ocurre con los muy programados maestros-, podían ser vinculadas a su trayectoria como estudiante. Llegó de Puerto Rico durante su adolescencia, trabajó como obrera, estudió de noche, se graduó de un desprestigiado  "community college", terminó sus primeros cuatro años en el "CCNY Bilingual Education Program", se licenció como maestra, y continuó sus estudios hasta terminar una maestría en pedagogía y educación primaria. Por aquella época cuando era mi estudiante, seguía viviendo en los "proyectos" residenciales del Barrio Latino de NYC.

Durante la entrevista, descubrimos que el muchacho grafiteaba y creaba todo tipo de símbolos por cuanta pared había en el Bronx.  Usando las fotos tomadas por María y el artista garabatoso, comenzamos un proceso marcado por el continuo dialogo, siguiendo el modelo propuesto por Ferreiro.

Poco a poco, el joven tan lleno de vida y deseos aprendió a leer y escribir; superó su relación simbiótica con su garabatos. María lo ayudó a que encontrara las diferencias en los signos que él producía, las nombrara; y que pudiese armar y reorganizar los nuevos, muy estandarizados garabatos. Incluso, recuerdo que María, quien sabía que el joven vivía arrimado con unos parientes, hasta lo invitaba a su casa para que él compartiera con los hijos y esposo de la muy consciente, inteligente y comprometida maestra.

Otra maestra novata, Luisa, interesada en aplicar el modelo, fundamentado en las ideas de Jean Piaget, escribió un signo en la pizarra, y preguntó: "¿Qué escribí?". Los chicos súper rápidos contestaron: "La pizarra". Por suerte, la maestra, al darse cuenta que su pregunta no cumplía con el propósito y fundamentos del método propuesto, la reformuló para poder así investigar si los chicos distinguían entre números, letras y dibujos; y si conocían los nombres, y las funciones de cada uno de los signos, grafías, garabatos.

Muy parecido todo esto a la respuesta que dio el gran maestro de las letras, García Márquez, cuando le preguntaron sobre la gramática. Contestó algo así: que él no sabía cómo se llamaban, pero que sabía escribirla.

Que se llamen garabatos, letras, significantes, palabras, verbos  y para qué se usan es cuestión de adultos, incluyendo llamarle así al baile de "enantes", el de la época cuando también se puso de moda el componte. Aunque el baile del garabato ya nadie lo conoce, el componte sigue por ahí -o se comportan o ya sabrán lo qué van a tener que escribir y leer- , pero ese es otro cuento más difícil de descifrar o elaborar.







Teorías para blogueros: Garabatos, controles, bailes y grafitólogos

El garabato, además de haber sido un baile muy popular durante una época muy atormentada en el Puerto Rico del componte, es fundamento del signo impreso. Es la letra y el número en sus etapas fetales. Ferreiro, Teberosky, Torres y otros (gugleen sus bibliografías), demuestran y comprueban a través de sus investigaciones cómo los individuos construyen, elaboran sus ideas sobre los signos, las funciones y nombres de los mismos, siendo el garabato la primera etapa en esa evolución. Unos de los primeros atentos que hacen los escribanos en potencia es definir conceptualmente la frontera que separa eso (un garabato) del dibujo.

Le dan a un chico unos lápices y papeles en blanco. "Haz algo": le dicen. El chico hace un dibujo, muy típico, de bolitas y palitos, y debajo escribe un garabato. La investigadora señala al dibujo y le pregunta:"¿Qué es eso?". Muy seguro de sí mismo, contesta: "El payaso".

"¿Es un payaso o es una bolita y un palito?", pregunta la investigadora. El chico cruza los brazos, como diciendo, exclamado en sus interiores: "¡Pero será tonta la maestra!, y responde sin titubeos: "Es un payaso". Mueve su dedo la investigadora y señala hacia el garabato: "¿Y esto qué es?".

El chico: "Cincos".
Investigadora: "¿Dicen algo los cincos".
El chico: "Sí".
Investigadora: "¿Qué dicen?".
El chico: "Cuatros".

No queda duda de que los chicos evolucionan y, a pesar de los horrores que cometen los adultos, se mueven hacia una comprensión y producción de la lecto-escritura mas allá de la primera etapa. Luego, muchos se estancan, no porque no puedan crecer conceptualmente, sino porque los libros programados, la imposición de normas y conceptos pre-digeridos descartan por completo las particularidades que cada uno de ellos lleva y usa frente a los signos.

El joven de unos dieciseis años quería aprender a leer y escribir, y por esa razón llegó hasta el el proyecto de alfabetización que existía por allá por los noventas del siglo pasado en CCNY. Por razones que no recuerdo, María, una estudiante puertorriqueña de maestría lo trajo hasta mi oficina. Su historial delictivo y escolar era un desastre.

Su brillante cara y deseos de aprender tienen que haber sido parte de los motivos que llevaron a María a tomar un interés muy especial en ayudar a aquel adolescente. Otras razones que pudieron servir de estimulo para que María fuese más allá de enseñar a leer y escribir como los muy programados maestros, se encuentran en su trayectoria como estudiante. Llegó de Puerto Rico durante su adolescencia, trabajó como obrera, estudió de noche, se graduó de udesprestigiado  "community college", terminó sus primeros cuatro años en el "CCNY Bilingual Education Program", se licenció como maestra, y continuó sus estudios hasta terminar una maestría en pedagogía y educación primaria. Durante la época cuando era mi estudiante seguía viviendo en los "proyectos" residenciales del Barrio Latino de NYC.

Durante la entrevista, descubrimos que el muchacho grafiteaba y creaba todo tipo de símbolos por cuanta pared había en el Bronx, y usando las fotos tomadas por María y el artista garabatoso, comenzó un proceso marcado por el continuo dialogo, siguiendo el modelo propuesto por Ferreiro. Poco a poco, el joven tan lleno de vida y deseos aprendió a leer y escribir; superó su relación simbiótica con su garabatos. María lo ayudó a que encontrara las diferencias en los signos que él producía, las nombrara; y que pudiese armar y reorganizar los nuevos, muy estandarizados garabatos. Incluso, recuerdo que María, quien sabía que el joven vivía arrimado con unos parientes, hasta lo invitaba a su casa para que él compartiera con los hijos y esposo de la muy consciente, inteligente y comprometida maestra.

Otra maestra novata, Luisa, interesada en aplicar el modelo, fundamentado en las ideas de Jean Paiget, escribió un signo en la pizarra, preguntó: "¿Qué escribí?". Los chicos súper rápidos contestaron: "La pizarra". Por suerte, la maestra más interesada en indagar sobre los conocimientos de los chicos, reformuló la pregunta y por ende conocer lo que deseaba investigar: si los chicos distinguían entre números, letras y dibujos; si conocían sus nombres, y las funciones de cada uno de los mismos. Pues muy parecido todo esto a la respuesta que dio el gran maestro de las letras, García Márquez, cuando le preguntaron sobre la gramática. Contestó algo así: que él no cómo se llamaban, pero que sabía escribirla.

Que se llamen garabatos y para qué se usan es cuestión de adultos, incluyendo llamarle así al baile de enantes, el de la época cuando también se puso de moda el componte. Aunque el baile del garabato ya nadie lo conoce, el componte sigue por ahí -o se comportan o ya sabrán lo qué van a tener que escribir y leer- , pero ese es otro cuento más difícil de descifrar o elaborar.



Teorías para blogueros: Garabatos, controles, bailes y grafitólogos

El garabato, además de haber sido un baile muy popular durante una época muy atormentada en el Puerto Rico del componte, es fundamento del signo impreso. Es la letra y el número en sus etapas fetales. Ferreiro, Teberosky, Torres y otros (gugleen sus bibliografías), demuestran y comprueban a través de sus investigaciones cómo los individuos construyen, elaboran sus ideas sobre los signos, las funciones y nombres de los mismos, siendo el garabato la primera etapa en esa evolución. Unos de los primeros atentos que hacen los escribanos en potencia es definir conceptualmente la frontera que separa eso (un garabato) del dibujo.

Le dan a un chico unos lápices y papeles en blanco. "Haz algo": le dicen. El chico hace un dibujo, muy típico, de bolitas y palitos, y debajo escribe un garabato. La investigadora señala al dibujo y le pregunta:"¿Qué es eso?". Muy seguro de sí mismo, contesta: "El payaso".

"¿Es un payaso o es una bolita y un palito?", pregunta la investigadora. El chico cruza los brazos, como diciendo, exclamado en sus interiores: "¡Pero será tonta la maestra!, y responde sin titubeos: "Es un payaso". Mueve su dedo la investigadora y señala hacia el garabato: "¿Y esto qué es?".

El chico: "Cincos".
Investigadora: "¿Dicen algo los cincos".
El chico: "Sí".
Investigadora: "¿Qué dicen?".
El chico: "Cuatros".

No queda duda de que los chicos evolucionan y, a pesar de los horrores que cometen los adultos, se mueven hacia una comprensión y producción de la lecto-escritura mas allá de la primera etapa. Luego, muchos se estancan, no porque no puedan crecer conceptualmente, sino porque los libros programados, la imposición de normas y conceptos pre-digeridos descartan por completo las particularidades que cada uno de ellos lleva y usa frente a los signos.

El joven de unos dieciseis años quería aprender a leer y escribir, y por esa razón llegó hasta el el proyecto de alfabetización que existía por allá por los noventas del siglo pasado en CCNY. Por razones que no recuerdo, María, una estudiante puertorriqueña de maestría lo trajo hasta mi oficina. Su historial delictivo y escolar era un desastre.

Su brillante cara y deseos de aprender tienen que haber sido parte de los motivos que llevaron a María a tomar un interés muy especial en ayudar a aquel adolescente. Otras razones que pudieron servir de estimulo para que María fuese más allá de enseñar a leer y escribir como los muy programados maestros, se encuentran en su trayectoria como estudiante. Llegó de Puerto Rico durante su adolescencia, trabajó como obrera, estudió de noche, se graduó de un desprestigiado "community college", terminó sus primeros cuatro años en el "CCNY Bilingual Education Program", se licenció como maestra, y continuó sus estudios hasta terminar una maestría en pedagogía y educación primaria. Durante la época cuando era mi estudiante seguía viviendo en los "proyectos" residenciales del Barrio Latino de NYC.

Durante la entrevista, descubrimos que el muchacho grafiteaba y creaba todo tipo de símbolos por cuanta pared había en el Bronx, y usando las fotos tomadas por María y el artista garabatoso, comenzó un proceso marcado por el continuo dialogo, siguiendo el modelo propuesto por Ferreiro. Poco a poco, el joven tan lleno de vida y deseos aprendió a leer y escribir; superó su relación simbiótica con su garabatos. María lo ayudó a que encontrara las diferencias en los signos que él producía, las nombrara; y que pudiese armar y reorganizar los nuevos, muy estandarizados garabatos. Incluso, recuerdo que María, quien sabía que el joven vivía arrimado con unos parientes, hasta lo invitaba a su casa para que él compartiera con los hijos y esposo de la muy consciente, inteligente y comprometida maestra.

Otra maestra novata, Luisa, interesada en aplicar el modelo, fundamentado en las ideas de Jean Paiget, escribió un signo en la pizarra, preguntó: "¿Qué escribí?". Los chicos súper rápidos contestaron: "La pizarra". La pregunta fue reformulada para conseguir lo que Luisa deseaba investigar: si los chicos distinguían entre números, letras y dibujos; si conocían sus nombres, y las funciones de los mismos. Que se llamen garabatos es cuestión de adultos y sus categorías, incluyendo al baile de enantes, el de la época cuando también se puso de moda el componte.

Aunque el baile del garabato ya nadie lo conoce, el componte sigue por ahí -o se comportan o ya sabrán lo que van a tener que escribir y leer- , pero ese es otro cuento más difícil de descifrar o elaborar.

Saturday, May 23, 2015

RUMBOS NAVIEROS


A las seis zarpa el barco
Veré por cuáles rumbos y mares me llevará la goleta del olvido
Con quién despediré mis noches llenas de estrellas, recibiré el alba 
Luz amarilla.

En qué puertos australes dejaré huellas
Qué rastros delatarán mis amores
Quizás desde cubierta....
Lo vea.

Friday, May 22, 2015

60. Soledad. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

La tarde se hizo bolero y comenzó la noche de anoche, la noche de no terminar; tan llena de soledad, tan llena de ti.

Ebria canción de amargura, de placer que murmura el mar, logró reunirte conmigo y convertirnos en un solo, un algo, alguien más allá de mi, más allá de ti.

- ¿Nos habíamos separado?
- No creo.

Me acompañaste, me acostumbraste, me enseñaste todas esas cosas, nos amamos. entremezclamos furias y alegrías, risas y llantos, de luna.

La noche de anoche, silencio de olvido, llenó la soledad, contigo, dentro, muy dentro de mí, de ti, se hizo carne, lujuria, recuerdos, besos, muchos besos.

- ¿Bailamos?

Se hizo bolero.

Cartas desde Jajome Heights #5

Maxi:

Racional y astuta como siempre, sirves para controlar mi genio creador. Tan distinta que somos todas y tan solidarias unas con otras. Somos un universo. Si Lolo siempre fue transgresora -transgresor, ahora-, la Beba es y será puro ente espiritual (de la Pepita Alers, ni hablemos de ella), yo soy todo espontaneidad y temperamento. Vivo para el arte y la caridad incondicional.

Tienes toda la razón del mundo: vender ropas étnicas, además de ser  puro folklorismo lelolai, es proyectar inclinaciones políticas que arrastran peligros innecesarios. Tú, mejor que nadie, conoces cómo se mueven los bolos políticos, lo mismo acá que allá. No me has contado sobre el affaire con quien te escapaste a Saint Barthes; y no fue por amor a la naturaleza o estar entre los más granado de lo granado, ni por el tamaño de sus órganos vitales, que dicen que está muy bien dotado. Aunque también dicen que no es muy diestro con su manejo de tan buen espécimen.

¿Qué andabas averiguando? No mientas que a ti no te engatusa un hombre así. ¿Y qué esperaba saber él?, que ya sabemos que se mueve muy bien, no tanto en la cama, por lo que oí a través de otros canales, que no fueron solamente los del peluquero. Se mueve muy bien recogiendo información, y quizás, con el argentino, jugando con su revés al revés. Con la Pepita era un fracaso. Los gringos tienen fama de ser bastante desabridos. Si la Pepita se entera que estuviste con su ex y rival, la dejan permanentemente en Psiquiatría Municipal.

Pobre Pepita.

Escribe y cuenta detalles sobre tu romance en Saint Barthes.

Besos,
Lulú

Teorías para blogueros: estética

"ESTETIZAR" la pobreza es trabajo de artistas bien pobres.

Thursday, May 21, 2015

teorías para blogueros: G&G

Gramatólogos y GRAFITEROS
Para los gramatólogos, los fragmentos del texto y sus límites son criterios importantes que controlan la significación y sus signos.
                                                  Para los grafiteros: 
el contexto es el determinante supremo de lo [qué] dice si dice donde dice
(si se dice o no se dice/
dónde/se dice)

Wednesday, May 20, 2015

Teorías para blogueros: Palimpsesto



Palimpsesto

Todo aquí es palimpsesto,
pasión del palimpsesto:

a la deriva,
borrar lo poco hecho,
empezar de la nada,
afirmar la deriva,
mirarse entre la nada acrecentada,
velar lo venenoso,
matar lo saludable,
escribir delirantes historias para náufragos.

Cuidado:
no se pierde sin castigo el pasado,
no se pisa en el aire.
                                         (Ida Vitale)

El poema de Ida Vitale no fue escrito en una tableta. Los circuitos integrados de las nuevas libretas permiten escribir, borrar y dejar rastros.

En los confines de los circuitos integrados se esconden los amores; bañados en silicio, bailan y lloran; andan y saltan; traman si nos han de traicionar, si le contarán a otros los misterios de nuestros cuerpos, cómo besamos; si en verdad, follamos.

En los circuitos integrados de todos los cuerpos, siempre, estaremos.


The lesbian and the sissy

The gay man speaking to the lesbian had the mannerisms and discourse style mostly associated with the ways of a particular type of woman. The lesbian listening to him was not comfortable with how he behaved himself. I guess some women don't like to see themselves being projected onto a certain kind of gay man.

"Los opuestos se atraen y los similares se rechazan". (Clase de ciencias en la escuela intermedia de Guayama)

Fahionistas en Morningside Heights, Harlem, 5/20/2015

El restaurante de moda en Downtown abrió una sucursal en Uptown.
Harlem, de acuerdo al NY Times, es "the new NYC frontier". Williamsburg ya fue colonizado. SoHo es un monumento nacional. El East Village no se rindió por completo. Los NYRicans de Loisaida siguen detrás de las barricadas.
Los hombres, más bajitos y estructurados que ellas, reían a carcajadas que salían en borbotones. Las seguían, querían ser ellas.
Ellas, más altas y delgadas que ellos, sonreían sin tener que abrir la boca, estirar su piel, y mostrar interés en que podían ser absorbidas por ellos. Los mantenían en suspenso.
Con sus copas de champán en mano, ellos trataban de chupar la esencia de las altas, espigadas, rubias, estilizadas jóvenes
Para ellas era otra noche de diversión y trabajo. De vez en cuando, bajaban las miradas para enfocarse en ellos o volteaban sus caras en busca de otro artefacto que le pudiera servir de apoyo o de puente entre este fashionista y otro más importante.
Fuera del saxofonista, todos los demás eran blancos, bien blancos.

Tuesday, May 19, 2015

Buen Viaje

"Me río y solamente
conozco este camino
por el que huyo desde mi pasado."
      (de Antimatemática. Roque Dalton)

Nadie la ve salir
               ni llegar
La maleta se hace
sola.
Cada camisa
            en su sitio
Cada calzoncillo
sin manchas
le habla a los guebos:
"Adiós":
le dicen a la puerta.

En el puerto no habrá nadie cuando llegue el barco
ni cuando zarpó.
La maleta servirá de cámara, bitácora.
Sola. Es tierna, de marca.
Su piel tiene arrugas.

Cartas desde Jájome Heights #4

Lulú, darlin:

Aunque dirigiste tu carta a todas nosotras, te contesto solo a tí. Que hay hermanas sororas y hay sororas que no no son tan hermanas; y otras que viven en la luna de Valencia o piensan que tener un chalet en los heights de Jájome es llegar a la cima. Esas que viven de cóctel en cóctel. We all know who they are, don't we?

Ni estando loca me coges vendiendo ropa de hippies tardíos. Eso es lo que parecen todas esas mujeres enchancletadas, con faldas y blusas que bordean en lo neo-gítano. Además, no podemos ser ingenuas. Si nos vinculan con ese mundo, los grupos a los que pertenece -¿sabes quièn?- cierto conocido nuestro, al patíbulo nos llevan por venderle y vestir a las que siempre marchan a favor y en favor de todo lo que sea distinto y contrario. ¡Uy!

No, no pienso vender ropas y menos a esa partida de trabajadoras sociales y maestras "concienzadas". Ni que el resto de las mujeres fuésemos globos rellenos de aire. ¡Concienzadas! Si oigo esa palabrita de nuevo, me voy con la Beba a unos de sus ashrams.

Al "sabes quién", "who shall remain nameless", lo vieron salir de la casa de una reverenda, y no por ser protestante devoto. Ella, la reverenda árbol de navidad -¡Por Dios!, que no se acaba de enterar, que uno a las doce del mediodía no se viste como si fuese una quincalla ambulante-, tiene que estar muy al tanto sobre quién es el susodicho, qué hace y cuáles son los túneles obscuros por los que anda el tipito ese.

Bueno no me queda más remedio, te digo quiés es el sabes quién: el Mr. Smith de la Pepita Alers. El muy tortuoso gringo salía del chalet campestre de la reverenda; y él, bobo no es. El Smithie, al igual que muchos por aquí, conoce cuál es la agenda de la reverenda. La muy enjoyada, vestida a lo vitrina de Sterns, enredada en sus estolas y estolas, y estolas se da sus paseítos en primera clase por "decision making centers" en DC. Su "retreat" en Jájome Heights es un nido de brujas y serpientes.

¿Cuándo regresas de la Big Apple?

Pensándolo bien, en vez de ropas neo gitanas, ya que las apostoladas, sí, que se multiplican, ¿por qué no abrimos una empresa que entrene a las reverendas árboles de navidad en asuntos del buen vestir, y el cómo combinar el color de pelo y el de la tez? Deben haber más reverendas rubias en Puerto Rico que en cualquier ciudad sueca.

Seguiremos contando, luv u,
Maxi Narváez

Monday, May 18, 2015

Cartas desde Jájome Heights #3

Queridas:

No sabía si llorar o  seguir las recomendaciones de mi babalawo personal: caminar de espaldas hacia el mar y darme un despojo. Una vez más, estaba al borde de un colapso.

Les cuento. Pasé por psiquiatria municipal, que es lo menos que una puede hacer, visitar a una de mis, nuestras conocidas cuando están en crisis. Conocidas. Nunca fuimos amigas. Visité a la Pepita Alers.

Cuando llego a psiquiatría municipal, me encuentro con que la Pepita está participando en unos talleres de escritura que supuestamente le sirven para mejorar su salud mental. Fine, so far, my dears. Todas vamos a terapias de todo tipo, y si psiquiatría municipal puede ofrecer esos servicios, pues que se beneficie la Pepita de los mismos.

Lo que me llevó donde el babalawo fue el texto que escribió la Pepita para una de sus sesiones. Junto a su profesora de escritura de memorias (una nena de esas que visten con sandalias, se ponen muchos collares y pulseras de camándulas, faldas largas y blusas con muchos volantes, una súper étnica vestida tipo lelolai), me pidió que leyera y le diera mi opinión de su ouvre. Se lo incluyo y ustedes me dejan saber qué piensan de las memorias de Pepita y, de rigor, qué piensan de mi respuesta.

"Mi nombre es Guanina Sotomayor Smith. Descendiendo de una de las más rancias familias de esta hermosa isla de los encantos; familia cuyo apego a esa tierra, cuya importancia histórica no necesita explicaciones.

Desciendo de nuestros primeros pobladores, de nuestros hidalgos antepasados, sangre de nuestros más majestuosos mártires, hija de todos nosotros. Soy hija del Caribe. Soy hija de todas las Américas.

Mi familia, la familia Sotomayor, se ha destacado en distintas facetas de la vida en ese hermoso país, en esa isla de los encantos. Y, ¿dónde es que nuestro apellido ha quedado para siempre grabado? En la ropa.

Comenzamos las empresas durante los primeros momentos de la llegada de la civilización europea a Puerto Rico. Como es harto conocido, en aquel entonces, el nombre de la familia era Sotomayor Bana, sí, Bana de los de Aguey Bana, luego Sotomayor Ponce de León, luego Sotomayor Ramírez de Arellano, luego Sotomayor Barceló, luego Sotomayor Ferré y hoy Sotomayor Smith.

Comenzó esa gesta empresarial durante los inicios de aquel proceso histórico que todo el mundo conoce. Comenzó cuando el hijo de esos dos héroes y mártires de nuestra historia, Guanina Bana y Diego Sotomayor, decidio superar la crisis, la orfandad. Sí, sé que pocos conocen la historia del hijo de Guanina y Diego. Se las cuento.
         
Después de la repentina muerte de mis antepasados, su hijo Dieguito, al quedar huérfano, se educa en el colegio de los Jesuitas en Caparra. Una vez completó sus estudios de catecismo, latín y gramática, se muda a la que en aquella época era nueva, hoy viejo San Juan, y allí comienza su primer negocio de importación de tejidos y exportación de naguas, casándose más luego con una de las hermanas Ponce de León; la hermana más pequeña del gran idealista y soñador, don Juan Ponce de León.
         
Con la boda de Dieguito y Juana Ponce de León desaparece nuestra relación con las pocas familias arahuacas que quedaban en el país, y se fundamentaron las bases de nuestros vínculos sanguíneos y comerciales con las familias antes mencionadas.

Han sido los tejidos, los encajes, el mundillo, el calado, el tru tru, durante toda nuestra historia, los mejores representantes de nuestra identidad y desarrollo histórico como pueblo. Desde las fibras naturales hasta las sintéticas; desde los pequeños talleres hasta las grandes y poderosas fábricas que hoy pueblan nuestro país; desde las humildes costureras de pueblo y campos hasta los grandes y poderosos empresarios, mi familia ha participado en el quehacer económico-cultural, adaptándonos a los vaivenes de cada época y cada situación que lo amerite.

El progreso y el cambio han sido el lema que nos caracteriza. Y hasta el sol de hoy, los Sotomayor continúan participando en el desarrollo y transformación de la cultura puertorriqueña, no sólo a través de escritores y políticos o vinculándose a las mejores familias del país y extranjeras, sino a través de los negocios, particularmente, la ropa."

Mis darlins, seguí los consejos del babalawo, me fuí a las playas de Dorado, y cuando salí de las hermosas, cristalinas, tibias y turquesas aguas, ¡eureka!, vi la luz que nos guía y nos hace triunfar, tuve una revelación divina, divina, divina. Vamos a invertir en un negocio de confección y venta de ropas con motivos étnicos. Clientes hay por montones. Lo étnico vende. El nombre de la empresa: Modas Guanina.

Espero su opinión, besos,
Lulú


Sunday, May 17, 2015

Cartas desde Jájome Heights #2

Mon amour, Lulú:

Mua, mua, mua, besos en cada cachete.

Desvanecida quedo cada vez que recibo tus cartas. Estaba en Miami cuando me escribiste desde Jájome Heights. Te mueves como ave sin rumbo, y ahora te contesto a esa dirección en NoSoHo. No solo somos nómadas geográficas, por asuntos de cultura y procedencia de clase, ambulamos existencialmente, a lo Kundera o la Duras, y lo comprueba el que estés pasando la primavera en el barrio de moda de Manhattan, North of South Houston.

Por cierto, antes de que se me olvide: te perdiste el festival gourmet en SoFa. Sí, así como lo oyes, bien manhattaniano, SoFa. South of Fortaleza, la zona de San Juan que antes era  conocida como La Marina. SoFa, tres chic.

Lo que me intriga es que no te estés viendo con la Lola Pons, o Lolo como quiere que la, me corrijo, a él, él, él lo conozcan ahora. De Lola Pons a Lolo Pons no hay un largo trecho, aunque transformarse no es fácil nunca, y te lo digo yo, que entre las plásticas en Miami, los estiramientos de la piel en Río, y los retiros espirituales con mi yogui personal en sus Ashrams de Boulder, Saint Moritz y el Yunque vivo en constante trans.

Que no debemos limitarnos a las transformaciones físicas, hay que explorar las espirituales. Nada que ver con las vidas provincianas de las nenas plásticas que nos persiguen para hacerse amigas nuestras, y que, cuando se nos acercan y sonríen casi histéricas, me hacen exclamar un "¡Por favooor!" de peluquero en Plaza San Patricio. Me ponen al borde de un soponcio cada vez que me dicen: "Debemos juntarnos, tenemos tanto en común". Really! Esas graduadas de Nuestra Señora Proletaria de Caparra Heights son unas arribistas atrevidas y están estancadas. No son trans.

Vuelvo y repito, lo que no entiendo es por qué no te reúnes con la ex Lola, hoy Lolo. Levantas sospechas. Me tienes que dar explicaciones. Para eso somos hermanas sororas. Ya sé, que te gustan los hombres y que eres mujer en todo el sentido de la palabra, y que andar con una trans trans no es tu pasatiempo favorito. Mas espero, por aquello de la solidaridad entre sororas, que no sea porque el Lolo es ahora gay. Total, ¿qué hay de malo con que la Lola, perdón, el Lolo, sea un trans revertido a quien le siguen gustando los hombres?

Besos,
Beba

Saturday, May 16, 2015

Carta desde Jájome Heights #1

Querida Beba:

Muero por verte y contarte en persona.

Todo ocurrió de forma inesperada, no porque no estuviese al tanto de lo que estaba pasando, es que acababa de leer Crónica de Una Muerte Anunciada y prefería no hacerle caso a mis presentimientos. Mas no te vas a quedar con los deseos en el aire, en algún momento cuando salga de todos los compromisos que tengo, te cuento. Almorzamos un brunch al estilo niuyorkino, ciudad por donde estuvo  Lola Pons en su viaje con sabes quién, y de donde me escribió un mail, pidiéndome que no le dijese nada a su mamá sobre su nueva compañía, of course.  No sé porque le tiene tanto miedo a doña Mayu, después te cuento. Que si tenía tiempo que la visitara, a la mamá. No, no a la Lola, la trans no piensa regresar. Así lo hice, al otro día.

La doña Mayu sigue igual de avergonzada de todo y sobre todo en su antiguo apartamento de Miramar, leyendo Vanidades y dándole órdenes a la sirvienta. Cuando salimos, después de pasar allí unos minutos, Maxi Narváez y yo nos moríamos de la risa, recordando  a doña Mayu, toda nerviosa frente a la nueva criada de la vecina, una señora bastante obscurito: la sirvienta, por supuesto. La vecina es súper blanca, descendiente de catalanes, y ya sabes lo racistas que son. Pues claro, los vecinos.

La sirvienta le hablaba de tú a tú a doña  Mayu. Es que, pues la darkie, dahlin, procede de una de las islas donde todo el mundo tutea a todo el mundo. De quedar anonadada, si eres doña Mayu. La trigueñita, ni corta ni perezosa, cuando entró por la puerta se puso a elogiarle los Lladró, y en ningún momento pareció que le preocuparan los gestos y expresiones faciales de incomodidad de la madre de la Pons.

Nena, el país cada día ennegrece más y no es por culpa de los nuevos inmigrantes, aunque gente como doña Mayu juran que son estos los que obscurecen los centros comerciales y restaurantes.  Cuentan las malas lenguas que ciertos grupos siniestros andan organizando no sé qué represalias contra quien los contrate.  Nos quedaremos sin servicios, los pobres aquí no trabajan y con nosotros que no cuenten para limpiar calles y casas. Muerte al pluralismo es su consigna. C’est la vie.

¿Qué  sabes de Pepita Alers? La última vez que la vi, las prozac no la dejaban pensar. Tampoco podemos concluir que ella hubiese tenido mucha materia gris. Me dijo la Santi Santisteban que a la Pepita la han hospitalizado dos veces; dos veces, no una, dos. La llevaron en ambulancia y acompañada por todos los ruidos habidos y por haber, a psiquiatría municipal.

De no creerse,  ¡desclasé!, siquiatría municipal. La Santis, a quien también le hace falta psiquiatría municipal, desglosó cada una de las pérdidas de la Alers: desde el marido foráneo, bueno no es foráneo en el sentido estricto de la palabra, los gringos en este país ni son y son, hasta la casita de playa perdió. Le queda el apartamento de Hato Rey, donde ella vive ahora.  Sí, el pisito que usaba como pied a terre.

Según la Santis de todas nosotras, para empezar el cuento del desplome, nos contó que la Alers vestía un traje copiado de uno que vende Mayita’s Boutique en la de Diego; luego, no pudo levantarse de la mesa en un almuerzo que tuvieron todas ellas, y al cual no me invitaron, y ellas, sus amigas, optaron por llamar a la ambulancia municipal. La pobre ni seguro médico tiene. No pudo levantarse por la mezcla de pastillas y champán que había ingerido.

Champán argentino. ¡Ok! ¿Te lo imaginas? Champán  argentino, el presupuesto obliga y degrada. Hablando de argentinos, llegan por montones, al menos son blancos y según cuentan, muy buenos en la cama. Cuatro de nuestras más preciadas amigas solteronas juran sobre lo antes dicho, incluyendo a la Pepita Alers, a quien el marido la dejó, por otro, my dear, no otra, así como lo oyes, otro, masculino.

Está muy de moda lo de cambiar de ruta en la cama y la pobre Pepita lo tuvo que vivir en carne propia. Perderlos es siempre difícil, no sabes cómo lo viví. ¡Horrores! Perderlos por otro hombre, horror, horror, horror. Dicen que con quien se fue el marido gringo de la Pepita es también argentino. Se multiplican por sí mismos.

A mí los argentinos ni que se me acerquen, con esas voces chillonas y esa manía de dar discursos me ponen los nervios de punta. ¡Cómo hablan los cretinos! A la Pepita la castigaron dos veces: un argentino se le quedó con lo poco que tenía y el marido la dejó por otro. Al lado de todo lo que ella ha vivido, lo mío es casi sacrificio cristiano.

La Pepita se enteró por boca de su peluquero.  Si quieres saber lo que pasa en ciertos círculos de  la isla, lo único que tienes que hacer es arreglarte el pelo con el peluquero de Pepita. Ex peluquero. Con lo insoportable y avaro que es, dudo que le vaya a arreglar el pelo. Si no paga, ¿gratis?, sorry, my dear.

Pobre Pepita, sin dinero, sin marido y sin peluquero. En un bar gay del Viejo San Juan se encontró el peluquero, ex peluquero, con el súper macho ex marido de Pepita, de lo más acaramelado con un argentino más.  Mártir parezco ante tanta falta de moral.

Que te peguen cuernos y que luego te los peguen con un hombre es de perder todo lo que le queda a una de autoestima, y  a las mujeres  el yo seguro no nos viene gratis. No es que sea feminista ni cosa que se parezca. Me gustan demasiado los hombres para ser feminista.

Es que de lo poco que he leído sobre el tema junto a los años de terapia concluí que el problema mayor que tenemos las mujeres es la falta de estar cómodas con nosotras mismas. Por todo pedimos perdón, por todos andamos de mártires, por nada no volvemos un ocho, y por nada, quedamos desahuciadas.

Pobre Pepita, en un hospital municipal, sin seguro médico, sin marido y sin peluquero.  Y sin amante argentino. Lo peor del caso sería que fuese el mismo con quien se fue su marido. Por eso conmigo los extranjeros nada de nada, yo consumo lo que mi tierra produce, siempre y cuando sean blancos y de ojos claros. De esos te cuento luego.

Con  la  Narváez ando de socia, negocios; ni por escrito te puedo dar información. No es que sea nada ilegal, es que como está el servicio de correo en estos días una no puede arriesgarse a que le roben las ideas o que le tergiversen sus proyectos.

Estoy casi segura que ya te habrás enterado de lo que le pasó a la  Pepita. Por ser tan confiada, terminó de testigo en un juicio donde tuvo que testificar en contra de uno de sus socios, a quien había conocido en una fiesta que su marido, ex marido, me corrijo, auspiciaba en honor a un señor que estaba dispuesto a invertir dinero en su negocio de importación de maderas centroamericanas. Aquí no se pueden talar árboles, pero todo el mundo quiere tener pisos de caoba o, por lo menos, imitación a caoba.

Las maderas venían repletas, rellenas, de todo menos de lo que deben tener por dentro. Perdona si no sé cómo se llama lo que las maderas tienen por dentro, nunca me interesó ese mundo, a menos que sea para decorar.  Pepita perdió sus negocios, el socio desapreció antes de que lo sentenciaran, y el marido, como ya te dije, se fue con un argentino, que puede ser el mismo amante argentino que la abandonó sin fu ni fa.

Peor que te dejen por un argentino, es encontrar un certificado de nacimiento con un nombre de un padre distinto al del que te crió como hija, y quien pensabas era tu padre natural.  Quizás esta situación no es tan devastadora si naces en un caserío o en una barriada de negros, allí nadie tiene hijos legales y todos se acuestan con todos. Pero, en una urbanización de familias bien, católicas, apostólicas y romanas, es marcarte para el resto de tus días. Marcarte como adoptada o bastarda, ¡Dios nos coja confesados!

De ahí surge el colapso nervioso de Pepita Alers. Perdió sus negocios, perdió su marido, y cuando fue a reclamarle el hecho de que éste la dejó por un argentino, con la amenaza de que lo iba a delatar públicamente, el gringo le mostró la copia del certificado de nacimiento, y muy clarito, el certificado establecía que el padre de Pepita era argentino. Colapsa cualquiera.

Besos,
Lulú

Thursday, May 14, 2015

59. Códigos. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

Versiones: "Tantos que dicen tener un pasado", lo mismo en Punta como en Manhattan. Incluso, puedo encontrar las distintas historias y llegar a cada una de ellas en menos de un segundo si la fibra, los discos, o el satélite lo permiten. Después de todo, no importa saber cuál es la definición del amor ni la ecuación que lo explica, si la Fabery cuenta "nuestra propia versión".

Motivos: Cada bolero reconstruye la "caravana de recuerdos [que]  "por mi mente ha pasado" , y así, "de noche mi corazón despacio", puede presentir "tu imagen perdida en el espacio".

Susto: Busco la versión de Lucy Fabery y Humberto Ramírez, o aquél u otro bolero en la lista de la tableta, el celular inteligente, y no están. Youtube no lo ha archivado.

Alivio: Lo encuentro entre los CDs que siguen rodeados de libros.

Desespero: La tocaCDs pierde y gana velocidad sin ningún tipo de control; no oigo un bolero, el ritmo tiene aires de bachata.

Respiro: Recuerdo a los antiguos LP33rpm que guardo en el armario como recuerdos.

Miedo: La aguja de la envejecida todadiscos puede que esté gastada.

Delirio: La aguja no ha desmejorado; sigue igual. Oigo otro bolero como si estuviésemos en uno de los bares, cafetines, calles, casas, coches, puertos por donde nuestras mentes han pasado, y bailamos los rastros de nostalgia en el Andorra de Montevideo, el Gato Tuerto de San Juan, el Corso de Manhattan.

Regreso: El CD de la Fabery y Ramírez no lo tengo; te lo regalé durante nuestra primera cita. Te escribo un correo electrónico. Contestas con un enlace, lo envías, y "sin esperarlo", te me acercas, te hablo, beso, acaricio, y juntos, "tantos que dicen tener un pasado", muy juntos, bailamos, vivimos en bolero "nuestra propia versión".

Ana Alfabeta

No, no es una "draga" pos moderna que sigue el modelo de Miss Mira Mira y se llama Ana Alfabeta. Es sobre una crítica (véase enlace al final), que me provoca ganas de analfabetizarme. Quizás debe ser la cerveza bio, no filtrada, que me acabo de tomar, junto a "fumar es un placer",  lo que me produce ese efecto. O, ¿es la elegancia que bordea en lo decimonónico de este tipo de intelectual criollo la que activa mi cinismo? En cuanto a la novela aquí reseñada, "next, please".

Pienso, por lo tanto, concluyo: con razón, fuera de los que se especializan en letras, nadie menor de cincuenta años quiere leer estos fósiles literarios. Y para completar la descarga, sugiero que tomen cervezas sin filtrar, pues, aunque son más pesadas que sus opuestos, junto al recuerdo del bolero, "fumar es un placer", casi ni se sienten, y ayudan a aligerar la digestión de una crítica al borde de lo cursi.

http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=AC6525D6C33E8FE2C0503A2F5CAD7F27




Wednesday, May 13, 2015

58. Empíricos. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

"Y entonces" es la sentencia que pudiese jugar diversas funciones: frase adverbial, conjunción o simplemente una pausa estilística. En el caso de la Rexach, ella, mas bien, pregunta.

"Y entonces" comienza a indagar, cuestionar lo que harán los amantes con la información recogida palabra por palabra, cuerpo a cuerpo, beso con beso. tacto con tacto, órgano frente a órgano.

"Y entonces" obliga a los amantes, bolerista, autor a que formulen una hipótesis, una conjetura; a diseñar un método que sirva para re-organizar datos, sensaciones, motivos, "lluvia de recuerdos".

"Y entonces", con el estudio que propone, permitirá que los amantes, el autor, los boleristas conozcan de otra forma, re-descubran, estudien los cuerpos, besos, caricias, erecciones, gemidos, temperaturas, palabras. Todos con su nuevo bolero podrán responder con certeza y evidencia al "qué harás cuando alguien sin querer me nombre".

- ¿Qué pasó, no sé decirle qué pasó?
- No mienta. Usted sabe de quién era el Porsche.
- No sé explicarle cómo fue.
- Claro que puede. Usted no es la culpable, pero no mienta.
- Fue una luz, creo, que nos iluminó. Se me olvida.....
- Usted tiene toda la información: nombres y apellidos, dónde se conocieron y bailaron, qué hicieron, cuándo, quién escribió qué, a quién iba dirigido cada bolero.

Tuesday, May 12, 2015

57. Desdobles. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

El bolero no cambió.  Fueron (lo transformado) su ropa, su pelo, sus manos, su boca torcida, ojos salidos de sus órbitas, gestos exagerados cual pintura neo expresionista, todo un esqueleto, un andamio, un "performance", con mohosa navaja de goma en mano -"Para acelerar el tétano": dijo-, apuntando hacia la audiencia,  El bolero era él en sí mismo.

Quien estaba de frente no era un desdoble de la Serra Lima, otrora vez personificada por la Lissa Fernanda, una muy erudita travesti, ni tampoco eran la Miss Led, Mis Mira Mira, Miss Gracie Mansion, Miss Alice Tully Hall, Miss Coco Peru, la Rue Paul, o la Pam Ann. Era una foto de la Miss Anta Gónica caricaturizando a las grandes boleristas de América, en The Bon Soir, el desparecido bar de la Ocho y Sexta, en Manhattan, o quizás era el Variety de la Luna en San Juan. Puede que haya sido más tarde, en el cabaret del Hells Kitchen, el muy notorio/notoria Escuelita. La foto no está muy clara.

Miss Anta Gónica fue una de las travestis pioneras que comenzaron a reemplazar la personificación de cantantes fabulosas, divas, como referentes para sus espectáculos, sus boleros. Si La Eric honró a la Souffront en el Show Boat de Santurce; la Anta reinterpretó a La Lupe. Estas pioneras del travetismo no se inspiraban literalmente en la Fabery o la Dippini, la Elvira, la Souffront o la Serra Lima. Crearon sus propias formas de representación sin tener que convertirse en calcos de la bolerista tradicional. No fueron copias acartonadas, dizque y elegantes, ni ridículas. Con ellas/ellos el bolero creció una vez más.

La foto desdobló el bolero sin éste perder su esencia, y nos llevó hasta aquellos momentos cuando, por primera vez, nos desnudamos sobre el escenario, la sala en Manhattan, el bar en Montevideo, las arenas en Punta, y cambiamos los personajes, jugamos muchos papeles; pues, recuerda que, "tú me acostumbraste a todas esas cosas".



Monday, May 11, 2015

56. Tómbolas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

La llegada de Mona Bell duró tanto como una veloz brisa. Hizo ruido, tumbó dos o tres papeles, paralizó el ambiente, la pantalla, voló las cortinas de las ventanas, cambió el ritmo por dos o tres segundos, apagó la toca discos, aceleró el Porsche -quizás ella fue parte de la causa del accidente- y desapareció como su telegrama. Entró y salió de una tómbola cual juego de azahar. No tuvo permanencia ni dejó huellas en nuestros corazones.

Mona Bell tranquilizó un poco las aguas. Solo eso pudo hacer: calmar las sensaciones. Sirvió para dar la impresión que la letra, los pasos, la melodía podían ser ligeros y llanitos, sin substancia, faltos de pasión, sin compromiso entre los amantes, las voces que susurraban deseos, placeres, o que gritaban angustias, rencores. Por poco, mata al bolero. No pudo.

"Tú me besaste" justo después de Mona Bell haber hecho su fugaz entrada, mover la tómbola  y desaparecer sin dejar huellas sobre la arena, conversar con la soledad, desvelarse por su amor, empaparse con la lluvia de recuerdos, ver gente correr. No fue falta de cariño. Es que Mona Bell no sabía cómo hacerlo.

En aquel momento cuando entró el telegrama, sentí un inmenso vacío entre los brazos. Los tiré a la basura, telegrama y tómbola, y sin esperarlo, a las doce, "te me acercaste, aquella noche maravillosa".

El bolero regresó; y nosotros que nos queremos tanto, lloramos, cantamos, bailamos, nos amamos.

- ¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
- ¡Qué importa! Estamos juntos. No me preguntes más.

Los LBGTT en la CIA , las Escuelas y el CCNY

Comencé de maestro normalista acabadito de cumplir los 18 años, y mi vida por dentro era una tormenta y, muchas veces, por fuera, un infierno. Entre mi primer grupo de estudiantes de tercer grado se encontraba un nene que era flaquitito, muy amanerado, con los gestos y modos que recuerdan más a las nenas que a los nenes. Era, si no el mejor de la clase, uno de los mejores. Yo le tenía un cariño especial porque algo en él -sin estar consciente en aquel entonces- me recordaba a mí. 

Recuerdo como ahora que durante el recreo no se juntaba con los otros pupilos a jugar, y se sentaba al lado mío en los escalones desde donde yo supervisaba el grupo. En algún momento, le pregunté: "¿No quieres jugar?". Nunca olvidaré su cara de simpatía, su vocecita más aguda que lo esperado, cuando me contestó: "No". Estoy casi seguro que en alguna ocasión, me uní a los estudiantes en sus saltos y correrías por el patio, y me lo llevé para que saltara y brincara sin miedo.

Años mas tarde, durante mi trabajo como profesor en la Escuela de Educación de CCNY tuve que "tragar gordo", para no tener que "mandar para el carajo" a unos cuantos estudiantes de maestría, que sin ningún tipo de vergūenza se burlaban de los estudiantes que no respondían a sus ideas sobre la heterosexualidad. Incluso, también hubiese deseado hacerlo con unos cuantos colegas profesores. Puede que mis estudiantes y colegas, como muchos a los que les gusta provocar violencia, estuviesen tratando de obtener una reacción de mi parte o de enfurecerme; puesto que los homofóbicos no solo detestan a los gays/transgéneros/lesbianas, disfrutan el perseguirlos y humillarlos. No dudo que la alta incidencia de suicidios, alcoholismo, adicciones y, según un reciente estudio por Rosario, hasta cáncer, estén vinculados al terror que viven/vivimos los que temem que algún momento ser atacados. En algunos sitios hasta nos/los asesinan. 

Saturday, May 9, 2015

Hiroshima mon amour en Frankfūrt a.m.

Algunas de las tardes en Frankfurt parecían tomas de escenas de la película “Hiroshima mon amour”, y no un retrato de la vida de una pareja de amigos y amantes. Todavía para aquella época la palabra que se usaba para referirse a las parejas de hombres gays era amigos; "son amigos": decían los que hablaban de ellos, nosotros.

Günter vivía en un complejo de viviendas, construidas y manejadas por el gobierno, habitadas por proletarios, en su mayoría, inmigrantes turcos y sus hijos. Yo vivía en lo que el aquel entonces era todavía el barrio más bohemio y liberal de la ciudad de Nueva York, Greenwich Village. Él era escritor y trabajaba a tiempo parcial para la radio alemana. Yo era maestro.

-Ahmed, Ahmed- gritaba una madre, continuamente, desde la ventana en algún apartamento contiguo,  llamando a algún chiquillo que parecía que nunca estaba en casa. "¿Por dónde estará Ahmed a estas horas de la cena?": preguntábamos, con mucho sarcasmo; nos reíamos, hacíamos el amor, fumábamos un ilegal, y seguíamos con nuestras extensas conversaciones.

-No puedes ser tan categórico. ¿Qué sabes tú de ellos?

Hablábamos extensamente, largas horas, confrontando nuestras ideas, debatiendo, rechazando, aceptando la razón del otro, defendiendo la personal. Él, al igual que muchos de sus amigos y conocidos,  no iba a olvidar lo particular de su generación: hijos de la guerra, con padres que fueron soldados, militantes en el partido de los nazis. No podía dejar de defender su compromiso con la transformación social.

-¿Qué sabes tú de la guerra? No estuviste allí.

Nuestras tardes fueron clasificadas como sesiones de concienciación político-sexual por uno de los auto-nominados gurús en una de las muchas, “gay friendly”, comunas “heteros” que existían en el Frankfurt de los setentas y ochentas. En aquellas extensas y muy dinámicas casas la vida gay había tomado otro giro, seguía el modelo impuesto por los movimientos de liberación sexual. Ya no eran vidas clandestinas, ni se tenían que jugar papeles copiados de las reprimidas vidas de los pequeños burgueses o las nuevas masas de clases medias

-¿Has pasado hambre? ¿Sabes lo que es ver a tus vecinos comer sus bizcochitos con chocolate y tú solo haber comido un poco de arroz blanco con un huevo frito encima?

Los deseos sexuales eran tan poderosos como los debates. El restregar ideas como parte integral del deseo de conquistar al otro es una experiencia inigualable: eros y cerebro juntos. Nada que ver con los poemitas románticos de damiselas y tenorios decimonónicos. El deseo guía la palabra bien pensada, busca al que quiere ser conquistado. Retos verbales, disimuladas alegorías eróticas, nuevos retos verbales,  ideas de peso, una guiñada, forman un rompecabezas sexual donde cada jugador coloca las piezas sin saber cómo lucirá en su totalidad. No importa, el placer se ha ido consumiendo.

-¡Qué importa quién ha colonizado a quién! ¿Tú, colonizado?

Una sonrisa, el brillo intenso de los ojos, la movida del cuello hacia el lado son claves concluyentes que sirven para asegurarte que estás en camino a lograr el propósito, que te puedes mover de la silla al sofá,  sentarte a su lado.

-¡Qué importa lo que digan los libros! Los colonizados son todos los que le sirven al Estado, el que sea, sin cuestionarlo.

Los labios, los ojos, las cejas, las manos, el cuerpo revelan la intensidad de la sensación, el placer de saber que ese cuerpo será tuyo.

-¿Por qué no le preguntaste sobre los campos de concentración que estaban cerca de tu casa? ¿Cómo no iban a saber en un pueblo de mil habitantes?

Dos cuerpos con muy altas temperaturas, dos hombres de treinta y pico de años, sobre-testorenados, emiten tanta energía como una micro explosión atómica; un sofá es demasiado pequeño para contenerla. La energía devora, mueve fuerzas, transforma la razón, la desplaza.

-Cuando no hay comida, no se puede teorizar. Tienes que comer primero. ¿Has luchado alguna vez contra el poder de una masa?

Una mano agarrando la cintura mientras la otra señala hacia la cama, la habitación, dirige los tremores, pequeños temblores corporales, hacia un espacio más intimo, más cómodo. El deseo requiere menos accidentes. Un sofá limita, demasiado pequeño para la magnitud de la explosión que generan dos hombres.  

-¿Por qué esperaste tanto para ir a los campos de concentración?

Sobre los cuerpos desnudos de los dos hombres, las sábanas forman olas; inmensas, algunas; lentas y suaves, otras. La punta de la lengua trazando un cuerpo, erizando la piel, revienta el vaivén de las sábanas para revelar un par de piernas, dos pares de piernas, nuevas olas; ya no son sábanas, son cuerpos de hombres. Caricias. Un gemido, otro, estimulados por el aceite que súbitamente enfría la piel, tranquiliza las olas; acompañan la tenue y amarillenta luz solar que entra por la ventana.

"Ahmed, Ahmed": grita la madre musulmana, cubierta de negro, mientras los dos hombres hablan, beben cervezas, fuman, se compenetran, penetran.

La Hipotenusa

¡Uy! La Hipotenusa (travesti documentada y registrada en un escrito anterior) le dijo a una muy transparente y liberal feminista que apoyaba los derechos de todos pero, pero, pero que tenía dificultades con cierto tipo de hombre gay, no toleraba a los hombres "afeminados":

- Mira, nena. Si tanto te molestan los homos partidos, pues ya tú sabes qué hacer, multiplícate por cero y elimínate.

Zarzuelas con Alcapurrias en la Placita de Santurce


“No se tome la vida muy en serio porque nunca va  a salir vivo de ella”. 
                                                                           (Yeyita la de la Quince)

La voz ’esgalillá ‘ que oía mientras más me acercaba al mercado no era la de Lizza Fernanda, el álter ego de un respetado profesor y crítico de literatura de la UPR, un artista del travestismo. Era la voz de una soprano, interpretando a la Luisa Fernanda.

Zarzuelas no es lo que usualmente se espera oír en los cafetines que se encuentran en los alrededores del emblemático mercado. Por la Placita se oyen combos tocando salsa, boleros en velloneras, congueros invocando a los santos. Aquella tarde de domingo, puros tenores, barítonos y sopranos deleitaban a la muy sorprendida audiencia. Y típico de los puertorriqueños, si le pones música, la que sea, la disfrutan. Sin encomendarse a nadie, así mismo fue, con sus palitos de ron, sus cervecitas, whiskys con agua de coco, allí aplaudían a las voces de los jóvenes estudiantes de música y gritaban bravos como el más ducho en el mundo del haute kultur. De rigor, que no podían faltar la frituras boricuas, con la reina de las mismas: las alcapurrias.

De la misma manera que habitan los aparentes mundos contrapuestos del reconocido profesor y artista del travestismo - una vida de erudición universitaria y de arte teatral en el que existe su Lizza Fernanda -, durante esa hermosa y fresca tarde puertorriqueña lo hacían los mundos de las alcapurrias y Luisa Fernanda; el mundo del cafetín placero cohabitaba con el de las operetas españolas. Para los muy enredados intelectuales que hoy escriben con cierto tono de desprecio hacia las clases populares (¡Y la de verborrea pos-modernista escrita por rebuscados egos con ínfulas de izquierdosos que sufren de lo mismo que critican.....!) o para los estetas con egos tan inflados que caminan sobre nubes, esa tarde de hermosas arias, friitas (cervezas en la jerga del cafetín) y frituras, fue testigo de que se puede lograr ese balance entre haute kultur y vox populi.

Al ser este un blog que incluye y arropa las sensibilidades del homo/zas (este zas se refiere al chasquear de las yemas de los dedos que tanto le gusta a algunos gays hacer cuando quieren afianzar un punto), es de notar la cantidad de numerosas parejas de hombres gays que por la Placita se encontraban; que no se puede negar, quedaron "leídos" (en otro escrito explico el significado de leer en la jerga gay portoricensis), delatados por los códigos que usan los miembros de esa sub-cultura para identificarse unos a otros. Con sello (véase jerga gay portorisencis) y todo, unos cuantos se andaban calando mutuamente. Fascinante mezcla: gays fuera del armario/clóset, estetas, obreros, zarzuelas y alcapurrias.

Friday, May 8, 2015

GRADUATION PROM

Hi, sissy boy, hi
On graduation day
       men don't cry
They had you
        by their balls
You had them
        with your ass.
       

55. Dudas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

"No" fue todo lo que dijo después que Manzanero cantara "No".

Regresó a la pantalla, buscó el video del concierto que Manzanero dio en Chichen Itzá, bailó y acompañó al compositor-cantante: "noo, noooo, noo, no".

Paró de bailar, movió la cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, dejó de moverla. Lucía desconcertado. Se dijo: "Sí".

Thursday, May 7, 2015

JABÓN AZUL en foto de Guayama, PR, 1956

En la foto aparece mamá lavando ropa a mano con jabón azul, un cubo, una tabla de restregar. Detrás de ella se ve la casa de madera, terrera, sin pintar, pobre, muy pobre.

No es hasta el 1960 que tuvo la primera lavadora de rodillo, heredada de mi hermana, y fue en ese momento que comenzó a usar detergente en polvo. El cambio de lavar en cubos a usar la lavadora no fue un proceso automático, pues no confiaba en aquella máquina. Primero, restregaba la ropa a mano y luego las metía en la lavadora.

Antes de la lavadora, poco a poco, llegaron otros artefactos eléctricos: un radio enorme, una nevera muy vieja, que tenía un motor encima. La nevera fue otro regalo de mi hermana; estuvo trabajando desde que tenía nueve años. Siempre fue/es muy astuta, y supo cómo bregar, y asegurarse que ella, su familia y nosotros subiéramos los escalafones económicos. Estudió hasta el tercer grado y luego trabajó desde esa edad, vendiendo viandas en Cayey y después de costurera en un taller.

En el patio estaba la cocina, y al fondo, una ducha y una letrina. Compartíamos cocina, letrina y ducha con los que vivían en otra casita que había en el patio. Años más tarde, en aquella casita murieron mis abuelos.

Vivíamos seis personas en cuatro cuartos (¿¡Qué privacidad!? Esa es una idea burguesa), que estaban divididos por cortinas de cretona, y servían de sala, comedor, dormitorios; sus paredes, pisos, techo eran tan viejos que no tenían clavos. Las tablas, tablones estaban conectados con tarugos de madera.

A veces, muchas veces, venían a vivir otros parientes, igual o más de pobres que nosotros: primos, tías y tíos en camino a Nueva York o por razones que variaban desde la violencia que muchas veces cae sobre los pobres, o por razones de salud: bajaban del campo a tratarse en Guayama. Por ahí están otras fotos que sirven de evidencia.

La pobreza no excusaba los malos modales, la falta de respeto (¡Qué mucha clase media cafre hay ahora en PR! Y lo triste es que esos "pobres en historia" se creen chic.) Era tal el orgullo y sentido de dignidad que los tres más chiquitos teníamos que decirle Usted hasta a nuestros cuñados mayores. Todavía lo sigo haciendo.

El jabón azul se usaba para lavar casi todo: ropa, pisos, platos; menos los cuerpos. Dicen los informados que el jabón azul es menos tóxico que el detergente. Si mamá se llegaba a enterar, botaba aquella máquina que bailaba mientras lavaba.

La casa de madera: una vez me hice maestro normalista, la derrumbé en el 1964.  Aunque ya no quedan maestros normalistas, ni creo que haya gente que hoy use jabón azul, hay quienes quieren re-escribir la historia de la familia, pero no pueden, porque para nosotros Puerto Rico "was not nor is a holiday in the Caribbean", y ahí está la foto de mamá, la casa, el cubo de lavar ropa y el jabón azul.

Wednesday, May 6, 2015

54. Camas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

La gloria fuiste tú en aquellas camas del desaparecido Hotel Palace en el Viejo San Juan, el Casablanca de Montevideo; quizás, quizás, quizás nos amamos sobre las arenas en las playas de Punta del Este o en el asiento trasero del Porsche.

Frenesí. Extasiados, de acuerdo a los testigos: el bolero, el autor, boleristas, las camas o las muchas superficies que las sustituyen. ¡Qué importa! En un momento muy particular, nos adoramos sobre los escalones de unas ruinas en Yucatán y nos acompañaron Armando Manzanero y Plácido Domingo.

Nos despedíamos, tratábamos de separarnos. "Nos vamos": decíamos, mentíamos. Volvíamos; nos veníamos, siguiendo la corriente hasta remontarnos a las estrellas donde nadie nos veía.

"Quiero que vivas solo para mí".  Llenos de placer, explotábamos, gritábamos: "que no te vengas cuando yo no estoy". Jugábamos con nuestros cuerpos, los boleros, nos reíamos. "Te extraño".

Volvíamos: "Acércate más y más, y más, pero mucho más", y hoy, "mía, sigues siendo mía" y mío cuando estoy contigo, contigo, contigo, "todo es alegría", sin importar la cama, el césped, las arenas.

No existen "madrugadas frías", y sin tener que separarnos, cuando estoy contigo nos alejamos de nuestros cuerpos, nos elevamos, regresamos, venimos, volvemos a decirnos: "quiero que vivas solo para mí", enroscados en las sábanas de una cama, cualquier cama, y que tú vayas o vengas donde yo también.... contigo, contigo, contigo...., "cuando estoy contigo".

53. Losetas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

El mapa de nuestra piel no permite olvidar las dimensiones del espacio sobre el que nunca dejamos de bailar sin mover los pies más allá de un centímetro del centro donde por primera vez  juntamos nuestros cuerpos. El bolero y yo bailamos en una loseta.

Baldosas cargan la memoria de los dos cuerpos, "almas que en el mundo, había unido Dios", en un continuo baile: en blanco y negro, las del apartamento en el antiguo edificio del San Juan de antes; opacas, despintados azules, las muy envejecidas en Montevideo; puro concreto, sin losa, cepillado por el tiempo y tantos bailarines en la plaza llena de palmeras en Veracruz. "Dos almas, que se amaban, eso éramos tú y yo".

- ¿Bailamos?
- Sí.

Losetas sobre las cuales "quedan alegrías para darte", durante "mil noches de amor que regalarte", de nuevo, nos llevan con sus recuerdos a frotar cuerpo con cuerpo, respirar lentamente, palpitar en conjunto, acariciar las espaldas, mojar los pelos, repetir en voz casi inaudible: "ámame por piedad yo te lo pido"; hoy, nos remontan a las estrellas y llevan, aunque rodeados por otros, donde nadie nos ve;  convierten a la soledad en mi amiga, "ven, ven que vamos a....".

 -¿Quiénes cantan?
- Lucecita, Valeria Lynch, José Feliciano.
- ¿Para decir adiós?
- No. ¿Bailamos?

Tuesday, May 5, 2015

52. Incertidumbres. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

"¿Y entonces?" trasciende la interrogación. Es casi una negación. No puede aceptar la posibilidad de que el amante o...., ¿el bolero?, no regrese.

- "Cuando vuelva a tu lado" oí cantar.
- ¿Quién cantó?
- Mentira, mentira, mentira.
- ¿Quién mintió? ¿A quién?
- Lo quiero con alma de niño.
- ¿Cuándo aparece? ¿Desaparece?
- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

"Ya son las doce y no llega". Tito Rodríguez espera y espera. Sin embargo, ante la posibilidad de que el otro, la otra, la idea, el cuerpo literario no regresen, no se da por vencido. "¿Y entonces?"

Vuelve y hace una cita con la amada, lo amado, el texto, o consigo mismo sin concertar un encuentro concreto y preciso con lo deseado, esperado. Se convence de que la incertidumbre es parte de lo que depara el caminar por la vereda tropical o navegar en la barca gatiquiana.

Ansía, contempla, reconoce que es imposible "poder olvidarte si dentro, muy dentro estás tú", espera que haga su entrada, lo acaricie, lo bese,  consciente o no de que "...después de pasar la tempestad/ quedará sobre la calma un inmenso vacío" entre sus brazos "o tal vez un corazón hecho pedazos", una página en blanco, una cama vacía, o una guitarra que repite la misma nota.

- ¿Me hará lo mismo que ayer? Soy su arena movediza, humedecida por las olas.
- ¿En Punta? ¿Dónde se esconde? ¿Se pierde "en la inmensidad del mar"?
- No puedo repetir las cosas que me dijo,
- ¿Por compasión?
- No, por miedo a que cuando vuelva a mi lado me niegue sus besos, sus palabras, y no quiera contar los "latidos de nuestro corazón".
- Se te olvida, que cuando alguien sin querer te nombre, y esa lluvia de recuerdos caiga en su alma otra vez, preguntará: "¿Y entonces?"

Bocadillos Lingūísticos en El Nuevo Día

Este enlace los lleva a un versión reducida de un artículo que publiqué originalmente en mi blog:  

Monday, May 4, 2015

51. Laberintos. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

No fueron los que filmó Almodóvar ni los que, mucho antes, grabó y caminó la Lupe en sus disco Laberintos de Pasiones. En otros espacios y por otros personajes, arrastrando los pies, a veces, o, en otras, a pasos ligeros tamboreando el eco, son rastreados, caminados los entuertos de un bolero, con sus rincones obscuros, entretejidos, ensombrecidos o ligeramente alumbrados por luces filtradas a través de las palabras y la melodía.

- ¿Bailamos?
- No, ahora no.
- ¿Tienes miedo?
- Sí.

Entregas completas, susurros, temores, amores prohibidos, desilusiones, ilusiones, deseos, pasiones son vividas en rincones e interminables y tortuosos pasillos, caminados por ellos, los amantes, boleristas, autor. Se encuentran:  "...todo a media luz", y aseguran de que nadie los persigue, que su amor, "crepúsculo interior" delineado por "sombras nada más", no sea traicionado "...en el camino..." por "una sombra de odio" que una vez "apartó a los dos".

"Dos almas que en el mundo...." se aman, "a media luz los besos, a media luz los dos", en un rincón, "en la oscuridad donde nadie va/ que no se oiga mas que tu respirar"; y en una esquina, "que es un escándalo dicen y hasta me maldicen por darte mi amor", al final de un largo y obscuro corredor gótico, se esconden y sacian sus placeres, "que si esto es escandaloso, es más vergonzoso no saber amar."

Se separan: "... tal vez nos veremos después", y siguen por el laberinto del cual nunca, quizás, encontrarán la salida; "que es un escándalo dicen", y con ese bolero, "sigue la corriente y quiéreme más", descubran que los laberintos son su transitar por esta vida,

Sunday, May 3, 2015

50. Espacios. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

Mira la foto de la calle donde se conocieron, los ratos felices, adora y resiente verla de nuevo.

Flota o llora frente a las imágenes que muestran los edificios, coches, una sombra hecha personaje, la puerta por donde desapareció y dejó "abandonada la ilusión", un cartel con un dibujo de un bandoneón y una guitarra, un anuncio pegado a la pared que separa las vidas, anunciando la noche de boleros en un cafetín de esquina.

Escribe, borra, regresa al baúl de los pasados, pregunta: "¿Dónde estás corazón?". Un disco, oye. Trata de recuperar lo que sintió en aquel momento cuando se conocieron. Etéreo, lleno de frenesí, revive los ratos felices.

Otra foto de la misma calle, en la que por primera se vieron, fija el recuerdo, reproduce el momento, lo que sintió cuando llegó, la lluvia que los calentó y sirvió de excusa para tocarse, sentir el palpitar, besarse, rogar, "acaríciame",

Soledad, siente con cada foto, "esta noche te esperaba". No le extraña su presencia, su capacidad para apuntar hacia el espacio vacío, rellenado por el recuerdo, y lo lleva donde Roberto Ledesma, "un pájaro herido que llora sólo en su nido" o que tiembla ante los placeres una vez tenidos.

Envidia, Rolando Laserie, siente de los otros espacios, las calles que ha cruzado, por donde ande, de los valles, de los ríos que puedan estar cerca de él, ella, de ti, de mí, de su propia voz que lo menciona y posee con la palabra.

- ¿Dónde estoy?
- En el Porsche, antes del accidente, ¿quién cantaba?

Saturday, May 2, 2015

49. Desgarres. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

- ¿Le gusta viajar a usted?
- Sola, no mucho.
- Para una mujer como usted no debe ser difícil encontrar compañía.
- No se equivoca usted, pero no acepto a cualquiera.

O algo así dijeron los protagonistas: Marga López, Rita Montaner, Roberto Cañedo, José María Linares-Rivas, Freddy Fernández. La película: Negro es mi color. La trama: una hermosa mujer de tez blanca, hija de la relación entre una mujer negra y un hombre blanco, quien posteriormente rechaza a la madre, vive engañando a los demás; una constante mentira.

No pudo seguir mintiendo. Blanca, heterosexual, transgénero, negro, mestizo, pardo, burguesa, proletario, ¡qué importa si era o no era! No pudo seguir con el engaño. El bolero no lo permite, "en vano, volver a cometer el mismo error"; obliga a la introspección, llorar a solas, reconocer la verdad, "usted es la culpable de todas mis angustias".

El bolero escarba, revela las traiciones, "volver contigo es un camino andado", muestra lo que no puede seguir escondido; y en las noches encerradas por tormentas en ambos polos de la placa continental, "sin esperarlo te me acercaste", consigue que los amantes se entreguen de nuevo, sin condiciones o mentiras, los une en un baile, apasiona, derrumba los prejuicios, desnuda, desgarra.

- Destruido o no, el Porsche no puede reemplazar lo que siento por vos.
- Ni odio, ni clemencias. En vano, en vano si volvemos a cometer el mismo error; si somos egoístas y tratamos de engañarnos. ¿Bailamos?

Friday, May 1, 2015

48. Esperas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado

Buika recomienda: "espera". Aris San y El Greco asienten.

"La nave del olvido no ha partido", sabes que no lo hará. En ella están todos y cada uno de los boleros "sin principio, ni final", y pronto, "sin esperarlo", se transformarán en cuerpo y alma.

Ansías. Se acerca, te azuza fusionado en la voz de Moneró: "Sin ti la vida es nada, las horas son tormentos".

El bolero en su estado primigenio también espera. Sabes que está contigo, en algún lado, crece, cerca, se acerca, lo sientes. Deseas sus palabras, su ritmo, cosmos.

Eres su pura potencia y el bolero es la forma que ha de tomar; hecho carne, corporizado, ocupa un espacio despojado de todo, menos de la intensidad que provoca.

Espera, él también espera y transita con una magia que vence las leyes de gravedad, trasladando su cuerpo como si estuviera en otra dimensión, sin peso, con la liviandad del alma. Por él esperas.

"Espera, espera un poquito más". Ansías. Esperas junto a Chico Novarro, Mirta Pérez, José José, Richard Anthony, Nelson Need. Lo haces. Ansías.

-¿Dónde estoy? ¿Dónde estás?
- Conmigo, nunca te abandoné.

Buika, en el fondo, continúa: "Esperen, no condenen al naufragio lo vivido, que mueren en sus manos si se fueran"

- ¿En Punta, Manhattan, San Juan?
- Espera, espera un poquito más. ¿Bailamos?