Wednesday, November 27, 2013

Sur del Norte


Sus cuadras, del mismo tamaño, calles rectas - de norte a sur y de este a oeste, o a la inversa - podían ser caminadas en cuestión de dos o tres horas si el peatón deseaba caminar el pueblo entero. Ya no quedan peatones; ahora las puede pasear en carro en menos tiempo. O se tarda mas, si incluye los cajones de concreto que extiende el pueblo mas allá de sus limites originales; el pueblo no termina donde terminaban sus rectas y cuadriculadas calles.

Cajones de concreto es donde vive la mayoría de la gente. Las antiguas balconadas casas, con tallados balaustres de madera, patios sembrados de árboles frutales fueron reemplazadas por marquesinas para los carros - ya la gente no camina - y plantas ornamentales traídas de la Florida o Georgia, Carolina del Sur, quizás.

La televisión encendida desde las cuatro de la tarde en adelante iba por el capitulo número tal, anunciaba la vida trágica de su protagonista femenina y el final feliz que se aproximaba una vez el súper galardonado héroe de portada de revista descubriera lo que la villana estaba tramando.

- Lleva el televisor al comedor y vemos la novela mientras comemos.

La casa era una de pocas que seguían habitadas en la calle del santo patrón del pueblo. Se aclara: habitadas como residencias; oficinas y en espera de ser vendidas, las otras. El televisor anunciaba su presencia fuera de la puerta de entrada, llegaba hasta la solitaria calle. A las cinco cierran las dos o tres oficinas y se van sus empleados a sus elegantes cajones de concreto. Queda una madre y un hijo treintón, solterón.

- ¿Terminaste? Pon el plato y los cubiertos en la cocina que yo friego luego.

Con la telenovela de fondo, caminar dos cuadras por la calle del santo patrón, doblar en la próxima esquina, hacia la izquierda y llegar hasta la antigua calle principal, la que una vez fue la calle del comercio, no tarda mas de cinco minutos, si se tiene un propósito en mente. Si no, puede durar una eternidad junto al bochorno de la tarde, los edificios abandonados, las vitrinas sin mercancía, las calles vacías.

- ¿Dónde irá todas las tardes? 


En la vitrina de la que una vez fue la quincalla cuyos anuncios ofrecían las mejores rebajas quedaba una muñeca de porcelana, abandonada, rodeada de basura. Con su rizado pelo, azules ojos de bolitas de vidrio, observaba al señor treintón que se pegaba a la vitrina, retorcía su cuerpo, sudaba, gemía, y manchaba la vitrina con el semen que salía del erecto pene.

Monday, November 25, 2013

Travestir del indicativo

Es que era de esperarse, si se atrevió a conjugar ese verbo con los estudiantes de una escuela intermedia en un barrio del Bronx donde la mitad de la población es talibangélica y la otra mitad, analfabeta, y muy dados a estar de acuerdo con cualquier idiota que les convenza sobre lo que sea.

Les comen el coco con la verborrea que tienen esos lideres de barrio, y que andan buscando treparse políticamente. Esas panzas politiqueras usan cualquier tema o asunto controvertido y le sacan provecho sin tener ni la mínima gama de principios excepto el hacer mucho dinero, salir en los periódicos o abanderarse con asuntos de tan poca importancia como fue la pelea por las banderas y el nacionalismo insulso de aquellas maricas que no se daban cuenta que el nacionalismo a la hora de la hora los usa y lo desusa sin miramientos cuando los necesita para luego, si los necesitan, pedir perdón y auto-culparse a lo Fidel, quien se achacó la culpa de la persecución y torturas de los gais en Cuba sin que nadie se lo saque en cara o lo ajusticie.

Ajusticiar es lo que deben hacer con ese montón de gais pseudo-nacionalistas que no quieren aceptar el que andar defendiendo sus naciones camina sobre terreno delicado porque cuando menos se lo esperan los hetero-nacionalistas les van a dar una pata’ por el culo, como hizo Hitler con los homos en Alemania, cuando estos hasta una escuadra militar formaron, y luego los mandó a matar según Visconti, ¿fue Visconti?, en aquella película, Los Malditos, muy de moda por los setenta en los cines de Tribeca y SoHo, vista por medio mundo, pronosticando lo que hicieron los estadistas en la isla de los espantos, después que llegaron al poder con los votos de la mayoría de los gays.

Una vez llegaron al poder, los petite yanquis de la isla, le dejaron las plataformas y las tribunas a los reverendos de pandereta, aumentando la tasa de asesinatos de hombres y mujeres liberados, parecido a lo que le pasó a los dos que dejaron de ser amigos y compañeros docentes, después de una decirle a la otra que ella venia de una colonia y la otra restallarle, y tú de una dictadura cuyo dinero venia de los prostíbulos y casinos en tu capital, y la otra decirle, que eran unos sometidos, y aquella contestarle, ustedes unos ilusos al creerse que tenían un país desarrollado con un dictador de pacotilla y una negrada de población que se creía blanca, loca trapera, contestó la que se vestía, y a mucha honra, la que travestía, todavía traviste, y usó el verbo travestir, después de aquella garata frente de los padres, se puso a conjugar - yo travisto, tú travistes, él traviste, nosotros travestimos, vosotros trasvisteis - sin fijarse si estaba en lo correcto; antes de ambos ser botados de sus respectivos trabajos, por hablar de asuntos gais y no por haber discutido sobre luchas nacionales, xenofobia, racismo, sub-desarrollo, desarrollo, autonomías, globalización o el travestir de los países, culturas y mucho menos, conjugar verbos travestidos.

Thursday, November 21, 2013

Smoking birds

Its pine trees danced over
talking birds on flight to another tree.
Another joint smokes the wind.
Another bird flies, looks down
laughs over the Plains of Abraham
the two men.......
Smoking the leaves
autumn and summer
winter and spring.

Teorías para blogueros en la arqueología de la palabra escrita


"Manuscritos. En la era digital los papeles escritos a mano tienen una magia que hipnotiza....."  (Federico Kukso, Arqueología de la palabra escrita. Clarín, 20/11/13)

Sunday, November 17, 2013

Corregidor@s

La maestra que corrige; modelo para no ser reproducido

La muy eficiente pero nada sabia maestra tenia a sus estudiantes rellenando blancos en oraciones descontextuadas (que la china no se chupa todo el tiempo, ni tampoco el bebe es un traga absoluto), escogiendo la mejor contestación en ejercicios de selección múltiple, en  libros programados por equipos en editoriales multi corporativas.

La muy eficiente maestra piensa que así se enseña el lenguaje. Ella, eficiente en su manejo de reglas y normas, no lo era en su manejo de las ideas sobre el lenguaje, la escritura, la literatura y los procesos que viven los grandes autores, las sociedades.

Me tocó observarla - nunca fui de estar envuelto en necios ejercicios conductistas, fuera de un contexto más amplio, una narrativa más profunda, abarcadora -, y me moría de aburrimiento. Ella se creía, se cree y la creen, pues de seguro sigue trabajando con los practicantes/internos, que era/es la máxima potencia de la docencia. Ante mí, era una maquinita de reglas sin son ni ton, y una fuente de destrucción de la dinámica vida del lenguaje; y de las vidas de muchos y talentosos estudiantes; aquellos que distintos a Cantinflas, ahí está el detalle, disfrutan y conocen las partes cuando están, las reconocen, dentro de un todo.

La muy eficiente y enfundada maestra pasaba de un ejercicio a otro, de una norma a otra sin nunca preocuparse cómo pensaba o qué pensaba aquel estudiante, que aunque erraba de vez en cuando, tenía una voz propia, una poesía en su idioma. De esos observé unos cuantos, pero ella los callaba. 

No volvían a participar. Aquella eficiente maestra no podía encontrar la lírica, el genio, las más creativas facultades de sus jóvenes. Andaba preocupada por pasar exámenes que no buscan quiénes son los futuros verdaderos maestros de la lengua. Ella no era una de esas grandes maestras. Era una burócrata del lenguaje; un instrumento del sistema.

La observé durante todo el día, y en un momento la vi buscar en un diccionario la ortografía estándar de una palabra. Ella se podía dar el lujo de tomarse el tiempo, usar los recursos habidos y por haber, para confirmar cómo se escribía tal palabra, dónde se ponía tal coma, pero sus estudiantes no tenían ese lujo. Un círculo rojo, y la degradación de las calificaciones, de la auto estima del estudiante, y peor todavía, una depravación de cómo viven y crecen los idiomas y escritores. 

Otra maestra, cuya práctica recuerda al ingenuo y enajenado petite fascista en el cine de Fassbinder, de modelo a ser reproducido. 

P.D. Iglesias, Ferreiro, Freire, entre otros, sugieren que estos maestros reproducen, conscientes o no, los intereses del sistema económico político y de clase vigente, y que lo hacen a través del idioma mismo. Y que estos sistemas están claritos en cuanto a sus intenciones e intereses, aunque algunos sean más abiertos a la crítica que otros. Negrón de Montilla documenta y discute las tramas y planes de los EEUU, comenzando a mediados del siglo diecinueve, mucho antes de la guerra hispanoamericana,  en torno a la invasión y neo-colonización de Puerto Rico. Las escuelas no son un accidente histórico plantea Marrou en su libro sobre la educación en la antigüedad, antes y principios del Medievo europeo. ¡Lean, carajo!,  y luego ponen comas, comillas y puntos suspensivos; pero no llenen blancos solamente. Escriban narrativas completas, que de eso se trata el lenguaje. 

Saturday, November 16, 2013

Madame K'lalud: diario de viaje

Madame K’lalud: diario de viajes

“Avistamos en la inmensa bahía  - la que una vez fue ruta comercial y frontera de los iroqueses- a la isla de la estatua de la libertad, la que setenta años más tarde fue la última isla visitada por el nieto de Madame K’lalud, el quinto día del Señor, un diecinueve de octubre del corriente año, después de la enorme goleta haber navegado unas cuantas leguas, y zarpado del puerto de Bayonne, en la Nueva Jersey”. (“Crónicas de Yndias”, Memorias de un gay sesentón)

- Por poco enchumban el quinceañero- dijo la tía, celular en mano desde el muelle en Santa Cruz, Islas Vírgenes de los USA, esperando a que la viniesen a recoger unos parientes, residentes en la hoy nada virginal isla. Para esta familia de viajeros no hay tours programados. Tienen familia en las islas, miembros de las diásporas que se desplazan o son desplazados por todo el Caribe, y aprovechan la parada para visitarlos.

- Ni para volar gratis, que las únicas latas en las que me meto son las de mi vecina en Brooklyn, que habla más que una cotorra – dijo la esposa del bodeguero, antes de sorber lentamente el hielo derretido y tomarse el coctel con sombrillita.

- O cuando te metes en latas de galletas export de soda - le ripostó su marido; y se echó una buena carcajada el bodeguero, quien junto a otros jubilados, parejas, y todo tipo de personaje cruzan los mares, muchos mares, y este muy particular Caribe.

Las olas que la muy voluptuosa rubia señora nórdica causó cuando se metió en el whirlpool llegaron hasta la endilgada quinceañera y bañaron la cola del blanco y rebuscado traje. Las tres de la tarde no es la hora más indicada para tomar fotos en el área de las piscinas, pero cómo le tocaba cenar en el turno de las seis, programado de antemano,  fue las tres la hora que le asignaron para las fotos al grupo que celebraba el cumpleaños de la nena.

“Madame K’lalud abandonó el liberado Haití en una yola que la llevó hasta una pequeña goleta de carga, y en la misma viajó escondida entre los esclavos, especies y todo tipo de mercancía que la goleta transportaba y comercializaba, contrabandos, entre la Luisiana y las islas. Cerca de la isla de Puerto Rico, Madame K’lalud desembarcó tarde en la noche, y en nuevas yolas fue recogida por cimarrones y otros aliados anti-esclavistas.”

El crucero hace paradas en Saint Domingue, San Tomás, Santa Cruz, San Bartolomé,  Trinidad, Curazao, Puerto Rico; islas que siempre andan reinventando, descubriendo sus identidades; islas  llenas de espíritus, de  de los que  hace siglos fueron asesinados: memorias de cientos de miles de arahuacos, africanos, mestizos, y de Madame K'lalud.

La trigueña familia, vestida a la usanza de grand ball en country club, lucía algo incómoda, fuera de sitio. El vapor y la humedad de la tarde, el bochorno caribeño, rizaron los estirados pelos y derritieron las blancuzcas máscaras que servían de maquillaje a las enjoyadas señoras de traje largo.

El síndrome de Country Club, vendido por Hollywood y la ideología blanqueadora de los dictadores de pacotilla y sus alcahuetes,  es lo que lleva a la muy trigueña familia caribeña a vestirse con ropas de gala en horas un poco tempranas. Después de las fotos pasean por el área de las piscinas y bares al aire libre en camino a cenar durante la primera tanda en uno de los restaurantes con tendencias a la “nouvelle cuisisne”.

La jovencita lleva un traje blanco, ancho y una cola que ella alza para que no se le siga mojando, súper cargada de volantes. Con brillo, lentejuelas y canutillos, el traje de la madre refleja los rayos del sol que intensamente calienta y tuesta los otros muy colorados turistas.

El clima antillano obliga a los hombres  - al no poder respirar por motivo de las muy estrechos trajes de etiqueta y con el sudor empapando su cuerpo - a desabrochar las negras chaquetas, tranquilizar las panzas y mostra sus voluptuosas nalgas. Además de estrechas, las etiquetas les quedan cortas.

Distinto a lo relatado en crónicas anteriores (véase Memorias de un gay sesentón), por los pasillos del crucero no aparece la supuesta descendiente de Cofresí, Marina Von Kuferschein.  Su despedida en San Martin no tuvo carácter de final novelesco.

Tampoco se encuentran los eunucos arahuacos que una vez poblaron las desérticas islas, antiguo refugio de los que huían de los dogmas anti natura de los cristianos, la inquisición y el genocidio.

Cíclicas son las apuestas que las señoras juegan en los casinos del barco, en busca de la pasajera diversión y la suerte; en oposición a las circunstancias y asuntos que la descendientes de Madame K’lalud (véase en el anteriormente citado blog el escrito sobre Fe, Esperanza y Caridad) prefieren discutir con los santos, los palos santos, abundantes por el Caribe.

“La libertadora estaba al tanto que en la última y fiel colonia española, una de las cédulas de gracia emitidas por las cortes españolas permitía que todo esclavo que escapara podía asentarse en unos de los mangles designados para los que, aunque libertos, trabajaran en la plantaciones de caña de azúcar. Desde allí podía moverse con más facilidad hacia otras islas,  plantaciones, y luego hacia las islas más al sur. No pensaba cortar caña. Sus intenciones eran otras.”

Identidades: casos de la vida real

Quizás alguna realidad  es tan poderosa, tan visceral, que no haya poeta que pueda recrearla. Quizás la poesía no logra impactar o revolver la conciencia frente a una vida que de por sí es metáfora de la vida misma. Quizás no hay que entrar al espejo para subvertir la realidad y sugerir que la vida está al revés.

A la joven estudiante centroamericana no le gustó que le preguntara si era miembro de la comunidad garífuna. Su algo desconcertada cara, su apretada sonrisa, “apretujados” los labios, delataban la misma incomodidad que la ex compañera en City College demostró cuando le preguntaron de dónde era, y dijo, ahogada en su propia voz, “Pitirican”. Un “piti”  que salía de la colonia.

A la muy incómoda joven, con sus impecables modales, se le puede comparar con otros en completa negación: la prima consanguínea, españolizada, allá en el Jájome de siempre no pudo tolerar el que le señalaran su marquita mongólica; el mulato dominicano que jura ser europeo y se rapa la cabeza para que el pelo grifo no revele sus otras herencias.

Quizás porque se encontraba presente otra estudiante que cargaba con orgullo la herencia de tan admirable pueblo -descendientes de la mezcla entre cimarrones africanos y caribes, al que nunca los europeos pudieron esclavizar; y para evitar entrar en una guerra con ellos, lo único que pudieron hacer fue moverlos a las costas caribeñas de Centro América-, tuvo que reconocer su herencia.

Quizás su nacionalismo era más importante que la fascinante historia de un pueblo con un tesón que merece el quitarse el sombrero ante su supervivencia, frente a tanta adversidad.

Quizás, el racismo deja marcas que es preferible olvidar, negar.

Que es muy fácil ser soberano, aunque los que manejan y controlan la soberanía te maltraten y destruyan, que ser parte de algo que, a pesar de su condición actual, mantiene la frente en alto sin engañarse o despreciarse a sí mismo.

La joven -al igual que muchos otros colonizados, escalafonados: la “pitirican”, el mulato dominicano, la mestiza jibara en Jájome- mostró vergüenza ante la pregunta, metaforizó sus muchas vidas, convirtió un realismo tan crudo en literatura.

El espejo mira.

Thursday, November 14, 2013

Vaivén


Sobre el mar, el rayo de luz en vaivén con la nube
negra, las sombras y luz mecían la vida. La ola
del Atlántico al Caribe corre un corto trecho.
Por tierra.  El Atlántico mece mas fuerte antes
de la calma por la temprana tarde, el Caribe
engaña. Antiguas reyertas de piratas y reinos.
A lo lejos, Vieques. Sobre las olas el cuerpo
integra y rechaza. Mares en vaivén. Las olas.

Monday, November 11, 2013

Carta a una madre genérica


Señora, ¿por qué usted quiere vivir mi vida? 

Gracias por sus consejos que reflejan mas su deseos de controlar que una concepción clara de cuáles son mis principios, mis creencias – racionales y bien plantadas - sobre cómo quiero vivir la vida. 

Si quiero vivir bajo una carpa, las estrellas, la lluvia y los vientos, esa es mi vida, señora.

No se fija usted en mí, señora.  La guían sus agendas. Sus miedos y estructuras no son los míos. 

Usted se casó, yo no. Los hijos, los nietos, abuelos y todo ese andamiaje de familia que le sirve de  apoyo o, peor todavía, de razón para usted vivir y sentirse líder, dueña de un grupo no me atrae. Esa era la misma razón por la cual nunca fui comunista. No me atraen los grupos mas allá de su igualdad en las relaciones que incluye la libertad de ser y vivir como me dé la gana. Libertad individual que abarca ser lo qué quiero ser.
¿Ser qué?, pregunta usted. No sé hasta que me encuentro en un camino que deseo explorar y por ahí me lanzo. A veces, llenos de piedras; otras, fluidos como el aire. Mis caminos no son sus caminos. Los suyos los marca una vida hecha a base de mapas, programados. Los míos se van haciendo a sí mismos, mostrando mundos que ningún mapa programado revela de antemano.

Suélteme los guebos, señora. Que si cuando despierto duelen es para dejarme saber que no soy como usted; que es en cada mañana donde la hombría se siente, duele, y en muchas ocasiones, la erección  hasta molesta. 

Déjeme mear tranquilo, señora, pues es en ese momento cuando siento mi cuerpo entero mientras el pene lentamente a su tamaño más pequeño regresa y me habla.  Ve usted, no sólo el camino es distinto; las sensaciones y el cuerpo lo son también.  
Me despido, pero vuelvo y repito, déjeme mear tranquilo, señora.

Sunday, November 10, 2013

Sur del Norte


Sus cuadras, del mismo tamaño, calles rectas - de norte a sur y de este a oeste, o a la inversa - podían ser caminadas en cuestión de dos o tres horas si el peatón deseaba caminar el pueblo entero. Ya no quedan peatones; ahora las puede pasear en carro en menos tiempo. O se tarda mas, si incluye los cajones de concreto que extiende el pueblo mas allá de sus limites originales; el pueblo no termina donde terminaban sus rectas y cuadriculadas calles.

Cajones de concreto es donde vive la mayoría de la gente. Las antiguas balconadas casas, con tallados balaustres de madera, patios sembrados de árboles frutales fueron reemplazadas por marquesinas para los carros - ya la gente no camina - y plantas ornamentales traídas de la Florida o Georgia, Carolina del Sur, quizás.

La televisión encendida desde las cuatro de la tarde en adelante iba por el capitulo número tal, anunciaba la vida trágica de su protagonista femenina y el final feliz que se aproximaba una vez el súper galardonado héroe de portada de revista descubriera lo que la villana estaba tramando.

- Lleva el televisor al comedor y vemos la novela mientras comemos.

La casa era una de pocas que seguían habitadas en la calle del santo patrón del pueblo. Se aclara: habitadas como residencias; oficinas y en espera de ser vendidas, las otras. El televisor anunciaba su presencia fuera de la puerta de entrada, llegaba hasta la solitaria calle. A las cinco cierran las dos o tres oficinas y se van sus empleados a sus elegantes cajones de concreto. Queda una madre y un hijo treintón, solterón.

- ¿Terminaste? Pon el plato y los cubiertos en la cocina que yo friego luego.

Con la telenovela de fondo, caminar dos cuadras por la calle del santo patrón, doblar en la próxima esquina, hacia la izquierda y llegar hasta la antigua calle principal, la que una vez fue la calle del comercio, no tarda mas de cinco minutos, si se tiene un propósito en mente. Si no, puede durar una eternidad junto al bochorno de la tarde, los edificios abandonados, las vitrinas sin mercancía, las calles vacías.

- ¿Dónde irá todas las tardes? y ¿por quė se tarda tanto?

En la vitrina de la que una vez fue la quincalla cuyos anuncios ofrecían las mejores rebajas quedaba una muñeca de porcelana, abandonada, rodeada de basura. Con su rizado pelo, azules ojos de bolitas de vidrio, observaba al señor treintón que se pegaba a la vitrina, retorcía su cuerpo, sudaba, gemía, y manchaba la vitrina con el semen que salía del erecto pene.

Saturday, November 9, 2013

teorías para blogueros (desde mi tableta) y las posibilidades del medio

teorías para blogueros (desde mi tableta) y las posibilidades del medio

Leer el texto y empatar las ideas de lo escrito con las del lector adquiere una dimensión extra y mas rápida en cibernia. La lectura tradicional en un libro o periódico impreso no destapa las múltiples interpretaciones instantáneas que ofrece el mundo cibernético. En cuestión de segundos, otro lector y sus comentarios aparecen al margen o final del texto, provocando en el lector una critica, un razonamiento plural, que expande las que el lector trae consigo. Este fenómeno se da mas lentamente en una lectura grupal (véase los libros sobre la historia de la lectura de Mangue, Marrou, entre otros), que pierde su multiplicidad a causa, en gran medida, del carácter individualizado del libro gutembergiano.

No es que abandonen las piedras, los papiros, los folios, el libro, Es que la innovación llegó y se quedó con nosotros. El problema consiste en ver sus posibilidades (véase mis escritos sobre este tema en este blog y otros medios) y sus limitaciones: desde la falta de entrenamiento entre los encargados (maestros, etc.) hasta la inequidad  y falta de acceso a cibernia entre los lectores.

Sobre los maestros y otros responsables de preparar los lectores hay suficiente material y discursos. Sobre la inequidad, un repaso informal de lectura y comentarios en la red, cibernia, revela datos muy provocadores y preocupantes.

Tomando como ejemplo diversas revistas electrónicas y periódicos (NY Times, Listín Diario, El Pais, London Times, Reforma, 80grados) encontramos unas diferencias abismales entre la cantidad y calidad de los comentarios: una inmensa variedad (desde los que usan los foros para chismear hasta los que escriben extensos ensayos críticos) en algunos y casi ningún comentario en otros.

No hay que ir muy lejos para concluir en cuáles medios hay mas comentarios y una vez se comenta, cuáles son las diferencias entre los lectores y la calidad de lo comentado. El lector de unos, obvio, podrá expandir su comprensión del texto, expandir sus esquemas interpretativos. El lector fuera de cibernia tendrá que esperar a que pase el tiempo o por alguien que se encargue de llevarlo mas allá del mundo gutenbergiano.

Friday, November 8, 2013

Diario de una continua espera, oferta y la eficiencia en la isla de los espantos


Llegada: !Ay!, no sabes los deseos que tenia de verte, paso por allá un día estos. Ya sabes, lo que necesites, aquí a la orden.

Segundo día: Walmart - Dos jóvenes empleados en el mostrador de la ferretería conversan, se ríen duro, gozan. Al no encontrar las bombillas, me acerco, les digo que no encuentro las bombillas, les pregunto si las tienen. Me miran como si les hubiese mentado la madre, me señalan hacia el área de las bombillas y dicen con indiferencia que si no las hay allí, no las hay.  Que no veo bien, la edad, les digo y se encogen de hombros.  Me voy sin luz.

Tercer día:  La guagua no llega. Regreso a la casa.

Cuarto día:  El miedo a la chapucería, dejadez e ineficiencia lo vivo en casa.

Quinto día: Al internet cafė se le va la luz, y con todo y ese me cobran. En el supermercado, la señora delante de mí hace las compras mientras el cajero espera porque ella complete su ir y venir a las góndolas. Me sonríe cuando termina. La miro mal y ella se molesta.

Sexto en adelante: OMG. El problema no es el status, es la gente. Me quedo en casa.

Dos semanas mas tarde: Lo que necesites sigue esperando. Sigo sin bombillas, y ya sė que lo que necesite.......

Amundsen de Alice Munro en Miramar


Hace diez años que nos conocimos en un bar de  Montreal y no había olvidado mi nombre ni el nombre de la zona donde yo comprė mi apartamento en Santurce. Entre Montreal y San Juan hay muchas diferencias; ninguna tiene que ver con el deseo de volver a cada una de ambas ciudades, si se atreve el visitante ir mas allá de lo que sugieren ls guías para turistas.

En San Juan estuvo antes y caminó por la calle donde vivo, bebió  y comió en sus bares y restaurantes, pero yo no estaba. Volvió una cuantas veces por temporadas que aumentaban la estadía hasta no regresar a Quebec.

- Solo vengo durante el invierno,

-¿Qué invierno? - me preguntó irónicamente, en inglės, el idioma que nos comunica, nos ata con su afrancesado acento y mis amplias vocales, le dan un giro a la conversación, las risas o preguntas - ¿Por qué no me volviste a llamar? - que excluye. Nos ata

La joven a su lado sonreía, incómoda.

- El invierno del norte - respondo mientras cierro mi tableta lectora, y miro a la joven, rubia oxigenada, quien nos mira a ambos.

-Vivo en Santurce todo el año. Dejė los inviernos, mi pasado. ¿Me das tu teléfono?

Mis deseos son que no llame, que se quede el momento. Éste. O los del bar para strippers en Montreal. Que no llame. Le escribo mi número. Me da el suyo. Me despido. Saludo a la joven con una sonrisa

- Ėl no muerde - dice la joven en un acento de cualquier sitio.

- Yo sí.

Ėl sonríe.

Que no llame es casi un pensamiento meta textual que comenta el cuento de la Munro. Termino de leer el cuento mientras espero en la parada de buses.

Wednesday, November 6, 2013

Vientos de Agua

Las nubes llegan a Santurce todas las tardes de noviembre, anuncian el invierno. Cual brujas de Disney, negruzcas, sueltan las gotas, y de pronto, explotan y riegan con fuerza vientos de agua.

Noviembre baña a Santurce todas las tardes.

Las nubes anuncian el invierno del Caribe, noches frescas en la costa; y en Adjuntas baja hasta cuarenta grados. Fríos y húmedos, en la brumosa sierra.

No vienen juntas. Las separan unos rayos de sol y un pedazo de cielo azul, que desaparecen una vez llega del este, bordeando la costa, una enorme nube. Imponente, hace su entrada sobre Santurce la voluptuosa rubeniana.

De sopetón, el viento de lluvia entra al balcón, tumba una maraca, inunda con su presencia y volumen, y sale rápidamente.

El viento de agua sigue su camino y deja que la lluvia corra sin prisa.


Tuesday, November 5, 2013

Aguacates

.- ¿Tienes aguacates del país?
- No.
- ¿Y por qué?, si todavía por ahí quedan.
- La cosecha se está acabando y hay que importar para tener en venta.
- ¿Son aguachosos?- y con pregunta en mano, la señora agarra uno de los extranjeros y lo suelta inmediatamente.
- Algunos - contesta el algo hosco jíbaro colorao sin mirar directamente, de medio ganchete observa y atiende en su puesto de viandas en la Placita de Santurce, y de inmediato  le entrega otro aguacate - pero llėvese ėste que le va a salir bueno.
- ¿Cuánto es? Es que lo de aquí son más  cremosos.

Sunday, November 3, 2013

Fondas


Lasaña acompañada de plátanos maduros no era parte del menú de las fondas  y sus carros públicos. Desde cualquier pizarra de épocas pre-pos se lee el menú:  carnes, sancochos, quizás, una sopa, arroces y dos o tres granos guisados. La italiana con plátanos llega con las señoras de Campeche vestidas a lo clásico criollo, muebles clasificados y palmeras en el fondo. Un poco mas tarde. pero es Campeche quien inicia esa tendencia cultural.

Ensalada de aguacate, extra. recomendación del simpático señor, culminó en un ataque al sistema digestivo. Con hambre, accedí.  La suavidad, frescura y textura del ricotta no pudo ser reemplazada por el queso crema sobre la carne y el cheddar de barra casi prera sobre la pasta. Las florentinas o napolitanas son un pellizco ñoco al lado de Martha Stewarrd does menús de fondas.

Sin duda, desmantelaron las previas experiencias del paladar.

La. antigua Borincana. Fernández Juncos con Hipódromo, es ahora un restaurante tailandés.