Saturday, October 31, 2015

La colonización de los LBGTT

"Muchas veces en tiempos de elecciones se suele interpretar cuántas representantes de las llamadas minorías se postulan y cuántas ganan, como una señal de avance. Luego de la aparición de mujeres presidentas en esta última década, y con la flamante elección de María Eugenia Vidal como gobernadora de Buenos Aires, vuelve a aparecer este criterio. La antropóloga argentina Rita Segato pone en cuestión esta idea, así como el concepto de crímenes de odio y la mirada eurocéntrica que todo lo empaña.

El acceso al Estado por parte de mujeres, transexuales, homosexuales, ¿no da cuenta de cierta igualdad?

'Este uno de los errores de la fe estatal de los feminismos eurocéntricos, porque los movimientos sociales también pueden ser colonizados, como el feminismo y los movimientos LGTBIQ. Lo primero que escribí después de mi tesis de doctorado en 1984 relata una situación real de “transitividad de género”, como le llamé, vivida por personas de tradiciones religiosas afrobrasileras. Brasil es un país que tiene tradiciones de sexualidad no normativas muy ancestrales: formas de masculinidad femenina, de feminidad masculina. Formas de inventivas muy propias de diversidad sexual que cuando surge el movimiento de las identidades políticas enlatadas, globales, esas formas propias de ser otro dentro de la sexualidad son totalmente estigmatizadas y reprimidas, dominadas por los modelos de sexualidades masculinas otras del Norte: el gay neoyorquino, con botas y musculoso, que se burla, estigmatiza y persigue al gay femenino propio de las tradiciones brasileras, por ejemplo.'........"

Franco Torchia.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-4245-2015-10-31.html


Friday, October 30, 2015

El colectivo Ovejas Negras en Uruguay responde al escrito sobre el acoso de género, orientación sexual

Gracias por compartir el artículo, Gerardo!

Efectivamente es como decís, existen una cantidad de mecanismos sociales para "dejar morir" (como propone el filósofo Michel Foucault) indirectamente a sectores sociales que son construidos como anormales, entre ellos, la población LGBT.

Todavía queda una larga batalla cultural para terminar con la discriminación, por eso hay que seguir militando por una transformación social en el día a día.
Saludos!
Ovejas Negras
Ovejas Negras8:29pm Oct 30
P.D.: Adjuntamos una guía sobre acoso laboral por si le resulta de utilidad a tu amigo.

Homofobia en Uruguay: un caso en particular

Tengo un muy querido amigo que trabaja en una empresa uruguaya, y todos los días sus compañeros de trabajo lo acosan con comentarios ofensivos y violentos en contra de los homosexuales. Su estado emocional se ha ido deteriorando -hace algo más de diez años atrás estuvo grave con cancer-, y teme por su salud. El terror que siente cada vez que se levanta para ir a trabajar no es algo que uno le desearía a nadie. Por fin decidió explorar caminos legales, con sus consecuencias: en un país pequeño como Uruguay, todo el mundo se va a enterar, y a saber qué puede pasar.....

Si usted cree que ser homosexual es algo que escogemos, por lo fabuloso de esa vida, ¿quiere ponerse en sus zapatos? La tasa de suicidios, adicción, alcoholismo entre los homosexuales es tan alta, que se puede considerar terrorismo "by default".

En Guayama, CCNY.... ese es otro cuento....

Thursday, October 29, 2015

QUERIDA MAESTRA DE ESPAÑOL

Querida maestra de español:

Fracasé, sus correcciones evidencian mis errores, o, espere, quizás los suyos.

Los 40 puntos, en una escala de 100, que me quitó por no poder distinguir el como relativo del cómo interrogativo, el uso de una preposición distinta a la que usted usa -dicen que es más común en su país o clase social que en el mío, la mía-, una oración algo desenclausada (es que pensé que el ritmo en un escrito -lo dijo Palés Matos, el gran poeta guayamés y lo reafirmó García Márquez, a ese usted lo conoce- es tan importante como lo es la concordancia sintáctica), y los 20 puntos restados por asunto de una idea que no le gustó; una de tantas. A las otras, ni las miró bien, creo, pues no dijo nada. ¿Sería que no podía hacerlo?

Gracias, querida maestra. Por causa, a causa y como causa de su calificación, exploré otros escritos, incluyendo sus ensayos, cartas a padres, comunidad en general y compañeros. Perdone si la ofendo, pero qué aburridas son sus letras, qué oraciones tan cortitas, y sin ritmo, pasión, o amor por el escribir.

Es más, seguí con mis estudios por mi cuenta, exploré la literatura sobre la didáctica del lenguaje, y puedo concluir que la culpable fue usted. Nunca se sentó conmigo para averiguar por qué yo no distinguía entre tanto como, porque, que y de qué. Mucho menos, se interesó en mis ideas, por mis ideas.

Una vez más, maestra, gracias  a usted, decidí seguir escribiendo en vez de convertirme en un autómata que enseña reglas y modelos sin importarle a quién y cómo lo hace, y quién, por carambola, logra seguir sus pasos: muchos, pero muchos, igual de autómatas e igual de destructivos.

Qué pena maestra, que tanta medalla, cinta y títulos que ha logrado por haber acumulado información y citas, no la hayan preparado para amar de verdad el misterio de la escritura y la diversidad de voces que la exploran.

Bueno, maestra, siga marcando, citando sin entender bien, que yo -¿le interesa saber?- ando estudiando graffitis y modos de texteo poéticos.

La quiere,
Escribano Colgado

P.D. No se preocupe por si alguien más lee esta carta. Como bien sabe, poco o ninguno de sus compañeros se atrevería citar un blog gay en sus clases; que todos los maestros de español son muy correctos
Todos mis hombres no tienen nombre:
 me asustan los gentilicios, 
           no soy así como ellos dicen; 
 me paralizan los oficios, 
           no sé hacer lo que me piden; 
 me estancan los géneros, 
           bien saben cómo te amo.

Me aterrorizan los nombres, 
        no soy ése de quien hablan.

Wednesday, October 28, 2015

Selfie de un viaje entre San Juan y Nuevo Orleáns en la goleta La Última Charrúa

La pintura Doña Fructuosa estimula una sensación de profundidad espacial y de historia en ciernes, que quedan aseguradas con el escalonamiento de las figuras, los personajes reflejados en el espejo, y el misterioso hombre que abre una puerta.

El selfie añadido a la composición dos siglos más tarde convierte al espectador en un sujeto integral a la obra: observa y entra al cuadro, ocupa un punto focal que le da a la narrativa visual una continuidad histórica. Usando una cita de Foucault sobre Las Meninas de Velázquez, se ha sugerido que el selfie logró integrar y confundir el espacio real del espectador y el primer plano del cuadro, creando la ilusión de continuidad entre los dos espacios.

De ser don Daniel el que abre la puerta en el cuadro, se puede concluir que la pintura contradice los diarios y crónicas que doña Fructuosa escribió durante sus viajes, como parte de la documentación, contabilidad y registro del comercio de don Daniel por los mares americanos; obliga a preguntar: quiénes eran en realidad estos dos personajes, durante una época turbulenta, cargada de luchas independentistas en las colonias americanas.

Tuesday, October 27, 2015

Selfie de un viaje entre San Juan y Nuevo Orleáns en la goleta La Última Charrúa

Doña Fructuosa fue retratada en un gran salón de algún palacio barroco en Lima, en una pintura realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones formado por tres bandas de tela cosidas verticalmente, donde las figuras situadas en primer plano son representadas a tamaño natural.

El punto de fuga de la composición se encuentra en un foco de luz que está cerca de un personaje que aparece al fondo abriendo una puerta -¿don Daniel Valleajado de Torres?- y un espejo que refleja las imágenes de dos señores con piel color cobrizo, pelo negro y ojos oblicuos, vestidos con ropas europeas de la época. Con esta técnica el pintor consigue hacer recorrer la vista de los espectadores por toda su representación, para sugerir, de acuerdo a algunos historiadores, que lo que el cuadro suponía representar no era tanto un retrato familiar; mas bien, era una premonición de los eventos que vendrían después.

En el lado izquierdo de la pintura se observa un gran lienzo, y sobre parte del mismo, el fotógrafo del selfie añade su perfil. Dos siglos más tarde, una foto sin tocar el original lo transforma. Sin proponérselo, el pintor anónimo de principios del siglo XIX se anticipó al realismo de la fotografía; y abrió el camino para que el fotógrafo del selfie reinterpretara el cuadro; reconstruyera la historia.



Monday, October 26, 2015

Selfie de un viaje entre San Juan y Nuevo Orleáns en la goleta La Última Charrúa

"Los caminos de El Señor son muchos y variados, destinados a ser andados y escogidos por cada uno de nosotros, El Señor nos presenta las oportunidades; nosotros decidimos cuáles aprovecharemos. Esa cruz que Su Hijo escogió es la que guía la vida de una mujer cuyo destino fue entender el nuevo mundo, sus tierras y gentes. Extraña ruta  la de alguien que como yo fue criada para educar a los niños de los virreyes de la Nueva España. Decidí la libertad que ofrece una nave al encierro que significa servir durante el resto de mis días a niños faltos de higiene y modales. Y para empeorar la situación. estaba rodeada de siniestros personajes, de indios y cholos incivilizados. Secuestrada durante mi segundo viaje, decidí quedarme y no acepté que la Corona pagara por mi rescate."

El mapa de la ruta que la goleta La Última Charrúa siguió desde que salió del puerto de Colonia tenía marcas que indicaban dónde había anclado antes de terminar en la Nueva Orleáns, y qué clase de negocio allí se agenciaba. En cada puerto, fuese en las islas de Sotavento o en las de Barlovento, San Juan Bautista o en La Española, Jamaica, Cuba, Roatán, dejaba y cargaba todo tipo de mercancía, desde especias hasta alguno que otro ser humano, incluyendo a doña Fructuosa de Rivera. Por ella, don Daniel Valleajado de Torres pagó tanto o más onzas de oro que lo que costaba un esclavo. El óleo, retrato de doña Fructuosa, expuesto la muestra de arte colonial latinoamericano en el Museo de Brooklyn, despertó la curiosidad del sujeto-fotógrafo y motivó su deseo de retratarse, un selfie, junto a la hermosa mujer y los niños que la acompañaban. Una vez en el crucero, de viaje por el Caribe y el Golfo de México recreó visualmente y por escrito uno de los viajes.

Saturday, October 24, 2015

Selfie de un viaje entre San Juan y Nuevo Orleáns en la goleta La Última Charrúa

"El mar revuelto, el clima borrascoso, los toscos y hoscos marinos con sus musculosos brazos, piel curtida por los azotes del viento, la sal, y el sol caribeño atemorizan a doña Fructuosa Rivera. No ha podido levantarse de su cama. salir de su camarote y relajarse durante el largo viaje entre las colonias españolas y las luisianas francesas. Su marido, el una vez pirata, y hoy, hombre de negocios ultramarinos, don Daniel Valleajado de Torres, pasa sus días entre páginas de contabilidad, contando las monedas de oro, y la supervisión de los contenedores que transportan la mercancía que el avaro y codicioso vende (¿roba?) por todo el Caribe y las otras tierras americanas. Doña Fructuosa, obligada por la historia, lo sigue sin protestar, teje y mira hacia el inmenso mar que la separa del mundo para la cual fue criada."

El principio del relato, su génesis, recrea una época anterior a la del viaje en el crucero, no aparece en  el selfie del escritor tomado dos siglos más tarde en otro camarote, mucho más cómodo que el de doña Fructuosa, aire acondicionado, nevera y una despensa surtida con paté, galletitas integrales, frutas de todo tipo, licores y refrescos. Vestido a la usanza del siglo XIX: un traje de muselina que cubre el cuerpo, ajustado al torso con una amplia y pesada falda que casi toca el suelo, mangas que bajan hasta la muñeca y un cuello alto, bien alto, el escritor también mira hacia el trágico Caribe en camino a Nuevo Orleáns.

Selfie de un cumpleaños con Ana, Nila y Félix

Su celebración es tan reveladora como lo es cualquier evento o grupo donde se decide quién es parte de, integra, un grupo: un trabajo, vivir en un vecindario, ya sea por asuntos de clase, raza, orientación sexual o a quién se considera chic y a quién no. Todo evento es un universo, una Caja de Pandora. Y esas cajas se abren para descubrir en ellas múltiples significados. De eso no se salva ni las fiestas de cumpleaños en la San Antonio de Guayama, años cincuenta. A quién invitaban o no servía para conocer los escogidos, no los judíos de El Señor: aquellos que las Doñas de la calle consideraban eran iguales a los nenes, y la percepción que se tiene de los mismos sin importar las conscuencias que sufren los rechazados.

Desde la puerta, Nila, Félix y yo (Ana se había casado) veíamos a los muy bien vestidos nenes y jóvenes que asistían a las fiestas de cumpleaños. Imposible que en la Guayama de aquella época, los hijos de gente tan pobre socializasen con los hijos de los otros invitados: maestros, contables y vendedores de seguros. ¡Uy!, qué hubiesen dicho los arribistas, si se enteraban que los hijos de dos jíbaros: un picador de caña y una vendedora de carbón, se iban a juntar con los privilegiados.

Al terminar las fiestas, por encima de la verja nos pasaban sobras: pedazos de bizcochos, refrescos y alguna que otra golosina. No es hasta ahora, que me pregunto por primera vez, qué sentían mamá y papá en situaciones cómo aquellas; qué sentirían ahora, cuando ya no son los nuevos vecinos en un pueblo donde no hacía mucho se habían mudado, sino su propia familia la que permiten que se les falte el respeto a sus hijos.

Esta vez no nos ofrecieron golosinas; puros embustes y falta de respeto. Ya ni Nila ni Felix están vivos, y a Ana, pues no la invitaron porque se les perdió el teléfono (really!) Conmigo, una muy extraña excusa... "que fue para los compañeros de oficina". Qué desagradable es tener que reconocer que "te lo quieren meter mongo".

La crueldad es relativa: en el selfie de este otro cumpleaños no estamos tampoco, aunque ahora las razones son otras, con la excelente educación que nos dieron esos jíbaros (distinta a la formación arrabalera que recibe la nueva chicquería en busca de fortunas y control), podemos mirar de lejos -la experiencia permite distinguir entre la gente que tiene clase y los cafres-, reírnos con un poco de tristeza y asombro ante la chusma neo chic; a la vez que agradecemos que no nos inviten, mucho menos aparecer en sus selfies: un mundo falso, lleno de mentiras y pretensiones.

Thursday, October 22, 2015

Selfie de un no-conquistado y un colonizado en otro Estado

En un bar gay de Manhattan trató primero de conquistar, y luego cuando vio que no tenía posibilidades de "levantar" al otro, de conseguir una buena follada, el profesor (raza negra, pelo estirado, piel clara y ojos amarillentos, la versión latinoamericana del "high yellow" norte-americano) descargó una retahila de palabras, argumentos en contra del grupo en particular al que pertenece el no conquistado, por permitir su colonización. Una vez terminó el discurso y aceptó retratarse con el objeto de su conquista, la foto le reveló algo sobre él -su cara lució desconcertada-.

¿Sería que su compañero en la foto es más blanco que él?

La colonización racial es tan tóxica o peor que la nacional. ¿De qué le ha valido su independencia nacional si ha tenido que abandonar su país, si su distorsionada identidad racial lo obliga a continuar descolonizándose dentro de un supuesto Estado libre, o a tener que negar el hecho que una persona blanca procedente de una colonia, incluso en su propio país, tiene más probabilidades de ser aceptado en diversos círculos sociales que uno de la raza negra.

El no conquistado no dijo nada más, no discutió política. Le mostró la foto, sonrió, se despidió y salió en busca de ser conquistado por otro menos colonizado.


Wednesday, October 21, 2015

Selfie de los apéndices

Viaja por todo el mundo y, aunque esté con un grupo, sólo envía fotos personales. Él en el centro, frente a los monumentos que usa como referentes: en Roma, una fuente; Paris, las patas de la Eiffel; el AVE en Atocha, Madrid, rozaba su cara; los helados de Coppelia en Cuba sin la Alonso; Santurce: Nechodema; en Nueva Orleáns junto al trasnochado tranvía, bajo el nombre del tenesiniano vagón, con la cara llena de deseos. Viaja con su teléfono inteligente.

Selfie del recurso sin método

"Espontis" de espontáneos, postura sin límites ni condiciones, asumida por ciertos grupos de la contra cultura hippie; el camino de Machado, que se hace al andar; una escuela tipo Summerhill; un Simón Rodríguez desnudo en los Andes; un muy unamoniano "a lo que salga";  un retrato, cualquier retrato que aparezca en el baúl servirá para editar el selfie del culo erótico, tan rojo y caliente como los de las monas en National Geographic, tan abierto a las experiencias como el culo de Kavafis, cuya meta: llegar a Ítaka o venirse después de visitarla, era menos importante que el camino espiritual, biológico, sexual, religioso, político; aquél al que el sujeto se entrega libremente, sin método.

Coincidencia o plan universal: su foto fue la escogida, al azar. Leía a Juana de Ibarborou, con pose de sujeto en pintura flamenca por van Dyck, libro abierto sobre un taburete, vela encendida y él mirando hacia una ventana cuya pálida luz sirvió para alumbrar su cara.

"De todas esas cosas que tienen la infinita
  Serenidad de Eva antes de ser maldita.

  De todas esas cosas,
  Frutos, astros y rosas,

  Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes,
  Y a quienes nadie osara fabricarles ropajes."

               (tomado de: Juana de Ibarbourou, Te doy mi alma... -- 1919)

Te imito y recreo la foto. Te reemplazo. El libro de poesías es el mismo.

Tuesday, October 20, 2015

Selfie de un velorio

Ni el libro de Phillipe Aries sobre los ritos mortuorios ni el recordatorio cuentan lo tétrico del momento, el horror que sienten quienes velan al difunto, difunta; mucho menos cuando ese momento de dolor es intensificado por una mal educada, cafre e irrespetuosa, quien completamente descarta los protocolos y mores que rigen un velorio, en particular la consideración que se merecen los dolientes, los parientes, la solemnidad del rito mortuorio. Un velorio sirve para distinguir aquellos que saben cómo comportarse dónde y por qué de aquellos cuyos egos y falta de cultura básica no les permite distinguir entre una funeraria y un cafetín en Puerto Nuevo.

Ambos libro y recordatorio forman parte del rosario que corona y rodea el cuerpo del septuagenario auto-retratado.

Monday, October 19, 2015

Selfie de jabón azul

¿Descansando?, posando su cara sobre una almohada blanca, un septuagenario, acostado en una cama de dos plazas, arropado con un edredón rellenado con plumas de ganso, mira -quizás recuerda ese momento y lo compara con el presente o desea comprobar un planteamiento político, resolver un conflicto existencial-, estudia una foto de una señora delgada, pálida -¿desnutrida?, ¿resignada?-, lavando ropa a mano con jabón azul en un cubo y una tabla de restregar. Detrás de ella se ve una casa de madera podrida, cubierta de rendijas. terrera, sin pintar, pobre, muy pobre.

El jabón azul se usaba para lavar casi todo: ropa, pisos, platos; menos los cuerpos. Dicen los informados que el jabón azul es menos tóxico que el detergente.

Selfie de la gran narrativa

Sobre la falda del sujeto-fotógrafo, un libro escrito por un francés, burgués, judío, homosexual, neurótico, huraño, ensimismado, ofuscado con los detalles, la elegancia estilística, el engranaje social y la coherencia narrativa.

Para los archivos virtuales, un selfie, fragmento de un gran relato sin pizca de coherencia, ni preocupaciones burguesas, cuenta parte de la historia llena de lagunas, páginas en blanco, percepciones distorsionadas por la edad, la conveniencia de la memoria, de un homosexual puertorriqueño, neurótico, huraño, ensimismado; controlado y retado por deseos y motivos difícil de categorizar, y por las limitaciones o posibilidades que ofrecen los recursos disponibles.

Saturday, October 17, 2015

Selfie de un beato

Por mi culpa, pequé. Les entregué mi alma para que la salvaran y cuidaran (es que me enteré que les preocupa mi....); los abrigué: a ti, tus parientes, fieles, feligreses y amigos por tantos y tantos años (no me di cuenta de que yo era un puente en sus vidas, mientras buscaban almas más más, sitios más más, evolución espiritual más más, y parece que los encontraron porque no he sabido más de ustedes, ¡uy!); expuse todo mi ser, me confesé (ni se me ocurrió que luego iban a contar lo que pensé eran conversaciones discretas y privadas, ¿para satisfacer sus egos?, ¿sus razones para justificar el gran castigo?).

Por mi grandísima culpa, se fueron.

La foto incluye al "auteur" de cuerpo completo, frente a un espejo, parado sobre una caja pintada con imágenes en forma de nubes, celular en mano. Como corona y a su alrededor, lo acompaña un collage en forma de rosario, cargado de memorias, recuerdos de todo tipo: fotos de amigos (algunos muy solidarios y leales, otros con la conciencia de un mime), varias estampitas religiosas, muchas cruces hechas a base de palmas, postales, tarjetas para conmemorar el cumpleaños de Madre Teresa, la misa de los animales bendecidos por los franciscanos. Donde debe ir la cruz del rosario cuelga una foto del beato Charlie.

Oremos.

Friday, October 16, 2015

Selfie de mojón te quiero

Igualito al de las casetas de fotógrafo ambulante -de fiesta patronal en fiesta patronal-, el mojón, color anaranjado, estaba escrito en mayúsculas y negritas. Los mojones de fotos pre-celulares podían ser amarillos, azules, rojos, dependiendo el mensaje: TE QUIERO, A MI MADRE, PARA TI, SOY TUYO.

Con la mano derecha agarrando el móbil, el reflejo (su propia imagen) en el espejo fue grabado por un hombre cuyos ojos lucen asombrados, con un cuerpo recto, rígido, estirado, una cara seria, atemorizada, el pelo negro azabache planchado con brillantina, viste una camisa blanca almidonada, planchada a nivel de filo de navaja, y un cigarrillo que le cuelga del lado izquierdo de la boca.

"NO ME OLVIDES" dice el mojón del selfie sobre el cual el sujeto descansa su mano izquierda.

Wednesday, October 14, 2015

CRÓNICAS DE SAN JUAN A NUEVO ORLEÁNS

Próximamente en cartelera

Monday, October 12, 2015

Selfies de la llegada y la salida

De espaldas a la calle y de frente a un espejo puedo ver por donde vas a entrar, y una vez lo hagas, me retrato y te incluyo sin que lo sepas. No esperaba que en ese momento te dieras la vuelta para saludar a alguien. ¿Una premonición de lo que vino después?

Tremenda desilusión al verte tan desaliñado, los pantalones te quedaban anchos, ¿o es que no tienes mucho volumen en las nalgas?; la camisa estrujada, medio fuera de la correa, ¿quizás te vestiste apurado o eres siempre así de desordenado?; el pelo lucía menos obscuro que lo que recuerdo de nuestra primera moche, cuando nos conocimos en el Tía María en la de Diego, ¿te lo tiñes?

"Beeeellos": saludaste, remeneaste y chasqueaste las yemas de los dedos.

Aquella intensidad, sensación al borde del éxtasis, se derrumbó al verte saludar a tus amigos, y tener que enfrentarme a un cuerpo que no había visto por completo, una personalidad menos controlada, una actitud algo desentendida en tu trato, y a un ramillete de plumas que soltaste con tu gritito, gestos, y sonrisa. De lejos los vi tomarse un selfie.

Selfie borroso

Desde los tomados durante los años pre-Stone Wall hasta los retratos más recientes, cubren la pared detrás de la cara arrugada, esculpida por los recovecos de la identidad: procedencia de clase, étnica, color de piel, acento, nivel educativo, libros leídos, deseos.

Cumpleaños, graduaciones, bodas, bautizos, fiestas patronales en caseta de fotógrafo ambulante-pre-celulares: fotos antiguas, manchadas junto a selfies impresos en papel de cartas recogen cada eslabón entre vidas, rellenan la memoria.

Los últimos, tomados en el bar El Patio de Lila, dirigen al observados hacia la gente sentada en la mesa que está al lado del sujeto auto-retratado. Un hetero se acerca, saluda, se vira y saluda a un grupo de gente que está a menos de tres pies de distancia, no los presentan; se vira unas cuantas veces y dice dos o tres bobadas (simpático en busca de un "ese tipo es bien chévere"). Cuando por fin se queda en la otra mesa, preguntas, por dentro, en silencio, sobre el por qué de tanto payaso pretensioso: solidaridad borrosa.

Sunday, October 11, 2015

Selfies de la espera arrebatada

Primer selfi. 1:00 p.m.: El conjunto formado por el encuentro de vientos y agua, en un continuo remolino, extiende sus extremidades por un enorme espacio, a la vez que baña el cristal de la ventana, el que sirve de marco y bordea la cara sudada, sonreída frente al móbil.

Segundo selfi. 8:00: Se acerca la hora de la llegada, y la espera obliga a probar hierbas enervantes, degustar vinos, aceitunas, galletas, sardinas, arenques y quesos, junto a los porros y sus atenuantes efectos.

Tercer selfi: 12:00 a.m.: Primera cita, dos caras arrebatadas, una mesa llena de sobras, botellas de vino y copas, papel bambú; triunfantes, los vientos y el flash también sonríen.



Sent from my iPad

Saturday, October 10, 2015

Selfie de la despedida

Cuando se fue sin despedirse, un beso en el lado izquierdo del cuello y una salida apresurada, evitó la foto, el retrato donde en ese momento una vez más hubiese reafirmado su placer, una sonrisa, al estar juntos, de nuevo juntos.

El selfie sella el fin, el inesperado cierre de un ciclo que no tuvo ni grandes dificultades ni batallas y convenios de paz románticas. Una relación muy armoniosa, llena de comprensión y tolerancia; bordeaba en un control sico-social, en un modelo de comportamiento algo parecido a los tipos conocidos como "pasivos-agresivos", tratando de proteger lo que nunca se solidificó.

El selfie muestra el asombro de una cara ante la partida súbita del otro, de quién se fue sin indicar que no había futuro, que la foto no iba a contar la historia completa, y mucho menos la de un hombre muy seguro con su vida, amante, trabajo, que no se daría cuenta hasta mucho tiempo después, que la foto es el pasado, un recuerdo de una despedida.

Friday, October 9, 2015

Selfie del pelo púbico

En el arte del antiguo Egipto el vello púbico femenino era representado en forma de triángulos negros. Al David de Miguel Ángel le rasuraron parte de su vello púbico.  Francisco de Goya pinta y protege el vello púbico de su maja; y en El origen del mundo, Gustave Courbet  el vello de una mujer aparece en un primer plano. Ninguno recreó o registró su propio vello púbico.

Con los teléfonos inteligentes todo aquél que así lo desea puede retratar, representar los pendejos en sus distintos tiempos: de negros y voluminosos a -pendejos al fin- ese momento cuando, escasos y descoloridos, se cansan, pierden volumen, y empiezan a desaparecer. O, como en este caso, al ser afeitados para un selfie cuya fecha no puede ser fácilmente identificada logran con su ausencia un cambio de perspectiva: aumenta el tamaño del pene; y destapa el narcisismo del sujeto: si se gusta a sí mismo, le gustará al destinatario una foto sin pelos.

Thursday, October 8, 2015

Selfie orgánico

Órgano instrumental en la búsqueda de sabiduría y sensaciones inexplicables se arrastra por la toalla blanca y peluda; deja una huella en su recorrido, y ambos, huella e instrumento, aparecen, close-up, en foto. Un condón usado, puesto a medias, cubre el cerebro del pene sofista; protege el placer.

Wednesday, October 7, 2015

Selfie de la espera en un andén

La Mala Rodríguez, acompañada por Bajo Fondo, rapea sobre el amor  -un papi, su papi- en un andén sin prever que sus palabras, intensidad y ritmo  servirían para mantener viva la tensión de alguien que también espera por otro papi. En otro andén, el que espera oye a la Mala en su teléfono inteligente, y retrata su mezcla de ahogo placentero, terror a ser plantado y capacidad -llegue o no llegue su papi-para mantener la cordura y no caer en las vías.

El selfie recordará al papi, junto a las palabras mágicas que una vez rapeó, mucho antes de que la Mala Rodríguez y Bajo Fondo lo acompañaran en un andén.

Selfie del clóset

Cada camisa, calzoncillo, pantalón, calcetín, zapato, pañuelo, suéter cuenta una historia, una en particular. Cada momento grabado recuerda, pregunta: "¿Qué vas a ponerte un suéter amarillo porque vas a marchar? ¿Una marcha gay? ¿Qué prefieres no tener que ponerte un traje de etiqueta, y menos antes de caer la noche porque eso es gusto de mestizos arribistas? ¿Qué te pones calzoncillos de pata desde que los testículos empezaron a caerse todo el tiempo y se salían por los lados de los jockeys? ¿Qué te causan irritación? ¿Qué no importa si te excitas porque ya casi no encuentra oportunidades para que se pare?"

El selfie del closet recoge historias y el perfil de una cara "curada de espantos", madurada, tranquila y feliz, que observa su armario abierto, completamente abierto.

Tuesday, October 6, 2015

Selfie falso

No deberíamos haber estado juntos. En la foto, tu cara sonreída, burlona, pretendiendo amor y compatibilidad fue añadida, puesta luego al lado de la mía, intertextualizada: photoshop.

El selfie nuestro no compara con la irreverencia y las muchas historias que Norbert Baksa cuenta, arma y desarma con su retrato de una mujer, celular en mano. detrás de una valla de alambre: una modelo representando a una inmigrante siria en camino a Europa. Baksa se incluye y retrata todo una época sin él aparecer en la foto.

El nuestro recoge intenciones o efectos que cualquier foto de parejas puede lograr:  desasocia un detalle, edita una experiencia visual, proyecta amor u odio, principios que guían, con poca historia colectiva.

Nuestro selfie es solo mío; quizás tuyo.

Sunday, October 4, 2015

Selfie de las nalgas

Cuelgan, y al igual que con otros órganos, su colgar casi las desaparece. En este quinto selfie todavía mantienen su volumen, firmeza, suavidad y ondulado molde. Resistieron la burla, escondiéndose, encogidas, detrás de las camisas puestas por fuera, se protegían contra el terror: un mal llamado "chino", una nalgada por aquél que se atrevía abusar, delatar públicamente. Tras bastidores, sentían vergūenza, deseo, y miedo a lo que sabían era prohibido; objeto de ataque en plaza o esquina, o manoseo, acoso, en pasillo solitario: "¿Te..?".

Thursday, October 1, 2015

SIDA no es un momento


"IL VOLO poema de Alfredo activa la trillada pero certera energía vital. Obliga a no andar con pañitos tibios ni cortesías de pequeño burgués decimonónico, para así vivir de "a verdad". 
-IL VOLO-
Se levantó esta mañana con un presentimiento.
Sintió el vago aroma a mosto de fantasmas.
Supo que los lenguajes se le acababan.
Ya el silencio sólo producía silencio.
No se aplicó vendajes de palabras.
No tomó fármacos para hemorragias
de tinta, llanto o semen, o la sangre
que le fluía hacia las orejas encendidas
por el fuego de la pasión y las pastillas.
Pero no por ello se descorazona.
Sabe cuáles voces y cuerpos lo restauran;
músicas que devuelven la esperanza
de reconocerse ser infinito, pasando
por el proceso de infinitas muertes.
[de hoy] decimononico

Selfie de la colita

Esa fue la palabra que nombró al selfie: Colita. Pidió un selfie de la colita.

Un argentino o quizás uruguayo-guaraní, con un libido muy definido, acecha y explora las colitas de espigados hombres mayores con aires de hidalguía. El Casanova del sur incluye en su stats y descripción general el gusto por lo que muchos conocen como el culo, sin desligarlo de su entorno: las nalgas, y así lo escribe: "...enviá uno de la colita".

Enlazada a su versión textual, una foto viaja por la red, un selfie de un delicado y bien formado fondillo, excelente resultado de ejercicios y deportes: una colita bonita, redondita, cuyas onduladas suaves lomas invitar a treparlas y descubrir sus misterios.