Tuesday, April 9, 2013

La Patología de la Persuasión de un Pato (PPP)

Informe # 1:

Lo que sigue a continuación es un informe que discute la aplicación de las teorías y argumentos que sirven para diagnosticar el síndrome homo-sintomático, conocido en la literatura especializada como la Patología de la Persuasión de Patos (PPP). Este informe es el resultado de un estudio que se llevó a cabo con un caso en particular, un grupo de hombres gais que mostraban síntomas y comportamientos que respondían a lo discutido en la literatura PPP. Los nombres de los sujetos bajo estudio  no serán usados en este informe, y en cuanto al personaje principal, el informe se referirá al mismo como el “sujeto bajo estudio” o “el sujeto en cuestión”.

Aparte del informe referirse al personaje principal del caso como sujeto en cuestión o bajo estudio, en este informe, aunque se fundamenta en hechos y personajes verídicos, no se delataran ninguno de los otros sujetos ni sus dinámicas. El informe usará el estudio de este caso como evidencia que comprueba los planteamientos teóricos que subyacen el PPP, y para enmarcar el perfil del sujeto en cuestión dentro de un modelo que sostiene que la manipulación mental o control mental se produce cuando un individuo o grupo de individuos ejerce una tentativa de toma de control del comportamiento de otra persona o de un grupo, utilizando técnicas de persuasión o de sugestión mental, en busca de eliminar las capacidades críticas o de autocrítica de la persona que le oye; esto es, su capacidad para juzgar.

El propósito del informe consiste en explicar ciertos síntomas y comportamientos (la evidencia tiende a indicar que el sujeto – en la literatura se discuten otros casos muy parecidos - no parecía estar muy consciente de los efectos nocivos de sus actos) tomados del modelo propuesto por la PPP, recogidos durante el estudio citado; que  demuestra que  las dinámicas e interacciones entre los sujetos iban más allá de lo que se puede considerar como simples y llanas relaciones armoniosas. El estudio argumenta que las interacciones entre el sujeto bajo estudio y un círculo de amigos se caracterizaban por los síntomas presentados en lo planteado por la literatura que describe la PPP: una excesiva necesidad de controlar y mentir, como mecanismos que le servían para desestabilizar a un grupo: amigos,  conocidos, y en la mayoría de los casos, obtener cierto grado de placer
.
El sujeto bajo estudio, además de las repetidas mentiras y engaños, usaba diversas estrategias durante sus interacciones con los supuestos amigos,  características que describen, de acuerdo la la literatura, al típico PPP, Entre las mas recurrentes herramientas de persuasión que usaba el sujeto bajo estudio se encontraban:

1)  hacerle creer a cada uno de los miembros del grupo, que el oyente en cada momento en particular era su único confidente, con quien solo compartía sus preocupaciones y lo que decía sobre el/los significativo(s) otro(s)
 
2) disfrazar sus artimañas con discursos cargados de un supuesto desinteresado análisis: ej. “ fíjate que yo lo ayudaría, pero es que tiene una necesidad de que lo cuiden y….”

3) destruir la reputación de los significativos otros

4) justificar sus pseudo-preocupaciones bajo un tergiversado manto de católica bondad: “no es malo, pero…..”. 

Estas herramientas de manipuleo psico-social  le servían para, por un lado, sub-estimar a sus aparentes amigos, y por otro, hacerle creer a sus oyentes que andaba preocupado por cada uno de ellos. Mentía indirectamente al entrampar y sugerir que cada oyente por separado era con quien único hablaba del otro o los otros. El uso de un amplio rango de tácticas psicológicas capaces de tomar el control de cada miembro del grupo de amigos mantenía en vilo a cada individuo, y lograba manipular no solo lo que pensaban sus oyentes sobre los sujetos que discutía, sino los comportamientos, emociones o decisiones que sus oyentes hacían en torno a los otros. De Mateo hablaba con Juan, y de Juan hablaba con Mateo, y así hacia con cada uno de ellos: todos  hombres gais latinos en la ciudad de Nueva York, teniendo como propósito, explicito o sublimado, lo anteriormente expuesto.

Los métodos que usaba el sujeto bajo estudio - para obtener tal control (sea directa o sutilmente) – anteriormente, han sido el foco de estudio entre psicólogos, neurocientíficos y sociólogos, y no se limitan a las relaciones de un grupo como el antes citado. La literatura académica discute la aplicación y uso  la persuasión y la tortura de parte de sistemas y organizaciones religiosas, iglesias, políticos,  estados totalitarios, operaciones encubiertas, las investigaciones en torno a la manipulación neurocelular, los ejércitos con los prisioneros de guerra, los cultos.

Se puede sugerir que además de los beneficios antes enumerados, estos grupos y el sujeto en cuestión disfrutan, obtienen placer sádico-erótico al practicar ciertos tipos de crueldad. En su caso, algunos de sus comportamientos - dejar a la gente esperando para lograr niveles enfermos de ansiedad en los que le esperaban, apoyar causas de la derecha religiosa, y justificar las opresiones de clase y raciales – revelaron un tipo de sadismo sicológico que había sido documentado en casos de índole militar, religioso, político. Como ya se ha dicho, hasta cierto grado, el sujeto bajo estudio reproducía en el plano individual lo que se encuentra en situaciones de índole colectiva: religión, guerras, dictaduras, etc.

Para explicar los hechos que ocurrieron antes y después del grupo enterarse de las artimañas que usaba el sujeto bajo estudio, se fundamenta la investigación en lo que plantean los  postulados teóricos del archí-estudiando Síndrome de Estocolmo, y las ideas sobre la colonización mental, racial, sexual de clase que aparecen en los escritos, entre otros, de Paulo Freire, Frantz Omar Fanon, Betty Friedan y Luisa Capetillo. Uno de los resultados, de acuerdo a lo discutido en la literatura que describe la PPP, es que el uso de la persuasión y  dominación como herramienta de opresión y control, en cierto momento, lleva a  algunos de los miembros del grupo a sentir los deseos de desplazar y revertir el mencionado síndrome, a cuestionar los procesos colonizadores, revelarse contra la colonización y la crueldad,  incluso cuando esta es de carácter sublimar (el sujeto bajo cuestión usaba técnicas del extensamente estudiado y muy típico “pasivo-agresivo’; aquel que “tira la piedrita y esconde la mano”). En un principio estos sentimientos y sensaciones no estaban del todo claros, y no es hasta que comienzan a hablar sobre los mismos, a compartir lo que el sujeto en cuestión de cada uno de ellos por separad, que se dan cuenta de lo que estaba ocurriendo.

El primer indicio de que los otros miembros del grupo sentían una incomodidad, que se estaba dando un desbalance en sus relaciones con el sujeto bajo estudio,  se produjo cuando éste, mientras le contaba porque no había invitado a fulanito a una cena en su casa, mostró placer, una sonrisa controlada, algo similar a la sonrisa de la Mona Lisa, El no poder reprimir la sonrisa lo delató, y luego, algunos de ellos, al sentir una incomodidad anímica y el tratar de entenderla, se dieron cuenta de lo que estaba pasando; y poco a poco llevaron al resto de los miembros del grupo a tomar conciencia y demostrar lo que la literatura describe como los anti-síntomas de la PPP. Su respuesta no fue romper re;laciones con el sujeto bajo estudio; decidieron cambiar las reglas de juego y tomar cartas sobre el asunto.

Lo que estaba tratando de obtener el sujeto: conseguir que cada  individuo y el grupo mismo se comportara, sin darse cuenta, de que estaban a la merced de sugestiones exteriores,  tuvo como resultado una serie de eventos, situaciones imprevistas y conductas que recordaban casos  parecidos, donde las respuestas de aquellos que una vez fueron oprimidos, sufrieron violencia de parte de ciertos gobiernos y regímenes totalitarios, en vez de perdonar, calcaban los comportamientos antes criticados. Los que una vez han sido violentados,  física y/o psicológicamente, una vez conscientes de lo que ha pasado, a su vez, pueden recurrir a los mismos métodos de los cuales fueron víctimas: la manipulación mental, la violencia física, la tortura, el placer. En el caso estudiado, los miembros del grupo, al revertir  la violencia, crueldad y otras prácticas. El planificar y comenzar la venganza les dio placer.

La PPP sostiene que dichos comportamientos pueden ser entendidos como desviados o perversos, un desorden de la personalidad, cuyas causas se remontan a la infancia, o las relaciones socio-políticas, a la educación del manipulador, haber sido manipulado por sus padres, sus amigos, sus amantes. En un gran número de casos, el oprimido se transforma en opresor, se oprime a sí mismo y a su vez participa en la opresión de otros. Este conflicto social y personal se multiplica cuando los sujetos pertenecen a sub-grupos: los mulatos, otros afro-descendientes y mestizos que desprecian lo africano o lo arahuaco, y argumentan a favor de la superioridad de la raza blanca o lo europeo, las mujeres que justifican el machismo, los miembros de una colonia o ex-colonia que continúan usando la metrópolis colonizadora como centro y agente que define su identidad;  y en el caso bajo estudio, los hombres gais homofóbicos o auto-destructivos.

El sujeto bajo estudio era un romántico empedernido, quien gustaba  y tendía a enamorarse, sin mucha suerte, de hombres blanco-pálidos, de ojos azules, pelos largos, flacos y pasivos sexualmente.  Con esta información y otros datos en sus registros, el grupo decidió organizar una fiesta, y contratar un chulo que cumplía con las características que respondían al perfil antes descrito, lo deseado por el sujeto bajo estudio, para que durante la fiesta conquistara al sujeto en cuestión, lo sedujera sin nunca llegar al acto sexual, le hiciese creer que estaba enamorado, lo llamara para hacer citas, lo dejara plantado, y luego desapareciera sin dejar rastro, solo la memoria de lo que una vez pudo ser.

La fiesta tomó un giro inesperado cuando el chulo redentor se convirtió en objeto de deseo de otros miembros del grupo y la competencia por conquistarlo opacó los planes de Mateo, de Juan y de cada uno de los que una vez querían vengarse. Ya no era uno, el sujeto bajo estudio, el motivo de la venganza; muchos más entraron en un juego y conductas que respondían a las enumeradas en la taxonomía de la PPP. El chulo redentor (nombre que le pusieron los que planearon la venganza) usó la muy enredada situación para aprovecharse de los muchos otros sujetos bajo estudio, controlarlos y conseguir poder sobre ellos, y dinero. Los datos, dinámicas, eventos y explicación de la nueva relación entre el chulo redentor y los sujetos bajo estudio aparecen en el próximo capítulo de este informe.

Uno de los postulados de la PPP explica que la manipulación mental podría ser una forma particular de egoísmo. A menudo el manipulador demanda de los demás un comportamiento socialmente aceptable, sin el mismo adecuarse a lo moralmente estipulado. Los argumentos de un manipulador parecen siempre, a primera vista, lógicos y morales. Habitualmente, utiliza pretextos tales como que la norma, el « buen comportamiento » que se debe tener en la sociedad o el grupo, sabiendo utilizar los puntos débiles de los otros, haciendo por ejemplo que se sientan ridículos, culpables o heridos en su pudor, lo cual los ubica o mantiene en una situación mental favorable a la manipulación; a conquistarlos.

Saturday, April 6, 2013

Barruntos (?)


Barun pumpún. Remuevo
Barun pumpún. Despierto
Barun pumpún. Descubro
Barun pumpún. Invento
Barun pumpún. Desiertos.

http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/03/poesias-de-la-ralea-de-la-academia-y_23.html

Despedida Diagramada (poema)


Un cuadrado,  cuatro esquinas. Bien
Todo bien. Yo me encuentra en el medio
Ocho lados y de lado, recostado, el del medio
A su lado. Bien, que bien.  Multiplica, resta o suma
Bien. Paso a paso, te desplazas. De su lado, lo caminas
Le circulas una esquina. Bien, ese paso lo mesuras
Desarropas de su lado. Lo acaricias. Subestimas
El tamaño. Qué bien. Lo acaricias, te retiras.

Thursday, April 4, 2013

Culipandeando la Majestad Negra en la Junior de Guayama

Durante el año escolar 1956-57, la bibliotecaria de la escuela intermedia de Guayama - la Junior en la calle Jobos –  organizó una lectura de poesías entre los estudiantes. Cursaba mi octavo grado y escogí el poema Majestad Negra de Luis Palés Matos, nuestro gran poeta, quien mucho antes había estudiado en algunas de las mismas escuelas de Guayama. Todo iba muy bien con la lectura, hasta que llegué donde el poema dice que Tembandumba de la Quimbamba iba por la calle antillana, “Culipandeando…../Y de su inmensa grupa resbalan…../ Meneos cachondos que el congo cuaja….”

La risa, mi risa y la de los demás estudiantes,  le daba forma a toda una lectura muy particular del famoso poema: texto, lector y cultura juntos en un solo cuerpo.  Si andas por los bordes de la "edad de la pavera" con las hormonas a flor de piel, y lees sobre culos e inmensas grupas cuajadas por un congo,  no puedes controlar las interpretaciones, que incluyen las carcajadas, y dejas de seguir leyendo. Y si eres parte del entorno cultural, el referente del poema, lo poético adquiere un nuevo giro, y una visión muy particular de sentir y leer el texto. 
Que la poesía es para reír también, y en el caso de adolescentes con los pelitos haciendo su aparición, a nivel de explosión por dondequiera, los efectos de  ciertas lecturas los elevan más allá de los textos. Y si las lecturas incluyen inmensas grupas, en aquel pueblo tan cerca y tan lejos de África, donde se había visto unos cuantos congos cuajando grupas, y mucho caderamen masa con masa, los lectores sabían/sabíamos de lo que hablaba Palés, sin tener que reducir la lectura a los códigos de los letrados, lo afro-antillano, o lo que anden diciendo por ahí los ensimismados críticos. En aquella escuela, aquella calle, aquel Caribe se saboreaban los “ríos de azúcar y de melaza” y se conocían muchos  “prieto(s) trapiche(S) de sensual zafra”.

Recuerdo también la sonrisa de placer en la cara de la bibliotecaria, ante el gozo de los estudiantes. Los muchachos de la Junior, escuela pública intermedia del muy palesiano Guayama, culipandearon la poesía con gusto, mucho gusto.

 

                                Majestad Negra

Por la encendida calle antillana
Va Tembandumba de la Quimbamba
--Rumba, macumba, candombe, bámbula---
Entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo--gongo y maraca--
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
Y de su inmensa grupa resbalan
Meneos cachondos que el congo cuaja
En ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
El caderamen, masa con masa,
Exprime ritmos, suda que sangra,
Y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
Va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tórtola, rosa de Uganda,
Por ti crepitan bombas y bámbulas;
Por ti en calendas desenfrenadas
Quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
Fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
Sus, mis cocolos de negras caras.
Tronad, tambores; vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana
--Rumba, macumba, candombe, bámbula--
Va Tembandumba de la Quimbamba.
                                                                                                                  
                                                                      Luis Palés Matos

 

Wednesday, April 3, 2013

A School of Education meeting where “there (was) no there there”

The grand dame theatrical elocution,  the florid gay man’s voice and the intention of the questions, “How dared you? Why? Why? Why didn’t you assign student teachers to my school”, were truly out of place at a School of Education cooperating teachers meeting. It was obvious that he wanted to recriminate a colleague, a gay colleague in an elementary euducation faculty meeting (a not very easy place to be if you were gay, as opposed to a belle arts or le French iiterature department) , for not placing student teachers in his school that semester. But, in adddition to the politics,  the theatrics and the performance were not to be at what usually were highly bureaucratized meetings; though one can argue that after Lillian Weber left the faculty the place became a Gertrude Stein's “there is no there there.”

No progressive educational practices in a pro-progressive teacher education institution should be a “no brainer”, but that was not the case with the Lord of the PS Whatever School where the students were to experience different methods and approaches to teach elementary school students. As it was found out later it was not the case either with some of the College teacher educators that were also at the meeting. (Is this gossip? No, as it will be discussed later on, this  anecdotal case study  can serve to explain why there is some degree of failure in the implementation of teacher education programs.)
The PS Whatever elementary school was a highly traditional school with its rigid lesson plans , offering very limited opportunities for the student teachers to experience diverse teaching approaches and methods: from the behaviorist based found at the PS Whatever school to more open ended, student centered activities. In order for the student teachers to be able to plan and manage large group of children they need to face, plan and manage different educational situations. It is quite obvious that when these future teachers will go out into the field they will have to handle diverse school philosophies and practices: from the rigid nineteenth century approaches still found in most inner city schools to schools where student centered curricula drives the teaching-learning experiecnes, usually found in middle class communities. Therefore, the student teachers had to be placed in schools where there were more educational opportunities for them to learn from.
Although the theatrics gave a little flavor to what were usually quite boring meetings, the response by one of the colleagues serves to reveal why professional educational decisions are not often the priority at institutions of higher education. The next day, the very traditional principal of the school where future teachers could not experience diverse scientifically based practices was nominated to be chosen as Principal of the Year. Politics took over. What did not occur to the teacher educator was how she/he was not only betraying a colleague; but sending the wrong message to the students who were refused the opportunities to observe and practice what they had study in her/his own teacher education program; and worse of all, how she/he was betraying what was one of the theoretical pillars of her/his educational institution: progressive education ideas.  This last betrayal is a common problem at schools of education: progressive teacher educators that are not progressive in their own practices, the old “do as as say but not as I do.” Once more la Stein was correct, some schools of education are places where “there Is no there there.”             

 

Tuesday, April 2, 2013

The Mona Lisa Smile

Stop looking at me! Your smile means nothing to me. You are not funny, not funny at all.  You know, I have never seen your teeth. I’m sure they are rotten, like all of your people prior to Colgate.  You don’t have teeth. I am sure you do not have teeth. Your people were not very hygienic. Dirty black holes all over, I don’t think Einstein envisioned a hole that was black inside when he formulated his theory, but it was the best analogy for what he meant. I think he used an ass as a referential. Einstein’s universal asses and you are one and the same. You are a self centered black hole, sucking everything and everybody. I cannot hide from you. Your cynical smile follows me. Bitch! My god, you know what you are: a drag queen. A tranvestite who is always looking at me, feeling sorry for me, with the smile of someone whose pity is bigger than her compassion is what you are.  Of course, you would like to see yourself as caring for others, as a giving soul, but, you know, the flatness of your face, the cynical smile reveals the truth about you, a rigid reactionary who believes to be in control. Standing on the podium, judging me for everything I did that never met your expectations. Pathetic! Passive aggressive! You smile betrays you. It is the same smile of so many others who love to create a problem, any problem, and then judge the failings of others.

But why do I get so angry when I see you? Why must I ask? I know. Of course I know. It is your smile, triggering – though, never willing to accept responsibility - purposely opening old wounds. You could have had the sensuality of, you know her, la de Alba, La Maja; or the repressed sadness of any Flemish woman waiting by a window; even better, the power of the liberator, Juana, la de Arco; but not you. You chose the “it is not my fault kind of attitude” and then dismiss everybody around, and never assume responsibility over your actions.

There were those days when you reminded me of the school principal, well, ex-school principal, since by the time we met, she was a professor. The kind who sits at faculty meetings, and waits and waits for the opportunity to pontificate and evaluate everybody, and then when she was alone with her puppets, it was time to plot, to plot behind closed doors. You and her are the same..... destroying everyone and anyone. But in public, at faculty meetings, there you were. Pen in hand and your smile, assuming the role of grand dame de las letras, annoying me because I refused to accept your colonization mentality. You think, because you presented yourself as a leftist and progressive educator, that I believed your posse? Really?  Pendeja, eras una grandísimia pendeja. If I would have had the power to do so, I would have sent you back to your petite progressive school in Riverdale where you could smile as much as you wanted.

         But your smile was not only a judgmental smile. It was the projection of cruel pleasure. It was the smile of the vicious, bitchy gay male, making rather intellectually limited generalizations, los boricuas son todos vagos. I know you were not interested in the dynamics of the colonial situation, the welfare state, underground economies and working conditions among members of the Puerto Rican proletariat. You were simply trying to annoy me. I know that you could not stand the idea that an older man would not fall for such a hot euro-centric mulatto. I never liked tranvestites and he was a racial and cultural transgressor. Porfapliis! I know better. Trying to anger the objects of your desire is an old Latin American telenovela technique that does not work with me. I might be many things but, hardly a masochist who would lose cordura when confronted with such tricks. If you wanted to conquer me all you needed to do was to say so, and did not have to make stupid statements. And you should have not worn women clothes, and show that smile. Certainly not! Pathetic again! When seeing my bewilderment, all you could do was smile.

          Me? Angry? No kidding. And Columbus discovered America. Which America, you ask. The Southern hemisphere, you know that. The Northern one was discovered by Ponce de Leon. My grandmother was a de Leon. True, she and one million more Puerto Ricans are surnamed de Leon. Most probably her ancestors were slaves in one of the Ponce de Leon plantations. Not according to my mother. She was a descendant of the conquistadores, though not a Ponce, only de Leon. Few could keep the Ponce part, and certainly not, my mama. Sorry mama, you were just another de Leon.  The Ponce was dropped and all you were left with was the smile, the Mona Lisa smile.       

De la Diecisiete al Ty’s y el Anvil era un paso: Oda a las Leatherettes de los Setenta


Quise escribir una oda de tono elevado,  alabar sus heroicos caminos de domingo en domingo en  busca del otro, quizás de mismos, y andar tras sus sombras, las que una vez dejaron en el Chelsea de antes, cuando por sus ventanas todavía se oía el español puertorriqueño, antes de que las musco-locas poblaran sus puertas.

Quise honrarlos con una oda muy lirica, elogiar aquellos pioneros del hoy barrio de moda, recordar sus marchas de domingo en domingo, los culos enmarcados en fajas vaqueras, para evitar ser confundidos con las avecillas vestidas de guinga, los patos de Broadway, sus Garland suicidas, las Streisand del Julius, del Duplex,  en crisis Marie, coristas histéricas, augurios de muertos.  

Quise recoger las vidas de ustedes, pobladores del  mítico Chelsea, contar sus  pasos, señalar las vergüenzas que otros sintieron, mostrar el placer, el desfile hacia el Ty’s  pseudo-vaquero,  para luego seguirlos muy tarde, muy tarde hasta llegar donde el Anvil poblado de cueros; y no pude escribir la oda, ni apuntar sus caras, sus nombres; son tantos y tantos, que hoy no los recuerdo.    

      

Monday, April 1, 2013

El Tango de los Taxi Boys

(En el fondo se oye música de Piazzola, interpretada por Yo Yo Ma. Una pareja de hombres, un joven de unos veinte años y un treintón bailan un tango. Un hombre y mujer sesentones observan los bailarines y conversan)

Sesentón - En Buenos Aires bailé.

Sesentona - ¿Con quién?

Sesentón - Solo.

Sesentona - ¿Por qué solo?

Sesentón -  La pareja que contraté  como acompañante prefería bailar con otros. (Pausa) Se repitió lo que había dejado en Nueva York con mi asistente de cátedra en la facultad y compañero en la casa. Yo seguía pagando.

Sesentona - ¿Para que bailaran con otros?

Sesentón - No.

Sesentona -¿Y seguiste pagando?

Sesentón - Sí. (pausa) Sigo.

Sesentona - ¿Por qué?

Sesentón – En Nueva York, deseo que además de las buenas mesas y conversaciones, divertirme con su mente atomista. En ambas ciudades, entregarme a sus ínfulas de machos cabríos, y que deseen bailar conmigo.

Sesentona - ¿Y te han sacado a bailar?

Sesentón - No.

(El joven bailarín de veinte años se acerca al sesentón, El treintón sigue bailando)

Bailarín de veinte años - Necesito plata

Sesentón: (canta y se aleja) - "…todos dices que es mentira que te quiero" (Saca y muestra billetes)

(Bailarín de veinte años sigue al sesentón, lo agarra por el cuello y lo arrastra. Treintón, mientras baila, se acerca al bailarín de veinte y se lo lleva. Dejan caer al sesentón. Los bailarines recogen los billetes y siguen bailando)

Sesentón (En el piso) - Siempre me gustaron los hombres que me hablaban con firmeza, directos nada de regodeos. Cada vez que me conquistaban, mi pecho se llenaba de sensaciones, sentía el calor del deseo dentro de mis entrañas. Quería ser suyos, solo suyos.

Sesentona (Se sienta a su lado) - ¿Y lo lograste?

Sesentón - No

Sesentona - Fascinante, tu vida. La vives plenamente. Dime, como no los pudiste poseer o que te poseyeran físicamente, ¿que hacías para satisfacer tus necesidades sexuales?

Sesentón - En Nueva York leía a Genet, Cavafis, Ramos Otero, Goytisolo, Mendicutti, White, todos y cada uno de ellos junto a las continuas lecturas del mismo, un solo Mann. En Buenos Aires le escribía al de Nueva York para que me acompañase. (Se pone lentes, lee) Querido profesor adjunto de cátedra y casa, solo muy solo en Buenos Aires, los museos no comparan con los de Europa, Fuera de Piazzola, los otros tangos son para cortarse las venas, cantados por viejos llorones, y compras no quiero hacer. No me interesan los cueros. Ven que te necesito.

Sesentona -Vives una vida de tangos.

Sesentón – Quería entrar bien adentro, sentir su carne. Ser ellos, a veces. Otras, poseerlos. Quería que mataran el yo. Y yo matar el de ellos.

Sesentona - Más Gardel que Piazzola.

(Bailarín treintón se le acerca al sesentón, le quita los lentes, pasea al ritmo del tango, regresa, le quita la camisa, se la pone, deja desnudo al sesentón. Sigue bailando con el de veinte. El sesentón se pone otra ropa, y baila con la sesentona)

Sesentón - Lo único que deseaba era que me quisieran, no me importaba si tenía relaciones sexuales o no. Puro éxtasis.

Sesentona (Mientras baila acaricia sexualmente al sesentón) -  Ya no tienes que aprender a bailar.

Sesentón -  No encuentro sus pasos, ni encuentro su piel. Encuentro la mía. No encuentro sus rostros suaves, ni sus sonrisas, ni sus ojos caprichosos. Solo estos ojos llorosos, apagados. Estas arrugas ancianas.

Sesentona: Bailas muy bien.
 
 
(c) Gerardo Torres Rivera
(Nueva York/Buenos Aires, 2013)