Monday, October 19, 2020

MEMORIAS

It was one of the many small circle of friends’ meetings where we would talk and remember the friend, the loved one not longer with us. As we shared our own memories, the lover cried. No one in the group went over and tried to console him; none of us were one those characters who in moments like that might use the opportunity to take center stage. It was his pain and separation, and only his. There were times when Mark Doty was quoted. He had written about similar gatherings and had lost his lover of many years, "I remember thinking it didn't matter which of us it was, that his news was mine."

Thursday, October 15, 2020

ON THE BEARABLE LIGHTNESS OF BEING WITH LOUISE GLUCK AND A BARRILITO

It is how I feel when I read Louise Gluck’s poetry, a constant sensation of a very light discomfort that never leads into a clarification, as to why is there under my skin. It never bursts, blocking me from exploring the poet’s work impact on my psyche, but bringing me to my Cd player, to play Fado music. I rather read a Romantic who painfully and grandiloquently describes how the rupture with his lover led him to the garden, get a rose, pinching himself with a thorn and bleeding to death, surrounded by flowers in the outskirts of industrial Hannover. 


My body can be quite clear when talking to me. It can spend just one minute, an hour or a day, year, decade searching for an answer. How it looks for responses seems to depend on my mind, which in itself is driven by an inner power that I cannot call with no other name but spirit. Then the body knows. It talks to me, getting help from a drink: a shot of a 25 year old Barrilito given to me as a present by my neighbor. My palate leads me to know the quality of the aged spirit of the rum, to wonder about the sugar cane that began to give form to it. 


My body talks to me talking to itself, saying I am hungry, in love, full of hate and, at times, it goes into clear and no-nonsense words, “You already had three shots, dizzy, stop drinking, and go to bed.” Aged spirits are much easier to handle than younger ones. They are firm, strong tight masses, full of aromas that bring so many levels of sensations and words and joy, pure joy, clear sense of purpose, things that Gluck’s poetry seem to lack. 


Wednesday, October 14, 2020

SI LA VISTA FUESE SUFICIENTE

Si la vista fuese suficiente, no necesitaríamos las palabras, el cantar de un gallo, el arrullo, el consuelo de una brisa, o la fría noche en tus brazos, besos, al mirar en la distancia, podríamos alcanzar a vernos la nuca. 


Monday, October 12, 2020

LIMOGES EN SANTURCE

 La invitación era para cócteles a las siete, cena a las nueve, luego ir a uno de los bares en uno de los hoteles del Condado a tomar más licor, para terminar en uno de los bares gays de Santurce. Llegué a las siete y treinta, no quería dar las impresión de que estaba emocionado o súper impresionado con el que me hubiesen invitado a salir con un grupo tan chic. Esa fue la palabra que usó Tuto para describirlos: "chic". “Son bien chic”. Como lo dijo tan serio, no sé si fue en tono de burla o que verdaderamente creía que así eran los demás invitados.

Cuando llegué, Tuto todavía no estaba allí. Me lo temía. Además de que era un cínico empedernido, disfrutaba de la jodedera y los buenos vinos, pero no de los formalismos. No era de dudar de que ni se apareciese por la muy elegante cena o de que andaba por los cafetines de la Placita de Mercado de Santurce. No era la primera ni la última vez que lo hacía, dejar plantada a la gente para irse a beber a los bares de cualquier barrio popular. En uno de esos bares fue que lo conocí. El grupo chic lo seguía invitando por los vínculos escolares y sociales que los unían: se crió en el mismo sector clases medias, y estudió en el mismo colegio donde fueron educados los anfitriones.

Saludé con entereza,  apreté fuertemente la mano de cada uno de los otros invitados, sonreí, y con un “sí, sí” estuve de acuerdo que era amigo de Tuto. Acepté una copa de vino blanco, y no más ya estaba relajado y sintiéndome cómodo en el muy elegantemente decorado apartamento, abrí los ojos, algo soprendido, cuando vi que uno de los invitados apuntaba con su dedo, al tener de frente la bandeja de porcelana donde traían los entremeses, y decía con un leve gritito y respiración ahogada, estirando la o: “Limooges”.

“Qué carajo hago yo aquí”: me pregunté. Mis platos no son parte de un juego, no tienen procedencia ni nomenclatura. Los compré en quincallas, pulgueros; otros son heredados o regalados. Nada cuadra en mi casa y mi vida está completamente falta de abolengo, apellidos históricos, colegios de renombre y vacaciones con mis padres en Europa. El relajamiento duró muy poco. Peor todavía, como soy algo torpe, temía que pudiese romper un plato.

Tuto nunca llegó. Saqué mis mejores modales, cené, comparti la sobremesa, ofrecí alguna razón para excusarme y no poder acompañarlos por la vida nocturna de Santurce, y salí como alma que lleva el diablo. Me sentí libre al poder abandonar aquel grupo de maricas estreñidas por la historia, y me fui hasta la Placita de Santurce, al cafetín donde sabía que iba a encontrar al sinvergüenza de mi amigo del alma. Cuando me vio llegar azorado, con mirada de “yo te mato”, el muy, pero que muy maricón malicioso -y lo mucho que lo quería- echó una carcajada y preguntó: "¿Cómo te fue”?”. 

(Este relato está dedicado a mi querido amigo, J. Batlle, QEPD, quien disfrutaba de la versión original, la real, de burlarse de los gays "falsos burgueses", de exagerar la o del Limoooges, y de los cafetines de Santurce. Es la cuarta versión del mismo como parte de mi intención de presentar mis escritos "en proceso" que sirvan para evidenciar mis teorías sobre blogueros, inluidas en este blog. )

Friday, October 9, 2020

QUÉ HACER FRENTE AL CHICO AFEMINADO O LA NENA MACHÚA

La joven maestra se acercó a mi oficina y con la sinceridad que pocos tienen en situaciones donde hay que aceptar los prejuicios, abrirse sin tapujos, contó casi avergonzada, adolorida, por qué sentía una ira enorme cuando tenía que trabajar con el chico, su estudiante en escuela primaria, que era bien afeminado. No era la única ni la última, ni la rabia hacia el otro se limita a los que la sienten frente a los chicos cuyos gestos no responden a los del "macho estereotipado" o las niñas poco femeninas. Incluye a cómo tratamos a los de otro color de piel o etnia o religión, y hasta dentro de un mismo pueblo o grupo, a los que pertenecen a otras clases sociales, económicas. Qué mucho gay o heterosexual se cree que flota sobre los demás por asuntos de estatus, de la percepción del "yo desasociado".

Frente a las dos situaciones como aquellas que mi estudiante de maestría y maestra de primaria -yo para nada era o soy buen terapeuta- presentó, tuve que separarme (después de todo mi vida en el CCNY no era una camino de rosas), y bosquejar mi respuesta: primero, ella y su reacción visceral; segundo el chico. Decidí empezar con los sentimientos de ella, aunque destructivos, no se podía negar su existencia. Hablamos un rato sobre la historia de los hombres y mujeres homosexuales y cómo eran usados y maltrados, sin muchos saber verdaderamente lo que causaba la homosexualidad o intersexualidad, y cuán peor era para los que lucían -aunque no fuesen homosexuales, como lo era su estudiante, afeminados o masculinas. Ella era también víctima de la historia. Luego, sobre el niño y lo que él tenía que vivir todos los días, sin poder articular las vivencias, sensaciones, visión de su diario existir. Algo consolada, dijo que le parecía que la madre lo trataba bien y no era afectada por el “afeminaniento” del hijo. 

No todas las madres o padres o maestros responden con respeto y amor hacia los hijos o hijas que no cumplen con las “normas” que la sociedad formula y organiza en distintos contextos o en cada momento de la historia, ni tratan de educarse sobre el tema. Conozco suficientes casos para armar todo un texto, algunos personales, otros contados por amigos y estudiantes, además de los que son discutidos en la literatura. Los suicidios no dejan de aparecer en los diarios. En CCNY tenía una compañera típica católica pequeño burguesa liberal que, de vez en cuando, entraba a mi oficina y me decía que no hablara sobre mi homosexualidad. Si lo hacía era como parte de los contenidos en los cursos. Y no eran los años cincuenta. Eran los ochenta, después de yo haber pasado años en terapia, estudiar y leer extensamente sobre el asunto y participado en activismo político “pos-Stonewall”. Por suerte, tenía otros compañeros que no eran víctimas de la ignoracia ni usaban mi cuerpo para protegerse ellos. La maestra, la madre, el padre, el hermano mayor que reacciona con ira y violencia frente al niño afeminado o niña masculina, dicen más de ellos que de los que a temprana edad viven rodeados de tanta crueldad e ignorancia. 


Wednesday, October 7, 2020

THEATER OF THE GROTESQUE IN ARIEL’S APARTMENT

The apartment was in itself an art piece, a very personal one; not a copy of a Mondrian or the latest fashionable architect, much less a furniture store showroom. As one walked into the foyer there was a big copy of a Mapplerthope photo, an imposing portrait of a black man, standing guard, watching the visitor. The print was hung over the shelves, holding his always on music equipment. He loved disco music. The foyer led the visitor into a two level living room, typical of the 1940’s building. He built a platform next to the spacious windows where he had a small table and two chairs, facing the notorious and iconic Chelsea Hotel. For a few years, the Living Theater troupe had its headquarters there and often we were entertained by their street performances; few of them intended to represent life as a dreamy fairy tale. After Guillermo’s death, his lover -an architect- of many years, he changed the place, and with the exception of two or three Ikea pieces, he built the rest of the furniture. Two of his big canvas, recreating the universe, hung on the living room walls. The place was comfortable, inviting to observe it and relax, until the false sense of peace was shaken. He placed around different corners, angles, a wall here and there, underneath a chair, crawling into a lamp, plastic copies of insects, a roach or a beetle, a small line of ants; and in the bathroom, next to the sink and on top of the toothbrush and paste cup, a case holding an extensive set of different types of teeth he had gotten from the dentist who had an office in the first floor of the elegant and period piece building. After Guillermo’s death he rarely invited people, but it was always a great pleasure to see their reactions when they realize (conscious or not) they were on stage with the Theater of the Grotesque. 

Tuesday, October 6, 2020

LA BUSCONA, NO DE QUEVEDO, EN CCNY

Ella leía; no procesaba lo leído. Citaba a Paulo Freire y hacía comentarios  -teorías sacadas de la manga- sobre tal grupo racial o colonizado o étnico como si fuesen verdades absolutas; apoyaba y premiaba directores escolares cuyas escuelas primarias parecían cuarteles militares; publica artículos reciclados, tomados de las monografías que ssu estudiantes escribían; instalaba títulos -Educación Especial Bilingüe: hay que ver e! currículo- a base de lo que el Estado sugería o requería sin darse cuenta de que lo propuesto, rellenado con referencias de otros campos, carecía de suficientes estudios y material académico para armar un curso, mucho menos una maestría; permitía y fomentaba sutilmente la homofobia sin conocer nada sobre la biología que hace de los cuerpos el ser muy distintos unos de otros; prefería oir a una académica europea hablar sobre las lenguas minoritarias, que a los miembros de esas comunidades. Se creía muy astuta y lo único que era, una buscona caminando por los pasillos de la academia. 

Monday, October 5, 2020

UN ECUATORIANO EN NEW JERSEY

Antes de viajar le dijeron sus amigos que evitara juntarse con otros latinos en los Estados Unidos. Llegó entusiasmado a visitar sus parientes en un pueblo clase obrera, media baja, cerca de la ciudad de Nueva York con una población numerosa de cubanos, dominicanos, ecuatorianos, colombianos, y al norte del mismo, los pueblos más afluyentes donde la población es mayoritariamente “blanca”: los llamados "wasps", italianos e irlandeses. Aprendió a usar la transportación pública, y ni se sentaba al lado de la gente con aspecto “latino”. Pensó que se había colado e integrado, ya que él se veia y era visto como “blanco” en su Guayaquil natal. Nunca se le ocurrió que sus ojos achinados, su tez blanco-amarillento, pelo rizo lo colocaban dentro de lo que los gringos llaman un "high yellow", un mestizo; hasta que un día, un grupo de supremacistas “blancos” lo siguieron cuando se bajó del autobús y le dieron una paliza, mientras lo llamaban, “fucking nigger”. Nunca entendió porque lo llamaban “negro”. 

Sunday, October 4, 2020

LA ZORRA SIN UVAS

Lo pediste: perdón. Tienes buenos modales, conoces cómo deben comportarse los chicos de familia clase media. No te engañes. No me engañas. Fundamentalmente, sigues igual. No ha cambiado nada en tu moral de zorra en una fábula. Quieres las uvas y un final feliz. Recuerda que Esopo no escribió cuentos de hadas.

Friday, October 2, 2020

PANDEMICS (1980-2020), MEDICAL PLANS AND CRUELTY

A close friend, a woman, suffers of allergies and during certain times of the year, the symptoms get worse. This time, around three months ago, she began to feel sick, tired and was treated for her allergies. The treatment did not help. As she began to deteriorate, unable to use hr arms, legs, drink or eat easily, the doctor stopped the treatment and did all kind of tests to find out what was going on. The tests had to be sent to the USA and came back indicating she has an autoimmune disease. As she became more ill, they rushed her to the hospital and was treated with very strong dosages of cortisone. She was placed in a large room with four more patients. Within two weeks all the patients became infected with Covid. 

As it happens in Puerto Rican hospitals, unless you are rich and can pay for a private nurse, relatives usually stay 24 hours with the patient, helping with the basics: bathing, feeding them. Her husband was there for two weeks, and when she tested positive also, he asked if the hospital was going to test him. “No”, was the answer, to go home, get a referral from his doctor and be tested. He also came out positive and did the 14 days quarantine and then turned out negative. Luckily, the rest of the family came out negative. Like all Covid patients, she was isolated and no one but medical staff is allowed in her room. They communicate with her through the smartphones, but she cannot respond. For reasons that are not clear to me, her treatment of the original autoimmune disease was stopped and new ones, experimental, dealing with the virus began. She is a very good friend, with unconditional solidarity like “primitive Catholics” were with each other before Christianity fell into the hands of politicians; a  strong woman who is not easily scared, determined and ready to act, a Puerto Rican “matrona” in the fullest meaning of the world. A friend we all should have. 

As I wait daily for news -her husband and son keep me informed, I read two short stories dealing with medical plans: Indian Camp by Ernest Hemingway; and Face Time by Lorrie Moore. Cruelty and medicine are themes addressed in both stories. Hemingway does not hide it, places it right on the face of the reader. Moore is more reserved, dresses up cruelty as part of medical protocols, uncertain science as it is applied by medicine, experimenting with people. While talking with my friend’s husband and son, news are not very promising, I find that both of them sound very tired, kind of having given up with the “mistakes”, not on purpose, made by the medical professionals, institutions. Cruelty is not in their vision of what has taken place.

During the previous pandemic, around 1980, my very good friend Frank was hospitalized and isolated. He suffered of what was informally known as the “Gay disease”. It was not yet in the public domain but some gays in San Francisco and New York were becoming very sick and doctors did not know what was going on. Visitors could see him through a glassed wall. The medical personnel treated him, but were simply figuring out it this or that medicine would work out. None did. Some made him sicker. He gradually became emaciated. The broad shoulders, strong arms, legs, handsome face, man ended up looking like a character from a horror movie: big eyes and a skeleton. He died around two or three months after being hospitalized. 

When I first visited him, the hospital social worker asked me if I could meet with her. I knew nothing about what was going on and was informed about it, interviewed, gave names of other people who knew him and that we were just the best of friends, no sex. Luckily, it was not a communist country, otherwise, I would have been interned and never heard of again. Some quarantines are more restrictive than others, more so, when nothing is known about the disease. 

Frank was the first friend of mine who became infected with HIV. As time went by, more of my friends began to get sick, all of them died; one killed himself in my apartment. I was away for the weekend and the memory of rushing back to New York to deal with the police, cleaning the mess left by him in the bathroom, where the suicide took place, seems now like it was a cathartic event. I did not ask another friend who knew what was going to happen, how he did it, but the walls of the bathroom were covered with excrements. It did not look like it was a peaceful life-death transition. Having very supportive friends helped me go through the process, including, dealing with my work at CCNY, and face the “very nice” liberal petite bourgeoisie hetero colleagues. Had they known what was going on among gay men, their passive-agressive kindness would have taken a not so pleasant turn. 

In Hemingway’s story, once the lady gave birth, the baby bathed, they went over to check on the husband. He could not take the pain his wife was going thru and killed himself, slashing his throat. Moore ends her tale ascertaining that  her father’s desire to be able to live up to November and be able to vote was too much to hope for.

After my friend’s burial a group of friends got together to held a memorial. We did not talk about the disease, suicide nor praised his greatness or used the moment to go into “touchie-feelie” anecdotes. Like the “grand queens”, gays of my generation can be and act, we dished and trashed him. We had very good wines and “pate de foie gras” -one of them used to call it using Americana gay talk “French liver spread.” There were some straight friends in the memorial, and all they could do was laugh; and, I am sure, say to themselves, “Oh, my God!, they’ve been cruel.”

Wednesday, September 30, 2020

SUDORES NOCTURNOS, TODO TIPO DE VIRUS Y EL BEBÉ INTERIOR

Mi bebé interior lo recuerdan las marcas en la pierna dejadas por las hormigas que me picaron cuando se aprovecharon de un descuido, uno de muchos, y el agua con azúcar se había derramado sobre mi cuerpo. No tengo más detalles. No pregunté más cuando indagué sobre esas marcas, evitando que me dieran otra paliza por preguntar de más. 

Agua con azúcar le dan a los niños bien pobres para calmar su hambre. Lo éramos, bien pobres, y rodeados de alcoholismo y violencia. Cuentan otros que hubo noches pasadas entre los platanales, cafetales, bosques en Jájome, huyéndole a la violencia. Quiénes huían y a quién no es difícil de concluir. A mis dos hermanas mayores las mandaron en un momento a vivir con los abuelos y una tía. No estudiaron; eran sirvientas en casa de parientes. Mi hermano mayor se quedó de peón. Si quieren más evidencia: dos hermanos terminaron como alcohólicos crónicos, una hermana vivió desde que bien niña con todo tipo de enfermedad, entraba y salía de hospitales municipales, se trató de suicidar dos veces. Las dos mayores las salvó su vida con las otras familias. 

En CCNY traté una vez de contarle esa historia a un compañero y me contestó con el cinismo que lo caracterizaba, como si yo hubiese sido un embustero. Ahí, en el muslo y los datos sobre mis hermanos están las marcas que siguen como huellas activando el bebé interior; al que trato de proteger con mis cuentos, terapias, y una buena “malacrianza” de vez en cuando, a los que se creen que pueden seguir “jodiédole” la vida a los demás. No las excuso, las justifico. Y que superar el pasado, y que perdonar, y que trascender la historia para ser feliz: ideas de psicología de botica y pequeños burgueses en busca de su zona de confort. Imposible si el bebé interior sigue conmigo. Lo oigo. 

Cuando me enteré que era ceropositivo comenzaron los sudores nocturnos. Todas las noches despertaba bañado, débil. Aprendí en los grupos de apoyo a los que asistía y con mi médico, que eran muy comunes entre los infectados. Ir a trabajar a CCNY y tener que relacionarme con los ratones de bibliotecas y estudios atomistas sobre tal o cual método era tan desagradable como los sudores nocturnos. Regresar a casa, y enfrentarme a mi vida y a la de mis amigos enfermos no era fácil: tenía uno viviendo en casa porque él no tenía ingresos, perdió su trabajo, y dependía de un plan médico auspiciado por el Estado; además de otros amigos en Nueva York, Alemania y Puerto Rico. En CCNY hablaba con dos estudiantes que estaban infectados -no querían que le dijese nada a nadie más. Ambos murieron. Los sudores nocturnos dejaron de aparecer por un tiempo, aunque de vez en cuando, cuando tengo pesadillas y sueño con un bebé o un niño, despierto bañado en sudor. 

Tuesday, September 29, 2020

UN PLAGIO DE HOMBRE Y UNA MUJER FRENTE AL ESPEJO

El crítico argentino dijo que la gran novela del autor que ya había sido acusado unas cuantas veces de plagio era una copia de La autopista del sur y Tres tristes tigres. Guapo, alto, espigado, voz modulada, afectada, moldeada por su estudios en la facultad de teatro, pelo rizo no grifo, piel trigueña. Durante una entrevista sobre el racismo en Puerto Rico, su nariz -dijo- era criolla. Las narices son perfiladas, anchas, chatas, aguileñas, respingadas, botones; mas, describir una, usando un concepto que sirve para identificar culturas y el mestizaje, da la impresión de que el reconocido autor oculta algo; asume otra identidad, otro hombre que no es él: plagia. Semanas más tarde, después de leer la entrevista, lo vi en el Museo de Arte de Puerto Rico, observando un cuadro por una artista puertorriqueña de su generación, en el cual aparece una mujer desnuda, blanca y rubia, en una sala, sentada directamente frente a un espejo que no la refleja. Ella ve árboles, nubes, naturaleza. 

Monday, September 28, 2020

CUESTIÓN DE GANAS

Con mi escritura no he seguido al otro
ni modelos ni géneros ni tendencias.
hice lo que salió de ese espacio interior
sin métodos o académicos estreñidos
donde surge porque me da la gana. 

Sunday, September 27, 2020

NOTAS SOBRE CÓMO ME VEO Y TE VEO O CÓMO CREO QUE ME VES

En un excelente ensayo, muy bien documentado (NY Times, 27/09/2020), Jason Farago dice que con Durer comienza “a Renaissance conception of the self that has become so commonplace we don’t even notice it: the self as a subjective individual, the author of one’s own life story. And a modern conception, too, of what it means to be an artist.” El autor no incluye a Velázquez (razón suficiente para ir al Prado en Madrid), quien se pintó a sí mismo pintando a la familia real española, como si nos hubiese querido decir, “cómo veo a los otros es una proyección de cómo me veo yo” (si muchos estuviesen conscientes de esa sentencia serían más cuidadosos cuando dan opiniones sobre los demás; especialmente aquellos cuya cultura se limita a cosméticos y marcas de tenis o de carros). Con Velázquez no es solo la representación del “yo” lo que importa; se extiende a la relación del ser con los que lo rodean. Sugiere el poeta Oppenheimer (excolega en CCNY) que con el soneto comienza esa tendencia en la literatura. 

El asunto se complica cuando el cómo te veo es reflejo de una codependencia donde el autor o el pintor o el farfullero de cafetín o peluquera de beauty en Ponce lo hace para satisfacer a otros: el marido perritofaldero que hace comentarios para demostrarle a su mujer que es “bien macho”; la "highschooler" que quiere ser aceptada en el grupo de las “chicas-in” en la escuela; el malandrín que está tratando de se admitido en la pandilla del barrio; la boricua que desea dejarle saber al gringo que ella no es controlada por su etnia y ataca a su propia gente; la lesbiana u hombre gay que le ríen los chistes homofóbicos a los heteros; y muchos casos más. Con Durer se da el retrato del “yo”. Con Velázquez el “yo” no existe en un vacío. 

Saturday, September 26, 2020

ENTRE EL LÍBIDO EN SANTURCE Y LOS DATOS EN UNA HACIENDA EN GUAYAMA, SIGLOS XIX-XX

Luis A. Figueroa en el libro Sugar, Slavery and Freedom in Nineteenth Century Puerto Rico (2005) relata que en la hacienda Berdeguez en Guayama hubo un incidente durante una fiesta de bomba, donde un hombre mató a otro por asuntos de celos, ambos enamorados de una mujer llamada Mayombe. Como resultado, los hacendados prohibieron el baile de bomba en todas las haciendas de Guayama. El libro explora las contribuciones de los esclavos y libertos al desarrollo de la economía puertorriqueña durante el siglo antes mencionado, ya que, “The contributions of the black population to the history and economic development of Puerto Rico have long been distorted and underplayed.” 

No es de dudar que la historia oficial, no solo en Puerto Rico, pero en casi todo el mundo, excluye las voces de los pueblos, “la gente de a pie”. Sobre este tema abunda la literatura y las discusiones de las razones por las cuales los cocorocos intelectuales o políticos o religiosos deciden presentar narrativas algo discriminatorias y limitadas en su panorama. Eso no quiere decir que la gente no haya hablado, contado sus historias. La llamada narrativa folklórica está saturada con cuentos sobre los pueblos. En Puerto Rico no es distinto, y la música popular, desde la muy mestiza jíbara hasta la afroboricua, ha servido de voz y documento. Pueden ser criticadas esas fuentes porque es harto conocido que los narradores cambian los relatos, la memoria los distorsiona, el interés de tal o cual grupo los censura (una crítica que se ha hecho de la Biblia, comprobada con los últimos estudios arqueológicos). 

Antes del libro ser publicado, don Rafael Cepeda había compuesto la letra para una bomba, titulada A la Verdegué. Aunque el libro fue publicado mucho después de que la letra para la bomba fuese escrita, y el nombre de la hacienda en Guayama tenga una ortografía distinta, se puede concluir que los eventos en la hacienda sirvieron para la composición de don Rafael Cepeda. Cómo llega donde el compositor en Santurce la historia de lo que ocurrió en Guayama tiene que haber sido a través de la tradición oral, el cuento popular. Las diferencias entre ambos no se reducen al nombre de la hacienda, incluyen el pueblo -los eventos documentados ocurrieron en Guayama, y don Rafael los sitúa en Mayagüez- y al enfoque en lo contado. La tragedia, el inmenso poder de los hacendados, y sus consecuencias, prohibir las fiestas entre los esclavos en todas las haciendas de Guayama, fueron activados por la pasión desbocada, el amor a una mujer, y don Rafael no los menciona: enfoca la bomba en el peligro de acercarse a La Verdegué, “porque hay una negra que cuando cura, cura puro café, pone a los hombres arrastrándose hasta lo pies”. No podemos culpar a don Rafael, es que, al fin y al cabo, no muy pocas veces, el líbido ha cambiado la historia. 



Friday, September 25, 2020

MADAME KALALÚ: FROM HAITI TO PUERTO RICO

Legends are exaggerated truths, and when it comes to Madame Kalalú, all we have left are the word of mouth stories, Rafael Cortijo’s plena, interpreted by his combo, and later on by Willi Colon/Rubén Blades’s salsa, a rather academic and “de salón” version. She is also mentioned in several Puerto Rican fictional tales, and poems. To my knowledge, no documents have been found that can prove her existence. 

The story goes like this: Madame Kalalú was involved in the revolution that ended the French occupation of Sainte Domingue, Halti, and, consequently, abolished slavery completely. Once Haiti was liberated, she took upon herself to travel throughout the Caribbean to continue her revolutionary work, freeing slaves, and to start the creation of new countries in the region. In one of the versions of the song she is transplanted to contemporary Puerto Rico, working as a spiritual medium who is asked by the narrator of the story. singer, to answer very difficult questions regarding her work and about some not so easy to handle events. The lyrics begin telling her that the singer does not speak Quimbo nor Quimbiembo; to be straight forward and clear. What is very obvious is that Madame Kalalú is a powerful figure.

Cortijo places the interaction between the singer in an area of Santurce, known today as a Barrio Obrero, which when Madame Kalalù -had she been there- visited Puerto Rico was part of the town known as San Mateo de Cangrejos. It was founded in 1760, the first one of its kind in Puerto Rico, by black peoples, the land given to them by the king of Spain in compensation for fighting the pirates that were trying to take over San Juan. Santurce is an island divided by channels that separate it from Old San Juan and the rest of the island; and they blocked the ships, so they could not get in; cutting off the delivery of fresh water to the ones who already had taken over Old San Juan. The Spanish “naval” was fighting them in the bay, though the pirates had already taken over the old city. 

What is known today as Santurce was mostly populated by blacks during the centuries prior to the mid 1800s, working in farms, many of them were runaway slaves that had gotten away from the islands east and south of Puerto Rico. In order to destroy the plantation economies of the Dutch, English and French islands, the King of Spain offered them small plots of lands, freedom if they moved to Puerto Rico, settled in specific areas and accepted the Catholic faith. 

After keeping off the pirates, the king granted them the right to have their own town, and in 1760 San Mateo de Cangrejos was born. Had Madame Kalalú truly existed, visited Puerto Rico, she most probably lived in that area. But kings change and power struggles can dismiss history, and in 1862, the category of town was eliminated, most of the land taken away from its inhabitants and given to European settlers and the area was renamed Santurce. In one of the tales about Madame Kalalú she continued her revolutionary work, was caught by the French in New Orleans and killed. 

The area known today as Barrio Obrero is populated mostly by immigrants from the Dominican Republic. One of them, a robust young woman owns one of the vegetable and fruits shops in “La Placita de Santurce”, the market around the corner from my apartment, where I often go to buy papayas, mangos, guanábanas, parchas, mafafos, yautías, aguacates. Whenever she sees me, she greets me with a big smile and says to me, “Amorcito, qué te vendemos hoy?”, bathing me with the the same love, I am sure, drove Madame Kalalú’s work. 

Thursday, September 24, 2020

LA ASTUCIA EN SÁLVESE EL QUE PUEDA COMO PROGRAMA DE TELEVISIÓN CON EL VIRUS COMO DEPORTE EXTREMO

Antes de ser examinado y comprobar que yo era cero positivo había dejado de tener relaciones sexuales, y así estuve por más de diez años. Luego, por asuntos de edad y cambio de estado de ánimo, estaba fuera de liga, y las relaciones que tuve fueron pocas, y tan protegidas y superficiales que parecían relaciones de pubertos. Esa defensa me protegió. Además de escoger la abstinencia sexual, seguí con la homeopatía como tratamiento médico. Hace unos años un conocido, amigo de un amigo, doctorado y profesor de genética en una escuela de medicina, especialista e investigador en asuntos del VIH me dijo que como por los últimos veinte y pico de años nunca me había enfermado tuve que haber matado el virus. El último de mis muchos amigos a quien el virus les destruyó su cuerpo murió hace seis años. Toda esa gente que anda hoy jugando a ser “anti sistemas”, retando a las recomendaciones de los especialistas, no dudo que creen en las ideas nihilistas que promueven  “sálvese el que pueda”. La vida no es un programa de televisión que entretiene con “juegos/deportes extremos”. Para ellos, si nos matamos o se matan otros, no importa, el juego es lo verdaderamente importante. Recuerdan a las fábulas (y a unos cuantos parientes, ex compañeros de CCNY, políticos) donde poder robar, engañar, armar trampas, la astucia -pasarse de listo- son más importantes que los principios.  

Wednesday, September 23, 2020

LA MÚSICA JÍBARA CON MI HERMANO FÉLIX EN BROOKLYN - 1967

Crecí oyéndola en casa, no en el pueblo de Guayama. En el pueblo oían o a Rafael Cortijo o Camen Delia Dipíní o Felipe Rodríguez. La música jíbara la tocaban en la radio del pueblo para la época de Navidad solamente. La oíamos en casa porque la familia nunca dejó a Jájome por completo y mi hermano Félix y mi sobrino Juan tocaban guitarras y, a menudo, se dejaban llevar por las décimas o un buen seis. Hasta improvisaban. Los fines de semana subíamos a Cayey. Allí -todavía el pueblo no había sido convertido en un parque de fábricas, casi suburbio de Caguas, y estaba rodeado de cafetales, plantaciones de tabaco, frutos menores-, oían música jíbara todo el tiempo. No era música navideña ni  cambiado el nombre a trova o campesina. Era música jíbara. 

Pasé por las etapas que pasa todo adolescente de mi generación puertorriqueña, me alejé de la música de mis antepasados, e igual que muchos boricuas, archivé la música jíbara para solo oirla en Navidad. Me mudé a Nueva York, segregué más del mundo de los puertorriqueños, entré al multiculturalismo urbano de la ciudad, y mi diario vivir era el de cualquier joven con aspiraciones a ser “avant garde”, “estar en todas”, ir de discotecas, janguear en los cafés del Village, fumar y beber, estudiar y hacerme un profesional. Faltaba algo, y fue en casa de mi hermano Félix, en Brooklyn, 1967, se dio una catarsis, entendí lo que me pasaba: necesitaba mantener un vínculo con mi historia. Mi hermano nunca desplazó la música jíbara para solo tocarla en las fiestas religiosas. 

La música que surgió del genio creador de los jíbaros isleños, descendientes de los colonizadores españoles, mezclados con taínos y africanos, formando un fenotipo mestizo y una música igual de criolla. La décima, melodías, tipo de voz, instrumentos musicales reproducían a sus ancestros de la península ibérica y Canarias con influencias de las otras culturas, desarrollándose la construcción de instrumentos propios como el cuatro, tiple, bordonúas, guitarras y el nativo güiro, idiófono raspador construido con un fruto de la isla. La música jíbara se compone de varios estilos musicales, denominados seises, cadenas, aguinaldos, controversias. Los trovadores hacen sus versos en rima, principalmente en décimas y decimillas fijas o improvisadas, con una característica en el tipo de expresión vocal muy parecida al cante jondo andaluz.

Ir por casa de mi hermano era no sólo visitar a mi familia, comer bien y aprender sobre la música que nunca abandonó mis entrañas. Desde Puerto Rico conocía a algunos interpretes, y empecé a apreciar otros. Por primera vez supe quien era el Maestro Ladí, vivía por allí cerca y socializaba con mi tío Santos y mi hermano, Maso Rivera, la Alondra, Germán Rosario. Eran cátedras informales dadas por quienes aprendieron en los cerros de Jájome sobre la música que entra más allá de la conciencia, y en Brooklyn, en casa de mi hermano Félix, me ayudaron a mantener una continuidad con mi historia. Si me dejan, y me dan un pie forzado, improviso. 

ACARTONADOS MÓVILES

Quién decías que eras guiaba la mirada, el oído, la razón. Has dicho lo mismo de distintas formas por tanto tiempo, que hoy, los gestos calcados de revistas de modas o películas chaplinescas o caricaturas a lo Disney solo quedan. Acartonados móviles.

ALÉJENSE DE MÍ, VIRUS MALIGNOS

Hijos de diablo, fuera de aquí, fuera
Sobre mi cabeza formo un círculo
Imploro a los espíritus benignos, ruego
Sáquenlos de aquí, solos, que solo vayan
Con mis brazos y manos volteando sobre mi pelo
Encuentren la luz, abandonen el mal
Sobre mi cabeza, con mis manos los espanto
Fuera de aquí, fuera de estos cuerpos, fuera
Dos vueltas y una buena sacudida de manos
Con el poder del viento, cuerpos temblorosos y oraciones, me limpio
Sobre mi cabeza, con mi fuerza interior, brazos y manos los ahuyento.
(Eso espero, porque la ciencia anda medio perdida).

Monday, September 21, 2020

LA MOSCA Y EL COCODRILO

Nada que ver con la cucaracha de Kafka y mucho con la mosca de Buñuel en San Simeón del desierto. Llevaba rato amargándome la vida. Primero la sentí sobre el brazo izquierdo y lo sacudí. Se fué. Después, al rato, parada sobre mi oreja derecha, y le metí tremendo manotazo, a la oreja, y la mosca salió volando sobre la baranda del balcón. Una vez relajado, perdido como acostumbro, absorto en mi bebé interior, babeándome, la sentí sobre mi fornido muslo -yo estaba en ropa interior- y cuando vio mi dedo índice juntândose con el pulgar, formando un círculo en camino a darle tremendo golpe se movió hacia el interior de la sala. Me dije, ya basta. Decidí cambiar de estrategia. Como las moscas no discriminan entre productos frescos y podridos, y, además, recordé que la noche anterior había visto una película filmada en Tallandia sobre un cocodrilo asesino, en la cual el héroe, un americano blanco y rubio, salva a la población nativa -humanos y otras especies-, de ser consumidos por el inmenso reptil, quien guardaba sus presas hasta que estas estuviesen podridas para comérselas, me moví hasta la nevara y busqué una carne que llevaba semanas refrigerada; boté parte y dejé una porción sobre la mesa del comedor. La mosca cayó en la trampa. Una vez se plantó sobre la carne, rápidamente, la cubrí con un envase de cristal, mas bien, vidrio. Ella dejó la carne y se pegó al lado interior del utensilio de cocina; suplicando, no dudo. Allí quedó, encerrada, rodeada de pudedumbre. Al cocodrilo lo mataron con tremendos rifles, y el macharrán gringo se quedó con una tailandesa. Yo regresé al balcón, a seguir babeándome. 

PLANTAINS AT THE CCNY WORKSHOP CENTER FOR OPEN EDUCATION

“Karl Marx en el Prólogo a la Contribución sostiene que cuando se estudian los cambios ocurridos en las sociedades, se debe diferenciar entre los conflictos ocurridos en en el terreno de las relaciones sociales fundamentales y aquellas formas ideológicas expresadas a través de los objetos, el material que sirve para proyectar las ideologías de un grupo o un individuo; también exploradas por Leslie White en The Science of Culture; y por  James Deetz en su libro In Small Things Forgotten.” (“Entre las Lladró y Capri en Río Piedras”. https://memoriasdeunsetenton.blogspot.com/2020/09/ entre-las-lladro-y-capri-en-rio-piedras.html)

Before it became a pedestrian, elementary science classroom under the euphemism "inquiry center", the Workshop Center for Open Education was the ideal space for exploring the world as a material space as well as a world of ideas. A poet or a scientist, a behaviorist or developmental psychologist, a socialist or a capitalist, a homosexual or a hetero person were always welcome there.The Carl Rogers and Luis Iglesias' book titles, Freedom to Learn and Didáctica de la Libre Expresión, express very well the principle that guided the place. And that unique and delicious vegetable, plantain, that is closely related to a fruit, banana, was explored and served, while studying its relationship to ideas on race, economics, slavery, colonization, cultural values, and curricula. 

Ideas discussed by authors such as Luis Iglesias, Carl Rogers, Simón Rodríguez, Jean Piaget, Emilia Ferreiro, Weber, Perrone, and quite a few other educators that wrote on the importance on methods and student-centered curriculum, were studied and discussed using plantains as the springboard for further discussion. Many stories, poems, constructs and procedures were presented or saw their genesis in the place that Lillian Weber founded and directed for a long time. This essay is in honor of Lillian, who for so many of us stands, and must continue to stand, for the ideal educator -- and this recognition is not because of some kind of cult adoration, or personality superiority or perfection of hers, since we had quite a few yelling sessions; and then, after quite a few class sessions the two of us went out to dinner and continued the exploration of ideas as well as some gossiping on the College. . 

As an educator, one can point to those instances where goals are achieved with gusto, providing a great sense of satisfaction. If aiming at specific objectives, a traditionally organized classroom can serve as the space where these objectives are met. But if the purposes are larger than taxonomies, hierarchies, the rigidity of the traditional disciplines or passing standardized exams, then a different kind of view of the world and space is needed. There must be a place, physical and ideological, where multiple possibilities to understand, construct, formulate an idea, a theory, a construct, a poem, bodies and languages, and that was the Center that Lillian founded.

And in that place, plantains were, before I was asked to leave and forced to walk around with my bags of limited resources, one of the most liberating sources of knowledge a teacher educator can use, study and appreciate. Yes, plantains were an integral part of the course that for many years I taught at the Center. The vegetable that looks like its related fruit, bananas, but is not, has not only been a source of nutrients or the ingredient for recipes, it is also the symbol of slavery and survival, racism and stereotypes, and, unfortunately, a source of some form -as strange as it sounds- of personal and ethnic shame. It is not an accident that some European fans and soccer players use them to "put down" African and Latin American players.  

Most of the students in the course being discussed in this essay were of Caribbean backgrounds, and plantains were/are part of their daily diet, history and economy; but rarely, an object to be studied in schools. As Paulo Freire argues in his book Pedagogy of the Oppressed, a great deal of what people know is completely absent from the highly organized, controlled and digested bodies of knowledge covered in traditional classrooms (for empirical evidence gathered in the NYC area supporting Freire’s idea, go to the study of learning environments and related curricula by Roger Heart as explained in one of the booklets published at the Workshop Center).

When students are placed in situations where these curriculum hierarchies or qualities are questioned or reversed, they react like all humans do when facing destabilizing situations. During the first session, as the students came into the kitchen area and saw the large amount of plantains on the tables, the discussion and expression of diverse ideas, cultural values began, and not in the traditional form: sitting and talking by turns. No at all. Freedom to learn. Sarcastic comments, statements began to come out from their mouths once they entered the room, as well as their nervous laughs at what many considered to be an item better left at home, hidden from the more cultured characters that rule the world of knowledge and propriety.

The goals at that point were set up by the participants. Without betraying the fields of history, science or economy, the students entered into other related issues: their own sense of self-worth and inherited cultures, of slavery, the economy and diets; and since in the Caribbean each type of banana (and there are more than two or three) has a different name and many particular ways to cook them or eat them, the organization and conceptualization of knowledge, its relationship to particular cultures and histories became a route to study, follow and connect to many other themes, artifacts, scientific, artistic and literary expressions, with the resulting nervous laughs moving into the realms of curiosity and wonder (qualities killed by much of traditional curricula), and the worlds of multiple epistemologies.

The total didactic experience was -- to use a famous improvisational theater approach popular during the sixties -- a happening. A pedagogical happening in the Center involving plantains.

A great deal of educational practice is geared towards mastering specific bits of knowledge, and different new fads are continuously suggested to meet the “saecula saeculorum,” unadulterated curricula. Rarely, the procedures and methods used by the disciplines or the intellectual frameworks, or the belief systems underlying the concepts or ideas being studied,  were/are covered or analyzed in such rigid educational spaces. Sufficient room is not provided for different voices to be heard. This was not the case, however, at the Center when she directed it.

When dismissing the educational fads or the petite classroom goals that characterize much of USA education, Lillian, while swinging her arms in order to give weight to her pronouncement and critique, always used a phrase that remains with me when recalling the richness of her soul, her brain and actions: “That thing or that other thing” -- a constant and direct phrase, to be followed by long, hearty and heavily substantiated discourses.

Plantains at the Center were not reduced to specific concepts, ideas, or tiny, very tiny objectives. They were thoroughly studied, intellectually schematized, and then served in an escabeche sauce, cooked as mofongo, mangú, fufú, or pasteles, or fried as tostones or amarillos fritos, and eaten. Yes, we also ate as the palate is another learning resource. 

The students had to explore the plantains themselves, their possibilities, histories and function within the curricula, and, because of the approach, their own responses to the vegetable. No more nervous laughs, no more discomforts with those aspects of histories that some would have preferred to leave home, inside their minds and souls, that were once -and for many, still are- parts of colonization, discrimination, slavery. 
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(Véase pintura por Ramón Frade (Puerto Rico, 1875-1954): El pan nuestro de cada dia)


Sunday, September 20, 2020

EL BOLITERO DE LA PLACITA DE SANTURCE

Debe estar cerca de los cien años. Hasta antes del huracán María se lo veía bien vestido, con sombrero, su libretita de bolitero y bolsa donde guardaba los cigarriilos que vendía al detal. Lo oí decir que tenía noventa y pico de años. No los aparentaba. Que vivía allí cerca, en algunos de los pequeños apartamentos interiores o, quizás, alquilaba un cuarto. Si pasaba uno de los malandrines que, a veces, andan al acecho por La Placita de Santurce, los señalaba: “A ese hay que velarlo”. Su voz era clara y nada avejentada. De no dudar que no se dejaba joder tan fácilmente. No sé su nombre. Después de María, perdió el antiguo domicilio y se mudó a uno de los cuartos que alquilan directamente frente a mi apartamento. Lo veía entrar y salir y seguir con su negocio, parte de la economía subterránea en Puerto Rico, que genera tanto dinero como la que produce el PIB de la isla de los espantos. Después del terremoto, perdió algo: el cuarto, su lucidez, su vestir acicalado, su  negocio. Muchas noches duerme en los bancos de La Placita, y, de vez en cuando, pasa su hijo en un carro destartalado (contado por otros miembros de los que por allí trabajan en labores informales) y se lo lleva a dormir con él. Otras noches, prefiere dormir en los bancos. Es cuidado por los que también viven de la economía informal, quienes hasta reportaron el caso al Departamento de la Familia, y quien conoce cómo funciona el gobierno de Puerto Rico debe poder concluir la respuesta: “nadita de nada”. Quienes lo cuidan -el señor que recoge y bota la basura de los bares, la señora que limpia casas y vive cerca, el muchacho con pinta de adicto, que tiene su propio negocio de valet parking con los estacionamientos públicos, la joven bastante desnutrida que hace de todo y no pregunta, ni debe uno preguntar- recogen dinero para comprarle comida, lo recortan, comentan sobre su estado, le han llamado la ambulancia unas cuantas veces, se aseguran que cuando duerme en La Placita, cada mañana, esté vivo. 

Saturday, September 19, 2020

QUÉ HACER FRENTE AL CHICO AFEMINADO O LA NENA MACHÚA

La joven maestra se acercó a mi oficina y con la sinceridad que pocos tienen en situaciones donde hay que aceptar los prejuicios, abrirse sin tapujos, contó casi avergonzada, adolorida, porque sentía una ira enorme cuando tenía que trabajar con el chico, su estudiante en escuela primaria,  que era bien afeminado. No era la única ni la última, ni la rabia hacia el otro se limita a los que la sienten frente a los chicos cuyos gestos no responden a los del "macho estereotipado" o las niñas poco femeninas. Incluye a cómo tratamos a los de otro color de piel o etnia o religión, y hasta dentro de un mismo pueblo o grupo, a los que pertenecen a otras clases sociales, económicas. Qué mucho gay o heterosexual se cree que flota sobre los demás por asuntos de estatus, de la percepción del "yo desasociado". 

Frente a las dos situaciones como aquellas que mi estudiante de maestría y maestra de primaria -yo para nada era o soy buen terapeuta- presentó, tuve que separar mi respuesta: primero, ella y su reacción visceral; segundo el chico. Decidí empezar con los sentimientos de ella, aunque destructivos, no se podía negar su existencia. Hablamos un rato sobre la historia de los hombres y mujeres homosexuales y cómo eran usados y maltrados, sin muchos saber verdaderamente lo que causaba la homosexualidad o intersexualidad, y cuán peor era para los que lucían -aunque no fuesen homosexuales-, como lo era su estudiante, afeminados o masculinas. Ella era también víctima de la historia. Luego, sobre el niño y lo que él tenía que vivir todos los días, sin poder articular las vivencias, sensaciones, visión de su diario existir. Algo consolada, dijo que le parecía que la madre lo trataba bien y no era afectada por el “afeminaniento” del hijo. 

No todas las madres o padres o maestros responden con respeto y amor hacia los hijos o hijas que no cumplen con las “normas” que la sociedad formula y organiza en distintos contextos o en cada momento de la historia. Conozco tantos casos, algunos personales, otros contados por amigos y estudiantes, además de los que son discutidos en la literatura sobre el tema. Los suicidios no dejan de aparecer en los diarios. En CCNY tenía una compañera típica católica pequeño burguesa liberal que, de vez en cuando, entraba a mi oficina y me decía que no hablara sobre mi homosexualidad. Si lo hacía era como parte de los contenidos en los cursos. Y no eran los años cincuenta. Eran los ochenta, después de yo haber pasado años en terapia, estudiar y leer extensamente sobre el asunto y participado en activismo político “pos-Stonewall”. Por suerte, tenía otros compañeros que no eran víctimas de la ignoracia ni usaban mi cuerpo para protegerse ellos. La maestra, la madre, el padre, el hermano mayor que reacciona con ira y violencia frente al niño afeminado o niña masculina, dicen más de ellos que de los que a temprana edad viven rodeados de tanta crueldad. 


Friday, September 18, 2020

TEORÍAS PARA BLOGUEROS: LECTORES EMBORUJADOS

“Los editores holandeses pegaban en sus vidrieras las pruebas de imprenta de sus libros y pagaban a los transeúntes que encontraban erratas. Los chinos decían que todo libro tiene derecho a una errata, para recordarnos que fue hecho con manos humanas. El italiano Alberto Savinio, en cambio, dejaba entre paréntesis cada lapsus que cometía su máquina de escribir, para que el lector pudiese vislumbrar lo que pasaba por su cabeza mientras escribía".  (Juan Forn: “Un presocrático en Italia”, Página 12, 18/09/2020)

Incluyo distintas versiones de mis escritos en este blog, separados por días, semanas, meses o años, y, a veces, por estudios y planteamientos sobre la lectoescritura, sus investigadores y autores (véase otras entradas sobre distintas teorías para blogueros), con un propósito: mostrar evidencia que ayuda a explicar el proceso del escritor y la creación de los textos, o guiar al lector emborujado en la bloguería. La obra perfecta no es mi motivo -uy, que la perfección es para los judeocritianos, los críticos y profesores con borujos llenos de egos; pretendo discutir los cambios, lo que pueda causarlos, y lo que ocurre en la marcha. 

Thursday, September 17, 2020

SI LA VISTA FUESE SUFICIENTE

Si la vista fuese suficiente, no necesitaríamos las palabras, el cantar de un gallo, la luna iluminando nuestros cuerpos, el arrullo, el consuelo de una brisa, o la fría noche en tus brazos, besos, y al mirar en la distancia, podríamos alcanzar a vernos la nuca. 


Wednesday, September 16, 2020

LIFE WAS NEVER NORMAL FOR MANY OF US

Did it ever occur to them, the ones who want to go back to those normal days of pastoral dreams, that normality is an abstraction if you are a child who has only eaten a plate of white rice or is beaten continuously by alcoholic parents or you are a man of certain looks or phenotype or one that uses hands dramatically and has a voice that sounds like a humming bird, living on a defensive mode, waiting for the next violent verbal or physical attack or looks like a shadow, using parks, subways, dark alleys as his bedrooms or do you agree with Susy Shock, the transexual Argentinean poet, who wrote, to let normality be someone else: “que otros sean lo normal.” 


MÁS EGO QUE CEREBRO POR LOS PASILLOS DE CCNY

Ella leía; no procesaba lo leído. Citaba a Paulo Freire y hacía comentarios  -teorías sacadas de la manga- sobre tal grupo racial o colonizado o étnico como si fuesen verdades absolutas; apoyaba y premiaba directores escolares cuyas escuelas primarias parecían cuarteles militares; instalaba títulos -Educación Especial Bilingüe: hay que ver e! currículo- a base de lo que el Estado sugería o requería sin darse cuenta de que lo propuesto, rellenado con referencias de otros campos, carecía de suficientes estudios y material académico para armar un curso, mucho menos una maestría; permitía y fomentaba la homofobia sin conocer nada sobre la biología que hace de los cuerpos el ser muy distintos unos de otros; prefería oir a una académica europea hablar sobre las lenguas minoritarias, que a los miembros de esas comunidades. Se creía muy astuta y lo único que era, una buscona caminando por los pasillos de la academia. 

LA MUERTE DE UN POETA: MASAS FLUIDAS

Conocí al poeta Alfredo Villanueva hacia el 1974, era amigo (me ecantan las redundancias, son cíclicas) de mi amigo Ariel, y fuimos a su apartamento en Chelsea, cuando vivía con el pintor, y tomamos vinos y oímos a Phillip Glass. Luego con el pasar del tiempo nos volvió a juntar una conferencia sobre literatura puertorriqueña en NYU, acompañado él por la única profesora puertorriqueña de español en CUNY, que hablaba con acento argentino, para, finalmente, mi blog ponernos de frente, no por mucho tiempo: es muy difícil que un jíbaro algo anárquico, con tremenda fuerza identitaria formada en los cerros isleños, concuerde con un burgués boricua independentista formado en la losa sanjuanera, con gustos moldeados por su procedencia de clase. Su vida, muerte y obra literaria deben ser honradas; incluyendo el hecho de que fue un humano que pertenecía a una historia específica, con toda la substancia que conforman sus fluidas masas: la del poeta y la de su heterogéneo pueblo. 

Tuesday, September 15, 2020

EL MAJO EXHIBICIONISTA

Relatos cuentan la historia sin disfraces: me exponen.
Versos esconden el verdadero propósito: me vean.
Emails buscan contactos con otros: me amen. 
Sueño con un sacerdote haciendo un striptease: soy mi propia musa. 

ENVIRONMENTALLY CHALLENGED PIGEONS

Every early morning, my neighbor from across the street feeds the neighborhood pigeons. They seem to know when their breakfast is going to be served, and take over the electricity cables, balconies and roofs on the block. I sit in my balcony, drinking my "café con leche", prepared with arábiga beans from Adjuntas, and enjoy the daily ritual. This morning, unexpectedly, I coughed, scaring the flock, that instantly flew away. Since there are lots of cars passing by, I don’t think it was the noise. Like quite a few people I know, most probably, they were afraid of my germs. When it comes to dealing with micro-organisms (viruses, bacteria, fungus), pigeons are also environmentally challenged. 

Monday, September 14, 2020

LAS TURBAS EN LA POLÍTICA DE LOS USA

Haber sido un espectador de la política y un elector poco consistente, para nada un estudioso erudito de la misma, no le quita valor a lo que hoy observo. Las turbas en los EEUU han sido activadas. Turba es una palabra con dos significados diferentes, que dependen de su origen etimológico. Cuando procede del francés tourbe, la noción de turba se emplea para nombrar a una sustancia orgánica que puede usarse como combustible. Si el término deriva del latín turba, en cambio, se usa de una manera diferente: una agrupación de personas que actúa de forma espontánea y poco organizada. Revela en muchos casos la incapacidad sistémica de ciertos grupos para entender los procesos democráticos o deseo, propósito de descartar el estado de derecho, y están dispuestos a usar la violencia. Ahí estamos en los EEUU, y no dudo que esas turbas respondan, sean dirigidos por grupos más siniestros. Hasta dónde llegarán con su violencia no deja de preocupar. 

LECTURAS BURGUESAS PROGRESISTAS

Leemos usando estrategias lingüísticas y mentales, conocimientos previos, y actitudes hacia lo que leemos, que para algunos incluye el autor o el tema o el sitio dónde se publicó el texto o sabrá dios que más guia los recovecos interiores de los lectores. La literatura que cubre el tema de la lectoescritura está saturada con material que explica las dos primeras, y poco, casi nada, sobre la tercera. A su vez, la escuela trabaja, con distintos grados de maestría o peritaje, con las dos primeras, poco menos y de una forma sutil y manipulada con la tercera durante los primeros años de escolarización. 

En CCNY tenía una colega feminista no depilada y anticolonialista de barrricadas, profesora en el Depto. de Lenguas, que lucía molesta, agresiva cuando le decía que me gustaban mucho los poemas de Carmen Valle, por cómo la hoy fallecida autora boricua exploraba el tema de la sensualidad. Nunca le dije que tenía cerca de mi mesa de noche a José Ángel Buesa, a quien leía y releía acompañado por  unos cuantos boleros. De saberlo, se hubiese suicidado. Tengo un amigo que no puede ni oir el nombre del crítico Harold Bloom por haber escrito que Borges no era un escritor creativo, o algo así por ese estilo. Un lector de mi blog criticó mis Crónicas Jíbaras porque eran modeladas en el costumbrismo tipo Ricardo Palma, sin nunca fijarse en que en mis escritos incluyo a travestis, transexuales, intersexuales, y jíbaros aguza’os, montando estructuras en los niuyores que hoy siguen de pie, y han ayudado a muchos puertorriqueños y otros latinos a salir adelante en la ciudad donde, “if you make it there, you make it anywhere.” Por suerte el lector del blog, que además de tener como esquemas afectivoliterarios a las tendencias, enfoca la literatura en etapas evolutivas, no sabe que sigo leyendo las fábulas de Esopo, los cuentos de hadas en sus dos versiones casi opuestas, Perrault y los hermanos Grimm, las joyas en la Edad de Oro por Martí, las nanas de García Lorca, las Leyendas Puertorriqueñas por Coll i Toste. Los tres casos, profesora feminista, amigo en relación simbiótica con los autores y lector encajonado en tendencias y etapas literarias, reflejan esas predisposiciones que de forma subyacente informan y forman a los lectores. 

¿Que qué tiene que ver el título con lo aquí brevemente escrito? Mucho, pero no lo explico para que el lector -forzado por mi perenne didáctismo a los George Sand- se vea obligado a investigar si lee controlado por valores pequeño burgueses, progresista de salón, o por su dogmatismo teórico ideológico, o si lee porque el amor lo lleva a sentir el gozo que dan las lecturas. 

Sunday, September 13, 2020

BABELISMO CRÓNICO DE UN CRÍTICO LITERARIO BORICUA

Crítico literario puertorriqueño, profesor distinguido de español, enciclopédico, cita a todo el mundo, sin entrar en asuntos muy controvertidos, usa las trilladas tendencias literarias como marco de referencia, maneja muy bien los estándares de la lengua castellana. Su escritura carece de personalidad, parece ser de ningún sitio. No dudo que sufre de babelismo crónico: miedo a que no lo entiendan.

Saturday, September 12, 2020

AMISTADES ANTE LA PANDEMIA

“Terminé por pensar que esta edad [80 años], hoy en día, representa o simboliza una culminación: una vida culmina. Es decir que se está, de aquí en adelante, en la última línea recta hacia la muerte, por un lado, y por otro, que se puede considerar que se ha vivido y hecho lo que había para vivir y hacer.// Como todo el mundo, constato que la extensión de la pandemia es potente en el espacio y en el tiempo.  las situa.// Ningún sistema de protección es absolutamente preferible ni fácil de elegir según las situaciones.// marcadores de una opacidad de nuestra propia civilización tecno-económica mundial, para la cual la productividad y la aptitud para consumir son los primeros criterios de calidad de la existencia, seguidos por la aptitud a dejarse explotar y someter por las violencias tecno-económicas.” (Jean Luc-Nancy: “La extensión de la pandemia es potente en el espacio y en el tiempo", Página12, 13/09/2020)

A la dulce edad de la cuarta etapa en las vidas del ser humano -niñez, adulto, maduro, anciano- o quinta o sexta o las edades que sean, conservar amistades que han durado y sido curtidas por el tiempo es un logro extraordinario. Ahí están. Añadir tres o cuatro jóvenes a la lista, un regalo. Desde los que pertenecen a las élites políticas y económicas hasta los que han logrado puestos muy respetables en la academia, compartir con ellos, sus familias, en bodas, cumpleaños, cenas, fiestas y galas o reuniones profesionales evidencia cómo nos apreciamos. Ahí están sus mensajes, sus cariños, sus defensas de mi idiosincraracia o identidad; apoyo incondicional. Saber que una de ellas está grave, despierta todo tipo de sensaciones: tristeza, miedo, pero, también, un sabor agridulce que resulta del amor que se siente por quien ha sido una amiga incondicional. He perdido unos cuantos grandes amigos, la mayoría por causa del Sida, y hoy el Covid hace lo mismo. 

No pensaba que estaría de nuevo en ese estado, donde una epidemia se mete tan adentro, que hasta en los sueños se aparecen los amigos queridos. Cotrolado el ser en esta sociedad, como bien plantea el filosófo francés Luc-Nancy, por la tecnoeconomía, sus escalas y sistemas de selectividad, frente a la pandemia, quedamos reducidos a un estado de impotencia, que puede ser subsanado con la oración de Santa Teresa que pide al penitente que tenga paciencia o por los versos de Machado, afirmando que el camino se hace al andar o por saber que en las buenas o en las malas ahí han estado los amigos. Los antiguos mayas creían que la muerte era solamente la disolución de la materia, que ésta perdía la masa que le daba forma concreta. No desaparecían los vivos, se integraban al resto del universo, fuese una pared o fuese un árbol. Consuelan las oraciones y las ideas sobre la vida o la muerte, no eliminan el deseo de tener a los amigos siempre con uno. 

YO SOY NORMA DESMOND

Dice el gruñón y malhumorado escritor boricua, Edgardo Rodríguez Juliá, que él gusta de coleccionar cosas, pero, “no personas; esto último existe, porque sí, hay fulanos y zutanas que coleccionan celebridades, o gente importante; a estos coleccionistas los llamo ‘starfuckers’”. Hay quienes no coleccionan individuos, expanden sus deseos hacia clases sociales, razas o grupos étnicos completos. En el Upper West Side de Manhattan se encuentran por las calles, buses, metro numerosos hombres y mujeres vestidas con ropas a la usanza de distintos pueblos tradicionales en África, Asia, Latino América. En San Juan hay más mujeres rubias que en Estocolmo. Algunas se blanquean los cachetes con cremas carcinógenas, y usan lentes de contactos de color azul, terminando con ojos color violeta. No es el grupo social, es hasta la otra raza lo que quieren ser. 

Para Santo Tomás de Aquino, "gloria" denota la excelencia de alguien que es conocida y aprobada por otros. Explica que no hay nada malo en que otros reconozcan las buenas cualidades y obras de aquellos a quienes admiran. No escribió Santo Tomás de cuando es la persona, su nombre, el estatus, lo que hace sentirse glorioso al que pierde identidad; el aprecio ha sido desplazado, convertido en una desasociación del yo centrado. 

Viven en su cuerpo, no tanto el placer que dan las glorias, obras del “significativo otro", sino al otro mismo. Como si al copiarlos o conocerlos fuesen ellos el objeto de la admiración, mutando anímicamente en aquelllos a quienes hacen parte de sus entrañas; calcan. Son la versión desdoblada de Norma Desmond, cuyo narcisismo, distinto al personaje de Sunset Boulevard, no es su propio ser, mas bien es la transferencia hacia ellos de lo que el otro representa. Tienen suerte: el Instituto Karolinska de Estocolmo realizó un experimento, publicado en la revista PLOS One, que demuestra que se puede confundir a una persona para que piense que el cuerpo de otro es el suyo. Una travesti en el bar Maude en Montreal recreó hace unos veranos atrás, con precisión y exageración histriónica, sin ncesidad del experimento sueco, la escena donde Norma Desmond dice:  “There's nothing else. Just us, and the cameras.”

Thursday, September 10, 2020

LA CASTA JÍBARA

De acuerdo a las teorías de castas (véase la extensa literatura y pinturas que discuten y recrean este tema; y otro escrito en este blog sobre un grupo de estudiantes de Educación Bilingüe en CCNY que lo estudiaron después de una visita al Museo Hispánico en Harlem, y apreciaron la colección de pinturas de castas que allí albergan), un jíbaro era el resultado de la mezcla entre lobo y china; el lobo era el resultado de la mezcla entre saltapatrás y mulata; la china, entre morisco y española; el saltapatrás, entre india y chino; la mulata, entre español y africano; el morisco, entre mulato y española. 

El pintor español Luis Paret y Alcázar recrea en el cuadro Autorretrato como jíbaro (1776) a un miembro de esa subcultura puertorriqueña; colectividad conformada por una de las castas que no eran ni criollos ni peninsulares, ni africanos ni arahuacos. En gran medida, respondía a los idearios que fundamentaban la conceptualización de los sujetos que conformaban esta o aquella comunidad, impuesta desde afuera, influenciando leyes, prácticas y la imaginación misma, mediatizada por las representaciones que los que controlaban el “discurso oficial” tenían del "otro". 

En 1849 don Manuel Alonso, nacido en San Juan en octubre de 1822, criollo burgués, estudiante en Barcelona,  publicó El Gíbaro, un cuadro de costumbres de la isla de Puerto Rico.

Frente al heterogéneo escenario evolucionando con fuerza identitaria  en Puerto Rico, desde mediados del siglo XVIII, las instituciones y sus administradores en la antigua colonia española reafirmaron su poder clasificatorio, discriminando y jerarquizando a la población por medio de tipologías de castas, especialmente en aquellos centros de alto intercambio social, incentivando en ciertas zonas rurales políticas de mestizaje y asimilación selectiva, dentro de la lógica de blanqueamiento, al mismo tiempo que se defendieron sistemas de diferenciación internos a través del uso de la terminología de castas. Los sistemas clasificatorios fueron históricamente realimentados o legitimados, desde el poder colonial, a través de tratados filosóficos, teológicos y jurídicos así como por medio de pinturas y de obras de carácter científico (pseudo) que instalaron representaciones sociales y relaciones de poder en un plano de jerarquías étnicas y raciales.

Aparte de cómo fuimos nombrados, lo que no es ideología o tratado pseudocientífico o parte de un sistema sociopolítico, es que hubo un grupo de gente que crearon una subcultura con sus características propias, incluyendo narrativas, música, comidas, bailes y por unos cuantos siglos preservaron un español arcaico, unas formas de tratarse mutuamente -compadrazgo, usted y tenga-, a la vez que codificaron la vida rural en los cerros isleños. 

(Y luego de repasar y comenzar a organizar notas sobre este tema, pasmarme ante las lecturas y escrituras académicas encapsuladas en el costumbrismo y sus críticos urbanos y urbanizados, prejuiciadas y pobremente informadas, buscar nuevas fuentes y enfoques mejor pensados y documentados, agarro mi cuatro, el tiple y el güiro, grito un "lelolai esgalillao" y le canto un seis cayeyano a mis antepasados jíbaros que han estado -algunos nunca bajaron de esos cerros- diciendo con orgullos: "somos jíbaros, y qué"; desde que así fueron clasificados por los poderes "divinos" que tenían los europeos colonizadores.)