En su poema Canción del Maizal, Gabriela Mistral nos canta, “Las mazorcas del maíz/a niñitas se parecen:/diez semanas en los tallos/bien prendidas que se mecen.”
Las vecinas de Morningside Heights no se mecen prendidas; mecen sus lenguas. ¡Como corren los cuentos sobre uno y sobre otro! Cuentos que empiezan con una interpretación y terminan con otra.
"Malagradecida", dijo la vecina, apenada por lo sucedido a este servidor y excelente vecino, evento del cual se enteró gracias a otra vecina, quien de seguro fue informada por una tercera o cuarta vecina o quinta vecina, sobre lo sucedió al personaje pricipal del cuento, vecino de todas y oyente del cuento, la encargada de contarle sobre el suceso que ocurrió hace tanto y tanto, quien entera al vecino del evento, el cual fue contado a la primera vecina para poder desahogar lo tristemente ocurrido y no para formar tremendo rollo donde la primera vecina sirve de oído pseudo-terapéutico, consolador y empático, transformado en fotuto de barrio, extendiéndose como enredadera de trinitaria en verja de vecina criolla, y circulo epistemológico, un aleph de comunidad neoyorkina que conluyó como chisme entre vecinas, perdió su carácter original de cuento expiatorio, dando vueltas sobre sí mismo para llegar al sitio donde había comenzado.
“Las mazorcas del maíz/a niñitas se parecen"
Wednesday, July 20, 2011
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment