Friday, January 13, 2012

En Nombre de la Madre y el Hijo

- Todo sea por el arte.
- Nene, por favor. Los sacrificios son peligrosos.
- No me importa.
- A mí, sí.
- ¿Por qué te importa?
- Porque el sacrificio es religioso.
- El sacrificio religioso es religioso, pero el sacrificio artístico no lo es. El sacrificio artístico es espiritual...
- Religioso.
-....social, humano, artístico pero no es religioso.
- Viva el arte.
- ¡Que viva!
- ¡Qué mucho jode esta mosca!
- Hace rato que anda por ahí.
- La mosca de Buñuel en San Simeón no jodía, seducía. ¿Te acuerdas?
- No.
- No te importa la mosca de Buñuel.
- No mucho.
- ¿Ni las madres que seducen?
- No mucho.
“ La mosca de Buñuel y la Silvia Pinal seducían a San Simeón.
-¿Qué tiene que ver Sivia Pinal y la mosca de Buñuel con las madres que seducen?
- Silvia Pinal hacía de madre de San Simeón.
- Las madres que seducen me tienen sin cuidado.
- ¿Tu madre no te sedujo?
- Todo el tiempo. Con diminutivos.
- ¿Cómo cuáles?
- Amorcito. Pobrecito. Preciosito. Un juguito. Ahoritita. Mi princesito. Me dan ganas de vomitar.
- ¿Tú crees que afectó tu sexualidad?
- No, mi sexualidad ha sido como uno de esos exámenes de admisión a escuelas técnicas, donde escoges la mejor contestación, y a veces, adivinas.

Estábamos los dos, Marco Antonio y yo, borrachos en un bar del
East Village, El Bar Bar, en la Calle Cuatro y Primera, para ser más exacto. Después de aquel encuentro no nos volvimos a ver en buen tiempo. Cuando me lo encontré de nuevo lucía pálido, había dejado de tomar, no fumaba y se había dedicado a las religiones orientales y la medicina china. Ya no hacía performance art. Ahora montaba instalaciones con temas y símbolos religiosos: una mezcla de cruces, signos de aborígenes australianos y material desechado, basura, por aquello de combatir la destrucción de la madre tierra. Era la época cuando el Sida decidía por todos nosotros y ya sabemos el resto de la historia.

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