El cuerpo embiste los intentos
de ser poseído por la palabra
por fuera, la palabra pierde
su cerco, el oxigeno diluye
no resiste el poder
de la palabra en el cuerpo
escrita con saliva
en temblorosos espacios
relata los sagrados textos.
Thursday, June 30, 2016
Monday, June 27, 2016
TUNTÚN DE PATULECOS Y HETEROLECOS
“El que se pica es porque ají come.”
(Ñañi la de Yeyita)
“Con cacareo de maraca
Y sordo gruñido de gongo,
El telón isleño destaca
Una aristocracia macaca
A base de funche y mondongo.” *
Cuentan las leyendas de Santa Rita de Rio Piedras, que un ex presidente de la universidad tenía fama de, lo acusaban de ser patuleco. No lo señalaban públicamente por ser una loca descarriada, esa que suelta plumas por aquí y por allá. De ser o no ser partido no hablaban. Lo avergonzaban en los foros por dar grandes fiestas donde se servían manjares y vinos exquisitos a muy importantes dignatarios y cocorocos. En pintadas: patuleco. Quienes lo acusaban por ser tremendo miembro de la fauna eran los lìderes de tal o cual organización sindical, política, representantes de las grandes masas populares. Ese pueblo, compuesto por todos y todas, menos los patulecos; que a esos se les puede ofender.
“Calabó y bambú, bambú y calabó”.*
Un joven sudamericano, procedente de un país andino, es tratado en San Juan con esa cortesía que los puertorriqueños conocen como, “con distancia y categoría”. El joven, miembro de las clases pudientes en su país y acostumbrado a que se le oiga y atienda sin miramientos cuando entra a cualquier oficina, negocio o centro de servicio, no entiende por qué no es recibido por los que él considera como colonizados con la pleitesía que su status se merece.
“El gran cocoroco dice tocotó, la gran cocoroca dice tocotá”.*
Un elegante y bien parecido joven, criado en el seno de una familia al borde del proletariado, progresista y defensor de los derechos civiles, quien también gusta de los hombres maduros, los buenos restaurantes, la opera, el ballet y caculear socialmente, es regañado por su nueva pareja: un hombre gay de la tercera edad, perteneciente a los altos círculos sociales y económicos de la isla de los encantos. El regaño lleva al joven a cuestionar todo su andamio y escala de valores. El porqué del regaño: por saludar y hablar con familiaridad con uno de los camareros en una fonda de San Juan.
“El cerdo en el fango gruñe: pru-pru-prú. El sapo en la charca sueña: cro-cro-cró”.*
*Luis Pales Matos. Tuntún de Pasa y Grifería.
"VIVIR DESPIERTOS": KANY GARCÍA EN LA "PARADA" DE ORGULLO GAY EN SAN JUAN
""Hoy, yo vivo despierta, yo no sé ustedes, pero para mí vivir despierto es vivir a flor de piel el dolor más puro, es como si me arrebataron la carne y todo está ahí, tangible."
"Vivir despiertos es agarrarle la mano a tu amada o amado sin vergüenza en la calle y tener agallas para luchar en pro de cada uno de los derechos que merecemos." (Kany García)
http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/kanygarciaofrecemensajeemotivoenparadadeorgullogayensanjuan-2214984/
"Vivir despiertos es agarrarle la mano a tu amada o amado sin vergüenza en la calle y tener agallas para luchar en pro de cada uno de los derechos que merecemos." (Kany García)
http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/kanygarciaofrecemensajeemotivoenparadadeorgullogayensanjuan-2214984/
ALICE MUNRO EN EL ADINDORACK DESDE NUEVA YORK A MONTREAL
Antes de hacer su entrada al enredado mundo de vías sobre el puente y cruzar por encima del inmenso y convulso Saint Laurent, el tren para en Poughkeepsie, Yonkers, Albany - la aburrida y sobria capital del estado de Nueva York - y en unos cuantos pintorescos puertos: Port Henry, Port Kent, que bordean el largo lago Champlain. Nombres y lenguajes que van acercando el mundo del norte, a otro bilingüismo, a otras culturas en continuo contacto, luchas, borujos culturales.
Alice Munro no describe los tranquilos muelles o los ferries que cruzan el Lac Champlain. Los puertos junto al lago invitan a vivir sosegadamente; a velar si es verdad que en sus aguas vive una enorme bestia. Sin pizca de temor por la bestia que vive en las profundidades del lago, los muy tranquilos pasajeros que se bajan en las estaciones no parecen tener vidas rebuscadas, algo pesadas. Su calma se lleva muy bien con el lago. No es el monstruo de la leyenda lo que les preocupa. Les preocupa si tomaran o no el ferry que los lleva hasta las costas de Vermont o se quedan de este lado y compran maíz fresco, fresas salvajes.
Sus ropas los delatan. No llevan fastuosos relojes de oro, ni se ponen grandes medallones en el pecho. Las mujeres no se sobre-maquillan; no parecen sacadas de vitrinas de tiendas en la Quinta Avenida de Manhattan, en camino a los muy caros pueblos de los Hamptons en Long Island. Tampoco recuerdan a los personajes de John Waters: la muy chusmona mujer con su pelo teñido de rubio, el casi clase media cargado de oro, el bocón que se pavonea por los aceras de tablas que bordean las playas de New Jersey, Delaware.
Alice Munro es desplazada por el deseo de estar afuera, frente al lago. Un deseo que la cara casi pegada a la ventana, al lado derecho del vagón, expresa en su sonrisa, al ver los pasajeros que se bajan y a los que vienen a recogerlos: un taxista, una familia que está pasando el verano en su cabaña cerca del lago. A los puertos del lago llega la sencillez personificada: ropas de algodón sin pretensiones de alta costura, kakis y bolsas de tela de saco, retazos de los sesenta, sandalias y collares de cuentas.
El lento viaje en tren lleva al pasajero por el lado de las montañas Adindoracks, de cara al lago, boscosas, con sus emblemáticas sillas en los patios de las casas o cabañas veraniegas; sirven de fondo escenográfico al conductor que grita cada parada, “Pointe Rousse, please have your tralalalala ready”. Pointe Rousses es el nombre de la parada en la frontera, tierra de nadie, donde los empleados de aduanas e inmigración canadiense, quebecoix, entrevistan, auscultan con sus ojos y deciden si dejan pasar o no, moverte al mundo más al norte.
Alice Munro recrea las vidas de personajes con múltiples identidades, mundos bizantinos por dentro, que requieren entornos áridos, y pequeñas estaciones de trenes en pueblos de provincia. Montreal no se presta para hacer relucir los interiores de esas vidas tan intensas. Se camina por fuera y se camina por dentro. Desde la Gare Centrale hasta el terminal de autobuses puede uno viajar sin tener que ver la luz del sol. Si no fuese por el gentío, los anuncios, los estantes llenos de cachivaches para la venta, los olores de comidas de todo tipo, mercados, hoteles, cafeterías, los kilómetros de túneles que conforman la ciudad subterránea parecerían la escenografía de una novela futurista.
Cruzas sobre el inmenso rio, sales del andén, subes al inmenso mall subterráneo, caminas en busca de la parada del metro, te pierdes, caminas y caminas por túneles, mercados, baratijas, ropa elegante, ya habías pasado por aquí, no preguntas, encuentras una entrada a otro túnel, otra parada, no es la que buscas, sales y sigues caminando, otro túnel, one dollar store, café au pain, la petite patrie, cruzas puertas, no preguntas, caminas, cruzas puertas, otros túneles, llegas a otra parada, no a la que te corresponde, que está, a saber, a cuantos kilómetros de la que originalmente buscabas, a un andén donde se toman los trenes que van en dirección contraria. Te sientas. Esperas.
Alice Munro no describe los tranquilos muelles o los ferries que cruzan el Lac Champlain. Los puertos junto al lago invitan a vivir sosegadamente; a velar si es verdad que en sus aguas vive una enorme bestia. Sin pizca de temor por la bestia que vive en las profundidades del lago, los muy tranquilos pasajeros que se bajan en las estaciones no parecen tener vidas rebuscadas, algo pesadas. Su calma se lleva muy bien con el lago. No es el monstruo de la leyenda lo que les preocupa. Les preocupa si tomaran o no el ferry que los lleva hasta las costas de Vermont o se quedan de este lado y compran maíz fresco, fresas salvajes.
Sus ropas los delatan. No llevan fastuosos relojes de oro, ni se ponen grandes medallones en el pecho. Las mujeres no se sobre-maquillan; no parecen sacadas de vitrinas de tiendas en la Quinta Avenida de Manhattan, en camino a los muy caros pueblos de los Hamptons en Long Island. Tampoco recuerdan a los personajes de John Waters: la muy chusmona mujer con su pelo teñido de rubio, el casi clase media cargado de oro, el bocón que se pavonea por los aceras de tablas que bordean las playas de New Jersey, Delaware.
Alice Munro es desplazada por el deseo de estar afuera, frente al lago. Un deseo que la cara casi pegada a la ventana, al lado derecho del vagón, expresa en su sonrisa, al ver los pasajeros que se bajan y a los que vienen a recogerlos: un taxista, una familia que está pasando el verano en su cabaña cerca del lago. A los puertos del lago llega la sencillez personificada: ropas de algodón sin pretensiones de alta costura, kakis y bolsas de tela de saco, retazos de los sesenta, sandalias y collares de cuentas.
El lento viaje en tren lleva al pasajero por el lado de las montañas Adindoracks, de cara al lago, boscosas, con sus emblemáticas sillas en los patios de las casas o cabañas veraniegas; sirven de fondo escenográfico al conductor que grita cada parada, “Pointe Rousse, please have your tralalalala ready”. Pointe Rousses es el nombre de la parada en la frontera, tierra de nadie, donde los empleados de aduanas e inmigración canadiense, quebecoix, entrevistan, auscultan con sus ojos y deciden si dejan pasar o no, moverte al mundo más al norte.
Alice Munro recrea las vidas de personajes con múltiples identidades, mundos bizantinos por dentro, que requieren entornos áridos, y pequeñas estaciones de trenes en pueblos de provincia. Montreal no se presta para hacer relucir los interiores de esas vidas tan intensas. Se camina por fuera y se camina por dentro. Desde la Gare Centrale hasta el terminal de autobuses puede uno viajar sin tener que ver la luz del sol. Si no fuese por el gentío, los anuncios, los estantes llenos de cachivaches para la venta, los olores de comidas de todo tipo, mercados, hoteles, cafeterías, los kilómetros de túneles que conforman la ciudad subterránea parecerían la escenografía de una novela futurista.
Cruzas sobre el inmenso rio, sales del andén, subes al inmenso mall subterráneo, caminas en busca de la parada del metro, te pierdes, caminas y caminas por túneles, mercados, baratijas, ropa elegante, ya habías pasado por aquí, no preguntas, encuentras una entrada a otro túnel, otra parada, no es la que buscas, sales y sigues caminando, otro túnel, one dollar store, café au pain, la petite patrie, cruzas puertas, no preguntas, caminas, cruzas puertas, otros túneles, llegas a otra parada, no a la que te corresponde, que está, a saber, a cuantos kilómetros de la que originalmente buscabas, a un andén donde se toman los trenes que van en dirección contraria. Te sientas. Esperas.
Sunday, June 26, 2016
EL PAPA FRANCISCO LE PIDE PERDÓN A LOS HOMOSEXUALES POR LOS ABUSOS DE LA IGLESIA
Por fin, un Papa que deja la politiquería vestida de moral y valores, y reconoce que la Iglesia no sabe un carajo sobre la sexualidad (aunque tienen estatuas de hermafroditas muy cerca del Vaticano), y acepta que los conocimientos científicos que tenemos en el S21 nos alumbran más que unos libros escritos, y manipulados, en Alejandría (hasta ese momento era tradición oral) hace unos dos mil años. Quizás, ahora, además de la Iglesia, los trogloditas e ignorantes que ofenden a los homosexuales e intersexuales (hermafroditas) también pidan perdón.
Gays, Protestas, Marchas, y Pasarelas
Comentaba un forista sobre el problema que le estaban causando los jóvenes negros y latinos gay que se juntaban por las tardes en los muelles que quedan cerca del Village en NYC. El forista, gay con hijos, se quejaba del mal ejemplo que le daban estos jóvenes a sus hijos; y aconsejaba a los negros y latinos que regresaran a sus barrios, y se fuesen a desordenar en los mismos.
Una memoria algo selectiva la del forista, cuando no hace ni treinta años que sus vecinos heterosexuales, los más probable, decían los mismo sobre el comportamiento “anormal” de los homosexuales. Quizás se debe mudar a una comunidad bautista en el sur de los EEUU.
Sus derechos no vinieron gratis y quienes en las décadas de los sesenta y setenta se enfrentaron a las autoridades y ayudaron a crear las estructuras que hoy apoyan a todos los gays, también, fueron esos jóvenes negros y latinos. Por cierto, una vuelta por allí y encuentras que los “blanquitos” suburbanos (the bridge and tunnel crowd) son tan desordenados como “the colored urbanites”.
Este forista del Village evoca a otros foristas desmemoriados:
Un español se quejaba de los latinos en España (ahora que la derecha consiguió el poder de nuevo, pueda que tenga que mudarse a México o Ecuador) y sostenía que sus derechos como hombre gay, ciudadano, no comparaban con los de un inmigrante.
En una revista de temas gay argentina, un forista se burlaba de los bolivianos y paraguayos. No recuerda a los milicos de su país y como hicieron añicos a los disidentes, y a los homosexuales. Espero no vuelvan al poder los tiranos y le quemen las bolas, y no de coroto.
Le dijo una loca cubana, en forma de broma, a una mujer negra, que ella, la mujer, tenía suerte porque era la única negra con quien el cubano salía.
A ver si los gays consideran gracioso el desprecio, la burla, el abuso, el discrimen, el genocidio. Siempre y cuando no sea con ellos, con uno, es muy fácil despreciar al otro.
Una memoria algo selectiva la del forista, cuando no hace ni treinta años que sus vecinos heterosexuales, los más probable, decían los mismo sobre el comportamiento “anormal” de los homosexuales. Quizás se debe mudar a una comunidad bautista en el sur de los EEUU.
Sus derechos no vinieron gratis y quienes en las décadas de los sesenta y setenta se enfrentaron a las autoridades y ayudaron a crear las estructuras que hoy apoyan a todos los gays, también, fueron esos jóvenes negros y latinos. Por cierto, una vuelta por allí y encuentras que los “blanquitos” suburbanos (the bridge and tunnel crowd) son tan desordenados como “the colored urbanites”.
Este forista del Village evoca a otros foristas desmemoriados:
Un español se quejaba de los latinos en España (ahora que la derecha consiguió el poder de nuevo, pueda que tenga que mudarse a México o Ecuador) y sostenía que sus derechos como hombre gay, ciudadano, no comparaban con los de un inmigrante.
En una revista de temas gay argentina, un forista se burlaba de los bolivianos y paraguayos. No recuerda a los milicos de su país y como hicieron añicos a los disidentes, y a los homosexuales. Espero no vuelvan al poder los tiranos y le quemen las bolas, y no de coroto.
Le dijo una loca cubana, en forma de broma, a una mujer negra, que ella, la mujer, tenía suerte porque era la única negra con quien el cubano salía.
A ver si los gays consideran gracioso el desprecio, la burla, el abuso, el discrimen, el genocidio. Siempre y cuando no sea con ellos, con uno, es muy fácil despreciar al otro.
Saturday, June 25, 2016
"For Patrons at Julius’, Orlando Doesn’t Seem Very Far Away", The New York Times
Julius, el bar, texto que recoge nuestras historias personales y colectivas, tiene guardias de seguridad en la entrada. El bar cuyas puertas siempre estaban abiertas, cuyas amplias ventanas de cristal permiten ver quién está dentro o quién pasa por la calle, ha sido transformado, consecuencia del miedo. Una vez más, el miedo es usado como arma para empujar a los gays a que vuelvan al clandestinaje. El miedo que ellos -los que persiguen, asesinan- también sienten; saben que no nos van a callar, y eso los atemoriza. No pueden lograr sus metas.
http://www.nytimes.com/2016/06/23/fashion/orlando-shooting-julius-gay-bar.html?contentCollection=weekendreads&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=c-column-middle-span-region®ion=c-column-middle-span-region&WT.nav=c-column-middle-span-region&_r=0
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De Julius al bar de las lloronas en tres tragos
No vuelvo. Les juro que no vuelvo. A ver hombres cincuentones, sesentones y sus jóvenes lapas llorando mientras oyen y corean canciones de Judy Garland no pienso (valga la redundancia) ni pensarlo. Es que no es de creer, que a estas alturas y tiempos emancipadores estén “esmelenaos”, llorando descosoladamente. todos los domingos por la tarde, ensimismados en sus estados melancólicos, en uno de esos emblemáticos bares del Village; y no me refiero a Julius, el bar más antiguo de todo el Village - si no es el más antiguo, es el que atrae a los más antiguos parroquianos, ¡y la de gais de la cuarta edad que se ven por allí todas las tardes! Me refiero a los “piano bars” donde el pianista toca y el coro de locas lloronas canta las canciones de épocas pasadas. Y mientras cantan, lloran. Ese tipo de ejercicio lúdico-terapéutico, si se repite, se automatiza. Por ahora, no vuelvo.
Lo entiendo. Conozco las raíces de esos momentos histriónicos: se juntan tres o cuatro pre Stone Wall gais, oyen música de “su época”, se toman unas copas y a llorar como magdalenas, por razones que van desde los lindos recuerdos hasta la opresión y genocidio. Razones que se mezclan y con el llanto se subsanan; se resuelven, y desplazan a ese espacio donde la historia es menos fuerte que el deseo de vivir plenamente. Nadie podrá entender lo que tuvieron que soportar los de esa época: la burla, el desprecio, el comentario acusatorio, el chiste de mal gusto, la mirada cargada de sarcasmo, las palizas, la persecución y asesinato en países donde el nazismo, fascismo, militarismo, dogmatismo religioso regían sin atenerse a las consecuencias. Que si en Alemania hitleriana los castraban, asesinaban, marcaban con estrellas amarillas, en los EEUU McCarthy la Hoover los internaban en hospitales de psiquiatría y trataban con cargas eléctricas; y a saber que hicieron los militares en Argentina, Chile, Uruguay, etc. etc. etc.
Lo he vivido: Cada canción (en mi caso particular son los boleros corta venas) puede revivir un momento y reactivar las lacrimógenas. Reactivan esos dos elementos que conforman la substancia vital que dentro de la nostalgia se encuentra: amor y tristeza conviven juntas en ese espacio que una canción logra sacar a flote. Y esa mezcla de tristeza y amor nos humaniza. Allí en esos bares o en una reunión de amigos, cantamos en conjunto, nos hacemos parte del gran todo vital. Sabes que puedes amar, lo sientes; sabes que te han perseguido, lo reconoces; cantas y lloras para desahogar esa intensidad que el amor y odio generan en aquellos que les tocó vivir vidas cargadas de fuertes y múltiples “significantes y significados” simbióticos: amor y persecución juntitos. Pero ir a un piano bar a descargar ese histrionismo todos los domingos por la tarde, después de haberse comido una hamburguesa en Julius es un poco excesivo.
Lo disfruto: El un bar de travestis en el Villaaage, un parroquiano, de seguro que era parte de algún “bridge and tunnel crowd” que turisteaba por la ciudad, se burlaba de una de las que allí su show presentaba. El “performer”, bastante cansado con la roba show, paró su presentación y dijo, “don’t fuck with mama, mama has a college degree”; siguió cantando, el público reía y le aplaudía. Aquella muy sutil y nada agresiva respuesta no hubiese sido necesaria en los piano bars donde se va a cantar y llorar en conjunto; nadie trata de robar el show. Las experiencias pre Stone Wall conjugan al grupo y les da un sentido de historia que los que se benefician de la liberación sólo conocen de oído. Los de “esa época” disfrutan su catarsis, su historia.
Vuelvo, claro que vuelvo. A saber si por ahí vienen mis amigos del “bridge and tunnel crowd” y les doy un paseíto por Julius, que allí nadie llora, comen hamburguesas y miran hacia el Villaage…., el eterno Villaage, para luego después de una copas, “esmelenarnos” en un piano bar.
Lo entiendo. Conozco las raíces de esos momentos histriónicos: se juntan tres o cuatro pre Stone Wall gais, oyen música de “su época”, se toman unas copas y a llorar como magdalenas, por razones que van desde los lindos recuerdos hasta la opresión y genocidio. Razones que se mezclan y con el llanto se subsanan; se resuelven, y desplazan a ese espacio donde la historia es menos fuerte que el deseo de vivir plenamente. Nadie podrá entender lo que tuvieron que soportar los de esa época: la burla, el desprecio, el comentario acusatorio, el chiste de mal gusto, la mirada cargada de sarcasmo, las palizas, la persecución y asesinato en países donde el nazismo, fascismo, militarismo, dogmatismo religioso regían sin atenerse a las consecuencias. Que si en Alemania hitleriana los castraban, asesinaban, marcaban con estrellas amarillas, en los EEUU McCarthy la Hoover los internaban en hospitales de psiquiatría y trataban con cargas eléctricas; y a saber que hicieron los militares en Argentina, Chile, Uruguay, etc. etc. etc.
Lo he vivido: Cada canción (en mi caso particular son los boleros corta venas) puede revivir un momento y reactivar las lacrimógenas. Reactivan esos dos elementos que conforman la substancia vital que dentro de la nostalgia se encuentra: amor y tristeza conviven juntas en ese espacio que una canción logra sacar a flote. Y esa mezcla de tristeza y amor nos humaniza. Allí en esos bares o en una reunión de amigos, cantamos en conjunto, nos hacemos parte del gran todo vital. Sabes que puedes amar, lo sientes; sabes que te han perseguido, lo reconoces; cantas y lloras para desahogar esa intensidad que el amor y odio generan en aquellos que les tocó vivir vidas cargadas de fuertes y múltiples “significantes y significados” simbióticos: amor y persecución juntitos. Pero ir a un piano bar a descargar ese histrionismo todos los domingos por la tarde, después de haberse comido una hamburguesa en Julius es un poco excesivo.
Lo disfruto: El un bar de travestis en el Villaaage, un parroquiano, de seguro que era parte de algún “bridge and tunnel crowd” que turisteaba por la ciudad, se burlaba de una de las que allí su show presentaba. El “performer”, bastante cansado con la roba show, paró su presentación y dijo, “don’t fuck with mama, mama has a college degree”; siguió cantando, el público reía y le aplaudía. Aquella muy sutil y nada agresiva respuesta no hubiese sido necesaria en los piano bars donde se va a cantar y llorar en conjunto; nadie trata de robar el show. Las experiencias pre Stone Wall conjugan al grupo y les da un sentido de historia que los que se benefician de la liberación sólo conocen de oído. Los de “esa época” disfrutan su catarsis, su historia.
Vuelvo, claro que vuelvo. A saber si por ahí vienen mis amigos del “bridge and tunnel crowd” y les doy un paseíto por Julius, que allí nadie llora, comen hamburguesas y miran hacia el Villaage…., el eterno Villaage, para luego después de una copas, “esmelenarnos” en un piano bar.
COCTEL PARA HOMOSEXUALES
Vendrán fag hags, locas, putos, putas y
patos, millones, hombres, mujeres, trans
trans, lesbianas, feministas straights no
no son Victorian times, el papel sí, la bala
¿Borges? ¿invitado de honor? ¡por favooor!
.
A las tres, querido, ¿uptown?, no no no
Chelsea, de rigueur, casi SoHo, well
el recibidor, la sala ¿la sangre? ¿dónde?
Muerte frente al espejo, es sida, ¿otra bala?
Darling, darling, en Nueva York, ¿en Orlando?
Oscar Wilde, dandy inglés, ¿Lorca?, ¿quién los mató?
patos, millones, hombres, mujeres, trans
trans, lesbianas, feministas straights no
no son Victorian times, el papel sí, la bala
¿Borges? ¿invitado de honor? ¡por favooor!
.
A las tres, querido, ¿uptown?, no no no
Chelsea, de rigueur, casi SoHo, well
el recibidor, la sala ¿la sangre? ¿dónde?
Muerte frente al espejo, es sida, ¿otra bala?
Darling, darling, en Nueva York, ¿en Orlando?
Oscar Wilde, dandy inglés, ¿Lorca?, ¿quién los mató?
GAYS (algunos) E INMIGRANTES LIGERAMENTE EXPLICADOS POR IVÁN ILLICH
"Like other voters most will not vote based on a single issue. Myself, I'm gay and won't be supporting the president because of his stance on illegal immigration."*
De Iván Illich estar en lo correcto - la escuela no educa, escolariza; y en los EEUU, la escolarización con su enfoque conductista lleva a los ciudadanos a pensar desde una perspectiva atomista. Este reductivismo mental que tanto aqueja a la nación estadounidense se manifiesta no solo en su obsesión con las pruebas estandarizadas, cargadas de ejercicios de selección múltiple, libros te textos programados; se encuentra en su enfoque político hacia los "very specific issues", sin fijarse en la relación de estos “specific issues” con unas visiones más amplias del mundo.
(el mssg board del NYT, 25/6/2012.)
Friday, June 24, 2016
GAYS EN BUSCA DE IDENTIDAD AJENA
Una lista incompleta que puede ser aplicada a otros grupos dislocados socialmente:
1. Se comportan como señoronas y asumen posturas rígidas con narices respingadas,
2. Repiten sus apellidos guionizados, sacan historias de familias rancias llenas de abolengo.
3. Blanquean su cutis, tiñen y estiran sus pelos, y reafirman sus ancestros europeos.
4. Dan direcciones de calles, barrios, pueblos o países, dependiendo del valor otorgados a cada uno (no es lo mismo decir que uno es de un país con tal o cual prestigio o que viene de una zona cuyo valor total es superior a la de un país en particular en dicha zona)
5. Confunden conocer y disfrutar la cultura con cargar una marca que representa cierto nivel de conocimiento literario, artístico, filosófico.
6. No paran de buscar gente que puedan usar para rellenar el huequito emocional que nunca logran calmar.
7. Evitan los hombres con voces agudas y "manerismos", y se describen como "straight acting".
8. Tratan de matar su yo.
1. Se comportan como señoronas y asumen posturas rígidas con narices respingadas,
2. Repiten sus apellidos guionizados, sacan historias de familias rancias llenas de abolengo.
3. Blanquean su cutis, tiñen y estiran sus pelos, y reafirman sus ancestros europeos.
4. Dan direcciones de calles, barrios, pueblos o países, dependiendo del valor otorgados a cada uno (no es lo mismo decir que uno es de un país con tal o cual prestigio o que viene de una zona cuyo valor total es superior a la de un país en particular en dicha zona)
5. Confunden conocer y disfrutar la cultura con cargar una marca que representa cierto nivel de conocimiento literario, artístico, filosófico.
6. No paran de buscar gente que puedan usar para rellenar el huequito emocional que nunca logran calmar.
7. Evitan los hombres con voces agudas y "manerismos", y se describen como "straight acting".
8. Tratan de matar su yo.
Thursday, June 23, 2016
DE VIAJE: El SOBRINO-NIETO Y EL TÍO ABUELO......
Un abrazo, un joven y un hombre mayor, cada cual vestido con estilo y sentido de informalidad. Nada de ropas entalladas o demasiado armonizadas. El joven trata de tranquilizar al mayor. El mayor sonrįe, agradece y le toca un cachete. Un tercer hombre preguntó indirectamente: "¿Una pareja, un 'sugar daddy?",
"No", respondió el joven, " es mi tío abuelo".
"¡Uy!", exclamó el tío abuelo, "tan ricachón y decadente me veo como para parecer un viejo pargo."
El sobrino: joven y guapo, con tremendo trabajo en el mundo de la moda.
El tío abuelo: viejo y estrujado por la vida, maestro jubilado.
Ambos gays, con una cualidad en común: no les impresionan los tontos y tontas que andan buscando "groupies": los que tratan de absorber al significativo otro, de definir su identidad a base del status ajeno.
Escena: un amigo invitó al sobrino a una fiesta y a tío no. El sobrino no dijo nada. Sonrió y quedó informado.
Luego, más luego, el sobrino-nieto agarró al tío-abuelo por la mano y lo ayudó a cruzar la avenida Ponce de León en Santurce, después de unas copas en el bar Tía María.
**(en la jerga gay boricua se los conocía a los hombres que pagaban a chulos como "pargos")
"No", respondió el joven, " es mi tío abuelo".
"¡Uy!", exclamó el tío abuelo, "tan ricachón y decadente me veo como para parecer un viejo pargo."
El sobrino: joven y guapo, con tremendo trabajo en el mundo de la moda.
El tío abuelo: viejo y estrujado por la vida, maestro jubilado.
Ambos gays, con una cualidad en común: no les impresionan los tontos y tontas que andan buscando "groupies": los que tratan de absorber al significativo otro, de definir su identidad a base del status ajeno.
Escena: un amigo invitó al sobrino a una fiesta y a tío no. El sobrino no dijo nada. Sonrió y quedó informado.
Luego, más luego, el sobrino-nieto agarró al tío-abuelo por la mano y lo ayudó a cruzar la avenida Ponce de León en Santurce, después de unas copas en el bar Tía María.
**(en la jerga gay boricua se los conocía a los hombres que pagaban a chulos como "pargos")
Wednesday, June 22, 2016
HOMOS FOBIAS
Lleguéeee" gritó, con una sonrisa que mostraba la peinilla de blancos dientes, revelaba su personalidad, simpático y extrovertido.
A rajatabla saludó al grupo de hombres gays; y en respuesta, algunos sonrieron disimuladamente, incómodos. Otros lo ignoraron. Trató de conversar sin recibir mucha respuesta. Se despidió, y a recapacitar sobre esos últimos meses cuando pensaba que había conocido un grupo de muchachos de su edad, cultos, y completamente fuera del clóset.
El primer “yo se lo dije” salió con un metal de voz muy agriado, pura molestia, más certero que el siguiente “yo se le dije”. Resignada, el ceño fruncido, cabizbaja, los ojos algo apagados, labios estrujados siguieron al segundo “yo se lo dije”,y no dijo más.
Callaría para siempre lo una vez augurado, que dejara de andar con gente pará, que esos...., tan supuestos amiguitos, eran unos hipócritas, y lo iban a usar; que a la hora de la hora le darían una patá por el culo, que eran igualitos a sus mamás y papás, unos blanquitos comemierdas.
No todos eran blanquitos. Algunos eran “jabaos” clases medias, al borde del mundo de los blanquitos, quebuscaban ser parte de esa exclusiva e ilusa clase en las islas de los encantos; y en aquella fiesta no querían ser “bajados de escalafón” por estar incluyendo en sus reuniones a un jibaro algo cerrero que no había perdido la mancha de plátano.
En un mundo en el cual nunca iban a entrar por completo, ni ellos, los jabaos blanquitos, ni él, descubrió la telaraña que conforma las relaciones de clases y colores en el San Juan de los noventa.
Su cutis porcelana, pelo y ojos negros le abrieron puertas en los círculos algo cerrados de las claques gays isleñas, hasta que abría la boca.
Un "¡ay, virgen!, gritito agudo, ahogado, que se oye en los cerros cuando el jibaro se sorprende, lo delataba inmediatamente.
El alto, guapo y sexy joven pasaba de ser un buena tarjeta de presentación a icono de lo popular, lo campesino. Y allí, los “jabaos” que se creían ser parte de las elites gays no querían que le desestabilizaran su membrecía en los círculos de la “chicquería” sanjuanera.
El tercer “yo se lo dije”, acompañado por lágrimas, advertencias: "Cuando regresó al campo y le pedi que no le hiciera caso a las burlas de los demás, que aquí lo queríamos, se fue al patio y que a buscar no sé qué cosa. Lo que menos me esperaba era que fuese y se colgara de un árbol".
A rajatabla saludó al grupo de hombres gays; y en respuesta, algunos sonrieron disimuladamente, incómodos. Otros lo ignoraron. Trató de conversar sin recibir mucha respuesta. Se despidió, y a recapacitar sobre esos últimos meses cuando pensaba que había conocido un grupo de muchachos de su edad, cultos, y completamente fuera del clóset.
El primer “yo se lo dije” salió con un metal de voz muy agriado, pura molestia, más certero que el siguiente “yo se le dije”. Resignada, el ceño fruncido, cabizbaja, los ojos algo apagados, labios estrujados siguieron al segundo “yo se lo dije”,y no dijo más.
Callaría para siempre lo una vez augurado, que dejara de andar con gente pará, que esos...., tan supuestos amiguitos, eran unos hipócritas, y lo iban a usar; que a la hora de la hora le darían una patá por el culo, que eran igualitos a sus mamás y papás, unos blanquitos comemierdas.
No todos eran blanquitos. Algunos eran “jabaos” clases medias, al borde del mundo de los blanquitos, quebuscaban ser parte de esa exclusiva e ilusa clase en las islas de los encantos; y en aquella fiesta no querían ser “bajados de escalafón” por estar incluyendo en sus reuniones a un jibaro algo cerrero que no había perdido la mancha de plátano.
En un mundo en el cual nunca iban a entrar por completo, ni ellos, los jabaos blanquitos, ni él, descubrió la telaraña que conforma las relaciones de clases y colores en el San Juan de los noventa.
Su cutis porcelana, pelo y ojos negros le abrieron puertas en los círculos algo cerrados de las claques gays isleñas, hasta que abría la boca.
Un "¡ay, virgen!, gritito agudo, ahogado, que se oye en los cerros cuando el jibaro se sorprende, lo delataba inmediatamente.
El alto, guapo y sexy joven pasaba de ser un buena tarjeta de presentación a icono de lo popular, lo campesino. Y allí, los “jabaos” que se creían ser parte de las elites gays no querían que le desestabilizaran su membrecía en los círculos de la “chicquería” sanjuanera.
El tercer “yo se lo dije”, acompañado por lágrimas, advertencias: "Cuando regresó al campo y le pedi que no le hiciera caso a las burlas de los demás, que aquí lo queríamos, se fue al patio y que a buscar no sé qué cosa. Lo que menos me esperaba era que fuese y se colgara de un árbol".
Tuesday, June 21, 2016
LISBOA 2016
De Alfama al puerto de Lisboa, el hombre mayor baja la cuesta, acompañado por un fado.
Para, sigue.
Cada puerta cuenta una historia. Cada aldaba, una traición, un re-encuentro. Reincidencias.
Para, sigue.
Cada puerta cuenta una historia. Cada aldaba, una traición, un re-encuentro. Reincidencias.
Monday, June 20, 2016
TEOREMAS
Me elevo (no es en un ascensor o en un avión, sufro de vértigo, agorafobia y claustrofobia).
Me eleva mi ego, mi sentido del yo más bello, más puro, más fino, totalmente depurado de valores y expectativas mundanas.
Me elevo por las calles sin aceras de Santurce, sobre sus charcos de aguas negras y deambulantes (así le llama la historia oficial de este país de encantos, desencantos y cantos de sirena, canto de país, país a medias, a los pobres y marginados que no tienen ni en que caerse muertos).
Floto sobre los abandonados por los otros, los buenos y caritativos, los que le “cogen pena” (la pena mata, me decía mi querida hermana), vuelo sobre los pobres, los negros, los putos y patos de La Quince.
Levito cual Terence Stamp en Teorema sobre hombres y mujeres, santos y demonios, amos y criados, poetas y pintores, editores y correctores, gatos y perros, mierda en la calle y gargajos en la sopas de los pobres que hacen fila para comer una vez al día en el Santurce de Nechodema y Cortijo y su Combo.
Rozo, levemente rozo a los de abajo.
Me eleva mi ego, mi sentido del yo más bello, más puro, más fino, totalmente depurado de valores y expectativas mundanas.
Me elevo por las calles sin aceras de Santurce, sobre sus charcos de aguas negras y deambulantes (así le llama la historia oficial de este país de encantos, desencantos y cantos de sirena, canto de país, país a medias, a los pobres y marginados que no tienen ni en que caerse muertos).
Floto sobre los abandonados por los otros, los buenos y caritativos, los que le “cogen pena” (la pena mata, me decía mi querida hermana), vuelo sobre los pobres, los negros, los putos y patos de La Quince.
Levito cual Terence Stamp en Teorema sobre hombres y mujeres, santos y demonios, amos y criados, poetas y pintores, editores y correctores, gatos y perros, mierda en la calle y gargajos en la sopas de los pobres que hacen fila para comer una vez al día en el Santurce de Nechodema y Cortijo y su Combo.
Rozo, levemente rozo a los de abajo.
Saturday, June 18, 2016
SELFIE BORROSO
Desde los tomados durante los años pre-Stone Wall hasta los retratos más recientes, cubren la pared detrás de la cara arrugada, esculpida por los recovecos de la identidad: procedencia de clase, étnica, color de piel, acento, nivel educativo, libros leídos, deseos.
Cumpleaños, graduaciones, bodas, bautizos, fiestas patronales en caseta de fotógrafo ambulante-pre-celulares: fotos antiguas, manchadas junto a selfies impresos en papel de cartas recogen cada eslabón entre vidas, rellenan la memoria.
Los últimos dos, tomados en el bar El Patio de Lila, dirigen al observador hacia la gente sentada en la mesa que está al lado del sujeto auto-retratado. Un hetero aparece en el fondo saludando a gente en dos mesas distintas. Se acercó saludó, se movió a la otra mesa y saludó a un grupo de gente que estaba a menos de tres pies de distancia. No los presentó; se movió unas cuantas veces y dijo dos o tres bobadas (simpático en busca ser reconocido con un "ese tipo es bien chévere"). Cuando por fin se quedó en una mesa, preguntas, por dentro, en silencio, sobre el por qué de tanta solidaridad borrosa.
Cumpleaños, graduaciones, bodas, bautizos, fiestas patronales en caseta de fotógrafo ambulante-pre-celulares: fotos antiguas, manchadas junto a selfies impresos en papel de cartas recogen cada eslabón entre vidas, rellenan la memoria.
Los últimos dos, tomados en el bar El Patio de Lila, dirigen al observador hacia la gente sentada en la mesa que está al lado del sujeto auto-retratado. Un hetero aparece en el fondo saludando a gente en dos mesas distintas. Se acercó saludó, se movió a la otra mesa y saludó a un grupo de gente que estaba a menos de tres pies de distancia. No los presentó; se movió unas cuantas veces y dijo dos o tres bobadas (simpático en busca ser reconocido con un "ese tipo es bien chévere"). Cuando por fin se quedó en una mesa, preguntas, por dentro, en silencio, sobre el por qué de tanta solidaridad borrosa.
SELFIE DEL DESEO DE SER OTRO
Nunca está quieto. Viaja continuamente -no para- por todo el mundo, y sólo envía fotos personales. Él en el centro, frente a los monumentos que usa como referentes: Roma, una fuente; París, las patas de la Eiffel; Madrid, el AVE en Atocha rozaba su percudida cara; Cuba, un helado de Coppelia sin la Alonso; San Juan, cual virgen en nicho, en la Garita del Diablo; Nueva Orleáns, junto al trasnochado tranvía, bajo el nombre del tenesiniano vagón, con la cara marcada por la búsqueda, tratando de satisfacer un deseo.
Friday, June 17, 2016
NYC 1971: Dos Boricuas Bigotudos
Frank, mi buen amigo, QDEP, con estola y afro, y a la izquierda, el autor del blog sin estola y sin afro.
JUNIO Y NO ABRIL EN PORTUGAL
En Lisboa quise enamorame. No era abril. En aquel junio del noventa y tres Amalia Rodríguez cantaba María la Portuguesa, y yo tomaba porto en un bar del Barrio Alto. No conseguí novio. No importa, conseguí amar la hermosa Lisboa; y aunque era junio, Lisboa fue "suave y gentil", me enamoró como nadie.
GAYS AL BORDE DE UNA TEMIDA O ACEPTADA LECTURA
"....matareis al Dios del miedo y entonces seréis libres." (Eugenio María de Hostos)
Que bajáramos de dos en dos nos dijo el anfitrión, al grupo de por lo menos diez hombres gais que nos encontrábamos en una soirée en su apartamento en el San Juan de los años ochenta. La razones para dicha directriz estaban fundamentadas en el miedo a que nos leyesen (leerte en la jerga de la sub-cultura de los gais criados antes de la luchas por los derechos civiles significada que los demás se daban cuenta de que uno era homosexual) en el ascensor o en el recibidor del edificio. El grupo estaba compuesto por hombres de la generación pre-Stonewall, y con la excepción de uno que otro, la mayoría seguía viviendo como si el Stonewall no hubiese ocurrido. El miedo seguía guiando sus actos. Así lo hicimos, bajamos de dos en dos y evitábamos hablar en el ascensor.
El grado y discusión pública que se estaba llevando a cabo en algunas ciudades de los EEUU y en Europa estaba en ciernes en el Puerto Rico de los ochenta; y la generación madurada antes de los sesenta vivía con los temores y criterios de aquellas épocas. Organizaciones que iban desde las más radicales (Act-up) hasta las religiosas (Dignity), revistas (la excelente Body Politique), departamentos y cursos académicos planteaban que la homosexualidad no es el infierno o un estado estático (se transforma en el grupo, la cultura y en cada uno de nosotros), que los homosexuales no escogen serlo y son ciudadanos responsables que aportan al bienestar de sus comunidades, etc. etc. etc. El clandestinaje de aquel grupo, en la fiesta antes mencionada, era contrario a la discusión seria de la homosexualidad y al respeto hacia los hombres y mujeres gais. Atentaba contra la dignidad de cualquier ser.
“Que nadie se entere, es muy partido, enfermo sexual" pasaron de ser valores, expectativas, tipos y estereotipos de homosexuales estancados en la protección de sus cuerpos, reflejos del miedo a los controles que ejercían los heterosexuales, a temas que sirven para profundizar sobre cómo y por qué somos quiénes somos. Fijaciones, calabozos mentales y culturales fueron subvertidos para convertirse en caminos a explorar, a enriquecer el conocer la condición humana y todas sus manifestaciones.
En otra cena, tres décadas más tarde, una madre puertorriqueña me contó que cuando su hijo le confesó su homosexualidad, lo único que le preocupó fue que se fueran a burlar de él. Allí frente al joven hijo, estudiante universitario, la pareja del hijo, y otros amigos mayorcitos, mi generación, se discutía el tema con una libertad y respeto que hubiese sido imposible oír hace treinta años.
“Cómo me veo”: me preguntó un querido amigo sesentón recientemente. “Exacta”: le respondí, en femenino, con el humor y transgresión que caracteriza esa brillante e ingeniosa sub cultura. Ni miedo ni vergüenza acompañaron la respuesta; una aceptación del ser distinto sin ser nocivo. Mi amigo sonrió; sabia que a esa edad no se es tan exacta como cuando se tenía veinte años. Nos reímos porque caminábamos la vereda de la libertad, y es esa la que nos permite estar “exactas”. Lo gay no es absolutamente un estado sexual, es también un estado de ánimo, un derivado y variación de las otras culturas. Espejo de la otredad dirían los nuevos contenidos estructuralistas, post modernistas. Y juntos, no bajamos de dos en dos, en grupo como de cinco, caminamos a cenar temprano. Temprano, con la conciencia tranquila, que a esta edad el cuerpo te lo pide.
Que bajáramos de dos en dos nos dijo el anfitrión, al grupo de por lo menos diez hombres gais que nos encontrábamos en una soirée en su apartamento en el San Juan de los años ochenta. La razones para dicha directriz estaban fundamentadas en el miedo a que nos leyesen (leerte en la jerga de la sub-cultura de los gais criados antes de la luchas por los derechos civiles significada que los demás se daban cuenta de que uno era homosexual) en el ascensor o en el recibidor del edificio. El grupo estaba compuesto por hombres de la generación pre-Stonewall, y con la excepción de uno que otro, la mayoría seguía viviendo como si el Stonewall no hubiese ocurrido. El miedo seguía guiando sus actos. Así lo hicimos, bajamos de dos en dos y evitábamos hablar en el ascensor.
El grado y discusión pública que se estaba llevando a cabo en algunas ciudades de los EEUU y en Europa estaba en ciernes en el Puerto Rico de los ochenta; y la generación madurada antes de los sesenta vivía con los temores y criterios de aquellas épocas. Organizaciones que iban desde las más radicales (Act-up) hasta las religiosas (Dignity), revistas (la excelente Body Politique), departamentos y cursos académicos planteaban que la homosexualidad no es el infierno o un estado estático (se transforma en el grupo, la cultura y en cada uno de nosotros), que los homosexuales no escogen serlo y son ciudadanos responsables que aportan al bienestar de sus comunidades, etc. etc. etc. El clandestinaje de aquel grupo, en la fiesta antes mencionada, era contrario a la discusión seria de la homosexualidad y al respeto hacia los hombres y mujeres gais. Atentaba contra la dignidad de cualquier ser.
“Que nadie se entere, es muy partido, enfermo sexual" pasaron de ser valores, expectativas, tipos y estereotipos de homosexuales estancados en la protección de sus cuerpos, reflejos del miedo a los controles que ejercían los heterosexuales, a temas que sirven para profundizar sobre cómo y por qué somos quiénes somos. Fijaciones, calabozos mentales y culturales fueron subvertidos para convertirse en caminos a explorar, a enriquecer el conocer la condición humana y todas sus manifestaciones.
En otra cena, tres décadas más tarde, una madre puertorriqueña me contó que cuando su hijo le confesó su homosexualidad, lo único que le preocupó fue que se fueran a burlar de él. Allí frente al joven hijo, estudiante universitario, la pareja del hijo, y otros amigos mayorcitos, mi generación, se discutía el tema con una libertad y respeto que hubiese sido imposible oír hace treinta años.
“Cómo me veo”: me preguntó un querido amigo sesentón recientemente. “Exacta”: le respondí, en femenino, con el humor y transgresión que caracteriza esa brillante e ingeniosa sub cultura. Ni miedo ni vergüenza acompañaron la respuesta; una aceptación del ser distinto sin ser nocivo. Mi amigo sonrió; sabia que a esa edad no se es tan exacta como cuando se tenía veinte años. Nos reímos porque caminábamos la vereda de la libertad, y es esa la que nos permite estar “exactas”. Lo gay no es absolutamente un estado sexual, es también un estado de ánimo, un derivado y variación de las otras culturas. Espejo de la otredad dirían los nuevos contenidos estructuralistas, post modernistas. Y juntos, no bajamos de dos en dos, en grupo como de cinco, caminamos a cenar temprano. Temprano, con la conciencia tranquila, que a esta edad el cuerpo te lo pide.
DEATH AT AN EARLY AGE IN ORLANDO
In a Fassbinder's film a character says that fascism begins at home, and if you are a homosexual, the fear of its consequences, to be murdered, continues outside. So many of us keep our innermost desires -to love and to be loved- hidden because our love, our ways of showing it, can lead into..... Why continue? Try to figure out how we feel about living under the continues threat of being killed. The fear can lead to anger, and if anger is not dealt with, it can lead into self destruction or destroying someone else. The data on alcoholism, drug addiction, suicide among LBGTI people indicates that is is so high, that it can be declared a national emergency.
I wonder if the therapists helping the survivors and their relatives in Orlando are going beyond the personal, to include the real threat outside. How do you handle it?
Kill the fear and then begin the liberation process said Eugenio María de Hostos, when discussing the Puerto Rican emancipation movement in the late 1800s, and the maxim still applies today.
"Y al que no le gusta el caldo se le dan dos tazas", nos dice el refranero boricua.
Read about being afraid to be killed: http://www.huffingtonpost.com/samy-nemir-olivares/as-a-latino-and-gay-person-i-grieve_b_10508622.html?utm_hp_ref=latino-voices&ir=Latino+Voices
I wonder if the therapists helping the survivors and their relatives in Orlando are going beyond the personal, to include the real threat outside. How do you handle it?
Kill the fear and then begin the liberation process said Eugenio María de Hostos, when discussing the Puerto Rican emancipation movement in the late 1800s, and the maxim still applies today.
"Y al que no le gusta el caldo se le dan dos tazas", nos dice el refranero boricua.
Read about being afraid to be killed: http://www.huffingtonpost.com/samy-nemir-olivares/as-a-latino-and-gay-person-i-grieve_b_10508622.html?utm_hp_ref=latino-voices&ir=Latino+Voices
QUE DE ESO NO SE HABLA
es lo que muchos quieren lograr, hasta que "eso" les explota en la cara. "Eso" es inevitable, y huirle es síntoma de la verdadera cobardía, no la que critica el macho cabrío, la de los verdaderos cobardes (machos o no), los que huyen de la verdad y diversidad humana.
AULAS PARA TRAVESTIS RENACENTISTAS
Eso es lo que eres, una travesti, y al no aceptarlo, eres una descarada. Si crees que con tu sonrisita y tu boquita apretujada me vas a engañar, te equivocas. Si crees que al vestirte de gris con una ropa tan sobria me vas a seducir, ni lo pienses. Te he leído hace mucho tiempo. Conocí quién eres y de dónde vienes. Me informé muy bien sobre tus juegos con tu gran maestro. Travesti. Eso es lo que eres una vulgar y vividora que traviste para esconder su verdadero yo, y no para expresarlo plenamente. ¡Y que ayudante! ¡Y que aprendiz! ¡Ja! Lacra, parásito. La historia te ha delatado. ¡Esos colores! Ese efecto vaporoso, esa superposición de varias capas de pintura extremadamente delicadas, esos contornos imprecisos, esa vaguedad y lejanía no esconden quien eres. Basura. ¿Profundidad? ¿Tú? Profundidad tenía quien te hizo. Eras un don nadie, y tu maestro fue el que te dio poder, permanencia, historia, eternidad histórica. Tu yo quedó detrás de los oleos, los contornos imprecisos, y el maestro a propósito te envolvió en esa especie de niebla para difumar tu perfil y darle más importancia a la atmósfera y a la recreación de tu yo que a tu yo mismo. Si no fuera por el cuadro, hoy no estarías aquí. Mira como te miran mis estudiantes, perplejos, no están acostumbrados a que nadie te hable así, a que te las cante sin predicamentos, a mostrar tu verdadera cara. Tan buenos, tan obedientes, tan embelesados ante tanta belleza, cultura, tan impresionados por ti y lo que representas. Tan en busca del lenguaje fosilizado, de las interpretaciones en la academia. No eres la única vividora. Ellos también lo son. Aquí están en espera de hacerse miembros de los escogidos, los que residen en las torres de marfil. Los que flotan sobre las masas son tan vividores como tú. ¿Por qué se van? ¿A qué le tienen miedo? ¿A otra versión del mundo? Mira a quien tienes al lado. A esta, tan doméstica ama de casa, siempre esperando frente a esa ventana, aburrida, vete a trabajar, vaga, deja de estar dependiendo de tu marido. Vestida para jugar el papel que te corresponde. Por lo menos el otro se vistió de mujer y transgredió. Tú no te atreviste. Cumpliste con lo que te decían que fueses. Te ves llena de tranquilidad, feliz y agradecida por lo que Dios te ha dado. ¿Es que no sabes que es el dinero que le deben los españoles es lo que los hace a ustedes ricos? ¿Es que no reconoces que los españoles explotan a los esclavos, a los indígenas para pagarles a ustedes el dinero que le deben? Y no hablemos de los que le recogen las especias. Con ese modelito de tejidos flamenco, con ese sombrerito de muy fino lino. Tan lindo, blanquito. ¿Se van? Flamenca de mierda, contigo y con Vermeer hablo más tarde. ¿A qué le huyen? ¿A la verdad? Y tú mi querida Mona, sigues ahí sonreída, riéndote de todos ellos y de todos de nosotros.
PUBLICADO POR GERARDO TORRES EN 2:14
PUBLICADO POR GERARDO TORRES EN 2:14
Thursday, June 16, 2016
BAQUINÉ IN MEMORIAM OF VICTIMS IN ORLANDO
Please join Cafe Con Leche and friends as well host a Puerto Rican "Baquiné" ceremony for the victims in Orlando.
A Baquiné is a traditional Afro-Puerto Rican ceremony to bid young children good bye. The community gathers around the deceased to tell stories, to dance, to play.
PERSAD CENTER, Pittsburgh, Penn., Saturday, June 18: 4:00-7:00 p.m.
https://persadcenter.org
A Baquiné is a traditional Afro-Puerto Rican ceremony to bid young children good bye. The community gathers around the deceased to tell stories, to dance, to play.
PERSAD CENTER, Pittsburgh, Penn., Saturday, June 18: 4:00-7:00 p.m.
https://persadcenter.org
Wednesday, June 15, 2016
A TODOS LOS HETEROSEXUALES QUE TRATAN DE EXPLICAR LA VIDA DE LOS HOMOSEXUALES
Cállense, y oigan, ¡carajo!
CCNY, BILINGUAL EDUCATION, RACISM AND MULTICULURALISM
After spending over thirty years at CCNY and during my last year as a lecturer and project director, I organized a conference on multiligualism, the education of indigenous groups, and speakers of “minority” languages. Representatives from indigenous communities and educators working in the northern part of Quebec and in the Yucatán region of Mexico were invited to speak to students and faculty. It was my last year at the College (am I glad I left that place!). To my surprise, one of my colleagues in the Bilingual Teacher Education Education Program decided to ask the same students to attend a conference given by a European linguist at a different university. But to be undermined in my role as director of the special teacher education project working with the same students was/is less important than my "very progressive" colleague's limited understanding of what diversity was/is all about and her obvious racism where the people of color were dismissed without any sense of shame or reflection on her actions.
It seemed as if for her, a white faculty member teaching courses on multiculturalism, diversity had to do with students and not with speakers or the role of minority administrators, much less with an out of he closet Puerto Rican gay man. Had I been straight, my sense is that she would have acted quite differently. For the colleague, listening to the European speaking about minorities was more important than the direct educational experiences and ideas of "Indians" from Mexico and Quebec. As a gay Puerto Rican at CCNY I had my share of both explicit and implicit race related ideas and actions, but this time I was not only undermined by a white colleague but the students were told that it was more important to listen to some European speaking about minority languages than to some colored peoples' ideas and experiences. Racism can take very strange forms. Sad, very sad indeed.
It seemed as if for her, a white faculty member teaching courses on multiculturalism, diversity had to do with students and not with speakers or the role of minority administrators, much less with an out of he closet Puerto Rican gay man. Had I been straight, my sense is that she would have acted quite differently. For the colleague, listening to the European speaking about minorities was more important than the direct educational experiences and ideas of "Indians" from Mexico and Quebec. As a gay Puerto Rican at CCNY I had my share of both explicit and implicit race related ideas and actions, but this time I was not only undermined by a white colleague but the students were told that it was more important to listen to some European speaking about minority languages than to some colored peoples' ideas and experiences. Racism can take very strange forms. Sad, very sad indeed.
Tuesday, June 14, 2016
ORLANDO, 11.06.2016 (Alfredo Villanueva Collado)
ORLANDO, 11.06.2016
Para los 49, RIP
A que se atreve a parir un Requiem
por las locas, patos, jotos, maricones
tiroteados, incinerados, decapitados
por la implacable manada licántropa.
Citando religiones, códigos, versi/culos
de obsoletos libros sangrados,
la ilusoria ley de la naturaleza
o la aterradora ley del Padre,
erradican lo que envidian a escondidas:
esos circuitos del deseo fluido,
juguetón, temporero, permanente;
el acoplamiento de múltiples cuerpos,
que, ya sea en orgías o pistas de baile,
celebran el poder del placer sedicioso.
14.06.2016
CUANDO UN AMIGO SE VA
Un joven puertorriqueño perdió doce de sus amigos en Orlando y un adolescente de diecinueve años se quitó la vida tras confirmar que su mejor amigo -su único amigo- falleció en la masacre de Orlando.
¿Cómo puede recuperar el brillo de su juventud?
¿Cómo puede levantarse un viernes después de una semana laboral y no tener su grupo cuando desearía ir de copas?
¿Cómo puede recordar momentos especiales que solo oucurrieron un mes atrás o un añó atrás, y no como lo hace uno que los vivió durante otras épocas filtradas por la obscura memoria?
¿Cómo puede volver a amar sin sentir terror de que todo acabará al otro día y no treinta años más tarde?
¿Cómo puede reír si los que lograban que echara una buena carcajada están muertos?
¿Cuándo podrá despertar de esa pesadilla si no puede dormir tranquilo?
¿Cómo podrá entablar nuevas amistades?, si "cuando un amigo se va, no lo puede llenar la llegada de otro amigo, queda un tizón encendido que no lo puede apagar ni con las aguas de un río."*
(Alberto Cortés, Cuando un amigo se va)
¿Cómo puede recuperar el brillo de su juventud?
¿Cómo puede levantarse un viernes después de una semana laboral y no tener su grupo cuando desearía ir de copas?
¿Cómo puede recordar momentos especiales que solo oucurrieron un mes atrás o un añó atrás, y no como lo hace uno que los vivió durante otras épocas filtradas por la obscura memoria?
¿Cómo puede volver a amar sin sentir terror de que todo acabará al otro día y no treinta años más tarde?
¿Cómo puede reír si los que lograban que echara una buena carcajada están muertos?
¿Cuándo podrá despertar de esa pesadilla si no puede dormir tranquilo?
¿Cómo podrá entablar nuevas amistades?, si "cuando un amigo se va, no lo puede llenar la llegada de otro amigo, queda un tizón encendido que no lo puede apagar ni con las aguas de un río."*
(Alberto Cortés, Cuando un amigo se va)
Monday, June 13, 2016
ORLANDO, CUANDO ESTUVE TAMBIÉN CON USTEDES
Diagramado el plan del sábado: primero comíamos temprano, tomábamos una siesta, un obligado beauty rest. Bailabamos, toda la noche. Bailábamos, nos reíamos, imitábamos a las "celebrities", nos burlábamos de los "celebrities", nos incluíamos en nuestras llenas de vida vida.
De pronto, los tiros matan la juventud recordada en una foto, una anécdota, un paso de baile; la vivida cuatro o cinco décadas atrás, aquella cuatro o cinco generaciones más vieja, la que maduró después del Stonewall, que desarrolló callos y se marcó con cicatrices cuando tuvo que volver a crecer con el Sida. Creció.
Ustedes no. Los mataron. Tantos. Entre ustedes estaban los chicos que habían llegado de Puerto Rico no hace mucho, montaron una peluquería, "echaron pa'lante", y en medio del bar, del baile que los relajaba, divertía y premiaba por haber "echado pa'lante, los mataron.
Después de haber sido vestidos por el del grupo que estaba en el mundo de la moda, peinado por los que gustaban de la peluquería, suspirado porque deseábamos ver al que, pues claro, ¡uy!, deseábamos, educados por el que estudiaba letras y escribía poesías, cargados de galería en galería por el que pintaba, esculpía, y ayudado con lo mecánico por el que nos resolvía el asunto de los equipos o nos mejoraba los enchufes, todos con ustedes también han muerto. Algo ha muerto.
22, 23, 24, 25 años, otros menos jóvenes, igual de llenos de vida, los mataron.
Alguien gritó "maricas", buscó pelea. No hicimos caso, compramos pan, Ariel preparó los huevos, Alfredo los bloody marys, Gary puso música suave, Miguel ordenó el ambiente, brunch después de Flamingo o Twelve West o el Limlight, y ustedes no pudieron ir porque, sí, los mataron.
De pronto, los tiros matan la juventud recordada en una foto, una anécdota, un paso de baile; la vivida cuatro o cinco décadas atrás, aquella cuatro o cinco generaciones más vieja, la que maduró después del Stonewall, que desarrolló callos y se marcó con cicatrices cuando tuvo que volver a crecer con el Sida. Creció.
Ustedes no. Los mataron. Tantos. Entre ustedes estaban los chicos que habían llegado de Puerto Rico no hace mucho, montaron una peluquería, "echaron pa'lante", y en medio del bar, del baile que los relajaba, divertía y premiaba por haber "echado pa'lante, los mataron.
Después de haber sido vestidos por el del grupo que estaba en el mundo de la moda, peinado por los que gustaban de la peluquería, suspirado porque deseábamos ver al que, pues claro, ¡uy!, deseábamos, educados por el que estudiaba letras y escribía poesías, cargados de galería en galería por el que pintaba, esculpía, y ayudado con lo mecánico por el que nos resolvía el asunto de los equipos o nos mejoraba los enchufes, todos con ustedes también han muerto. Algo ha muerto.
22, 23, 24, 25 años, otros menos jóvenes, igual de llenos de vida, los mataron.
Alguien gritó "maricas", buscó pelea. No hicimos caso, compramos pan, Ariel preparó los huevos, Alfredo los bloody marys, Gary puso música suave, Miguel ordenó el ambiente, brunch después de Flamingo o Twelve West o el Limlight, y ustedes no pudieron ir porque, sí, los mataron.
ORLANDO: "A stranger was bleeding in the parking lot. This man saved his life with a shirt and a bear hug"
http://www.orlandosentinel.com/news/pulse-orlando-nightclub-shooting/la-na-orlando-nightclub-rescue-20160612-snap-story.html
Sunday, June 12, 2016
LO LBGT PUERTORRIQUEÑO EN LOS NIUYORES
"...... Pedro Julio Serrano--a prominent LGBT and human rights activist, founder of Puerto Rico para Tod@s, and Senior Advisor to New York City Council Speaker Melissa Mark-Viverito--to get to the bottom of WHY it’s relevant for all Puerto Ricans, and humans in general to care about LGBT issues and attend this historic and timely ...."
los politicos de turno, y la representación de su masa con qué tipo de masa....
ehttp://centropr.hunter.cuny.edu/centrovoices/why-it%E2%80%99s-important-attend-first-ever-lgbtricans-encuentro
*Por décadas, los políticos de acá para conseguir votos de los puertorriqueños en NY paseaban a Doña Fela y otras imágenes y cuerpos sagrados en las islas de los espantos por la Quinta Avenida y posaban y posaban en busca de photo-ops.
"Agúcense y coman berro" decían los jajomeños.
los politicos de turno, y la representación de su masa con qué tipo de masa....
Pedro Julio Serrano escogió trabajar para un político en particular en NY, y esa masa que eso forma y conforma puede necesitar ingredientes partidocràticos que se prestan para generar muchas dudas. Quizás Pedro Julio debe dejar el liderato de la gay puertorriqueño en NY a gays puertorriqueños de NY. Aquella época cuando los políticos de NY y las ONG iban a PR a informarse sobre cómo bregar con los asuntos de los puertorriqueños de acá fue terminada por gente de acá, que hacia mediados de los sesentas le reclamaron a esos ONG y los políticos, que si necesitaban información sobre ellos, que hablaran con ellos, que lo de aquí es distinto a lo de allá.
*Por décadas, los políticos de acá para conseguir votos de los puertorriqueños en NY paseaban a Doña Fela y otras imágenes y cuerpos sagrados en las islas de los espantos por la Quinta Avenida y posaban y posaban en busca de photo-ops.
"Agúcense y coman berro" decían los jajomeños.
Thursday, June 9, 2016
Él HABLABA EN BOLERO Y ELLA EN VANIDADES
Ella dijo: "Quiero que me des explicaciones".
Él no dijo, sonrió, la miró, tanteó con la vista, juzgó a la mujer decidida, su pose, la actitud de guerrillera entregá, y concluyó que no diciendo nada, que con un alzar de los hombros era suficiente parax dejar saber que en ese odio estaba un te quiero, un quiéreme por piedad yo te lo pido.
Ella, llena de soberbia: "Esto no puede seguir así, no lo tolero. insoportable. ¿Qué te hice?"
Él: "Nada".
Él no dijo, sonrió, la miró, tanteó con la vista, juzgó a la mujer decidida, su pose, la actitud de guerrillera entregá, y concluyó que no diciendo nada, que con un alzar de los hombros era suficiente parax dejar saber que en ese odio estaba un te quiero, un quiéreme por piedad yo te lo pido.
Ella, llena de soberbia: "Esto no puede seguir así, no lo tolero. insoportable. ¿Qué te hice?"
Él: "Nada".
Saturday, June 4, 2016
EL LINÓLEO, EL CUBO Y LA GOTA
Directamente debajo de la gota estaba el cubo. El roto por donde entraba la gota no había sido arreglado y la gota seguía separándose del resto del agua, entraba por el roto y se dejaba caer en el cubo, y cuyas flores rojas, blancas, amarillas la gota mojaba. La gota, que no quería seguir con las demás en el chorro de agua que caía sobre el techo, saltaba dentro y fuera del cubo; y al saltar fuera, mojaba las otras rosas, las del linóleo. A la gota y al linóleo le gustan las flores.
Friday, June 3, 2016
LINÓLEO DE ROSAS ROJAS
Rojas las rosas con tallos y hojas negras, enormes. Cubrían el piso de madera apolillada, competencia desleal en un barrio de pisos con losetas y pequeños burgueses antillanos; embadurnadas con aceite, servían de pista de carrera al trapo que las frotaba, cuando mi hermana me ponía pantalones viejos, me agarraba por los pies y luego me arrastraba por el piso, brillaba todo el linóleo y sus rosas.
Wednesday, June 1, 2016
JÁJOME Y COLLORES
Cuando salí de Jájome no fue en una jaquita baya por un sendero entre mayas. Salí en una pisicorre por una carretera llena de curvas arropas de flamboyanes. Idílicos le llamó Luis Rafael Sánchez a los hermosos campos que comprenden esta zona de Cayey. Para aquellos que tuvimos que abandonar esos campos, lo idílico es la reacción menos sentida. Las fincas son hoy el “playground of the rich, the beautiful and the well connected.”
Salí de niño junto a mis padres y hermanos como resultado de los nuevos vaivenes económicos que trasformaban la isla durante los años cuarenta. Ya no quedaban fincas donde vivir como agregados y menos suficiente tierra para heredar. El fenómeno económico de aquella época no incluía a los dueños de pequeñas fincas ni a sus peones. O vendías o te hundías más en la miseria. Las ideas social demócratas del gobierno de turno nos echó a la suerte: unos para el norte, otros para los cañaverales o los arrabales de San Juan.
Mi padre escogió los cañaverales cerca de Guayama, y a trabajar “to’ el mundo”. Los más chiquitos a la escuela y los más grandes a ayudar con el sustento. Si la familia era grande, los más pequeños podíamos aspirar a una mejor educación. Los mayores trabajaban para ayudar a sostener la familia. Allí no terminó la odisea. Ese patrón de desplazamiento se había convertido en variable constante del nuevo modelo económico.
La caña no era futuro para todos, ni de capataz ni de picador. Las fábricas que reemplazaban la caña no podían emplear a todos los parados y muchos menos si no tenías diploma de escuela superior; y los hijos de muchos de aquellos jibaros a duras penas podían terminarla. Una vez más, a moverse hacia nuevos nortes: el ejército, Nueva York.
Cada desplazamiento sigue una muy trillada y repetida sentencia: toda acción tiene una reacción. Y dicha reacción no sólo la experimenta un nuevo modelo económico. La vivimos en carne propia los desplazados. Los que por alguna razón tienen un tesón de acero y una red de apoyo la superan y hasta triunfan. Otros, los que además del desplazamiento tienen que enfrentarse a cuáles y qué tipos de problemas familiares o sociales sufren el aceleramiento de sus torbellinos: deterioro colectivo e individual. Este fenómeno ha sido extensamente discutido y recreado. Incluso, también ha sido motivo de burla y desprecio por parte de literatos, sociólogos y otros que desde lejos lo observan.
Recordar es vivir decía el locutor de un programa de radio dedicado a la música jibara. Recordar es no olvidar dicen otros. ¿Recordar qué? ¿Lo idílico de Jájome y el bohío de Llorens Torres o el desplazamiento de cientos de miles de personas sin ningún tipo de consideración por las consecuencias que tan frías decisiones generan? Muchos superaron las consecuencias de las migraciones de los años cuarenta. Muchos, no. Generación tras generación de vidas perdidas y patologías reproducidas en los guetos de ciudades en los EEUU, caseríos y barriadas de Puerto Rico sirven de evidencia de que todo no ha sido color de rosa.
Recordar puede ser matizado y distorsionado por nuestros deseos o por nuestros miedos. Recordar puede ser recurso para evitar el que se vuelvan a cometer abusos por fríos gobiernos completamente desligados de su gente y sin ningún ápice de deseo de incluirlos en sus nuevos proyectos. Llorens soñaba con su Collores pero no perdió de vista lo que lo llevó a ver la gloria como "sueño vano. Y el placer, tan sólo viento. Y la riqueza, tormento. Y el poder, hosco gusano.”
Salí de niño junto a mis padres y hermanos como resultado de los nuevos vaivenes económicos que trasformaban la isla durante los años cuarenta. Ya no quedaban fincas donde vivir como agregados y menos suficiente tierra para heredar. El fenómeno económico de aquella época no incluía a los dueños de pequeñas fincas ni a sus peones. O vendías o te hundías más en la miseria. Las ideas social demócratas del gobierno de turno nos echó a la suerte: unos para el norte, otros para los cañaverales o los arrabales de San Juan.
Mi padre escogió los cañaverales cerca de Guayama, y a trabajar “to’ el mundo”. Los más chiquitos a la escuela y los más grandes a ayudar con el sustento. Si la familia era grande, los más pequeños podíamos aspirar a una mejor educación. Los mayores trabajaban para ayudar a sostener la familia. Allí no terminó la odisea. Ese patrón de desplazamiento se había convertido en variable constante del nuevo modelo económico.
La caña no era futuro para todos, ni de capataz ni de picador. Las fábricas que reemplazaban la caña no podían emplear a todos los parados y muchos menos si no tenías diploma de escuela superior; y los hijos de muchos de aquellos jibaros a duras penas podían terminarla. Una vez más, a moverse hacia nuevos nortes: el ejército, Nueva York.
Cada desplazamiento sigue una muy trillada y repetida sentencia: toda acción tiene una reacción. Y dicha reacción no sólo la experimenta un nuevo modelo económico. La vivimos en carne propia los desplazados. Los que por alguna razón tienen un tesón de acero y una red de apoyo la superan y hasta triunfan. Otros, los que además del desplazamiento tienen que enfrentarse a cuáles y qué tipos de problemas familiares o sociales sufren el aceleramiento de sus torbellinos: deterioro colectivo e individual. Este fenómeno ha sido extensamente discutido y recreado. Incluso, también ha sido motivo de burla y desprecio por parte de literatos, sociólogos y otros que desde lejos lo observan.
Recordar es vivir decía el locutor de un programa de radio dedicado a la música jibara. Recordar es no olvidar dicen otros. ¿Recordar qué? ¿Lo idílico de Jájome y el bohío de Llorens Torres o el desplazamiento de cientos de miles de personas sin ningún tipo de consideración por las consecuencias que tan frías decisiones generan? Muchos superaron las consecuencias de las migraciones de los años cuarenta. Muchos, no. Generación tras generación de vidas perdidas y patologías reproducidas en los guetos de ciudades en los EEUU, caseríos y barriadas de Puerto Rico sirven de evidencia de que todo no ha sido color de rosa.
Recordar puede ser matizado y distorsionado por nuestros deseos o por nuestros miedos. Recordar puede ser recurso para evitar el que se vuelvan a cometer abusos por fríos gobiernos completamente desligados de su gente y sin ningún ápice de deseo de incluirlos en sus nuevos proyectos. Llorens soñaba con su Collores pero no perdió de vista lo que lo llevó a ver la gloria como "sueño vano. Y el placer, tan sólo viento. Y la riqueza, tormento. Y el poder, hosco gusano.”
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