Desde los tomados durante los años pre-Stone Wall hasta los retratos más recientes, cubren la pared detrás de la cara arrugada, esculpida por los recovecos de la identidad: procedencia de clase, étnica, color de piel, acento, nivel educativo, libros leídos, deseos.
Cumpleaños, graduaciones, bodas, bautizos, fiestas patronales en caseta de fotógrafo ambulante-pre-celulares: fotos antiguas, manchadas junto a selfies impresos en papel de cartas recogen cada eslabón entre vidas, rellenan la memoria.
Los últimos dos, tomados en el bar El Patio de Lila, dirigen al observador hacia la gente sentada en la mesa que está al lado del sujeto auto-retratado. Un hetero aparece en el fondo saludando a gente en dos mesas distintas. Se acercó saludó, se movió a la otra mesa y saludó a un grupo de gente que estaba a menos de tres pies de distancia. No los presentó; se movió unas cuantas veces y dijo dos o tres bobadas (simpático en busca ser reconocido con un "ese tipo es bien chévere"). Cuando por fin se quedó en una mesa, preguntas, por dentro, en silencio, sobre el por qué de tanta solidaridad borrosa.
Saturday, June 18, 2016
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