“La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea [raza], produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y rede finió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.” (Aníbal Quijano. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Marxismo Crítico, 19/12/2007)
La chola y el jíbaro reconceptualizan los gentilicios y transforman el discurso sobre los mismos; inluyendo a las chola boliviana que participa en torneos de lucha libre, y al jíbaro académico cuyos estudios comprueban que los escritores costumbristas en Puerto Rico prefirierion la ideología de corte partenalista cuando representaron la vida en los cerros isleños, que una visión más compleja, como la que realmente vivían los jíbaros. La Chola de Evo Morales entró al campo de batalla. El jíbaro de Luis Muñoz no solo terminó recogiendo tomates en la Florida.
"La exhibición presenta la evolución de la chola desde sus primeros días como una 'pachuca' ataviada con el zoot suit de la moda masculina en los años 40 en Estados Unidos, hasta la figura contemporánea que trata de sobrevivir en los barrios pobres. A través de pinturas, fotografías y esculturas, intenta cubrir imágenes de la chola como guerrera urbana, mentora, madre y figura política." (https://www.excelsior.com.mx/expresiones/exhibicion-sobre-las-cholas-se-inaugura-en-nuevo-mexico/1301007)
Un/a forista en un diario boricua se refiere al nuevo superintendente de la policía en Puerto Rico como jíbaro habichuelero - ¡ueeepaaa! - y luego reclama que puede evaluar la competencia del súper; y la materia gris del forista, ¿quién la evalúa?
"....... a la verdad q tuller tiene una clase d cara d jibaro habichuelero criado en NY! He hablado con el en diferentes foros y no parece muy competente......." (Forista: 2 adonika: 15 febrero 2014 03:27 a.m.)
"....... a la verdad q tuller tiene una clase d cara d jibaro habichuelero criado en NY! He hablado con el en diferentes foros y no parece muy competente......." (Forista: 2 adonika: 15 febrero 2014 03:27 a.m.)
Un mulato puertorriqueño, que jura que es blanco y blanquito, relata lo ofendido que estaba, cuando en un restaurante, esta pareja mal vestida de jíbaros gritaban para ordenar un trago. Otro desmemoriado que no recuerda que hace doscientos años, sus antepasados eran esclavos, y de haber sido libres, no podían ni entrar a una fonda de blancos y los jíbaros sí podían entrar, por ser figurativaamente blancos; al lo jíbaro ser convertido por antomasia en un “significante estructuralista” -esa figura cuyo uso retórico permite al pensamiento sustituir las cualidades que le caracterizan -reales o no-, que se le atribuyen, por el nombre.
Percepciones distorsionadas, las de estos nuevos clases medias de PR; parte de esa tradición de payasos felinescos, tan bien recogida en los personajes de Palés, sus duques y condes de limonada y mermelada. Sigue vigente el gran poeta.
El cómo ven a los jíbaros que migramos pa'l norte, enmarcado en un paternalismo burgués y teoricamente armado, que tienen los blanquitos intelectuales puertorriqueños -los que le dieron forma a ciertos esquemas académicos, junto a sus alcahuetes a lo Luis Rafael Sánchez (La Guagua Aérea), Ana Lydia Vega (Pollito Chicken) y otros enajenados- me pone de mal humor. ¡Uy!, que nadie los critique, que sigan en su masturbación intelectual, de academia protoeuropea, me pone peor. Y todo esto, por causa de una puesta en escena de la muy patética obra.
Me escribe mi sobrino político, el dramaturgo CC, y me pide que le explique por qué yo creo que La Carreta es una obra burguesa. Y, en términos generales, le doy mi opinión; y aquí la añado a mi descarga anterior:
"Primero tendría que discutir cuáles son esas ideas burguesas, y de dónde surgen, sobre los pobres, los campesinos, jíbaros puertorriqueños; las ideas románticas sobre la identidad, la tierra, trabajo, las vidas en los EEUU. Y eso requiere una tesis. Pero, en términos generales, aquí va esto:
Dudo que a Marqués o a los autores de La Guagua Aérea, Pollito Chicken, etc. se les ocurriría escribir sobre la fundacion de organizaciones y proyectos muy poderosos, consecuentes e influyentes como Aspira, Boricua College, educación bilingüe por todo el noreste de los EEUU; leyes que transforman los derechos de los inmigrantes; su participación y reclutamiento de minorías lingüísticas para integrar la policía, las escuelas, el gobierno (fueron a corte para que bajaran los requisitos de estatura y lenguaje para trabajar en la policia, las escuelas, etc.); sus mudanzas a barrios donde hasta la llegada de esos pobres y sumisos jíbaros solo podían vivir los "blancos"; y una enorme lista de logros que contradicen las literatura patética de ciertos autores isleños.
Una vez más, esas ideas del puertorriqueño dócil, humilde, creado por unos intereses burgueses, fuese por razones económicas, o por un patriotismo decimonónico, o por el puro paternalismo que necesitan ciertos grupos y personas para poder sentirse buenos y solidarios, o porque así pueden justificar su ideario político, son las que subyacen La Carreta y mucha de la literatura costumbrista que escribieron los buenos hombres y mujeres literatos de esas épocas, en su mayoría producto de Humanidades y Estudios Hispánicos en la UPR; y ya se sabe quiénes fundaron esos departamentos académicos. Es más, me atrevo apostar, que el Gibaro de Alonso es más fiel a esa "humanidad" del campesino puertorriqueño que Marqués, etc. etc.
Nos mudamos, me incluyo, porque nos dio la real gana, y algunos no les ha ido tan bien y a otros sí, como a cualquier grupo de migrantes. A mi entender, los únicos patéticos aquí son esos autores.
"......por tantos trillada: de la montaña al arrabal de San Juan, y de San Juan a Nueva York........ Pudiera decirse que los autores destacan la fuerza de las condiciones ambientales sobre la conformación y el destino del individuo." (Abigail Díaz, La Carreta, comentarios de un psicólogo social. http://rcsdigital.homestead.com/files/Vol_IX_Nm1_1965/D_az_De_Concepci_n-Discusi_n.pdf
De acuerdo a las teorías de castas, un jíbaro era el resultado de la mezcla entre lobo y china; el lobo era el resultado de la mezcla entre saltapatrás y mulata; la china, entre morisco y española; el saltapatrás, entre india y chino; la mulata, entre español y africano; el morisco, entre mulato y española.
Luis Paret y Alcázar recrea en el cuadro Autorretrato como Jíbaro, (1776) a un miembro de esa subcultura puertorriqueña; colectividad conformada por una de las castas que no eran ni criollos ni peninsulares. En gran medida, respondía a los idearios que fundamentaban la conceptualización del otro, impuesto desde afuera, influenciando leyes, prácticas, y la imaginación misma, mediatizada por las representaciones que los que controlaban el “discurso oficial” tenían del "otro".
En 1849 don Manuel Alonso, nacido en San Juan en octubre de 1822, criollo burgués, estudiante en Barcelona, publicó El Gíbaro, un cuadro de costumbres de la isla de Puerto Rico.
Frente al heterogéneo escenario evolucionando con fuerza identitaria en Puerto Rico, desde mediados del siglo XVIII, las instituciones y sus administradores en la antigua colonia española reafirmaron su poder clasificatorio, discriminando y jerarquizando a la población por medio de tipologías de castas, especialmente en aquellos centros de alto intercambio social, incentivando en ciertas zonas rurales políticas de mestizaje y asimilación selectiva, dentro de la lógica de blanqueamiento, al mismo tiempo que se defendieron sistemas de diferenciación internos a través del uso de la terminología de castas. Los sistemas clasificatorios fueron históricamente realimentados o legitimados, desde el poder colonial, a través de tratados filosóficos, teológicos y jurídicos así como por medio de pinturas y de obras de carácter científico (pseudo) que instalaron representaciones sociales y relaciones de poder en un plano de jerarquías étnicas y raciales.
Y luego de repasar y comenzar a organizar notas sobre este tema, plantar y desplantar ideas, buscar nuevas fuentes, agarro mi cuatro, el tiple y el güiro, grito un "lelolai esgalillao" y le canto un seis cayeyano a mis antepasados jíbaros que han estado -algunos nunca bajaron de esos cerros- diciendo con orgullos: "somos jíbaros, y qué"; desde que así fueron clasificados por los poderes "divinos" que tenían los europeos colonizadores. Por cierto, sugieren algunos antropólogos, que los caribes hacían lo mismo, cuando se mezclaban con otros pueblos, dejaban de ser caribes.
"La primera vez que Génesis Mayte Morales se vistió de chola paceña se sintió poderosa. Fue para un certamen de belleza. Luego, se animó a bailar en una fraternidad de morenada y hoy pertenece a uno de los bloques más famosos del Gran Poder.
'La chola paceña tiene un empoderamiento y una esencia muy especial. Por eso, siempre quiero representarla', dice y asegura que también sabe que vestir pollera y manta es una forma de luchar contra la discriminación y la homofobia en el mundo andino, en especial el ámbito cultural y folklórico.
Génesis cuenta que viste de chola paceña hace casi cuatro años. 'Me visto con el atuendo de la mujer de pollera porque quiero mostrar un emblema paceño', sostiene, quien se define como gay transformista y fue elegida como Miss Cholita Transformista 2017". (Anahí Cazas. Cholas trans, las rebeldes que pelean contra la discriminación. https://www.paginasiete.bo/ sociedad/ 2017/11/19/ cholas-trans-rebeldes-pelean-contra-discriminacion-160045.html)
Hace años, junto a una académica alemana, fui a la Casa Cautiño en Guayama, y cuando la profesora le preguntó a la guia de la casa-museo, si sabía cuántos esclavos trabajaron en construir la casa, la bien trigueña joven guayamesa lució molesta; no tanto porque no sabía, sino porque hasta ese momento ella parecía sentirse parte de la gloria de la historia de la casa. Nada fácil tener que desesctruturar los esquemas interiores que le dan forma a la identidad.
Y luego de repasar y comenzar a organizar notas sobre este tema, plantar y desplantar ideas, buscar nuevas fuentes, agarro mi cuatro, el tiple y el güiro, grito un "lelolai esgalillao" y le canto un seis cayeyano a mis antepasados jíbaros que han estado -algunos nunca bajaron de esos cerros- diciendo con orgullos: "somos jíbaros, y qué"; desde que así fueron clasificados por los poderes "divinos" que tenían los europeos colonizadores. Por cierto, sugieren algunos antropólogos, que los caribes hacían lo mismo, cuando se mezclaban con otros pueblos, dejaban de ser caribes.
"La primera vez que Génesis Mayte Morales se vistió de chola paceña se sintió poderosa. Fue para un certamen de belleza. Luego, se animó a bailar en una fraternidad de morenada y hoy pertenece a uno de los bloques más famosos del Gran Poder.
'La chola paceña tiene un empoderamiento y una esencia muy especial. Por eso, siempre quiero representarla', dice y asegura que también sabe que vestir pollera y manta es una forma de luchar contra la discriminación y la homofobia en el mundo andino, en especial el ámbito cultural y folklórico.
Génesis cuenta que viste de chola paceña hace casi cuatro años. 'Me visto con el atuendo de la mujer de pollera porque quiero mostrar un emblema paceño', sostiene, quien se define como gay transformista y fue elegida como Miss Cholita Transformista 2017". (Anahí Cazas. Cholas trans, las rebeldes que pelean contra la discriminación. https://www.paginasiete.bo/ sociedad/ 2017/11/19/ cholas-trans-rebeldes-pelean-contra-discriminacion-160045.html)
Hace años, junto a una académica alemana, fui a la Casa Cautiño en Guayama, y cuando la profesora le preguntó a la guia de la casa-museo, si sabía cuántos esclavos trabajaron en construir la casa, la bien trigueña joven guayamesa lució molesta; no tanto porque no sabía, sino porque hasta ese momento ella parecía sentirse parte de la gloria de la historia de la casa. Nada fácil tener que desesctruturar los esquemas interiores que le dan forma a la identidad.
En City College tenía dos compañeros “latinos” que de una manera muy sútil querían que yo -al igual que ellos, muy orgullosos de sus antepasados españoles- enfilara mi “identidad” hacia la ascendencia “uropea”. Como resultado de esa y otras experiencias parecidas, lecturas y marcas mongólicas escribí la pieza teatral Terapia para jabaos.
La historia de las relaciones “raciales’ en Latinoamérica no puede seguir el modelo de los EEUU. No es cuestión de oposición sino de líneas continuas que se entrelazan. En sus libros sobre los jíbaros en Puerto Rico, Fernando Picó nos muestra cómo ocurrió ese palesiano “melao melamba”; Palés Matos se burla de los ilusos y blanqueados “duques de la mermelada” que “culipandean” por sus calles antillanas; Vizcarrondo cuestiona la negación de la herencia africana; González retrata los efectos de esas segregaciones y su relación con las estructuras políticas y económicas; y por ahí una ristra de escritores que han explorado el tema.
Que las masas interioricen esas ideas y transformen sus esquemas es otro cuento. A coninuación, un enlace sobre un brasileño que lo lo hizo, y cómo.