Saturday, November 30, 2019

NOTAS SOBRE LAS CASTAS: JÍBAROS Y CHOLAS

“La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea [raza], produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y rede finió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.” (Aníbal Quijano. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Marxismo Crítico, 19/12/2007)

La chola y el jíbaro reconceptualizan los gentilicios y transforman el discurso sobre los mismos; inluyendo a las chola boliviana que participa en torneos de lucha libre, y al jíbaro académico cuyos estudios comprueban que los escritores costumbristas en Puerto Rico prefirierion la ideología de corte partenalista cuando representaron la vida en los cerros isleños, que una visión más compleja, como la que realmente vivían los jíbaros. La Chola de Evo Morales entró al campo de batalla. El jíbaro de Luis Muñoz no solo terminó recogiendo tomates en la Florida. 

"La exhibición presenta la evolución de la chola desde sus primeros días como una 'pachuca'  ataviada con el zoot suit de la moda masculina en los años 40 en Estados Unidos, hasta la figura contemporánea que trata de sobrevivir en los barrios pobres. A través de pinturas, fotografías y esculturas, intenta cubrir imágenes de la chola como guerrera urbana, mentora, madre y figura política." (https://www.excelsior.com.mx/expresiones/exhibicion-sobre-las-cholas-se-inaugura-en-nuevo-mexico/1301007)

Un/a forista en un diario boricua se refiere al nuevo superintendente de la policía en Puerto Rico como jíbaro habichuelero - ¡ueeepaaa! - y luego reclama que puede evaluar la competencia del súper; y la materia gris del forista, ¿quién la evalúa?

"....... a la verdad q tuller tiene una clase d cara d jibaro habichuelero criado en NY! He hablado con el en diferentes foros y no parece muy competente......." (Forista: 2 adonika: 15 febrero 2014 03:27 a.m.)

Un mulato puertorriqueño, que jura que es blanco y blanquito, relata lo ofendido que estaba, cuando en un restaurante, esta pareja mal vestida de jíbaros gritaban para ordenar un trago. Otro desmemoriado que no recuerda que hace doscientos años, sus antepasados eran esclavos, y de haber sido libres, no podían ni entrar a una fonda de blancos y los jíbaros sí podían entrar, por ser figurativaamente blancos; al lo jíbaro ser convertido por antomasia en un “significante estructuralista-esa figura cuyo uso retórico permite al pensamiento sustituir las cualidades que le caracterizan -reales o no-, que se le atribuyen, por el nombre. 

Percepciones distorsionadas, las de estos nuevos clases medias de PR; parte de esa tradición de payasos felinescos, tan bien recogida en los personajes de Palés, sus duques y condes de limonada y mermelada. Sigue vigente el gran poeta.

El cómo ven a los jíbaros que migramos pa'l norte, enmarcado en un paternalismo burgués y teoricamente armado, que tienen los blanquitos intelectuales puertorriqueños -los que le dieron forma a ciertos esquemas académicos, junto a sus alcahuetes a lo Luis Rafael Sánchez (La Guagua Aérea), Ana Lydia Vega (Pollito Chicken) y otros enajenados- me pone de mal humor. ¡Uy!, que nadie los critique, que sigan en su masturbación intelectual, de academia protoeuropea, me pone peor. Y todo esto, por causa de una puesta en escena de la muy patética obra.

Me escribe mi sobrino político, el dramaturgo CC, y me pide que le explique por qué yo creo que La Carreta es una obra burguesa. Y, en términos generales, le doy mi opinión; y aquí la añado a mi descarga anterior:

"Primero tendría que discutir cuáles son esas ideas burguesas, y de dónde surgen, sobre los pobres, los campesinos, jíbaros puertorriqueños; las ideas románticas sobre la identidad, la tierra, trabajo, las vidas en los EEUU. Y eso requiere una tesis. Pero, en términos generales, aquí va esto:

Dudo que a Marqués o a los autores de La Guagua Aérea, Pollito Chicken, etc. se les ocurriría escribir sobre la fundacion de organizaciones y proyectos muy poderosos, consecuentes e influyentes como Aspira, Boricua College,  educación bilingüe por todo el noreste de los EEUU; leyes que transforman los derechos de los inmigrantes; su participación y reclutamiento de minorías lingüísticas para integrar la policía, las escuelas, el gobierno (fueron a corte para que bajaran los requisitos de estatura y lenguaje para trabajar en la policia, las escuelas, etc.); sus mudanzas a barrios donde hasta la llegada de esos pobres y sumisos jíbaros solo podían vivir los "blancos"; y una enorme lista de logros que contradicen las literatura patética de ciertos autores isleños.

Una vez más, esas ideas del puertorriqueño dócil, humilde, creado por unos intereses burgueses, fuese por razones económicas, o por un patriotismo decimonónico,  o por el puro paternalismo que necesitan ciertos grupos y personas para poder sentirse buenos y solidarios, o porque así pueden justificar su ideario político, son las que subyacen La Carreta y mucha de la literatura costumbrista que escribieron los buenos hombres y mujeres literatos de esas épocas, en su mayoría producto de Humanidades y Estudios Hispánicos en la UPR; y ya se sabe quiénes fundaron esos departamentos académicos. Es más, me atrevo apostar, que el Gibaro de Alonso es más fiel a esa "humanidad" del campesino puertorriqueño que Marqués, etc. etc.

Nos mudamos, me incluyo, porque nos dio la real gana, y algunos no les ha ido tan bien y a otros sí, como a cualquier grupo de migrantes. A mi entender, los únicos patéticos aquí son esos autores.

"......por tantos trillada: de la montaña al arrabal de San Juan, y de San Juan a Nueva York........ Pudiera decirse que los autores destacan la fuerza de las condiciones ambientales sobre la conformación y el destino del individuo." (Abigail Díaz, La Carreta, comentarios de un psicólogo social. http://rcsdigital.homestead.com/files/Vol_IX_Nm1_1965/D_az_De_Concepci_n-Discusi_n.pdf

De acuerdo a las teorías de castas, un jíbaro era el resultado de la mezcla entre lobo y china; el lobo era el resultado de la mezcla entre saltapatrás y mulata; la china, entre morisco y española; el saltapatrás, entre india y chino; la mulata, entre español y africano; el morisco, entre mulato y española. 

Luis Paret y Alcázar  recrea en el cuadro Autorretrato como Jíbaro, (1776) a un miembro de esa subcultura puertorriqueña; colectividad conformada por una de las castas que no eran ni criollos ni peninsulares. En gran medida, respondía a los idearios que fundamentaban la conceptualización del otro, impuesto desde afuera, influenciando leyes, prácticas, y la imaginación misma, mediatizada por las representaciones que los que controlaban el “discurso oficial” tenían del "otro". 

En 1849 don Manuel Alonso, nacido en San Juan en octubre de 1822, criollo burgués, estudiante en Barcelona,  publicó El Gíbaro, un cuadro de costumbres de la isla de Puerto Rico.

Frente al heterogéneo escenario evolucionando con fuerza identitaria  en Puerto Rico, desde mediados del siglo XVIII, las instituciones y sus administradores en la antigua colonia española reafirmaron su poder clasificatorio, discriminando y jerarquizando a la población por medio de tipologías de castas, especialmente en aquellos centros de alto intercambio social, incentivando en ciertas zonas rurales políticas de mestizaje y asimilación selectiva, dentro de la lógica de blanqueamiento, al mismo tiempo que se defendieron sistemas de diferenciación internos a través del uso de la terminología de castas. Los sistemas clasificatorios fueron históricamente realimentados o legitimados, desde el poder colonial, a través de tratados filosóficos, teológicos y jurídicos así como por medio de pinturas y de  obras de carácter científico (pseudo) que instalaron representaciones sociales y relaciones de poder en un plano de jerarquías étnicas y raciales. 

Y luego de repasar y comenzar a organizar notas sobre este tema, plantar y desplantar ideas, buscar nuevas fuentes, agarro mi cuatro, el tiple y el güiro, grito un "lelolai esgalillao" y le canto un seis cayeyano a mis antepasados jíbaros que han estado -algunos nunca bajaron de esos cerros- diciendo con orgullos: "somos jíbaros, y qué"; desde que así fueron clasificados por los poderes "divinos" que tenían los europeos colonizadores. Por cierto, sugieren algunos antropólogos, que los caribes hacían lo mismo, cuando se mezclaban con otros pueblos, dejaban de ser caribes.


"La primera vez que Génesis Mayte Morales se vistió de chola paceña se sintió poderosa.   Fue para un certamen de belleza. Luego, se animó a bailar en una fraternidad de morenada y hoy  pertenece a uno de los bloques más  famosos  del  Gran Poder.    


'La chola paceña tiene un empoderamiento y una esencia muy especial. Por eso, siempre quiero representarla', dice y asegura que también sabe que vestir pollera y manta  es una forma de  luchar contra la discriminación y la homofobia en el mundo andino, en especial  el ámbito cultural y folklórico.


Génesis  cuenta que viste de chola paceña hace casi cuatro años. 'Me visto con el atuendo de la mujer de pollera porque quiero mostrar un emblema paceño', sostiene, quien se define como gay transformista y fue elegida como Miss Cholita Transformista 2017". (Anahí Cazas. Cholas trans, las rebeldes que pelean contra la discriminación. https://www.paginasiete.bo/ sociedad/ 2017/11/19/ cholas-trans-rebeldes-pelean-contra-discriminacion-160045.html)


Hace años, junto a una académica alemana, fui a la Casa Cautiño en Guayama, y cuando la profesora le preguntó a la guia de la casa-museo, si sabía cuántos esclavos trabajaron en construir la casa, la bien trigueña joven guayamesa lució molesta; no tanto porque no sabía, sino porque hasta ese momento ella parecía sentirse parte de la gloria de la historia de la casa. Nada fácil tener que desesctruturar los esquemas interiores que le dan forma a la identidad. 


En City College tenía dos compañeros “latinos” que de una manera muy sútil querían que yo -al igual que ellos, muy orgullosos de sus antepasados españoles- enfilara mi “identidad” hacia la ascendencia “uropea”. Como resultado de esa y otras experiencias parecidas, lecturas  y marcas mongólicas escribí la pieza teatral Terapia para jabaos. 

La historia de las relaciones “raciales’ en Latinoamérica no puede seguir el modelo de los EEUU. No es cuestión de oposición sino de líneas continuas que se entrelazan. En sus libros sobre los jíbaros en Puerto Rico, Fernando Picó nos muestra cómo ocurrió ese palesiano “melao melamba”; Palés Matos se burla de los ilusos y blanqueados  “duques de la mermelada” que “culipandean” por sus calles antillanas; Vizcarrondo cuestiona la negación de la herencia africana; González retrata los efectos de esas segregaciones y su relación con las estructuras políticas y económicas; y por ahí una ristra de escritores que han explorado el tema. 

Que las masas interioricen esas ideas y transformen sus esquemas es otro cuento.  A coninuación, un enlace sobre un brasileño que lo lo hizo, y cómo. 

Wednesday, November 27, 2019

LA MUERTE Y ELVIEJO

Cada viejo fue joven
llegó hasta la muerte: observa
un viejo ve otro más viejo
aumentan los años, disminuye la distancia: detecta
algún viejo la mira mal, de cerca
“Ay nena, por favor, que tengo cosas que hacer”: dice. 

Tuesday, November 26, 2019

DESCENDIENTES DE ESCLAVOS Y ESCLAVIZANTES

Hace años, junto a una académica alemana, fui a la Casa Cautiño en Guayama, y cuando la profesora le preguntó a la guia de la casa-museo, si sabía cuántos esclavos trabajaron en construir la casa, la bien trigueña joven guayamesa lució molesta; no tanto porque no sabía, sino porque hasta ese momento ella parecía sentirse parte de la gloria de la historia de la casa. Nada fácil tener que desesctruturar los esquemas interiores que le dan forma a la identidad. 

En City College tenía dos compañeros “latinos” que de una manera muy sútil querían que yo -al igual que ellos, muy orgullosos de sus antepasados españoles- enfilara mi “identidad” hacia la ascendencia “uropea”. Como resultado de esa y otras experiencias parecidas, lecturas  y marcas mongólicas escribí la pieza teatral Terapia para jabaos. 

“La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea [raza], produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y rede finió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.” (Aníbal Quijano. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Marxismo Crítico, 19/12/2007)

La historia de las relaciones “raciales’ en Latinoamérica no puede seguir el modelo de los EEUU. No es cuestión de oposición sino de líneas continuas que se entrelazan. En sus libros sobre los jíbaros en Puerto Rico, Fernando Picó nos muestra cómo ocurrió ese palesiano “melao melamba”; Palés Matos se burla de los ilusos y blanqueados  “duques de la mermelada” que “culipandean” por sus calles antillanas; Vizcarrondo cuestiona la negación de la herencia africana; González retrata los efectos de esas segregaciones y su relación con las estructuras políticas y económicas; y por ahí una ristra de escritores que han explorado el tema. 

Hoy el pueblo mestizo en Bolivia ataca a los pueblos indígenas. Que las masas interioricen esas ideas y transformen sus esquemas es otro cuento. 

A coninuación, un enlace sobre un brasileño que lo lo hizo, y cómo. 

https://elpais.com/internacional/2019/11/15/actualidad/1573835859_935779.html

Monday, November 25, 2019

SIN CUERPO

Kavafis o Benedetti 
comienzan
conmigo 
a vivir cada día 
termina
contigo 
mi querida Alfonsina 
Lloréns o Darío
tantos más poemas 
con los párpados cansados
blanqueada la sien
leo la vida 
transcurrida en las voces
sustituyen tu cuerpo. 

Sunday, November 24, 2019

GUANINA DE SOTOMAYOR; PEDRO DE SOTOMAYOR DE LA AGUADA

(Doña Guanina es una mujer de unos ochenta años, migrante puertorriqueña, que dice ser descendiente directa de la indígena taína, Guanina, y del colonizador español, Cristóbal de Sotomayor. Cuando la entrevisté vivía en un edificio de apartamentos, con servicios para ancianos pobres, auspiciado por una ONG, en la ciudad de Nueva York. Estaba vestida con ropa de alguien más joven, no paraba de caminar, daba vueltas continuamente mientras buscaba un cepillo debajo de los muebles, y entre ropa colgada en unas perchas. Hacía unos cuantos años fue acusada de haber asesinando a su marido, John Smith; salió absuelta de todo cargo. A continuación aparece una transcripción de lo dicho por doña Guanina, durante la primera de una serie de entrevistas.) 

“¿Dónde me habrán puesto el cepillo? Me tienen harta. Un día de estos me desaparezco y no van a saber de mí, mal agradecidos. Mira y que esconderme el cepillo. Lo hacen a propósito. Lo más seguro fue la colorá esa. Misis O'Hara. ¿Para qué trabajará aquí? 

Le grito y se hace la sorda. Un cepillo de marca. Tan caro que les costó. Déjame arreglar la cama que ya deben estar por ahí. Que se queden con todo. Qué se va a hacer. Que no vayan a pensar que aquí me tratan mal. Esa mujercita con quien mi hijo se casó es medio lengüilarga. ¡Ah, que no vengan na’! Después que uno los trata como reyes ni se acuerdan de uno. Hasta se avergüenzan. No sé por qué. Bueno qué me importa a mí. Allá ellos. 

Lo encontré, gracias a Dios. Es el único cepillo bueno que me queda. Es difícil conseguir cepillos hechos para mi pelo. A mamá le gustaba tanto mi pelo. Se pasaba elogiándolo. Lacio, me decía.

Lo esconden para agriarme la vida. Me fascina como me deja el pelo. Yo tenía el pelo como el de abuela, negro y lacio. Le encantaba cuando se lo peinaba. Por eso me da rabia cada vez que me acuerdo de que el idiota ese me dijo, el bien atrevido, con su pelo grifo. Y que venir a decirme que todos éramos iguales. Mi abuelo era español y de ojos azulitos. Sí, abuela era trigueña, pero era que tenía de indio. Ya no vendrán. Lo mejor que hicieron fue mudarse para el campo. Tan linda la casa que compraron. Por eso no vienen. A lo mejor no tienen quien le cuide la casa. 

Y luego el gringo ese... ¿Qué carajito se cree? Necio. ¿Qué se cree? Que yo voy a quedarme de lo más campante porque se llama Dr. Stevens. Mal la veo, bien mal que la veo. Mira y que…, con la condená sonrisita que tiene, de lo sinvergüenza que es. 

Mira y que venir a decirme que me deje de estar esperando tanto. Que no van a venir. Ya llegarán. Es el primer día y todos los primeros días confunden. Llegan tarde. Los momentos de espera son todos iguales, llenos de incertidumbre.” 

(En un momento inesperado, durante la entrevista/monólogo, Guanina desaparece por entre la ropa y no quiere volver a salir. Cuando sale, lleva peluca y camina con pinta de modelo en pasarela)

"Gracias, gracias. Gracias por compartir conmigo la apertura de la primera tienda de ropa étnica, Tainas, en lo que esperamos sea una cadena de tiendas por todas las Américas; una cadena que reafirme lo que comenzó don Cayetano Coll y Toste en su obra, Leyendas Puertorriqueñas, y que yo, descendiente directa de los primeros habitantes de estas tierras y de sus civilizadores deseo continuar. Pase. Es usted encantadora. Por supuesto que tenemos precios para todos los niveles económicos. Mire este modelito para su nena. ¿Cuántos años dijo que cumple? ¡Quince! ¡Uuumm1 La edad de oro. Los modelitos me acaban de llegar de nuestros talleres en Jayuya. Están hechos a la medida para su niña. ¡Quince años! Qué hermosura de edad. A veces me siento que tengo todavía quince años. Ay, qué amable, gracias. Sí, cómo no. Esta será la primera de una cadena de tiendas que competirá con las más poderosas del mundo. Siempre fui atrevida. Una cadena de tiendas cuyas redes de compradores, distribuidores, almacenes, fábricas sean tan extensas que compitan con el mapamundi y no se distinga entre éstas y las geografías nacionales. Una cadena de tiendas donde los empleados estén vinculados no por sus raíces étnicas, raciales o nacionales sino por su compromiso con el progreso, donde las diferencias desaparezcan ante el trabajo y calidad del producto, donde el pluralismo no sea pura verborrea sino práctica vital. Una cadena de tiendas que conviertan al país en el centro de mercadeo más importante del hemisferio. ¡Qué mono le queda el modelito a la nena! Va con su tez porcelana y maravillosos ojos negros. Cuídate para que en el futuro seas una modelo Guanina. Es que vamos a tener una serie de modelos Guanina. Así es. Mis contactos y apellido me permitirán expandir estas empresas que hoy celebran las muchas décadas de multiculturalismo en las Américas. Yo, Guanina de Sotomayor, para servirle. Bien mono que le queda el modelito a la nena.“  

(Regresa a las perchas de ropa y no vuelve a salir de las mismas)



SOTOMAYOR DE LA AGUADA

Yo soy don Pedro de Sotomayor y me llamo como verdaderamente se llamaba mi abuelo: Pedro. Mi herencia ha sido secuestrada por mi tío don Hernando, quien no ha tenido vergüenza en ocultar y más tarde insinuar todo lo relativo al verdadero origen de mi abuelo y de mi propio padre, don Cristóbal Colón de Sotomayor. 

Ahí están las cartas de mi infame tío, cuando dice que mi abuelo, cuyo verdadero nombre era don Pedro de Sotoumajor, revela los motivos para cambiar de nombre. El almirante “…quiso que su patria y origen fueran menos seguras y conocidas”; imitar “al mismo Cristo, que siendo sus antecesores de la sangre real de Jerusalén, tuvo por bien que sus padres fueran menos conocidos”; “…Fue su voluntad que sus padres fuesen menos conocidos, de modo que cuanto fue su persona a propósito y adornada de todo aquello que convenía para tan gran hecho, tanto menos conocido y cierto quiso que fuese su origen y patria…”.

Mi linaje incluye toda la historia de los reinos de Castilla y Aragón y las tierras que mis antepasados arahauacotaínos poblaron. No soy un indio. Nunca fui un indio. Indios eran ellos; ya no lo son. Mi madre me cantó en su lengua.... Abeetsua maadudu manuitsua umanika ikanakana/ Ualanikawa. ....maapitsuakua kewa/  Uniukule uítalire/ Tzuítalire uniukule / Íidalikule íidalikule. Me durmió en su lengua; me protegió en su lengua. No es mi lengua. Mi lengua es el castellano; la lengua de mi pueblo.

Yo soy don Pedro de Sotomayor; padre de la historia de estas islas; hijo del destino de los que lucharon en las guerras santas, que expulsaron a los infieles, los paganos, los marranos; descendiente de los que construyeron las bases de la España a la que pertenezco; la que hoy me niega su pecho para reir y llorar con ella. 

Yo soy don Pedro de Sotomayor, hijo del primer colonizador de La Aguada, nieto del gran almirante, abuelo, ancestro de todos ellos, espiritu cantado en el pecho de mi madre: “Madudu yáalawa/ Yáalawa, yáalawa, yáalawa/ Utzanawa aiku ibaina iwali/ Iwali, iwali, iwali, iwali.*  

(A falta de documentos que contengan muestras del arawaco hablado por los arahwacotaínos en Borinkén, se tomaron muestras del poema piacoco Madudo.  El idioma piapoco es un idioma arawaco hablado por unas tres mil personas, los piapoco o wenaiwika, en Colombia y Venezuela)

Thursday, November 21, 2019

HIJAS DE CRIANZA, RESTAVEKS Y MUCHACHOS DE MANDADOS

"No se atrevan a hacerle mandados a nadie sin que hablen conmigo primero, que usted no es muchachito de mandado de nadie":  era la orden que mamá nos daba. Y todavía hoy, esa orden debe seguir vigente. Haber tenido que enviar sus hijas donde parientes para que se las ayudaran a criar por causa de la extrema probreza, no pudo ser fácil, mucho más cuando no las pusieron en la escuela y las usaron como niñeras o peón de finca.

El periódico español El País publicó una serie de reportes sobre los niños esclavos en Latinoamérica, delatando un problema que va más allá del Cono Sur o de los países pobres. Desde el horror que viven los restaveks en Haití hasta la sevidumbre de la "muchacha" (la mal llamada hija de crianza) que limpia, cocina, y sirve al típico del “gentil hombre”. 

En un “college”donde trabajé, unos profesores latinoamericanos, simpáticos como nadie, enviaban a sus estudiantes a que le buscaran café, o usaban el “student aid” como muchacho de mandados. Estos artículos y este comportamiento de los profesores me trajo a colación la muy directa y contundente orden que mamá nos daba.

La orden de mis padres no procedía de mentee poco solidariae o generosae. Al contrario, otros (primos, compadres, antiguos vecinos del campo) eran recibidos y hospedados en el muy viejo y deteriorado ranchón de madera de cuatro cuartos sin puertas, divididos por cortinas de cretona, con una letrina, fogones de carbón y baño al aire libre en el patio (gracias a las escupideras los más chiquitos no teníamos que usar la muy peligrosa letrina), rodeado de casas mucho mejor puestas y vecinos de clases medias.

Eran las últimas décadas, los cuarenta y cincuenta, del Puerto Rico rural y en aquel ranchón, como si hubiésemos tenido una mansión, se le daba albergue a otros pobres o jibaros más necesitados. Pobres sí, jíbaros sí, pero no éramos ni muchachitos de mandados, ni nos iba a entregar como hijos de crianza. Ya había entregado sus dos hijas mayores a unos parientes mas pudientes economicamente, para que se las ayudaran a criar y las consecuencias no fueron de su agrado.

Cuando vio que solo se las habían llevado para usarlas como sirvientas, que nos las iban a enviar a la escuela, las fue a buscar y se las trajo para la casa. Les creyó, que le iban ayudar a criar a sus hijas y se dio cuenta que no, que los buenos pequeños burgueses del pueblo no eran tan bien intencionados.

La miseria que vivían los hijos de picadores de caña, los jíbaros y los más pobres en las zonas urbanas de las islas de los encantos los obligaba a buscar ayuda con la crianza de sus hijos. En los periódicos aparecen continuamente relatos muy trágicos sobre los “restaveks” del mundo: Haití, República Dominicana, Paraguay, Colombia, México, Ecuador. Excepto en aquellas ocasiones cuando son casos excepcionales, lo que no cuentan los periódicos es cómo la mentalidad del bueno y caritativo pequeño burgués sigue, en muchos casos, activa en el mundo industrializado, sus escuelas, universidades, y en alguna que otra institución que le sirve a los pobres.

No dudo que aquellos profesores (todavía se me paran los pelos cuando me acuerdo -por cierto, le llamé la atención a una de las citados colegas y como respuesta, se echó a reír- no se hubiesen atrevido a envìar sus pupilos en Columbia University o el Graduate Center a que le hiciesen mandados. 

La relación entre el burgués liberal y los pobres no se resuelve con discursos políticos o académicos solamente, hay que fijarse en el detalle. Y ese detalle, sea el restavek o la hija de crianza o el muchachito de mandados, sigue por ahí en las mentes y actos de muchos.

Monday, November 18, 2019

LAWS OF GRAVITY

Water needs vapor to go up.
Vapor needs water to come down.
Going up the stairs a gas becomes wet
forcing a turn around. 
Walking down
old age finds poetry in its own space:
laws of gravity rule its buttocks. 

Saturday, November 16, 2019

SEXO PRIMIGENIO

Salieron unos cuantos, cientos -no sé- y el segundo óvulo en línea absorbió uno de ellos. Cada espermatozoide rechazado no tiene otra oportunidad. Muere. El primero que se movió hacia el óvulo rebotó ante el rechazo. Se deshizo en el líquido gelatinoso que los cuaja, da forma de gusarapo. El movimiento tipo anguila, la fuerza y determinación demostrada por el tercer espermatozoide, desplazando la densa substancia cual delfín en agua cristalina, encendieron el núcleo, lo penetró, creando un estallido y microscópicas luces en recuerdo de cada universo. Se hicieron uno. Nací. 

Friday, November 15, 2019

TEMBANDUMBA SIGUE POR AHÍ

Tembandumba, la diosa yoruba que asesinó a sus hijos para bañar con la sangre a su pueblo y así salvarlo en la guerra, sigue caminando por la encendida calle antillana antes y después de que Luis Palés Matos la codificara en su libro Tuntún de Pasa y Grifería. 

“¡Sus mis cocolos!”, nos cantaba Palés, mientras Tembandumba culipandeaba por el Caribe, y contrario a las muy miopes lecturas folklóricas o racializadas de su libro, es ese español caribeño y todo lo que en él se dice, lo que le dio y le da vigencia a todo aquello que el poeta recrea en su obra. Un español que representa las vivencias del mestizaje, y los pueblos que lo gestaron, cuyas influencias africanas no se pueden negar, mucho menos evitar: los españoles jamás culipandearon en/con su poesía. 

El "caderamen, masa con masa" mueve con sus ritmos, estructuras, los significados de todas las masas, para incluir a los que trascienden y retan los modelos culturales y políticos que ejercen el control en un momento histórico. El caderamen atentó contra la metrópolis ibérica; hoy, contra los fundamentalistas de todo tipo. 

Tembandumba mató a sus hijos para salvar a su pueblo: sacrificio que salvó a otros más allá de los confines de África. El idioma, asesinado para algunos; transformado para otros (por las experiencias y fenómenos que lo moldean), salva a los descendientes -directos, indirectos y mejunjados- de la mítica diosa y a todos aquellos que se benefician de los nuevos códigos, ritmos, estructuras. 

"Por la encendida Calle Antillana" culipandeamos al ritmo de “rumba, macumba, candombe, bámbula” lo qué decimos.

Monday, November 4, 2019

JUAN BOBO: UNA RELECTURA

Dentro de la historia de la literatura infantil puertorriqueña, las primeras letras escritas expresamente para niños surgen a finales del siglo diecinueve, con los trabajos de Eugenio María de Hostos y Lola Rodríguez de Tió (Piñeiro de Rivera 1987) Dada la estrecha relación entre el folklor y las letras, el estudio de la literatura infantil obliga a que se incluya, además de la literatura escrita expresamente para los niños, otras manifestaciones de la narrativa de los cuales se han apoderado los lectores jóvenes; particularmente, aquellas tradiciones orales del mundo infantil que influyan esta literatura, "... más que un paso entre los cuentos infantiles y los cuentos populares, y sus orígenes se confunden" (Montes 1977).

Como bien nos apunta Piñeiro de Rivera, lo que comprende el corpus de la literatura infantil puertorriqueña cobra forma definida a finales del siglo diecinueve, al calor de las ideas patrióticas. Mas esas ideas patrióticas no se forman de la noche a la mañana, ni tampoco, esa literatura. Se gestan estas letras de todo un proceso histórico que ya había comenzado cuatrocientos años antes de los trabajos de Hostos y Rodríguez de Tió. Nacieron, al igual que el resto de las letras latinoamericanas, "... de una violenta imposición colonizadora" (Rama 1985:11). Y de esa imposición colonizadora, antes de esas primeras manifestaciones literarias en el siglo diecinueve, surge una fuente formada en el contexto de los primeros años de la colonia, que mas tarde influye o conforma esa literatura infantil: la narrativa folklórica.

De la narrativa folklórica (véase bibliografía), son los relatos de Juan Bobo los que adquieren arraigo popular masivo y constante; siendo éstos los más contados y recopilados en las colecciones que recogen la tradición oral puertorriqueña, y debido al vínculo que existe entre esta tradición oral y la literatura infantil, se convierten en parte de la misma (Alegría 1973; Cadilla de Martínez 1941; Ramírez de Arellano 1926; Ferré 1981; García 1975; Belpré 1962, Torres 1993). Incluso, su arraigo es tan fuerte, que algunos de ellos se hacen parte de la conciencia puertorriqueña; sirven como medida para juzgar el comportamiento de las personas: en alusión al famoso cuento donde Juan Bobo viste a su puerca con las joyas de la mamá, y como crítica al mal gusto, los puertorriqueños hacen uso del refrán, "... mas endilgá' que la puerca de Juan Bobo"; y lo usan como modelo de cierto tipo de arquetipo nacional: el jaiba.

Estas cualidades son el hilo conductor de casi todos los cuentos de Juan Bobo, y se manifiestan en el uso de ciertos criterios para concluir o razonar sobre una situación o problema en particular: el mal gusto y/o el jaiba que trata de “pasarse de listo”. Mas la crítica de estos cuentos, y de la tradición oral a la cual pertenecen los mismos, se ha enfocado en el carácter moralizante de los mismos. Críticos e historiadores como Bravo Villasante, Almendros, Petrini, Bettelheim, Escarpit plantean que la literatura infantil que antecede al Siglo XIX, a la cual pertenece los cuentos de Juan Bobo, está caracterizada por sus intenciones didácticas y por estar cargada de adoctrinamiento moral.

Bettelheim sostiene que dichos cuentos, aunque no analiza a Juan Bobo no le dejan nada a la imaginación, y que siempre contienen una moraleja. La narración lleva al lector hasta unos desenlaces, donde se presentan amonestaciones, una lección, "...compendios de parvas enseñanzas y de rígido adoctrinamiento religioso y moral...", nos dice Herminio Almendros. 

Si se parte de este enfoque en la crítica, se puede concluir que los cuentos de Juan Bobo también se caracterizan por su adoctrinamiento moral o por la representación simbólica de ciertos arquetipos: la astucia, la maldad, la avaricia. El carácter moralizante de estas obras llevan la trama de las mismas a un final donde Juan Bobo puede ser castigado o premiado, dependiendo de las acciones de los personajes. Es Juan Bobo, bien acuñado por su nombre, el sonso, el jaiba boricua, cuyas acciones generalmente, resultan en catástrofes para él y/o los demás. Al igual que la inocencia de la Caperucita Roja o la maldad de la madrastra de Blanca Nieves, la estupidez de Juan Bobo ha estado bajo observación: Juan es un ser doblegado, un pazguato. 

Bajo este enfoque crítico, Juan es estudiado como un ser que carece de ningún tipo de independencia de criterios y cuyas acciones son el resultado de imposiciones externas; y se basa en la postura de que estos cuentos dice Shultz de Mantovani, ".... pertenecen, sin más, a ese almario universal donde se guardan las almas - arquetipos, personajes, caracteres- que en no otra cosa que en la literatura ha precipitado la historia y la experiencia humana".

A Juan Bobo hay que hacerle justicia. Una relectura de estos cuentos ilumina aspectos pasados por alto por las posturas que lo enmarcan dentro de la literatura de amonestaciones. La única similitud entre Juan Bobo y la literatura donde solamente hay una enseñanza moral, como son los proverbios, consiste en el castigo por obrar mal o el premio por obrar bien. Esta particularidad no es una constante en los cuentos de Juan Bobo; la única constante en estos cuentos consiste en los criterios que Juan usa para razonar o llegar a una conclusión, para bien o para mal, resolver un problema.

La narrativa de Juan Bobo, durante el periodo cuando es importada a las colonias españolas en las Américas, está estrechamente ligada a tres corrientes que influyen la literatura folklórica; por una lado, la novela picaresca y el surgimiento de la literatura didáctica, y por otro, una visión que deja atrá al determinismo y hace hincapié sobre la capacidad para razonar de todo y cada uno de los humanos. 

Dice Posada que se caracteriza la picaresca por llevar el pícaro "...la necesidad de sobrevivir gracias al ingenio aun cuando no se tengan riquezas ni se cuente con el poder." Este uso del ingenio es presentado a través de tramas donde el razonamiento de los personajes es equivocado o acertado ante un problema, y distinto a la antigua literatura de amonestaciones, estos cuentos están guiados por situaciones y eventos donde se hacen decisiones racionales aunque sus resultados sean desastrosos. 

Como resultado de la transformación radical de la educación y la multiplicación de los autores de tratados pedagógicos (Aries, Bravo Villasante, Escarpit), y la interacción entre la literatura esencialmente didáctica y el folklor oral, se genera un tipo de obra que, como las de Perrault y luego los Hermanos Grimm, retrata la sociedad de su época, y destaca las conducta en estos tipos de comunidades burguesas o rurales.

Razonar requiere hacer uso de una serie de criterios y/o sistemas que ayuden en ese proceso. En el cuento "Juan Bobo se queda sin comer" (García 1975: 1-4), Juan tiene que sortear las razones por las cuales va a escoger, entre dos invitaciones a un banquete, aquella a la que le conviene ir primero. Su primer criterio consiste en asegurarse que va a comer dos veces. Una vez decidido esto tiene, tiene que pesar las razones que lo van a llevar a escoger aquella invitación donde irá primero: su tío o su mamá. Por un lado razones afectivas y por otro, la gula: sabe que en casa de su mamá va comer mejor. Y decide ir primero donde su mamá. Desafortunadamente, por estar tanto tiempo decidiendo donde ir, Juan Bobo se queda sin comer. Escogió dos factores para decidir, pero se olvidó de uno: la comida se acaba.

Mas no son las pasiones lo que único llevan a Juan a sus decisiones.. La logística lo lleva en "El lecho asado de Juan Bobo" (García 1975:5-7) a tener que decidir entre tres lechones, y una vez hecha esta decisión, cómo agenciárselas para alcanzar un racimo de plátanos; y en el cuento "Juan Bobo y la princesa adivinadora" (Alegría 1973: 31-40) se vale Juan de una artimaña que requiere tramar una situación donde él se protege de una princesa.

Durante el primer siglo de la colonización, sostiene Anderson e Imbert, que los libros que circulaban "eran en su mayoría eclesiásticos y educacionales." Sergio Ramírez escribe que, "El signo cultural de la época colonial, hasta antes de la independencia de Centro América, es el religioso". 

Los cuentos de Juan Bobo al igual que las fábulas de Esopo, revelan que al margen de las letras oficiales se daba una literatura oral que servía como espejo, reflejo, pero distintos a las fábulas, como si guiada por los planteamientos de Paulo Freire, Juan Bobo nos muestra lo que se puede hacer o no frente a las culturas y poderes oficiales; en respuesta a la “violenta imposición colonizadora."


BIBLIOGRAFÍA

Alegría, Ricardo. Cuentos Folklóricos de Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico: Colección de Estudios Puertorriqueños, 1973.

Anderson Imbert, Enrique y Florit, Eugenio. Literatura Hispanoamericana - Antología e introducción histórica. New York: Holt, Rinehart and Winston, Inc. 1966.

Aries, Philippe. Centuries of Childhood. New York: Vintage Books, 1962.

Bettelheim, Bruno. The Uses of Enchantment. New York: Vintage   Books, 1977.

Bravo Villasante, Carmen. Historia de la Literatura Infantil Española. Madrid, España: Doncel, 1972.

Cadilla Ruibal, Carmen A. Kiko Coquí. N.Y.: CANBEE, 1975.

Coll y Toste, Cayetano. Leyendas Puertorriqueñas. México: Editorial Orión, 1973.

                      . Narraciones Históricas. Barcelona España, Ediciones Rumbo, 1962.

Escarpit, Denise. "La Larga Historia del Didactismo en la Literatura Infantil". Lectura y Vida. 34-37, diciembre,  1987.

Fernández de Oviedo, Gonzalo. "Libro de Cámara del Príncipe don Juan". en Bravo Villasante, Carmen. Antología de la Literatura Infantil Española (tomo 1). Madrid, España: Doncel, 1972. 

Fernandez Olmos, Margarite. "Los Cuentos Infantiles de Rosario Ferré, o la Fantasía Emancipadora". en Sobre la Literatura Puertorriqueña de Aquí y de Allá: Aproximaciones Feministas. Santo Domingo: Editora Alfa & Omega, 1989             

Ferré, Rosario. La Cucarachita Martina. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1990.

                           Los Cuentos de Juan Bobo. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1981.

Gago, Ramón (et al.) Literatura Infantil. Madrid: Accion Educativa, 1982.

Garcia, Maria del Carmen. Los Cuentos de Juan Bobo. N. Y.: CANBEE, 1975.

González Mas, Ezequiel. Historia de la Literatura Española - Epoca Medieval (Siglos X-XV). San Juan, P.R.: Ediciones de la Torre, 1968.

Hurlimann, Bettina. Three Centuries of Children's Books in Europe. London: Oxford University Press, 1967.

Meigs, Cornelia (et al.) A Critical History of Children's Literature. N.Y.: Eaton - The MacMillan Co., 1953.

Nieves Falcón, Luis. "The Ideology of Racism in Puerto Rican Children's Books". in The Slant of the Pen. Roy Preiswich (ed.).Geneva: World Council of Churches, 1980.           

                    . "Needed-Liberating Materials for Bilingual Education". Interracial Books for Children's  Bulletin. 11-  19, 1978.                                                                                                               

Piñeiro de Rivera, Flor y Matos Freire, Isabel de. Literatura            Infantil Caribeña. San Juan, Puerto Rico: Boriken, 1983.

                       . Un Siglo de Literatura Infantil Puertorriqueña. Rio Piedras, Puerto Rico: Editorial de la   UPR, 1987.

Posada, María Candelaria, ed. Cuentos Picarescos Para Niños de América Latina. Colombia:Coedición Latinoamericana - Editorial Norma S.A., 1983.

Rama, Angel. Transculturación Narrativa en América Latina.         México: Siglo XXI, Editores, 1985.

Requejo, Vicente. Sobre la Literatura para Niños y Adolescentes. Madrid: Editorial Nacional, 1969.

Rosa Nieves, Cesáreo. Voz Folklórica de Puerto Rico. Conneticut: Troutman Press, 1967.

Sáenz, Mercedes. Lecturas para los Niños de mi Tierra. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Pueertorriqueño, 1980.

Tomé, Jesús. Mitos y Leyendas de Puerto Rico. Santo Domingo, R.D.: Ediciones Huracán, 1985.

Torres, Gerardo. "Identidad latinoamericana en la literatura infantil del Caribe. Lectura y Vida,1993.

Trelles, Carmen Dolores. "Un Siglo de Literatura Infantil Puertorriqueña." El Nuevo Día. 20, domingo, 3 de abril de 1988.

Zilberman, Regina. "Literatura Infantil: Transitoriedad del Lector y del Género". Lectura y Vida. 2, diciembre, 1981.

Sunday, November 3, 2019

CRÓNICAS DE INDIAS Y LA LITERATURA INFANTIL PUERTORRIQUEÑA

El estudio de las ideas "...nos permite descubrir las fuerzas motrices que informan el sustrato de nuestro ser cultural...., la perspectiva que nos corresponde como ser histórico" (Pérez Marchand 1969:598).

Estudiar todas las “fuerzas motrices”, ideas, artefactos, medios que forman el “sustrato” de la cultura de todo un pueblo es una labor agotadora; quizás, imposible, y al no poder investigar todas las fuentes, la pregunta consiste en cómo lograr esa labor tan abarcadora. Es la literatura escolar-infantil/juvenil uno de los fundamentos ideológicos o estéticos que participan en la formación y espejo de la cultura; la identidad de un pueblo. 

En la escuela no se estudia un poema o un cuento como un artefacto más para adquirir destrezas, conceptos o vocabulario controlado, al estilo de las llamadas series básicas que hoy abundan y reducen el proceso educativo a un lenguaje técnico y a conductas observables y medibles.

Se estudia la literatura como otra expresión que retrata, recrea y recoge las ideas y sentimientos del entorno inmediato, y del universal; que describe el juego reflexivo y evolutivo en el que se involucran el lector, la  literatura y la sociedad. Esa evolución ocurre en cualquier corpus literario, entorno geográfico y momento histórico. De esto no se salvan ni los puertorriqueños, ni tampoco su literatura, incluyendo la literatura escolar infantil.

La literatura infantil puertorriqueña retrata dicha cultura, fomenta su desarrollo, y al igual que toda relación simbiótica, se influyen mutuamente, cambian. Esta simbiosis, relación dinámica entre cultura y literatura obliga a estudiar la literatura escolar-infantil más allá del momento cuando se empiezan a escribir las primeras obras puertorriqueñas escritas expresamente para los niños: los cuentos de Eugenio María de Hostos (1839-1903) y los poemas de Lola Rodríguez de Tió (1843-1924). Antes de estos autores, los escolares, los niños y jóvenes puertorriqueños habían sido expuestos y se apoderaron de obras no escritas necesariamente para ellos.

Antes de las primeras manifestaciones en el siglo XIX de una literatura infantil netamente puertorriqueña, surgen dos fuentes de obras escritas o formadas en el contexto de los primeros años de la colonia que más tarde influyen o conforman esa literatura infantil: la narrativa folklórica y las crónicas escritas por los colonizadores. 

Desde principios de la colonización, se comenzaron a escribir en Puerto Rico documentos históricos que resultan de las gestas llevadas a cabo por los colonizadores: las cartas, relaciones y las crónicas. Sobre las crónicas nos dice Anderson e Imbert, "La documentación y explicación de esta empresa colonizadora, a través de este género, se convierte en una de la expresiones literarias en las nuevas colonias americanas, y, que, al contacto con la nueva realidad americana, adquiere fuerza creadora" (1960:11).

Las crónicas documentan la naciente historia puertorriqueña y sus dimensiones humanas; conforman las raíces de lo que más tarde se convertirán en leyendas o en modelos para cuentos, en fuentes de la literatura o en literatura como tal. Más allá de recoger el proceso colonizador, trascienden el mero papel de documento histórico, influyen las letras en general; en particular, la literatura infantil y dos de sus vertientes: las leyendas y los cuentos de aparecidos. 

(Estos últimos -un tipo de relato muy particular en el entorno latinoamericano- gestan toda una tendencia literaria: lo mágico en las letras. Los cuentos de aparecidos y los fundamentos moralistas y pseudo científicos de las nuevas ideas pedagógicas han chocado, teniendo como consecuencia que dichos cuentos han desaparecido de las colecciones infantiles/juveniles que se publican y leen en las escuelas. ¿A qué le tienen miedo algunos adultos? Véase bibliografía).

Aquel asombro que proyectan y relatan los primeros cronistas, al encontrase con esos tan distintos pueblos, abrumadora naturaleza -tan difíciles de explicar- lleva a los pobladores (los nuevos y los allí encontrados) al mestizaje: literario, mitológico. Con las primeras letras, relatos, cartas escritas por los colonizadores españoles, comienzan a tomar forma leyendas, cuentos de aparecidos, picarezca criolla, que luego adquirirán carácter permanente en el corpus de la literatura infantil puertorriqueña. 

Ni en sus inicios estas crónicas eran literatura infantil, ni tampoco existía un pueblo puertorriqueño, pero ambos cuerpos se han estado influyendo, transformando, y por ende, demostrando cuan estrecha es la relación entre esta literatura y la formación de lo que es hoy la cultura puertorriqueña. Sus orígenes, sus mitos, historias se confunden. Cultura, textos, cuerpos y espíritus se influyen unos a otros; y las letras continúan recogiendo sus manifestaciones, los codifican.       

                                    
                                                           Bibliografía

Alegría, Ricardo. Cuentos Folklóricos de Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico: Colección de Estudios Puertorriqueños, 1973.

Arrillaga, M. "La Ideología de un Texto de Primaria Puertorriqueña". Hispania 65: 266-9, mayo, 1982.

Arroyo del Catillo, Victorina. Lecturas Infantiles de España y América. Madrid: Ediciones Anaya, 1970.

Bettelheim, Bruno. The Uses of Enchantment. New York: Vintage Books, 1977.

Bixler, Dennis J. "La Tradición Oral en Programas de Educación Bilingüe", Hispania. 67, septiembre, 1984.

Bravo Villasante, Carmen. Antología de la Literatura Infantil Española (Tres tomos). Madrid, España: Doncel, 1972.

____________________. Historia de la Literatura Infantil Española. Madrid, España: Doncel, 1972.

Cadilla de Martínez, M. "Algunas obnservaciones sobre nuestros cuentos trradicionales."(25-29) Raices de Mi Tierra. Arecibo, 1941.

Castro, Bronco. “BERNARDO, SÓLO BERNARDO”, Memorias de un gay sesenton.blogspot.com/2011/05/

Coll Cuchi, Cayetano (comp.). Coll y Toste, Cayetano Leyendas Puertorriqueñas. México: Editorial Orión, 1973.

                      . Narraciones Históricas. Barcelona España, Ediciones Rumbo, 1962.

 Consejo Superior de Enseñanza. Niños y Alas. San Juan Puerto Rico: CSE, 1958.

de Pina, María. Fábulas. México: Editorial Porrúa, 1977.

Escarpit, Denise. "La Larga Historia del Didactismo en la Literatura Infantil". Lectura y Vida. 34-37, diciembre, 1987.

Feliciano Mendoza, Esther. Ala y Trino. Rio Piedras, P.R.: Editorial Universitaria, 1980

                                  ___   . Cajita de Música. San Juan, P.R.: Editorial de la U.P.R., 1982.

                                            .  Ronda del Mar. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1981.

Fernández de Oviedo, Gonzalo. (Rodríguez Álvarez, Ángel, ed.) Conquista y Colonización de Puerto Rico. Puerto Rico: Nuevo Mundo, 2007

_________________________. "Libro de Cámara del Príncipe don Juan". En Bravo Villasante, Carmen. Antología de la Literatura Infantil Española (tomo 1). Madrid, España: Doncel, 1972.

Fernández Olmos, Margarite. "Los Cuentos Infantiles de Rosario Ferré, o la Fantasía Emancipadora". en Sobre la Literatura Puertorriqueña de Aquí y de Allá: Aproximaciones Feministas. Santo Domingo: Editora Alfa & Omega, 1989         

Ferré, Rosario. La Cucarachita Martina. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1990.

                        . Los Cuentos de Juan Bobo. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1981.

Freire de Matos, Isabel. La Brujita Encantada y Otros Cuentos. San Juan,Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueño, 1979.

Gago, Ramón (et al.) Literatura Infantil. Madrid: Accion Educativa, 1982.

García, María del Carmen. Los Cuentos de Juan Bobo. N. Y.: CANBEE, 1975.

González Mas, Ezequiel. Historia de la Literatura Española - Epoca Medieval (Siglos X-XV). San Juan, P.R.: Ediciones de la Torre, 1968.

González, Josemilio. La Niña y el Cucubano. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1985.

Guardarrama, Eduardo, Un Sueño Musical. N.Y.: Notheast Center for Curriculum Development, 1975.

Hannois, Amelia. Antología de la Literatura Infantil. Buenos Aires: Losada, 1948.

Hurlimann, Bettina. Three Centuries of Children's Books in         Europe. London: Oxford University Press, 1967.

Manrique Cabrera, Francisco. "Literatura folklórica de Puerto Rico" (403-428). Literatura Puertorriqueña. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1969.

Marqués, René, "Tres hombres junto al rio". Cuentos Puertorriqueños de Hoy, Cultural, San Juan, Puerto Rico, 1990.

Meigs, Cornelia (et al.) A Critical History of Children's Literature. N.Y.: Eaton - The MacMillan Co., 1953.

Montes, Graciela. El cuento Infantil. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1977.)

Nieves Falcón, Luis. "The Ideology of Racism in Puerto Rican Children's Books". in The Slant of the Pen. Roy Preiswich (ed.).Geneva: World Council of Churches, 1980.   

Perez Marchand, Monelisa Lina. "La historia de las ideas en Puerto Rico" 581-616. Literatura Puertorriqueña. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1969.

Petrini, Enzo. Estudio Crítico de la Literatura Juvenil. Madrid, España: Ediciones Ialp, S.A., 1963.

Pensón, César Nicolás. Cosas Añejas. Santo Domingo, República Dominicana: Ediciones de Taller, 1986.

Piñeiro de Rivera, Flor y Matos Freire, Isabel de. Literatura Infantil Caribeña. San Juan, Puerto Rico: Boriken, 1983.

                       . Un Siglo de Literatura Infantil Puertorriqueña. Rio Piedras, Puerto Rico: Editorial de la UPR, 1987.

Posada, María Candelaria, ed. Cuentos Picarescos Para Niños de América Latina. Colombia: Coedición Latinoamericana - Editorial Norma S.A., 1983.

Rama, Ángel. Transculturación Narrativa en América Latina. México: Siglo XXI, Editores, 1985.

Ramírez, Sergio. Antología del Cuento Centroamericano. Nicaragua: Educa, 1982.

Ravassa, María del Mar, ed. Cuentos de Piratas, Corsarios y Bandidos.Colombia: Coedición Latinoamericana - Editorial Norma S.A., 1989.

Requejo, Vicente. Sobre la Literatura para Niños y Adolescentes. Madrid: Editorial Nacional, 1969.

Rivera de Alvarez, Josefina. Literatura Puertorriqueña- su proceso en el tiempo. Madrid: Espana: Partenon S.A., 1983.

Rosa Nieves, Cesáreo. Voz Folklórica de Puerto Rico. Conneticut: Troutman Press, 1967.

Sáenz, Mercedes. Lecturas para los Niños de mi Tierra. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Pueertorriqueño, 1980.

Serra Deliz, Wenceslao. Mi Música. San Juan, P.R.: Editorial Edil, Inc., 1975.

                                   . Poemas y Colores. San Juan, P.R.:      Editorial Edil, 1968.

Schultz de Mantovani, Frida. Repertorio de Lecturas para Niños y Adolescentes. Buenos Aires: Troguel 1968.

Tomé, Jesús. Mitos y Leyendas de Puerto Rico. Santo Domingo, R.D.: Ediciones Huracán, 1985.

Torres, Gerardo. "Identidad latinoamericana en la literatura infantil del Caribe. Lectura y Vida, 1993.
______________. “La didáctica freiriana de Juan Bobo”, memorias de un gay sesenton.blogspot.com/2013/02.

 Trelles, Carmen Dolores. "Un Siglo de Literatura Infantil Puertorriqueña." El Nuevo Día. 20, domingo, 3 de abril de    1988.

 Uribe, Verónica. Cuentos de Espantos y Aparecidos . Venezuela: Coedición Latinoamericana, 1984.

Zilberman, Regina. "Literatura Infantil: Transitoriedad del Lector y del Género". Lectura y Vida. 2, diciembre, 1981.