Salieron unos cuantos, cientos -no sé- y el segundo óvulo en línea absorbió uno de ellos. Cada espermatozoide rechazado no tiene otra oportunidad. Muere. El primero que se movió hacia el óvulo rebotó ante el rechazo. Se deshizo en el líquido gelatinoso que los cuaja, da forma de gusarapo. El movimiento tipo anguila, la fuerza y determinación demostrada por el tercer espermatozoide, desplazando la densa substancia cual delfín en agua cristalina, encendieron el núcleo, lo penetró, creando un estallido y microscópicas luces en recuerdo de cada universo. Se hicieron uno. Nací.
Saturday, November 16, 2019
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