Saturday, April 9, 2011

Guanina Sotomayor Vda. de Smith

(Doña Guanina es una mujer de unos ochenta años, migrante puertorriqueña, que dice ser descendiente directa de la indígena taína, Guanina, y del colonizador español, Diego Sotomayor. Cuando la entrevisté en un asilo para ancianos en la ciudad de Nueva York estaba vestida con ropa de alguien más joven, no paraba de caminar, daba vueltas continuamente mientras buscaba un cepillo debajo de muebles, y entre ropa colgada en unas perchas. Hacia unos cuantos años fue acusada de haber asesinando a su marido, John Smith; salió absuelta de todo cargo. A continuación aparece una transcripción de lo dicho por doña Guanina, durante la primera de una serie de entrevistas. Cada párrafo sirve para indicar las pausas que hacía la entrevistada)

“¿Dónde me habrán puesto el cepillo? Me tienen harta. Un día de estos me desaparezco y no van a saber de mí, mal agradecidos. Mira y que esconderme el cepillo. Lo hacen a propósito. Lo más seguro fue la colorá esa. Misis O'Hara. ¿Para qué trabajará aquí?

Le grito y se hace la sorda. Un cepillo de marca. Tan caro que les costó. Déjame arreglar la cama que ya deben estar por ahí. Que se queden con todo. Qué se va a hacer. Que no vayan a pensar que aquí me tratan mal. Esa mujercita con quien mi hijo se casó es medio lengüilarga. ¡Ah, que no vengan na’! Después que uno los trata como reyes ni se acuerdan de uno. Hasta se avergüenzan. No sé por qué. Bueno qué me importa a mí. Allá ellos.

Lo encontré, gracias a Dios. Es el único cepillo bueno que me queda. Es difícil conseguir cepillos hechos para mi pelo. A mamá le gustaba tanto mi pelo. Se pasaba elogiándolo. Lacio, me decía.

Lo esconden para agriarme la vida. Me fascina como me deja el pelo. Yo tenía el pelo como el de abuela, negro y lacio. Le encantaba cuando se lo peinaba. Por eso me da rabia cada vez que me acuerdo de que el idiota ese me dijo, el bien atrevido, con su pelo grifo. Y que venir a decirme que todos éramos iguales. Mi abuelo era español y de ojos azulitos. Sí, abuela era trigueña, pero era que tenía de indio. Ya no vendrán. Lo mejor que hicieron fue mudarse para el campo. Tan linda la casa que compraron. Por eso no vienen. A lo mejor no tienen quien le cuide la casa.

Y luego el gringo ese... ¿Qué carajito se cree? Necio. ¿Qué se cree? Que yo voy a quedarme de lo más campante porque se llama Dr. Stevens. Mal la veo, bien mal que la veo. Mira y que…, con la condená sonrisita que tiene, de lo sinvergüenza que es.

Mira y que venir a decirme que me deje de estar esperando tanto. Que no van a venir. Ya llegarán. Es el primer día y todos los primeros días confunden. Llegan tarde. Los momentos de espera son todos iguales, llenos de incertidumbre.

(En un momento inesperado, durante la entrevista/monólogo, Guanina desaparece por entre la ropa y no quiere volver a salir)

2 comments:

alfavil said...

Ouch. No sé por qué pero me recuerda uno de mis cuentos favoritos, "Puerto Rican Turkey".

gerardo torres said...

Ese ouch me huele a pellizco; espero te haya causado placer....