Tuesday, August 30, 2011

La Tiza

Un largo y estridente crujido acompaña las letras escritas en cursivo sobre la antigua pizarra. La mano de la recién llegada maestra aprieta y presiona la tiza mientras escribe y pronuncia cada una de las letras, emitiendo por toda la clase un ruido agudo, desconcertante.

¿Irá una ele aquí o una zeta acá? ¿Por qué escogerá palabras que no conocemos?

La espigada y vertical maestra, horrorizada con el pésimo manejo de la escritura y una pronunciación heredada de a saber qué culturas, decidió que, antes que nada, dedicaría todos sus esfuerzos a erradicar lo que era la peor trampa que les ponían los poderosos a los marginados, los desterrados, los estancados en el subdesarrollo: el desconocimiento del idioma. Las demás materias podían esperar, el lenguaje no.

Tuvo que abandonar su país de origen para exiliarse en este gueto neoyorkino,y reafirmar sus convicciones. Después de todo, si algo aprendió de los presos comunes la ex prisionera política, fue la relación entre la ignorancia y el fascismo.

El escribir lo que parece ser una de las palabras más largas del idioma castellano toma más tiempo que lo que tarda la maestra en dictarla y corregirla en la pizarra. Descabellado escribe lentamente la sobria mujer cuarentona, sus uñas perfectamente pintadas rayan la pizarra y emiten el desestabilizador ruido.

Decabeshado escribo sin saber lo que significa. Descabellado, con doble ele y b.

¿De dónde has sacado esa s y h? B de burro.

Shaves escribí, y ella escribió llaves.

Primero dicta la palabra; luego para que aprendan a auto corregirse, los estudiantes las escriben en la pizarra: las acertadas y las que contengan errores. Ella vuelve a la pizarra y escribe al lado la versión correcta;lentamente, presionando la tiza, circulando cada letra. La doble erre aparece en la pizarra, se descubre acompañada por el agudo chillido de la tiza.

Escribo una ele, la borro, escribo una erre, luego una ele de nuevo, borrar de nuevo, y por fin, fijarme para volver a la doble erre. Las letras se confunden en mi papel. Mi lápiz es dirigido por esos largos y finos dedos, enmarcados por las uñas color rojo subido que bordean la tiza sin llegar a tocarla; el zumbido que sale de la pizarra nubla cada palabra. No sé qué escribir. ¿Qué hacer frente a la i? ¿Pongo o no el acento ortográfico? ¿Lo pongo o no lo pongo? Esta palabra me da más trabajo que las otras, muy larga. ¿Cómo se pronunciará? Esta clase me va a costar los dientes. ¿Por qué no usa otra tiza?

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