Cabrón dijo el joven poeta “urbano”. Eso dice él, “soy poeta urbano”, en busca de los significados y sus historias.
“Dime, Gerardo, ¿qué tú crees del uso que nosotros le damos a cabrón?, ¿te tiene que molestar?”, continuó sin dejar que me recuperara de la primera nada fácil de oír locución, “cabrón”.
OMG (siglas inglesas cuyo uso ha sido transformado por la misma generación que desenmascaró y transformó el vocablo cabrón) oí en mi adentro, sorprendido, al borde de un vahído. Por fuera, mi muy flemático sentido didáctico-lingüístico-literario de jibaro madurado en el Upper West Side niuyorkino, fiel defensor del español norteño, cual música tejana, me llevó a discutir los distintos planos que servían para responder a esos nuevos y repetidos usos de una palabra que pasó de ser un preciso insulto a los cornudos para convertirse en elogio, a veces; y en otros, rechazo reflexivo, algo como un señalamiento pueril de una mal comportamiento; y a saber cuántos más.
El generalizado tuteo y el multisignificante cabrón marcan la diferencia entre los ‘techies” (generación a la que pertenece el poeta urbano) y los amorosos de los sesenta, “peace, brother”, quienes, aunque desmantelaron la sexualidad y los absolutos de las luchas de clases, no rompieron la cadena del respeto linguistico generacional (los rebeldes de aquella década nunca dejaron de usar el usted con las personas mayores). Y no es que los techies sean irrespetuosos; es que tratan al otro de tú a tú.
Son los mismos que destrozan el lirismo en la poesía, para parecer nietos dePalés Matos y sus onomatopéyicas críticas a las relaciones políticas, conde de mermelada, y las raciales, “Tun Tun de Pasa y Grifaría” (Borges y que dice que la literatura latinoamericana es completamente occidental: Si, Pepe. El lo fue, quizás; Palés cantaba otras cosas). Además de Palés, quien pone a “culipandear” a las damas de la muy alta y rancia sociedad mulata de Guayama y pueblos, países, arquetipos limítrofes, esa generación “techie” revela obvias influencias de Nicanor Parra,"USA te usa".
Entre los calles treceros del ritmo, ese atrévete, te, te es tan crudo como el techie tuteando opiniones sobre y frente a la persona (por Dios, que soy un hombre mayor) sin sentir el menos “pachó” (mi generación fue la última en usar “pachó” en PR, of course, para referirse de forma informal a sentir vergüenza). Vergüenza para esta generación se define con unos límites distintos a las que le precedieron. El techie habla de tú a tú con una informalidad y confianza ausente del “discourse” del “flower power baby” de los sesenta. No siente “pachó” ni al hablarle a un respetuoso, serio y algo huraño envejeciente (nombre que se usa en PR para designar a las personas de la tercera edad;define el proceso mas que lo particular) ni tampoco siente pachó al expresar/performear sus ‘object d’art’.
No le dije al poeta urbano que en el diario vivir y en sus caminos por las calles treces, los techies no se pueden desligar de lo que heredaron de los viejos “cabrones”, sus historias, y por eso preguntan. No le dije que se beneficiaba de nuestras historias, que no fuese a pensar que estaba tratando de cargarle la conciencia, o que deseaba congraciarme con su “te a te", su "corillo”, o que por haber sido parte y vivido durante a década de los sesenta, me convierto en un tipo bien cabrón.
Wednesday, February 8, 2012
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