Kaphka tiene un cuento, Meta Morfósil, donde el personaje principal miente tanto que no recuerda, entre todo lo que dice, cuándo miente y cuándo no. Haberse convertido en cucaracha fue quizás su mentira más exagerada; menos creíble. Mintió porque lo que verdaderamente decía era que no quería ser él. Tampoco quería ser un insecto. Años en su encierro mental, causado por la inseguridad que sentía socialmente, vinculan al personaje con la vida del autor, y su necesidad de querer ser otra persona. Las cualidades de la cucaracha en el relato tienen paralelos con las experiencias de un judío clase media, Kaphka, en una sociedad alemana que lo despreciaba por asuntos de su religion y cultura. En un diario (junio 1913) Kaphka escribió: “Pero cómo puedo liberarme, y liberarlos [sus angustias mentales] sin destruir todo”. Algo parecido sufren ciertas identidades que disfrazan a cuerpos distintos. Al igual que el personaje kaphkiano que se transforma en cucaracha, éstas saben que no lo son pero no se quitan las máscaras. Mienten o se liberan y aceptan que tienen que "destruir todo".
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