“El clasismo está impreso en Chile desde sus inicios. Se reprodujeron tal como lo suponían sus referencias; parciales y se imitaron, sin referencia hereditaria. Estos recién llegados eran pobres. Se incorporan reglas y convenciones, ‘de oídas’. Los primeros colonos no era ni "noble ni finos", reconstruyeron la jerarquía social y lo que ‘idealmente se suponía eran las costumbres aristocráticas, dejadas en la península ibérica; imitando rituales sociales. La actitud de discriminación social la llevan consigo. Ellos eran discriminados ya por ser pobres. Entonces se proyecta al mismo tiempo y traslada en contra de los individualizados como ‘inferiores socialmente, las etnias originarias y otros pobres llegados más tardes.’ No eran ni finos, ni ‘nobles’, ni acaudalados. Iban y se arriesgaban en busca de un "dorado" que no poseían en su país, además inalcanzable por sus orígenes. Así la fantasía creó historias de ‘abolengos’ a esta clase social inicial.”
“Es la pauta implantada, presentada como socialmente aceptable, perfeccionada a través de los años, hasta hoy, evolucionando en el trato grosero, sin modo ni estilo, de odio, discriminador y por sobretodo sin clase. Es el trato soberbio pero con poder de mando y de abuso privilegiado. Es la herencia inculta, perturbada y criminal de la horda, impuesta por el terror en los años de la dictadura. De allí viene el trato humillante y bestial, el que un general le da a sus soldados, y el soldado le da a su mujer y también a sus hijos, y su mujer le da a los vecinos y al ‘perro’ (el mas humano entre los animales, Matapacos?), y así se crea la nueva ‘cultura inculta’ en el infierno chileno, la cultura de los miserables en el fin del mundo. Ese es el Chile de hoy, el de los humillados, el de las violadas, los estafados y maltratados en los últimos 46 años. Es el Chile que hoy marcha por justicia social, igualdad y dignidad para todos. - Fuerza Chile!”
Esa llegada de la plebe con dinero (pequeños burgueses) enfrentada a un mercadeo atroz que la sube y baja cual Bad Bunny con su "deja que el flujo fluya", es retratada por Leila Guerriero en uno de sus micro ensayos, apuntando hacia la coyuntura que se ha formado con los derrrames de dineros, todo tipo de irreverencia engranada en los sonidos desestructurados -si dicen, lo qué dicen- del reguetón.
“Es la pauta implantada, presentada como socialmente aceptable, perfeccionada a través de los años, hasta hoy, evolucionando en el trato grosero, sin modo ni estilo, de odio, discriminador y por sobretodo sin clase. Es el trato soberbio pero con poder de mando y de abuso privilegiado. Es la herencia inculta, perturbada y criminal de la horda, impuesta por el terror en los años de la dictadura. De allí viene el trato humillante y bestial, el que un general le da a sus soldados, y el soldado le da a su mujer y también a sus hijos, y su mujer le da a los vecinos y al ‘perro’ (el mas humano entre los animales, Matapacos?), y así se crea la nueva ‘cultura inculta’ en el infierno chileno, la cultura de los miserables en el fin del mundo. Ese es el Chile de hoy, el de los humillados, el de las violadas, los estafados y maltratados en los últimos 46 años. Es el Chile que hoy marcha por justicia social, igualdad y dignidad para todos. - Fuerza Chile!”
Esa llegada de la plebe con dinero (pequeños burgueses) enfrentada a un mercadeo atroz que la sube y baja cual Bad Bunny con su "deja que el flujo fluya", es retratada por Leila Guerriero en uno de sus micro ensayos, apuntando hacia la coyuntura que se ha formado con los derrrames de dineros, todo tipo de irreverencia engranada en los sonidos desestructurados -si dicen, lo qué dicen- del reguetón.
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