En una critica contundente a las tendencias de los años setentas en las escuelas de los EEUU que giraban en torno a desarrollar modelos educativos fundamentados en el conductismo clásico, dirigidos a mejorar la autoestima de los estudiantes, Lillian Weber proponía que lo que había que hacer era lograr que los estudiantes aprendiesen a explorar sus intereses, a estructurar su propio aprendizaje, guiados por los docentes, pero como sujetos activos en el proceso de enseñanza y aprendizaje llevado a cabo en las escuelas. Sugería doña Lillian, que si la niña o el niño se veían como protagonistas de sus propias vidas, su auto estima se solidificaría, lograban reconocer que podían aprender, aprender a aprender, y sentirse muy bien con ellos mismos. En las clases medias con recursos, las familias puede que ayuden a que su prole adquiera ese sentido seguro de yo. En hogares con menos recursos y mucha demanda, lo planteado por doña Lillian es evidenciado, validado, a través de la siguiente anécdota:
Guyama, Escuela Superior, Clase de Biología (1959): La tarea era màs complicada que las anteriores: incluía plantear un problema, diseñar un método, usar la naturaleza como fuente. medio, sujeto, llevar a cabo la investigación, y presentar los resultados. Por primera vez, fuimos asignados una tarea que no consistía en seguir instrucciones bien especificas; había que organizar sub-tareas y planificar por su cuenta sin la ayuda del maestro. Escogí estudiar algo con conejillos de indias. Los busquè y no comprè. Muy caros. Terminé presentando unas gráficas, escritas a mano en una cartulina. Nervioso, casi no podía hablar, nada claro, poco coherente.
Nunca recibí apoyo con aquel proyecto. Recuerdo dos o tres proyectos que fueron elogiados, y no dudo que sacaron excelentes notas. Yo no pude haber recibido más de una C, ni fracaso, ni razón para celebrar. Años más tarde sigo casi avergonzado por aquel fracaso: parado frente a mi cartulina, escrita a mano, con gráficas mal dibujadas, tratando de explicar algo que tenía que ver con conejillos de indias.
Avergonzado por culpa de maestros que te dan tareas sin saber si puedes o no llevarlas a cabo, por la pobreza que no permite buscar los recursos ni pagar por los mismos para que alguien -más allá de padres con muy poca escolaridad- ayude a entender qué es estudiar, cómo estudiamos, qué preguntas haces, a quién le preguntas sobre un proyecto para una feria de ciencia, con conejillos de indias que no podía comprar. No podía pagar por los materiales, mucho menos, diseñar un estudio sobre los muy lindos animalitos, llevarlo a cabo y explicarlo como hicieron aquellos otros compañeros -hijos de médicos, abogados y maestros del pueblo-, que luego fueron invitados a otras ferias de ciencia a presentar sus proyectos.
Tareas para ferias de ciencia, que marcan y sirven para identificar quién tiene los recursos y quién no puede ni comprar un gūimo; peor, no tener a alguien, que entienda la tarea, y te ayude a estudiar conejillos de indias.
Sunday, July 31, 2016
Saturday, July 30, 2016
HIPERTESTA
Definido: Toda una lectura recordada en partes; otra lectura y otra y otra, fragmentadas, obligan a regresar a cada texto para encontrar lo no recordado o confirmar lo contrario, armando toda una nueva lectura organizada en la cabeza, el cuerpo lector, usando las partes de cada una de todas las lecturas anteriores, y ninguna por separado: un nuevo texto por dentro de otro esqueleto, otro cuerpo, otra portada.
BRUJAS OF THE BRONX
I would love to be a bruja too, but, then, my age... What a great group of young women
CCNY: The Spanish accented smiling Puerto Rican and the Newyorican seriota
Juan Ramón Jiménez was so impressed by a particular Puerto Rican quality, the smiles, that the Nobel laureate wrote a book, Isla de la Simpatía*, dedicated to this marvelous and soothing quality. Puerto Ricans in Puerto Rico smile when greeting you; and they do so whenever they encounter each other, unless they are in some kind of struggle, but other than that they smile. Though, most Puerto Ricans in New York have not lost this quality, not all have kept smiling when encoutering each other.
When I started to work at the College, there were seven Puerto Ricans working at the School of Education. By the end of the seventies, most of them were either not given tenure, or, for obvious reasons others decided to leave. It was the seventies and all of these faculty members integrated the political situation of these unique colonials with the content and process of educational programs. The very progressive school did not seem to be very interested in identifying and hiring members of this ethnic group. It is easier to discuss and study Dewey and Piaget without having to face issues of colonialism in your backyard, linguistic and political oppression. The colonial narrative is completely absent from the discourses "en la literatura educativa' of the EEUU. As Nicanor Parra says in one of his poems, "USA te USA".
Not until the late eighties and nineties, when it was convenient for the CCNY School of Ed. to bring Puerto Ricans into the faculty, my own sense of loneliness and defensiveness began to fade away. Other than two or three colleagues, the rest was simply a bunch of dishonest characters dressed up as "progresistas"; pleasant but “hipócritas a la máxima potencia.”Thus, when Puerto Ricans were brought to work in a place where my accent and educational ideas were continuously under criticism, it was great once more to be surrounded by people I thought would understand where I was coming from and support me. And to some extent they did, until the Puerto Rican “sonrisa” showed me how naïve I was.
When I started to work at the College, there were seven Puerto Ricans working at the School of Education. By the end of the seventies, most of them were either not given tenure, or, for obvious reasons others decided to leave. It was the seventies and all of these faculty members integrated the political situation of these unique colonials with the content and process of educational programs. The very progressive school did not seem to be very interested in identifying and hiring members of this ethnic group. It is easier to discuss and study Dewey and Piaget without having to face issues of colonialism in your backyard, linguistic and political oppression. The colonial narrative is completely absent from the discourses "en la literatura educativa' of the EEUU. As Nicanor Parra says in one of his poems, "USA te USA".
Not until the late eighties and nineties, when it was convenient for the CCNY School of Ed. to bring Puerto Ricans into the faculty, my own sense of loneliness and defensiveness began to fade away. Other than two or three colleagues, the rest was simply a bunch of dishonest characters dressed up as "progresistas"; pleasant but “hipócritas a la máxima potencia.”Thus, when Puerto Ricans were brought to work in a place where my accent and educational ideas were continuously under criticism, it was great once more to be surrounded by people I thought would understand where I was coming from and support me. And to some extent they did, until the Puerto Rican “sonrisa” showed me how naïve I was.
When coming across one of the new employees, I gave her a big smile. She looked at me and continued walking as if I did not exist. I shared my bewilderment with another colleague who most probably told the “seriota” (this is the term PRs use to refer to people who do not smile); and suddenly, whenever I went into the office of the “seriota” everyone in the office where the “seriota” worked was smiling at me and sarcastically saying, “Hello, Gerardo”. I went from cultural solidario to a payaso.
It was very naïve on my part to think that simply because someone was a PR I was going to be greeted with courtesy and cultural understanding. What would have been her response, had I been a gringo, a straight man or a La Tino without an accent? Go figure said some of my gender fucking, culturally sensitive groupie. I had my gay Rican friends with whom I shared everything that happened at the very progressive school, and while smiling they answered, “¡Por favoooor!. El amor y el interés fueron al campo un día y pudo más el interés que el amor que te tenía. Además, no todos los boricuas sonríen todo el tiempo!” And then, most probably we went for a hamburguesa at Julius and continued chatting about, perhaps, la Cunningham dancing as if having permanent arthritis or La Mama's hair influencing her plays.... and we smiled.
*"Hay entre nosotros un vínculo muy grande. Nos parecemos mucho. San Juan se parece a Cádiz. … La manera de hablar de ustedes me recuerda mucho a la de Andalucía, no sólo por el tono, sino también por la riqueza del léxico. Esa riqueza idiomática la he encontrado aquí. Es su virtud más fuerte, la poesía del idioma en la invención del vocablo. Y esa virtud la tienen ustedes. Nos parecemos también en la belleza del paisaje, aunque en ustedes se manifiesta más dulce, el tipo de la arquitectura, las flores, en fin, variedad de cosas que me recuerdan a Andalucía a cada momento. En los ojos de las gentes se expresa todo eso. Son como espejos de la belleza exterior. Y, además, por la inteligencia de la gente del pueblo y de los niños que he visto me parece estar en Andalucía." (Ricardo Gullón, El último Juan Ramón, Ediciones Alfaguara, 1968, pág. 18. en
http://ramonfernandez.revistaperito.com/DospoemaJuanRamon.htm)
http://ramonfernandez.revistaperito.com/DospoemaJuanRamon.htm)
Friday, July 29, 2016
AMSTERDAM, HOLANDA, ISAAC HAYES, Y EL ANARCO HOLANDÉS
Fecha: Otoño, 1971
El lugar: Amsterdam, Holanda
La Discoteca: DOK
Él: Alto, rubio, flaco, pelo largo despeinado, jacket de cuero con parches, ojos enormes y seductores, voz gruesa, inglés impecable, atrevido e insistente, se llamaba Gerry de Graf, vivía con una mujer y un hijo en Banka Strasse, barrio proletario: "Do you want to dance?"
La música: Shaft, Isaac Hayes.
Temporada: Unos cuatro meses antes de tener que abandonar la vida sin rumbo, de día a día, una noche conmigo en mi cuarto y otra con ella, en otro cuarto, hasta que hubo que regresar a la vida pequeño burguesa de títulos y empleos seguros, tarjetas de crédito, cuentas de banco, salario estable y felicitaciones: "¡Qué bien estás, te ves! ¡Qué acogedor es el apartamento en el Village!", dando comiditas organizadas, marcadas por los buenos modales de mesa, y la visita semanal a la terapeuta para poder manejar tan linda vida estructurada desde afuera y absorbida por cada neurona, célula, poro, palabras acertadas.
Memoria: Fotos, disco de vinilo, cuatro décadas y pico más tarde, un regalo, recuerdos que le dan coherencia a la vida y sus cubos, sus asimetrías, provocados por una búsqueda de música funk en Youtube que llegó donde Shaft.
El lugar: Amsterdam, Holanda
La Discoteca: DOK
Él: Alto, rubio, flaco, pelo largo despeinado, jacket de cuero con parches, ojos enormes y seductores, voz gruesa, inglés impecable, atrevido e insistente, se llamaba Gerry de Graf, vivía con una mujer y un hijo en Banka Strasse, barrio proletario: "Do you want to dance?"
La música: Shaft, Isaac Hayes.
Temporada: Unos cuatro meses antes de tener que abandonar la vida sin rumbo, de día a día, una noche conmigo en mi cuarto y otra con ella, en otro cuarto, hasta que hubo que regresar a la vida pequeño burguesa de títulos y empleos seguros, tarjetas de crédito, cuentas de banco, salario estable y felicitaciones: "¡Qué bien estás, te ves! ¡Qué acogedor es el apartamento en el Village!", dando comiditas organizadas, marcadas por los buenos modales de mesa, y la visita semanal a la terapeuta para poder manejar tan linda vida estructurada desde afuera y absorbida por cada neurona, célula, poro, palabras acertadas.
Memoria: Fotos, disco de vinilo, cuatro décadas y pico más tarde, un regalo, recuerdos que le dan coherencia a la vida y sus cubos, sus asimetrías, provocados por una búsqueda de música funk en Youtube que llegó donde Shaft.
SILENCE= DEATH (ACT UP)
"Now one has. “Art AIDS America” is a show at the Bronx Museum of the Arts, and it coincides with a cluster of smaller Manhattan shows, two of which more imaginatively address..... "
"The pink triangle was established as a pro-gay symbol by activists in the United States during the 1970s. Its precedent lay in World War II, when known homosexuals in Nazi concentration camps were forced to wear inverted pink triangle badges as identifiers, much in the same manner that Jews were forced to wear the yellow Star of David. Wearers of the pink triangle were considered at the bottom of the camp social system and subjected to particularly harsh maltreatment and degradation. Thus, the appropriation of the symbol of the pink triangle, usually turned upright rather than inverted, was a conscious attempt to transform a symbol of humiliation into one of solidarity and resistance. By the outset of the AIDS epidemic, it was well-entrenched as a symbol of gay pride and liberation.
In 1987, six gay activists in New York formed the Silence = Death Project and began plastering posters around the city featuring a pink triangle on a black background stating simply ‘SILENCE = DEATH.’ In its manifesto, the Silence = Death Project drew parallels between the Nazi period and the AIDS crisis, declaring that ‘silence about the oppression and annihilation of gay people, then and now, must be broken as a matter of our survival.’ The slogan thus protested both taboos around discussion of safer sex and the unwillingness of some to resist societal injustice and governmental indifference. The six men who created the project later joined the protest group ACT UP and offered the logo to the group, with which it remains closely identified."
"The pink triangle was established as a pro-gay symbol by activists in the United States during the 1970s. Its precedent lay in World War II, when known homosexuals in Nazi concentration camps were forced to wear inverted pink triangle badges as identifiers, much in the same manner that Jews were forced to wear the yellow Star of David. Wearers of the pink triangle were considered at the bottom of the camp social system and subjected to particularly harsh maltreatment and degradation. Thus, the appropriation of the symbol of the pink triangle, usually turned upright rather than inverted, was a conscious attempt to transform a symbol of humiliation into one of solidarity and resistance. By the outset of the AIDS epidemic, it was well-entrenched as a symbol of gay pride and liberation.
In 1987, six gay activists in New York formed the Silence = Death Project and began plastering posters around the city featuring a pink triangle on a black background stating simply ‘SILENCE = DEATH.’ In its manifesto, the Silence = Death Project drew parallels between the Nazi period and the AIDS crisis, declaring that ‘silence about the oppression and annihilation of gay people, then and now, must be broken as a matter of our survival.’ The slogan thus protested both taboos around discussion of safer sex and the unwillingness of some to resist societal injustice and governmental indifference. The six men who created the project later joined the protest group ACT UP and offered the logo to the group, with which it remains closely identified."
Thursday, July 28, 2016
La novela escrita en bolero: Montevideo a Punta....
¿Cuántas versiones de un mismo bolero relatan tantos amores, cada detalle recordado, revivido sobre una loseta de un piso en un bar, abrazado en un sofá, entonado en una carretera o bailado en un puerto?
Hay amores desarticulados, desmantelados en cada letra de un bolero, y hay amores embrumados en cada una de las células, tan impregnadas de ellos, por ellos, que no pueden ser desemborujados porque la pasión no los deja; la canción los consuela.
En cada amor, una versión de un mismo bolero, o de muchos boleros, arma y desarma lo amado.
"Te quise con alma de niño": dice uno.
"Pobre de ti si tratas de olvidarme": responde el otro.
Hay amores desarticulados, desmantelados en cada letra de un bolero, y hay amores embrumados en cada una de las células, tan impregnadas de ellos, por ellos, que no pueden ser desemborujados porque la pasión no los deja; la canción los consuela.
En cada amor, una versión de un mismo bolero, o de muchos boleros, arma y desarma lo amado.
"Te quise con alma de niño": dice uno.
"Pobre de ti si tratas de olvidarme": responde el otro.
51. Laberintos. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado
No fueron los que filmó Almodóvar ni los que, mucho antes, grabó y caminó la Lupe en sus disco Laberintos de Pasiones. En otros espacios y por otros personajes, arrastrando los pies, a veces, o, en otras, a pasos ligeros tamboreando el eco, son rastreados, caminados los entuertos de un bolero, con sus rincones obscuros, entretejidos, ensombrecidos o ligeramente alumbrados por luces filtradas a través de las palabras y la melodía.
- ¿Bailamos?
- No, ahora no.
- ¿Tienes miedo?
- Sí.
Entregas completas, susurros, temores, amores prohibidos, desilusiones, ilusiones, deseos, pasiones son vividas en rincones e interminables y tortuosos pasillos, caminados por ellos, los amantes, boleristas, autor. Se encuentran: "...todo a media luz", y aseguran de que nadie los persigue, que su amor, "crepúsculo interior" delineado por "sombras nada más", no sea traicionado "...en el camino..." por "una sombra de odio" que una vez "apartó a los dos".
"Dos almas que en el mundo...." se aman, "a media luz los besos, a media luz los dos", en un rincón, "en la oscuridad donde nadie va/ que no se oiga mas que tu respirar"; y en una esquina, "que es un escándalo dicen y hasta me maldicen por darte mi amor", al final de un largo y obscuro corredor gótico, se esconden y sacian sus placeres, "que si esto es escandaloso, es más vergonzoso no saber amar."
Se separan: "... tal vez nos veremos después", y siguen por el laberinto del cual nunca, quizás, encontrarán la salida; "que es un escándalo dicen", y con ese bolero, "sigue la corriente y quiéreme más", descubran que los laberintos son su transitar por esta vida,
- ¿Bailamos?
- No, ahora no.
- ¿Tienes miedo?
- Sí.
Entregas completas, susurros, temores, amores prohibidos, desilusiones, ilusiones, deseos, pasiones son vividas en rincones e interminables y tortuosos pasillos, caminados por ellos, los amantes, boleristas, autor. Se encuentran: "...todo a media luz", y aseguran de que nadie los persigue, que su amor, "crepúsculo interior" delineado por "sombras nada más", no sea traicionado "...en el camino..." por "una sombra de odio" que una vez "apartó a los dos".
"Dos almas que en el mundo...." se aman, "a media luz los besos, a media luz los dos", en un rincón, "en la oscuridad donde nadie va/ que no se oiga mas que tu respirar"; y en una esquina, "que es un escándalo dicen y hasta me maldicen por darte mi amor", al final de un largo y obscuro corredor gótico, se esconden y sacian sus placeres, "que si esto es escandaloso, es más vergonzoso no saber amar."
Se separan: "... tal vez nos veremos después", y siguen por el laberinto del cual nunca, quizás, encontrarán la salida; "que es un escándalo dicen", y con ese bolero, "sigue la corriente y quiéreme más", descubran que los laberintos son su transitar por esta vida,
60. Teatros: Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado
La tarde se hizo bolero y comenzó la noche de anoche, la noche de no terminar; tan llena de soledad, tan llena de ti.
Ebria canción de amargura, de placer que murmura el mar, logró reunirte conmigo y convertirnos en un solo, un algo, alguien más allá de mi, más allá de ti.
- ¿Nos habíamos separado?
- No creo.
Me acompañaste, me acostumbraste, me enseñaste todas esas cosas, nos amamos. entremezclamos furias y alegrías, risas y llantos, de luna.
La noche de anoche, silencio de olvido, llenó la soledad, contigo, dentro, muy dentro de mí, de ti, se hizo carne, lujuria, recuerdos, besos, muchos besos.
- ¿Bailamos?
Se hizo bolero.
Ebria canción de amargura, de placer que murmura el mar, logró reunirte conmigo y convertirnos en un solo, un algo, alguien más allá de mi, más allá de ti.
- ¿Nos habíamos separado?
- No creo.
Me acompañaste, me acostumbraste, me enseñaste todas esas cosas, nos amamos. entremezclamos furias y alegrías, risas y llantos, de luna.
La noche de anoche, silencio de olvido, llenó la soledad, contigo, dentro, muy dentro de mí, de ti, se hizo carne, lujuria, recuerdos, besos, muchos besos.
- ¿Bailamos?
Se hizo bolero.
56. Tómbolas. Montevideo a Punta: La versión de un bolero en voz de la Tellado
La llegada de Mona Bell duró tanto como una veloz brisa. Hizo ruido, tumbó dos o tres papeles, paralizó el ambiente, la pantalla, voló las cortinas de las ventanas, cambió el ritmo por dos o tres segundos, apagó la toca discos, aceleró el Porsche -quizás ella fue parte de la causa del accidente- y desapareció como su telegrama. Entró y salió de una tómbola cual juego de azahar. No tuvo permanencia ni dejó huellas en nuestros corazones.
Mona Bell tranquilizó un poco las aguas. Solo eso pudo hacer: calmar las sensaciones. Sirvió para dar la impresión que la letra, los pasos, la melodía podían ser ligeros y llanitos, sin substancia, faltos de pasión, sin compromiso entre los amantes, las voces que susurraban deseos, placeres, o que gritaban angustias, rencores. Por poco, mata al bolero. No pudo.
"Tú me besaste" justo después de Mona Bell haber hecho su fugaz entrada, mover la tómbola y desaparecer sin dejar huellas sobre la arena, conversar con la soledad, desvelarse por su amor, empaparse con la lluvia de recuerdos, ver gente correr. No fue falta de cariño. Es que Mona Bell no sabía cómo hacerlo.
En aquel momento cuando entró el telegrama, sentí un inmenso vacío entre los brazos. Los tiré a la basura, telegrama y tómbola, y sin esperarlo, a las doce, "te me acercaste, aquella noche maravillosa".
El bolero regresó; y nosotros que nos queremos tanto, lloramos, cantamos, bailamos, nos amamos.
- ¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
- ¡Qué importa! Estamos juntos. No me preguntes más.
Mona Bell tranquilizó un poco las aguas. Solo eso pudo hacer: calmar las sensaciones. Sirvió para dar la impresión que la letra, los pasos, la melodía podían ser ligeros y llanitos, sin substancia, faltos de pasión, sin compromiso entre los amantes, las voces que susurraban deseos, placeres, o que gritaban angustias, rencores. Por poco, mata al bolero. No pudo.
"Tú me besaste" justo después de Mona Bell haber hecho su fugaz entrada, mover la tómbola y desaparecer sin dejar huellas sobre la arena, conversar con la soledad, desvelarse por su amor, empaparse con la lluvia de recuerdos, ver gente correr. No fue falta de cariño. Es que Mona Bell no sabía cómo hacerlo.
En aquel momento cuando entró el telegrama, sentí un inmenso vacío entre los brazos. Los tiré a la basura, telegrama y tómbola, y sin esperarlo, a las doce, "te me acercaste, aquella noche maravillosa".
El bolero regresó; y nosotros que nos queremos tanto, lloramos, cantamos, bailamos, nos amamos.
- ¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
- ¡Qué importa! Estamos juntos. No me preguntes más.
Alejandría, el Cuarteto, Durell, los Anglo-egipcios, los Blanquitos-pitiyankis y los Gringos en Puerto Rico
A otro que los compare. Que no quede duda, que en el Cuarteto de Alejandría hay muchas similitudes entre lo que cuenta Lawrence Durell sobre los comportamientos de los ingleses en Alejandría, los anglo-egipcios, y los modos de ser de los gringos en Puerto Rico y los blanquitos pitiyankis en la isla (los gringos en Puerto Rico no se juntan con los pobres, los negros, los jíbaros - no se atreven).
Wednesday, July 27, 2016
FLAMENCOS EN FLAMINGO, NYC 1977
Entramos al apartamento en Gramercy Park quince minutes después de la hora indicada en la invitación. Un coctel a base de parchas, un “sweet and sour” artesanal, con la fruta agridulce, hielo triturado, y un muy selecto ron, fue el cóctel de bienvenida.
"Es que lo trajimos", aunque fue una persona quien trajo el ron, el anfitrión no había perdido la costumbre puertorra de usar el plural al hablar sobre sí mismo en tercera persona. ".... de PR y lo guardamos para una ocasión especial".
La “ocasión especial” era Carlos, mi amigo entrañable, a quien el anfitrión quería conquistar. Nos invitó a Jean y a mí, porque de no hacerlo, le hubiese quedado muy “desclasé” no invitar a Jean, su joven compañero de trabajo en la editorial, y a mí, el mejor amigo de aquél a quien él deseaba con ansias locas.
Cuando nos conoció en la casa de Jean, insistió tenazmente en que teníamos que ir a cenar a su casa. Y nosotros, dos jóvenes acabaditos de llegar a la ciudad de los rascacielos, no decíamos que no tan fácilmente: queríamos absorber toda y cada una de las experiencias que la ciudad nos ofrecía, y aquel señor puertorriqueño, tan elegante y tan cuidadoso en sus modales, era alguien a quien íbamos a conocer.
Su elegancia criolla. Aquel acento difícil de identificar. algo así como lo que Cortázar llamó español de ningún sitio, a lo oligarca colombiano, entonación con muy pocas marcadas subidas y bajadas, metal de voz algo nasal, y una pronunciación impecable de cada fonema, unas elles que ya no se oían y unas eses que desparecían sin uno darse cuenta. El inmenso apartamento, en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, rodeado de santos de palo, un sofá de medallón, pinturas de los maestros latinoamericanos, salón de comedor separado de la sala por puertas corredizas, chineros con porcelanas y porcelanas, lo colocaba en las esferas sociales fuera de la de los “guetos boricuas”, o los nuevos clase media en las islas: los pilimilianos, o nada que ver con los suburbanos riqueños en Long Island, New Jersey o Westchester.
Santos, porcelanas, chinero, sofá isabelino fueron parte de la herencia que le dejó su madre; pagó “una fortuna para que los trajeran a NY”.
De los tres invitados, el que se veía menos cómodo era yo. En el pueblo, “los blanquitos” (nombre despectivo que usan los puertorriqueños de las clases medias y menos medias para referirse a los burgueses) estaban tan alejados de mi mundo como lo estaban los curas y monjas americanos que controlaban el catolicismo y la educación de un “buen hombre”. Y la rapidez del cambio, del pueblo a la universidad, luego a a NY no permitió que los llegara a conocer de cerca. El otro invitado, Jean, era francés, y ni conocía todos los detalles y recovecos de la fauna portoricensis, ni detectaba las diferencias históricas vividas por mi amigo Carlos, yo, y el anfitrión.
Carlos se movía con más soltura en esos ambientes: descendía de jibaros como yo, con la diferencia de haberse mudado a San Juan y rápidamente convertirse en parte de las nuevas clases medias, “arribistes” nuevo “petite bourgoise”. Pudo estudiar en un colegio privado en San Juan, que lo relacionó con alguno que otro burgués isleño, y le permitió en ciertas ocasiones codearse, colarse en los clubes y fiestas que daban los miembros de las clases en el poder de la isla de los espantos. Carlos y yo nos conocimos en la universidad en una clase de historia del arte, era y es pintor, nos hicimos amigos y nos mudamos juntos a NY.
- ¿Por dónde empiezo?
Carlos, sonreído y sin ningún tipo de vergüenza, con la desfachatez que le caracterizaba, señalaba la extensa variedad de cubiertos que poblaban la mesa de caoba cubierta con un mantel tejido a mano por las monjas carmelitas de no recuerdo qué convento en qué pueblo. El narcisismo de Carlos - de cara juvenil, un buen cuerpo y súper lindo - crecía ante las atenciones que le daba el anfitrión. Era a Carlos a quien oía con más detenimiento; sus descaros lo convertían en objeto de deseo, aumentaba aquello que nos lleva a desear, poseer al otro, ser el otro. Deseos abrumadores hacían que el anfitrión no viese ni sintiese nada excepto el poder conquistar a Carlos.
- No te preocupes y come como en tu casa..
Jean, criado en Paris y desterrado en Nueva York, trabajaba como corrector de textos en la editorial, se movía por la cena como si aquello fuese parte de su diario vivir, cambiaba de cubiertos como si nada le preocupase, comía con las manos, en control de su mundo, y hablaba sin mucho compromiso, observaba de lejos la conquista.
Yo, por el contrario, con mi temor ante tanto cubierto, porcelanas, manteles, santos de palo por donde quiera, jarrones enormes llenos de flores, cuadros, retratos me convertía poco a poco en la muy trillada pero algo cierta descripción del jibaro: taciturno, huraño, desconfiado, decía muy poco,
- Qué delicioso está este plato. Interesante la historia de ese santo.
La cena duró tanto como se tardó en servir la extensa fila de platos que no paraban de salir de la cocina, servidos de antemano. Nada de poner los platos sobre la mesa y que cada cual se sirviera lo que deseaba. Si querías repetir, preguntaba al final de cada entrada. No lo hicimos, hubiese obligado al cincuentón a pararse y cambiar el ritmo del servicio.
La pregunta, cómo nos íbamos a despedir, me mantuvo ocupado durante el café y el flan, hasta que Jean se paró después de terminar su postre café y dijo,
- Nos tenemos que ir.
"Es que tenemos que recoger los boletos antes de las doce", añadió Carlos sin preocuparle la consumida cara de sorpresa del anfitrión o la pregunta,
- ¿Boletos para qué?"
- Los tres vamos para el baile de cierre de temporada de Flamingo, lo dan todos los años cuando se termina la primavera y antes de que las tribus se muevan durante el verano a los Hamptons o Fire Island. De rigor, que no iríamos a casas de playa en New Jersey. Desclasé.
Ante la sinceridad de Jean, mi codazo a uno de los santos de palo, el tumbe de su cabeza, rodando por el suelo, el brusco abrir de la puerta de salida, rodeado de los muebles, cuadros, obras de arte, la disgustada cara del anfitrión nos despidió con un, "Que la pasen bien".
"Es que lo trajimos", aunque fue una persona quien trajo el ron, el anfitrión no había perdido la costumbre puertorra de usar el plural al hablar sobre sí mismo en tercera persona. ".... de PR y lo guardamos para una ocasión especial".
La “ocasión especial” era Carlos, mi amigo entrañable, a quien el anfitrión quería conquistar. Nos invitó a Jean y a mí, porque de no hacerlo, le hubiese quedado muy “desclasé” no invitar a Jean, su joven compañero de trabajo en la editorial, y a mí, el mejor amigo de aquél a quien él deseaba con ansias locas.
Cuando nos conoció en la casa de Jean, insistió tenazmente en que teníamos que ir a cenar a su casa. Y nosotros, dos jóvenes acabaditos de llegar a la ciudad de los rascacielos, no decíamos que no tan fácilmente: queríamos absorber toda y cada una de las experiencias que la ciudad nos ofrecía, y aquel señor puertorriqueño, tan elegante y tan cuidadoso en sus modales, era alguien a quien íbamos a conocer.
Su elegancia criolla. Aquel acento difícil de identificar. algo así como lo que Cortázar llamó español de ningún sitio, a lo oligarca colombiano, entonación con muy pocas marcadas subidas y bajadas, metal de voz algo nasal, y una pronunciación impecable de cada fonema, unas elles que ya no se oían y unas eses que desparecían sin uno darse cuenta. El inmenso apartamento, en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, rodeado de santos de palo, un sofá de medallón, pinturas de los maestros latinoamericanos, salón de comedor separado de la sala por puertas corredizas, chineros con porcelanas y porcelanas, lo colocaba en las esferas sociales fuera de la de los “guetos boricuas”, o los nuevos clase media en las islas: los pilimilianos, o nada que ver con los suburbanos riqueños en Long Island, New Jersey o Westchester.
Santos, porcelanas, chinero, sofá isabelino fueron parte de la herencia que le dejó su madre; pagó “una fortuna para que los trajeran a NY”.
De los tres invitados, el que se veía menos cómodo era yo. En el pueblo, “los blanquitos” (nombre despectivo que usan los puertorriqueños de las clases medias y menos medias para referirse a los burgueses) estaban tan alejados de mi mundo como lo estaban los curas y monjas americanos que controlaban el catolicismo y la educación de un “buen hombre”. Y la rapidez del cambio, del pueblo a la universidad, luego a a NY no permitió que los llegara a conocer de cerca. El otro invitado, Jean, era francés, y ni conocía todos los detalles y recovecos de la fauna portoricensis, ni detectaba las diferencias históricas vividas por mi amigo Carlos, yo, y el anfitrión.
Carlos se movía con más soltura en esos ambientes: descendía de jibaros como yo, con la diferencia de haberse mudado a San Juan y rápidamente convertirse en parte de las nuevas clases medias, “arribistes” nuevo “petite bourgoise”. Pudo estudiar en un colegio privado en San Juan, que lo relacionó con alguno que otro burgués isleño, y le permitió en ciertas ocasiones codearse, colarse en los clubes y fiestas que daban los miembros de las clases en el poder de la isla de los espantos. Carlos y yo nos conocimos en la universidad en una clase de historia del arte, era y es pintor, nos hicimos amigos y nos mudamos juntos a NY.
- ¿Por dónde empiezo?
Carlos, sonreído y sin ningún tipo de vergüenza, con la desfachatez que le caracterizaba, señalaba la extensa variedad de cubiertos que poblaban la mesa de caoba cubierta con un mantel tejido a mano por las monjas carmelitas de no recuerdo qué convento en qué pueblo. El narcisismo de Carlos - de cara juvenil, un buen cuerpo y súper lindo - crecía ante las atenciones que le daba el anfitrión. Era a Carlos a quien oía con más detenimiento; sus descaros lo convertían en objeto de deseo, aumentaba aquello que nos lleva a desear, poseer al otro, ser el otro. Deseos abrumadores hacían que el anfitrión no viese ni sintiese nada excepto el poder conquistar a Carlos.
- No te preocupes y come como en tu casa..
Jean, criado en Paris y desterrado en Nueva York, trabajaba como corrector de textos en la editorial, se movía por la cena como si aquello fuese parte de su diario vivir, cambiaba de cubiertos como si nada le preocupase, comía con las manos, en control de su mundo, y hablaba sin mucho compromiso, observaba de lejos la conquista.
Yo, por el contrario, con mi temor ante tanto cubierto, porcelanas, manteles, santos de palo por donde quiera, jarrones enormes llenos de flores, cuadros, retratos me convertía poco a poco en la muy trillada pero algo cierta descripción del jibaro: taciturno, huraño, desconfiado, decía muy poco,
- Qué delicioso está este plato. Interesante la historia de ese santo.
La cena duró tanto como se tardó en servir la extensa fila de platos que no paraban de salir de la cocina, servidos de antemano. Nada de poner los platos sobre la mesa y que cada cual se sirviera lo que deseaba. Si querías repetir, preguntaba al final de cada entrada. No lo hicimos, hubiese obligado al cincuentón a pararse y cambiar el ritmo del servicio.
La pregunta, cómo nos íbamos a despedir, me mantuvo ocupado durante el café y el flan, hasta que Jean se paró después de terminar su postre café y dijo,
- Nos tenemos que ir.
"Es que tenemos que recoger los boletos antes de las doce", añadió Carlos sin preocuparle la consumida cara de sorpresa del anfitrión o la pregunta,
- ¿Boletos para qué?"
- Los tres vamos para el baile de cierre de temporada de Flamingo, lo dan todos los años cuando se termina la primavera y antes de que las tribus se muevan durante el verano a los Hamptons o Fire Island. De rigor, que no iríamos a casas de playa en New Jersey. Desclasé.
Ante la sinceridad de Jean, mi codazo a uno de los santos de palo, el tumbe de su cabeza, rodando por el suelo, el brusco abrir de la puerta de salida, rodeado de los muebles, cuadros, obras de arte, la disgustada cara del anfitrión nos despidió con un, "Que la pasen bien".
Monday, July 25, 2016
CUANDO ME MUERA
"Amante: no me lleves, si muero al camposanto
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
Cuando muera quiero estar vivo, solo contigo
Quien cierre mis ojos mientras me despido.
QUIQUE Y FICO (EL URUGUAYO Y SU POETA)
Relato: Quique vivió enamorado de Fico pero Fico no le hizo caso, y Quique, con mucho dinero y tiempo libre, lo siguió por tierra y por mar. A Fico lo mataron los guardianes de la fe, y Quique lo desenterró, se llevó los restos para Salto, Uruguay, y allí construyó un panteón para conservar y honrar los huesos de Fico.
Moraleja: Cuando un uruguayo se enamora de un poeta, pobre poeta, no lo dejan tranquilo ni después de muerto.
SIGNIFICADOS Y SIGNIFICANTES: PASIVA
La Pasiva se anuncia en un diario activo y versátil uruguayo. La muy reconocida cadena de restaurantes con buenas pizzas se llama así, sin preocupaciones sobre roles, La Pasiva. Nada que ver con las otras pasivas, las que ofrecen sus cuerpos, anuncian sus gustos y buscan activos.
Tuesday, July 19, 2016
DIVERTIMENTOS: UN JÍBARO DE JÁJOME - DEL CERRO A LAS COSTA
“Ese es mi verso; profundiza un poco.
No compadezcas mi dolor, si loco
te lanza entre la sombra su saeta” (FRONTIS, Luis Palés Matos)
En marzo del 1887 nació mi padre en un campo de la región montañosa de Cidra, Puerto Rico. Se mudaron a Jájome, otro campo, otros cerros. Estudió su primaria durante el régimen español, y luego hasta un grado que pocos para aquella época lograban, el octavo. Pudo haber sido uno de los miles de maestros que formaron parte de la activa escolarización de principios del siglo. Decidió caminar otros senderos.
Iba a pie o en carreta hasta el pueblo de Cayey y, además de estudiar, vendía huevos para poder pagarse su almuerzo, no sé si también pagaba por la transportación en carreta de bueyes. Gustaba de cantar las cadenas; las que cantaban los carreteros.
Se fue muy joven para la costa a conocer el mundo. Del cerro a las costas, otro jibaro que se movía y aspiraba a subir de clase. Se fue de dependiente en un colmado enorme, a la entrada de la antigua central Aguirre, en un histórico edificio de dos pisos, mampostería, arcos y galería para proteger del sol, cuatro anchas y algo ovaladas puertas de dos hojas en metal en la antigua carretera número tres. Muchas décadas más tarde, el edifico seguía allí, abandonado, testigo de otras historias.
El viejo dejó Aguirre para seguir caminos, dar más vueltas por el mundo; el mundo más allá de Jájome. Las tierras comprendidas entre Cayey, Salinas y Guayama fueron su Ítaca, y en una época donde el pie o las carretas eran los medios de transportación por excelencia, la tierra que exploraba era una geografía bien amplia y diversa, vista a través de su curiosa mirada, ojos llenos de chispa y su gusto por el buen vivir..
Sus cuentos sobre cómo llegó y lo que encontró en el Puerto de Jobos tenían el mismo tono y sentir de cualquier relato de viajero contemporáneo. No contó relatos sobre lo que los soldados de la segunda guerra encontraron en el puerto de Hamburgo o en Marsella. Otros personajes e historias de puerto sedujeron al joven dependiente en un almacén de Aguirre. A los diecisiete se topó con las hijas de Tembandumba, culipandeando por la calle antillana.
A los diecisiete, de Jájome al Puerto de Jobos, le despidieron a puertas abiertas, y el saludo con la mano, la palma hacia adentro le dijo al viajero adiós y buen ir.
De Jájome a Jobos hay un largo trecho, a veces, a pie; otras, a caballo.
Regresó del Puerto de Jobos, se “llevó” a mi mamá; trabajó de agregado en una finca; y otra vez, abandonaron a Jájome.
Para la época que Palés comenzó a escribir, mi viejo leía poesía, la palabra saeta se usaba comúnmente, y los jibaros hasta cantaban saetas a la virgen, durante los rosarios cantados.
Volvíamos a Jájome, al Alto, a la casa de una tía. Subíamos en pisicorre o en la línea de guaguas que transportaban los pasajeros por la carretera número quince, la de las muchas curvas, sin ningún trecho recto.
Ningún trecho es recto, y mucho menos para los jibaros…..
No compadezcas mi dolor, si loco
te lanza entre la sombra su saeta” (FRONTIS, Luis Palés Matos)
En marzo del 1887 nació mi padre en un campo de la región montañosa de Cidra, Puerto Rico. Se mudaron a Jájome, otro campo, otros cerros. Estudió su primaria durante el régimen español, y luego hasta un grado que pocos para aquella época lograban, el octavo. Pudo haber sido uno de los miles de maestros que formaron parte de la activa escolarización de principios del siglo. Decidió caminar otros senderos.
Iba a pie o en carreta hasta el pueblo de Cayey y, además de estudiar, vendía huevos para poder pagarse su almuerzo, no sé si también pagaba por la transportación en carreta de bueyes. Gustaba de cantar las cadenas; las que cantaban los carreteros.
Se fue muy joven para la costa a conocer el mundo. Del cerro a las costas, otro jibaro que se movía y aspiraba a subir de clase. Se fue de dependiente en un colmado enorme, a la entrada de la antigua central Aguirre, en un histórico edificio de dos pisos, mampostería, arcos y galería para proteger del sol, cuatro anchas y algo ovaladas puertas de dos hojas en metal en la antigua carretera número tres. Muchas décadas más tarde, el edifico seguía allí, abandonado, testigo de otras historias.
El viejo dejó Aguirre para seguir caminos, dar más vueltas por el mundo; el mundo más allá de Jájome. Las tierras comprendidas entre Cayey, Salinas y Guayama fueron su Ítaca, y en una época donde el pie o las carretas eran los medios de transportación por excelencia, la tierra que exploraba era una geografía bien amplia y diversa, vista a través de su curiosa mirada, ojos llenos de chispa y su gusto por el buen vivir..
Sus cuentos sobre cómo llegó y lo que encontró en el Puerto de Jobos tenían el mismo tono y sentir de cualquier relato de viajero contemporáneo. No contó relatos sobre lo que los soldados de la segunda guerra encontraron en el puerto de Hamburgo o en Marsella. Otros personajes e historias de puerto sedujeron al joven dependiente en un almacén de Aguirre. A los diecisiete se topó con las hijas de Tembandumba, culipandeando por la calle antillana.
A los diecisiete, de Jájome al Puerto de Jobos, le despidieron a puertas abiertas, y el saludo con la mano, la palma hacia adentro le dijo al viajero adiós y buen ir.
De Jájome a Jobos hay un largo trecho, a veces, a pie; otras, a caballo.
Regresó del Puerto de Jobos, se “llevó” a mi mamá; trabajó de agregado en una finca; y otra vez, abandonaron a Jájome.
Para la época que Palés comenzó a escribir, mi viejo leía poesía, la palabra saeta se usaba comúnmente, y los jibaros hasta cantaban saetas a la virgen, durante los rosarios cantados.
Volvíamos a Jájome, al Alto, a la casa de una tía. Subíamos en pisicorre o en la línea de guaguas que transportaban los pasajeros por la carretera número quince, la de las muchas curvas, sin ningún trecho recto.
Ningún trecho es recto, y mucho menos para los jibaros…..
MELANIA TRUMP PLAGIARIZES MICHELLE OBAMA, like, really!
According to an article in the NY Times (see link below), an interior decorator was the first one to notice similarities between last night speech by Melania Trump and the one given by Michelle Obama in 2008.
Now, those of you who love to dismiss gay designers as light, light, light, well, as one of my favorite drag queens quotes says, fiercely stated at a bar, "Don't fuck with Mama, Mama has a college degree." And it was not me the target of the verbal shot. It was a bridge and tunnel suburban type of middle class white queen trying to diminish a black transvestite at a show in the Village, many decades ago.
Sunday, July 17, 2016
ARQUETIPOS BORICUAS: CAFRETONAS Y FARFULLEROS
Se creen chic, tienen casas de playa (aunque no cogen sol) o de campo, o dicen que tienen, son trigueñas con el pelo planchado y teñido, la piel blanqueada, hablan medio nasales-chillonas, malas copias de cierto tipo de mujer burguesa en San Juan, son agresivas y confunden el ser asertivas con el ser directas sin distinción de personas o entornos -vi a una insultar en un velorio a un señor mayor que estaba de duelo, el señor quedó en shock y se le salieron las lagrimas, y a quien ella no conocía, y el marido se fue "juyendo"-, los maridos le tienen miedo, retratan los platos en lo restaurantes, hablan dos idiomas a medias: bilingūes limitadas por la falta de contenido académico, se gradúan de colegios privados chipichapes y no distinguen entre un impresionismo y un expresionismo. Son el arquetipo de cierta mujer puertorriqueña, a quienes antes de los setentas no las hubiesen dejado salir del arrabal, y que hoy -desde que construyeron los cajones de concretos individuales en Puerto Nuevo para clases obreras en subida- se mueven por las islas de los encantos como peces en el agua. Muy distintas a las jíbaras con las que me crié: serias, respetuosas, pobres pero con clase. Las Maripili en Puerto Rico representan lo peor de los logros de la colonia capitalista; la colonia que no se fija en cómo evoluciona la gente, que produce ese arquetipo: la cafretona con dinero. En otro capitulo se elaborará una semblanza de su versión masculina: los farfulleros abrillantados tipo ex alcalde de San Juan
UN BICHO URUGUAYO Y LA ESPIRITUALIDAD CARIBEÑA
Guayama era un pueblo caribeño con un sincretismo religioso (cristianismo, espiritismo kardeciano, animismo africano, brujería) que servía para cuestionar muchas de las prácticas de una u otra religión o corpus ideológico de corte espiritual, a la vez que ayudaba a poder apreciar algunas de esas creencias. El sincretismo separaba e integraba.
La espiritualidad trascendía los ritos y dogmas. Ese baño religioso en aquel pueblo caribeño, caluroso y sofocante, ayudaba a no perderle el respeto sin temer demasiado, "sola vaya", cuando se sentía alguna sensación o experiencia que no podía ser explicada racionalmente; cuando bajaba al cuerpo algún "muerto chiquito" (frase con la que designaba lo sentido, acompañada por el escalofrío desestabilizador, un "fuera de aquí", una sacudida de brazos, un poco de agua bendita regada por doquier, un sahumerio a base de tabonuco, y un persignarse. "¡Sus!, mis cocolos".)
Anoche, después de una larga conversación sobre enfermedades con un pretendiente uruguayo, religioso pero no institucionalizado, decidí escribirle un largo y último mensaje sobre espiritualidad y medicina. No lo pude enviar. Mientras lo escribía con pasión y convicción, me pasaron dos cosas a la vez: me cayó encima un bicho negro grande parecido a una cucaracha, tipo phylophaga, y se perdió el mensaje en el equipo inteligente. Fue como si un "muerto chiquito" no quiso que enviara el mensaje lleno de amor e inteligencia espiritual.
No fue un "muerto chiquito". Estamos en pleno verano neoyorkino, vivo rodeado de árboles y jardines, no tengo mosquiteros, ni me gusta el aire acondicionado, las ventanas abiertas permiten que los insectos se metan en las casa. Creo que el susto que me causó el bicho negro, sin querer, salté y con el brinco le di delete al mensaje. Qué espanto.
Por suerte, gracias a todos los poderes universales por iluminarne, poder recuperar el mensaje archivado en la memoria de la memoria electrónica, y que no perdí contacto con el otro bicho a quien le escribí sobre espiritualidades caribeñas.
*Bicho (para los culturalmente limitados) es usado popularmente en Puerto Rico para referirse al pene.
La espiritualidad trascendía los ritos y dogmas. Ese baño religioso en aquel pueblo caribeño, caluroso y sofocante, ayudaba a no perderle el respeto sin temer demasiado, "sola vaya", cuando se sentía alguna sensación o experiencia que no podía ser explicada racionalmente; cuando bajaba al cuerpo algún "muerto chiquito" (frase con la que designaba lo sentido, acompañada por el escalofrío desestabilizador, un "fuera de aquí", una sacudida de brazos, un poco de agua bendita regada por doquier, un sahumerio a base de tabonuco, y un persignarse. "¡Sus!, mis cocolos".)
Anoche, después de una larga conversación sobre enfermedades con un pretendiente uruguayo, religioso pero no institucionalizado, decidí escribirle un largo y último mensaje sobre espiritualidad y medicina. No lo pude enviar. Mientras lo escribía con pasión y convicción, me pasaron dos cosas a la vez: me cayó encima un bicho negro grande parecido a una cucaracha, tipo phylophaga, y se perdió el mensaje en el equipo inteligente. Fue como si un "muerto chiquito" no quiso que enviara el mensaje lleno de amor e inteligencia espiritual.
No fue un "muerto chiquito". Estamos en pleno verano neoyorkino, vivo rodeado de árboles y jardines, no tengo mosquiteros, ni me gusta el aire acondicionado, las ventanas abiertas permiten que los insectos se metan en las casa. Creo que el susto que me causó el bicho negro, sin querer, salté y con el brinco le di delete al mensaje. Qué espanto.
Por suerte, gracias a todos los poderes universales por iluminarne, poder recuperar el mensaje archivado en la memoria de la memoria electrónica, y que no perdí contacto con el otro bicho a quien le escribí sobre espiritualidades caribeñas.
*Bicho (para los culturalmente limitados) es usado popularmente en Puerto Rico para referirse al pene.
Selfie #10: Vaivén
Sobre el mar: el rayo de luz en vaivén
Las nubes: negras sombras mecen
Las olas: del Atlántico al Caribe corren
Por tierra: el mar mece más fuerte ante
La calma: la temprana tarde del Caribe
Engaña: antiguas reyertas de piratas y reinos
A lo lejos: Vieques donde estuvo Bolivar
Sobre las olas: el cuerpo integra y rechaza
Mares en vaivén: un click nos ve, recuerda.
Las nubes: negras sombras mecen
Las olas: del Atlántico al Caribe corren
Por tierra: el mar mece más fuerte ante
La calma: la temprana tarde del Caribe
Engaña: antiguas reyertas de piratas y reinos
A lo lejos: Vieques donde estuvo Bolivar
Sobre las olas: el cuerpo integra y rechaza
Mares en vaivén: un click nos ve, recuerda.
Saturday, July 16, 2016
CCNY: LA FEMINISTA BLANCA Y LOS GAYS LATINOS
Uno de los sub-temas que conforman la narrativa que relata los embrollos, recovecos y borujos que describen las relaciones entre hombres homosexuales y mujeres heterosexuales gira en torno a una de esas dinámicas matizadas por el deseo de controlar, cambiar al significativo otro, que puede ser reducida a una muy trillada amenaza: "Ese tipo lo que necesita es una mujer que lo haga bien macho", fundamentada en tres supuestos: 1) que todos los hombres piensan con el pene; 2) que una follada es tan poderosa que puede lograr cambiar todo un organismo y lo que lo mueve, lo hace ser; 3) que los homosexuales somos tan débiles (y si somos partidos, peor todavía) que cualquiera puede cambiarnos. Con las luchas políticas, personales que las comunidades LBGTI han llevado a cabo, algunos heterosexuales se han visto obligados a re-pensar estos asuntos y cambiar sus esquemas. Otros no, siguen igual de obtusos e ignorantes.
Aquí viene la anécdota: Principio y mediados de los setentas del siglo anterior, en CCNY, una profesora joven, feminista entregá, blanca etno-céntrica trataba de conquistar hombres gays latinos, ofrecía amistad primero, una cenita después, y cuando no le salía la trama como se lo había planteado, se dedicaba a destruir y menospreciarlos. Su feminismo político no incluía cuerpos distintos. ¿O, como las intersecciones son tan raras, era solo con los gays latinos?
Aquí viene la anécdota: Principio y mediados de los setentas del siglo anterior, en CCNY, una profesora joven, feminista entregá, blanca etno-céntrica trataba de conquistar hombres gays latinos, ofrecía amistad primero, una cenita después, y cuando no le salía la trama como se lo había planteado, se dedicaba a destruir y menospreciarlos. Su feminismo político no incluía cuerpos distintos. ¿O, como las intersecciones son tan raras, era solo con los gays latinos?
Thursday, July 14, 2016
IDENTITIES: TO BE OR NOT TO BE SOUTH AMERICAN
As witnessed at a gay soirée in Manhattan: An Ecuadorean -trying to find common ground, identity with other South Americans at the party- said that he was South American also, to be cut short by an Argentinean who said, "Geographically, since culturally we have nothing in common".
Wednesday, July 13, 2016
USA WHITES AND OTHERS ARE AFRAID OF THEIR COUSINS - THE NEW YORK TIMES
(Notas libres) As a Puerto Rican who was brought up to see and identify himself as white, who had to shift racial perceptions and constructs once I moved to the USA, and has had to take a stand defending the beauty of multi cultural and racial fusion, "mestizaje, papi chulo, mestizaje", now I read this and feel that I understand their fear, but also, feel that if I am so faab and cosmopolitan and cultured, then why are they worried since it will be types like me who will replace their whites whites, or....., whatever!
Fusion is what happened in the Caribbean and much of Latinoamérica without any major problems.... well.... let's talk about the Sicilians and Sephardic jews.... and their mestizajes... or the Teutonics and Genghis Khan... and all the Khans around the East... As Peggy Lee's song "Then let's keep dancing" suggests.... or read Herodoto, Vasconcelos, Sarmiento, Coll i Toste and others on mestizaje again and again and again, not to agree with them but to see the sources.... to diminish the fear.....
You will not disappear... Just look at the amount of Puerto Ricans in the USA who cannot even know the difference between a china from China and a china from Maricao and they have not disappeared. Their European and Arawaks and Puerto Ricans ancestors from the islands did, but not their free of content identity... they are Puerto Ricans.... Are they? Are these whites white?
Fusion is what happened in the Caribbean and much of Latinoamérica without any major problems.... well.... let's talk about the Sicilians and Sephardic jews.... and their mestizajes... or the Teutonics and Genghis Khan... and all the Khans around the East... As Peggy Lee's song "Then let's keep dancing" suggests.... or read Herodoto, Vasconcelos, Sarmiento, Coll i Toste and others on mestizaje again and again and again, not to agree with them but to see the sources.... to diminish the fear.....
You will not disappear... Just look at the amount of Puerto Ricans in the USA who cannot even know the difference between a china from China and a china from Maricao and they have not disappeared. Their European and Arawaks and Puerto Ricans ancestors from the islands did, but not their free of content identity... they are Puerto Ricans.... Are they? Are these whites white?
Sent from my iPad
ESTIMADA MAESTRA DE ESPAÑOL
Fracasé, sus correcciones evidencian mis errores, o, espere, quizás los suyos.
Los 40 puntos, en una escala de 100, que me quitó por no poder distinguir el como relativo del cómo interrogativo, el uso de una preposición distinta a la que usted usa -dicen que es más común en su país o clase social que en el mío, la mía-, una oración algo desenclausada (es que pensé que el ritmo en un escrito -lo dijo Palés Matos, el gran poeta guayamés y lo reafirmó García Márquez, a ese usted lo conoce- es tan importante como lo es la concordancia sintáctica), y los 20 puntos restados por asunto de una idea que no le gustó; una de tantas. A las otras, ni las miró bien, creo, pues no dijo nada. ¿Sería que no podía hacerlo?
Gracias, querida maestra. Por causa, a causa y como causa de su calificación, exploré otros escritos, incluyendo sus ensayos, cartas a padres, comunidad en general y compañeros. Perdone si la ofendo, pero qué aburridas son sus letras, qué oraciones tan cortitas, y sin ritmo, pasión, o amor por el escribir.
Es más, seguí con mis estudios por mi cuenta, exploré la literatura sobre la didáctica del lenguaje, y puedo concluir que la culpable fue usted. Nunca se sentó conmigo para averiguar por qué yo no distinguía entre tanto como, porque, que y de qué. Mucho menos, se interesó en mis ideas, por mis ideas.
Una vez más, maestra, gracias a usted, decidí seguir escribiendo en vez de convertirme en un autómata que enseña reglas y modelos sin importarle a quién y cómo lo hace, y quién, por carambola, logra seguir sus pasos: muchos, pero muchos, igual de autómatas e igual de destructivos.
Qué pena maestra, que tanta medalla, cinta y títulos que ha logrado por haber acumulado información y citas, no la hayan preparado para amar de verdad el misterio de la escritura y la diversidad de voces que la exploran.
Bueno, maestra, siga marcando, citando sin entender bien, que yo -¿le interesa saber?- ando estudiando graffitis y modos de texteo poéticos.
La quiere,
Escribano Colgado
P.D. No se preocupe por si alguien más lee esta carta. Como bien sabe, poco o ninguno de sus compañeros se atrevería citar un blog gay en sus clases; que todos los maestros de español son muy correctos
Los 40 puntos, en una escala de 100, que me quitó por no poder distinguir el como relativo del cómo interrogativo, el uso de una preposición distinta a la que usted usa -dicen que es más común en su país o clase social que en el mío, la mía-, una oración algo desenclausada (es que pensé que el ritmo en un escrito -lo dijo Palés Matos, el gran poeta guayamés y lo reafirmó García Márquez, a ese usted lo conoce- es tan importante como lo es la concordancia sintáctica), y los 20 puntos restados por asunto de una idea que no le gustó; una de tantas. A las otras, ni las miró bien, creo, pues no dijo nada. ¿Sería que no podía hacerlo?
Gracias, querida maestra. Por causa, a causa y como causa de su calificación, exploré otros escritos, incluyendo sus ensayos, cartas a padres, comunidad en general y compañeros. Perdone si la ofendo, pero qué aburridas son sus letras, qué oraciones tan cortitas, y sin ritmo, pasión, o amor por el escribir.
Es más, seguí con mis estudios por mi cuenta, exploré la literatura sobre la didáctica del lenguaje, y puedo concluir que la culpable fue usted. Nunca se sentó conmigo para averiguar por qué yo no distinguía entre tanto como, porque, que y de qué. Mucho menos, se interesó en mis ideas, por mis ideas.
Una vez más, maestra, gracias a usted, decidí seguir escribiendo en vez de convertirme en un autómata que enseña reglas y modelos sin importarle a quién y cómo lo hace, y quién, por carambola, logra seguir sus pasos: muchos, pero muchos, igual de autómatas e igual de destructivos.
Qué pena maestra, que tanta medalla, cinta y títulos que ha logrado por haber acumulado información y citas, no la hayan preparado para amar de verdad el misterio de la escritura y la diversidad de voces que la exploran.
Bueno, maestra, siga marcando, citando sin entender bien, que yo -¿le interesa saber?- ando estudiando graffitis y modos de texteo poéticos.
La quiere,
Escribano Colgado
P.D. No se preocupe por si alguien más lee esta carta. Como bien sabe, poco o ninguno de sus compañeros se atrevería citar un blog gay en sus clases; que todos los maestros de español son muy correctos
Tuesday, July 12, 2016
12. Rondas. Montevideo a Punta: la versión de un bolero en voz de la Tellado
El coche partió tarde en la noche de luna menguante, de rondas y desvelos; circuló por otros caminos, tan tristes como los que Agustín Lara vio cruzar por su balcón, acompañado por las luces fragmentadas de una quebrantada luna, en espera de la Félix, y una continua tonada, un repetir del "cómo fue, no sé explicarme que pasó", antes del accidente en la carretera de Punta. Mucho antes del Porsche terminar destruido, un bolero, otra canción, comenzó el final del relato en la tableta.
"Noche de ronda" cantaba lentamente la Elvira Ríos, sus pausas extensas, silencios entre fraseo y fraseo, ayudaron a aguantar la eterna espera al lado de, ¿un pino?, o de un palmar cerca de la orilla del mar, mientras que, a lo lejos, en la playa, se veían dos siluetas, dos cuerpos, celebrando una cita, embestidos por las olas, dos amantes completamente desnudos, en erótica armonía con los susurros de la Rios, "Que triste pasas.... Que triste cruzas.....Por mi balcón", y la sirena de la ambulancia; desde el Porsche destruido, los quejidos.
-¿Dónde estoy?
- ¿Qué hago aquí?
- El Porsche, ¿de quién era?
"¿De quién hablan, qué esperan, si todo fue y no sabrían decir lo qué pasó?" fue el mensaje que anunció el timbre del correo electrónico, sonoro y agudo, capaz de despertar con facilidad a quien es ligero de sueños. Sin esperarlo, a las ocho de la mañana montevideana, cinco de la madrugada en el norte, se acercaron las voces y textos del relato tellediano: los dos amantes en camino de Punta.
A las cinco de la mañana el café con leche protege -juega, quizás- contra el ruido del viento, el timbre de la portátil, una pantalla alumbrada por el cambiante reflejo de luz, el baile de los copitos de nieve y la tormenta que le da voz a la señal de tránsito, el ruido estridente del metal, y lo imprevisto: un romance, un accidente, una flecha negra anuncia, se mueve, un cartel, "desvío", un grito desesperado dentro de un nuevo capítulo de una vida escrita en bolero.
El grito de dolor, entretejido con la voz de la Collado, se pierde en la frontera que lo separa del placer invernal, la caída de los copitos de nieve, el café, del bolero que se oye a lo lejos lejos, desde el sur, en la carretera Inter-balnearia, bañado por otras aguas y vientos australes, el Porsche destruido. y se repite en la canción y en las cambiantes notas que aparecen en la pantalla de la tableta, para luego desaparecer por causa de la impaciencia de tanto esperar, y así, una vez más, no saber decir cómo fue ni poder explicar qué pasó
"Noche de ronda" cantaba lentamente la Elvira Ríos, sus pausas extensas, silencios entre fraseo y fraseo, ayudaron a aguantar la eterna espera al lado de, ¿un pino?, o de un palmar cerca de la orilla del mar, mientras que, a lo lejos, en la playa, se veían dos siluetas, dos cuerpos, celebrando una cita, embestidos por las olas, dos amantes completamente desnudos, en erótica armonía con los susurros de la Rios, "Que triste pasas.... Que triste cruzas.....Por mi balcón", y la sirena de la ambulancia; desde el Porsche destruido, los quejidos.
-¿Dónde estoy?
- ¿Qué hago aquí?
- El Porsche, ¿de quién era?
"¿De quién hablan, qué esperan, si todo fue y no sabrían decir lo qué pasó?" fue el mensaje que anunció el timbre del correo electrónico, sonoro y agudo, capaz de despertar con facilidad a quien es ligero de sueños. Sin esperarlo, a las ocho de la mañana montevideana, cinco de la madrugada en el norte, se acercaron las voces y textos del relato tellediano: los dos amantes en camino de Punta.
A las cinco de la mañana el café con leche protege -juega, quizás- contra el ruido del viento, el timbre de la portátil, una pantalla alumbrada por el cambiante reflejo de luz, el baile de los copitos de nieve y la tormenta que le da voz a la señal de tránsito, el ruido estridente del metal, y lo imprevisto: un romance, un accidente, una flecha negra anuncia, se mueve, un cartel, "desvío", un grito desesperado dentro de un nuevo capítulo de una vida escrita en bolero.
El grito de dolor, entretejido con la voz de la Collado, se pierde en la frontera que lo separa del placer invernal, la caída de los copitos de nieve, el café, del bolero que se oye a lo lejos lejos, desde el sur, en la carretera Inter-balnearia, bañado por otras aguas y vientos australes, el Porsche destruido. y se repite en la canción y en las cambiantes notas que aparecen en la pantalla de la tableta, para luego desaparecer por causa de la impaciencia de tanto esperar, y así, una vez más, no saber decir cómo fue ni poder explicar qué pasó
Sunday, July 10, 2016
23. Olvidos. Montevideo a Punta: la versión de un bolero en voz de la Tellado
El bolero no tiene escape. Los recuerdos, imposibles de borrar, se llevan cicatrizados en el alma, en los pasos sobre una loseta.
Quién recuerda, quién es, no importa saber; ni de dónde vienen, ni dónde están, dónde llegar, dónde comenzaron los laberintos emocionales caminados sin poder parar.
No importa saber cuál es la ruta, la que tantas veces ha sido andada por las páginas de novelas rosas, ensangrentadas por flores negras o enternecidas por los boleros que le sirven de fondo.
En Manhattan, Montevideo, Punta, en cada uno de los hoteles, casas, hospitales, bares, se encuentran huellas, voces que retan a La Lupe, a una travesti en Youtube, a Johnny Albino o al disco durante una tormenta invernal y aquel verano austral; que les recuerdan su mentir, que el amor no mataron.
- No, no se acabó.
- Mentiste, solo me diste una ilusión, engaño, mentira, maldad, falsedad.
Cada memoria arrastra una imagen, un pacto indestructible. una acaricia por la espalda, un temblar inexplicable, silencios extensos, súplicas y besos tiernos, una lágrima, un grito inexplicable, un extenso suspiro, un bolero escrito sobre piedras, pantallas, papeles, tan solo papeles.
Cada memoria evoca tantos amores comprometidos, tan poderosos que sirven de barreras frente a otros amores, y enfurecen, enloquecen, hacen daño, si así lo deciden, o ayudan a pasar el puente, a ir de un capítulo a otro; ser cantado, contado.
- Se acabó. Aléjate, no me platiques más. Si me ves cualquier día por esos lugares que yo frecuento, no me mires, no me hables.
- Lo siento, perdóname, lo tengo que aceptar, el Porsche era de mi padre.
Quién recuerda, quién es, no importa saber; ni de dónde vienen, ni dónde están, dónde llegar, dónde comenzaron los laberintos emocionales caminados sin poder parar.
No importa saber cuál es la ruta, la que tantas veces ha sido andada por las páginas de novelas rosas, ensangrentadas por flores negras o enternecidas por los boleros que le sirven de fondo.
- No, no se acabó.
- Mentiste, solo me diste una ilusión, engaño, mentira, maldad, falsedad.
Cada memoria arrastra una imagen, un pacto indestructible. una acaricia por la espalda, un temblar inexplicable, silencios extensos, súplicas y besos tiernos, una lágrima, un grito inexplicable, un extenso suspiro, un bolero escrito sobre piedras, pantallas, papeles, tan solo papeles.
Cada memoria evoca tantos amores comprometidos, tan poderosos que sirven de barreras frente a otros amores, y enfurecen, enloquecen, hacen daño, si así lo deciden, o ayudan a pasar el puente, a ir de un capítulo a otro; ser cantado, contado.
- Se acabó. Aléjate, no me platiques más. Si me ves cualquier día por esos lugares que yo frecuento, no me mires, no me hables.
- Lo siento, perdóname, lo tengo que aceptar, el Porsche era de mi padre.
AUGURIOS HÚMEDOS
Pasó una vez, maullö tres: suman
cuatro sin nunca lograr un siete
ni meter miedo o pararme solo
los pelos, sigiloso, desplazó la luz
eras vos, noctámbulo gato negro.
cuatro sin nunca lograr un siete
ni meter miedo o pararme solo
los pelos, sigiloso, desplazó la luz
eras vos, noctámbulo gato negro.
Thursday, July 7, 2016
EVA FUE LA PRIMERA TRANSEXUAL
si Dios la hizo usando una costilla de un hombre que se llamaba Adán, sostiene otra escritora
THE ERRRE OF THE JÍBAROS AND THE RÍOPLATENSE ESHE
Balanced Literacy and other pedagogical fads that guide educational discourses and decision making reflect the fact that large educational organizations do not trust the teachers capacities to evaluate how children learn, and how to plan and select methods and materials to respond to those learning differences. And furthermore, without saying it, they do not trust the abilities to learn of those children who do not meet their class values.
The moment the bureaucrats try to change how children speak before finding out what the kids know about symbols and their functions, they demonstrate that they are confusing speech differences with the ability to comprehend the written systems. Most Puerto Ricans in Puerto Rico who use the "r velar" know what "carro, perro" mean when reading these words. Most children in Argentina who say "posho", when seeing the written version know that it is about the bird they are reading about. Yet, the controlling fools and self indulgent trendy pedagogues implementing balanced literacy would spend and waste hours, days, weeks trying to change the kids speech patterns because they believe mastery of phonological standards is a prerequisite to learn how to read and write,
Too many years, seeing how Latino "petite bourgeoise" teachers treated poor Puerto Rican children in NYC serve as evidence to conclude that class and, quite often, xenophobia lead educators to implement specific educational practices, planned by poorly educated educational leaders. These educators know what balanced literacy says, but do not know its criticims, alternatives, and much less know about the history of the written word, its literatures and how children learn in spite of the obstructions imposed by "los burocratas que controlan las polîticas educativas."
(and if you do not know Spanish and was able to understand the last phrase in the previous paragraph, then you serve as evidence that phonology has "una correlación con el sistema que conforma la lecto-escritura" but it does not have "una relación causal". and if you are concerned about the place of the final period in a sentence, then you need help)
The moment the bureaucrats try to change how children speak before finding out what the kids know about symbols and their functions, they demonstrate that they are confusing speech differences with the ability to comprehend the written systems. Most Puerto Ricans in Puerto Rico who use the "r velar" know what "carro, perro" mean when reading these words. Most children in Argentina who say "posho", when seeing the written version know that it is about the bird they are reading about. Yet, the controlling fools and self indulgent trendy pedagogues implementing balanced literacy would spend and waste hours, days, weeks trying to change the kids speech patterns because they believe mastery of phonological standards is a prerequisite to learn how to read and write,
Too many years, seeing how Latino "petite bourgeoise" teachers treated poor Puerto Rican children in NYC serve as evidence to conclude that class and, quite often, xenophobia lead educators to implement specific educational practices, planned by poorly educated educational leaders. These educators know what balanced literacy says, but do not know its criticims, alternatives, and much less know about the history of the written word, its literatures and how children learn in spite of the obstructions imposed by "los burocratas que controlan las polîticas educativas."
(and if you do not know Spanish and was able to understand the last phrase in the previous paragraph, then you serve as evidence that phonology has "una correlación con el sistema que conforma la lecto-escritura" but it does not have "una relación causal". and if you are concerned about the place of the final period in a sentence, then you need help)
Tuesday, July 5, 2016
You've got to say something
“All of these people who were [in Orlando], let’s take a minute of silence…. because we know if you work, not just at some point saying something like ‘I have a good friend who’s gay,’ not that… but you go to your church and people talk against your brother and your sister and your mother and your father and your uncle and your aunt. You’ve got to say something. You’ve got to say something... Because when we let that happen, then we produce people who think they have a right to kill. And so we have to come up against that at some point.” (Sonia Sanchez)*
http://www.huffingtonpost.com/entry/toni-morrison-sonia-sanchez-ta-nehisi-coates-discuss-art-and-social-justice_us_5769783fe4b0a75709b7e6c1?ir=Latino+Voices§ion=us_latino-voices&utm_hp_ref=latino-voices
BOLERO EN MONTEVIDEO: AMORES QUE MATAN
Busco las medidas de tus dedos para cubrirte de aros, prendas y besos, posarme de rodillas frente a ti, con mi cara rozando tu panza, mientras tus morunos ojos derraman amor sobre mi deseo de poseerte todo de un zarpazo, sin dejar rastros de tu existencia, cual ave de rapiña junto a su presa, devorarte, que solo queden tus huesos.
LANGUAGE EDUCATION, DECONTEXTUALIZING KNOWLEDGE AND THE MAYAN ZERO
(notes for a class)
Socrates asked his students, "What is justice?”. There was never any doubt that the philosopher educator and his students knew what the word “justice” meant as they could agree on examples of justice. Defining justice was another issue, not as easy, to be able to explain what it was conceptually that all these examples had in common.
In a study carried out by Pedraza and others it was demonstrated that there is a strong correlation between the level of formal education and the ability to define a given phenomena or category. Two young Puerto Rican adults in New York City were asked to define what is motherhood. The one young man with a high school diploma provided certain qualities, abstract generalizations, that would encompass motherhood without having to provide examples, The junior high school drop-out used a "mata de yautía" to describe what motherhood is.
Three farmers in Puerto Rico were recently interviewed regarding the use of laboratory modified seeds. Two of them were college graduates and the third one was a high school graduate. The first two spoke in general terms using concepts and ideas applicable to any farm. The high school graduate used specific examples to demonstrate the effects of modified seed on his plants.
How do you move your students from one level of conceptualization and verbal ability to one where knowledge is decontextualized?
Students in a Spanish-English bilingual first grade elementary classroom were given crayons and big sheets of paper and asked to write something. Different symbols appeared on different students pages: numbers, letters, combinations of signs, scribbles and some drawings. When asked what were those things on the page, some of the students said letters, and when asked what did the letters say, they looked bewildered as the letters were letters, and did not say anything. Others, when asked the same question gave full stories.
CCNY students majoring in bilingual education were asked in Spanish to define bilingual education. Some gave definitions that were quite abstract while others gave examples of bilingual education practices.
The use of the coma to suggest what is not explicit stated in a sentence can cause great deal of comprehension problems.
The first grade teacher changed the card with the word "mesa" written on it, from the table where it was placed to the entrance door. When asked what the word said, some of the children who read it correctly the first time read "puerta" when it was placed on the door.
Time and space are warped.
The internationally known (so she claimed) CCNY professor of math education was not able to understand the function of the zero in the pre-Columbian Meso-American societies nor why young Latino expert domino players were failing in her math classes.... (to be continued)
Socrates asked his students, "What is justice?”. There was never any doubt that the philosopher educator and his students knew what the word “justice” meant as they could agree on examples of justice. Defining justice was another issue, not as easy, to be able to explain what it was conceptually that all these examples had in common.
In a study carried out by Pedraza and others it was demonstrated that there is a strong correlation between the level of formal education and the ability to define a given phenomena or category. Two young Puerto Rican adults in New York City were asked to define what is motherhood. The one young man with a high school diploma provided certain qualities, abstract generalizations, that would encompass motherhood without having to provide examples, The junior high school drop-out used a "mata de yautía" to describe what motherhood is.
Three farmers in Puerto Rico were recently interviewed regarding the use of laboratory modified seeds. Two of them were college graduates and the third one was a high school graduate. The first two spoke in general terms using concepts and ideas applicable to any farm. The high school graduate used specific examples to demonstrate the effects of modified seed on his plants.
How do you move your students from one level of conceptualization and verbal ability to one where knowledge is decontextualized?
Students in a Spanish-English bilingual first grade elementary classroom were given crayons and big sheets of paper and asked to write something. Different symbols appeared on different students pages: numbers, letters, combinations of signs, scribbles and some drawings. When asked what were those things on the page, some of the students said letters, and when asked what did the letters say, they looked bewildered as the letters were letters, and did not say anything. Others, when asked the same question gave full stories.
CCNY students majoring in bilingual education were asked in Spanish to define bilingual education. Some gave definitions that were quite abstract while others gave examples of bilingual education practices.
The use of the coma to suggest what is not explicit stated in a sentence can cause great deal of comprehension problems.
The first grade teacher changed the card with the word "mesa" written on it, from the table where it was placed to the entrance door. When asked what the word said, some of the children who read it correctly the first time read "puerta" when it was placed on the door.
Time and space are warped.
The internationally known (so she claimed) CCNY professor of math education was not able to understand the function of the zero in the pre-Columbian Meso-American societies nor why young Latino expert domino players were failing in her math classes.... (to be continued)
Monday, July 4, 2016
EXAMEN DE UNA HUEVADA
Examen cortito: escoja la mejor contestación:
Las gallinas:
a. ponen huevos
b. desovan
c. todas las anteriores
Sent from my iPad
4 DE JULIO Y MUCHOS GRADOS DE DIFERENCIA
Jonnsie no es su verdadero nombre, es un equivalente que retrata muy bien al joven gay, graduado de universidad, conocedor de arte y modas, cuya estatura complementa con las copas que agarra con su mano derecha. Alza la copa y la pone al nivel de la cara de aquél con quien conversa. No deja que su baja estatura lo ponga en un plano inferior en una fiesta o agasajo. Su sentido de pertenencia, ser parte integral de ciertas claques sociales en San Juan lo lleva muy claro. No se junta con la plebe. Todo eso iba muy bien hasta que llegó a NY, y su color de piel, su acento cuando habla inglés, y su etnia le añadieron quince grados de diferencia a sus lindes sociales. Ni el alzar las copas lo ayudan mucho. En la tierra donde las reglas de juego son otras, y los cocorocos no se lo parecen, Jonsie, por mas que pretenda ser un exclusivo miembro de las élites, sigue siendo un gay boricua, trigueñito, bajito, con acento. ¡'dito! Y por lo que dice, ya empezó a darse cuenta.
Sunday, July 3, 2016
CCNY: MÉTODOS Y ESTÁNDARES
Coming back –
So many pathways
through the spring grass.
(Yosa Buson. The Essential
Haiku. Herbert Hass, ed.
The Ecco Press, 1994)
“The human condition is like that. The nature of truth eludes us; we have no satisfactory definition at our disposal, no agreed or reliable truth-recognition technique; but we have some working assumptions about the reliability of our feelings, our senses, our powers of reason or the authority of our sources of counsel or of inspiration.” Felipe Fernández-Armesto. Truth: A History and a Guide for the Perplexed. St. Martin Press, 1997.
Los de atrás se quedaran.”
Una ex compañera de trabajo - cuando ambas eran maestras en un Kindergarten – contó una anécdota sobre Lillian Weber, que sirve para conocer el genio de la Weber, y las posibilidades de la educación integral, activa, abierta. Durante una emergencia - la escuela se inundó -, mientras las demás maestras trataban de resolver el problema mecánico, Lillian usó la oportunidad y decidió explorar el agua. No se requiere mucha imaginación para poder recrear el placer y asombro que sintieron los párvulos, “lapachando” por todo el aula. ¿Y cuántas preguntas, poemas, pinturas, relatos de allí surgirían? ¡Qué gusto por la pedagogía, por el saber; por buscar las múltiples verdades que el entorno nos provee! ¡Qué distinto a lo que vino después: hipótesis por aquí, hipótesis por allá! ¡Qué ignorantes los que confunden el estar activo con el estar libre!
María se paró de la mesa y llevó los papeles y crayones, nunca había dibujado, hasta el área de las plantas. Escarbó la tierra en uno de los tiestos, encontró hojas podridas, desintegrándose, y gusanos vivitos y coleando. Escribió, “para que haya nueva vida, tienen que morir otros”.
Lillian Weber entendía muy bien las trampas que presenta la “profesionalización” de las carreras, sus vicios políticos y los controles que ejerce el estado y otros grupúsculos sobre la educación. Para poder, hasta cierto punto, contrarrestar esos controles, en el Centro se integraban todos los participantes, la comunidad en general; y se abrían, fomentaban, los diversos caminos que pueden usar el docente, el padre, el estudiante cuando busca la verdad. Y no es una verdad absoluta la que se descubre, se nos revela, como gustan de hacer creer ciertos científicos de cuarta; incluso, la verdad quizás nunca llega, pero que significa algo para quien la busca; cómo la busca.
Ana entraba tarde a la clase y salía temprano, antes de terminar la sesión. Su caminar y forma de cargar los bultos delataban su pedigrí. No podía “meterle mano” a los materiales. Su talento consistía en “bregar bien” con los demás, escribir excelente informes. Estaba allí para conseguir una maestría y con ese título poder moverse muy bien dentro del sistema. Años mas tarde se convirtió en una “cocoroca” dentro de una universidad. Otra burócrata de carrera para quien los procesos educativos, sus fundamentos y posturas ante los mismos eran/son menos importantes que el treparse; una arribista mas en los andamios que rigen las escuelas.
Si las Anas del mundo andaban como la Lucy Jordan - la muy triste mujer clase media suburbana, a la que Mary Ann Faithfull le canta su famosa balada; aquella que a los cuarenta y siete años se dio cuenta que nunca había viajado por Paris en un carro descapotado -, Lillian Weber y el CCNY Workshop Center provocaban lo opuesto; evocaban los versos de Machado, “Caminante no hay camino/se hace camino al andar”; y reafirmaban ese camino abierto, el mismo que explica el escritor Juan Carlos Onetti, con su respuesta a la pregunta, cómo se gesta una novela, “…. la gestación de una novela no puede ser determinada en un tiempo, sino que se va fabricando dentro de uno.” (Reina Joffe. Espejo de Escritores. Ediciones del Norte, 1985)
Regreso a mis diarios y notas, y encuentro los logros, pero también, aquello que no quiero recordar: en qué me fijaba o pasaba por alto; las interrupciones inapropiadas, este estudiante o aquel otro.
La verdad, la personal y la colectiva, se nos revela, por un lado, si nos dejamos encontrarla, y por otro, si existen los espacios y recursos para que esto ocurra.
So many pathways
through the spring grass.
(Yosa Buson. The Essential
Haiku. Herbert Hass, ed.
The Ecco Press, 1994)
“The human condition is like that. The nature of truth eludes us; we have no satisfactory definition at our disposal, no agreed or reliable truth-recognition technique; but we have some working assumptions about the reliability of our feelings, our senses, our powers of reason or the authority of our sources of counsel or of inspiration.” Felipe Fernández-Armesto. Truth: A History and a Guide for the Perplexed. St. Martin Press, 1997.
Lo que sigue no es un escrito chismoso. Bueno, este punto debe aclarase: toda anécdota es un chisme, y son anécdotas las que se usan para ilustrar la educación anti cuantitativa. Que las estadísticas aclaran, pero nunca cuentan la verdad; y la verdad requiere anécdotas. En las ciencias sociales, la pedagogía y las letras se usan las anécdotas, amparándose en la supuesta investigación cualitativa (esto último, lo de supuesta, no hay que aclararlo) para poder armar o descubrir una verdad sobre el fenómeno estudiado. Y en la educación el fenómeno incluye además del objeto bajo estudio, a los estudiantes, los maestros y los distintos tipos de entornos donde estudiantes y maestros interactúan en busca de una verdad.
“En el proceso de enseñanza y aprendizaje se debe considerar la interacción entre tres elementos esenciales: el sujeto que aprende, el objeto de conocimiento, y el recurso que mediatiza esa relación entre sujeto y objeto.” (Hans Aebli. Una Didactica Fundada en la Psicología de Jean Piaget. Kapeluz, 1973.)
Durante una de las primeras reuniones de la clase “Métodos y Materiales en la Educación Bilingüe”, los estudiantes comenzaban el curso explorando todo el espacio, materiales y libros en “the CCNY Workshop Center for Open Education” (el Centro), con el propósito de decidir qué y cómo usarían la inmensa variedad de recursos que allí encontraban. (La referida clase no discutía las lecturas y los fundamentos teóricos, filosóficos del enfoque o metodología, como le llaman algunos, hasta bien entrado el semestre.)
Paseaban, comentaban, y unos cuantos estudiantes se reunieron en torno al área de las maderas y discutían lo que podían ser sus planes didácticos con las mismas, nombraban actividades algo trilladas: medirlas y/o construir algún artefacto. Lillian Weber nos vio - era mi clase y yo, tan trillado como los demás, no veía otras posibilidades que las sugeridas por los estudiantes -, se acercó y sin decir nada, buscó un cepillo y rayó las maderas para que viéramos cómo eran sus estructuras, las formas, tonalidades, distintas cualidades del aserrín, usos; abrió las posibilidades, con las maderas, las “cabecitas” de todos nosotros, y expandió los múltiples caminos a seguir con lo que a primera vista eran trozos de madera.
“Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan.
Los de adelante corren mucho.Los de atrás se quedaran.”
Una ex compañera de trabajo - cuando ambas eran maestras en un Kindergarten – contó una anécdota sobre Lillian Weber, que sirve para conocer el genio de la Weber, y las posibilidades de la educación integral, activa, abierta. Durante una emergencia - la escuela se inundó -, mientras las demás maestras trataban de resolver el problema mecánico, Lillian usó la oportunidad y decidió explorar el agua. No se requiere mucha imaginación para poder recrear el placer y asombro que sintieron los párvulos, “lapachando” por todo el aula. ¿Y cuántas preguntas, poemas, pinturas, relatos de allí surgirían? ¡Qué gusto por la pedagogía, por el saber; por buscar las múltiples verdades que el entorno nos provee! ¡Qué distinto a lo que vino después: hipótesis por aquí, hipótesis por allá! ¡Qué ignorantes los que confunden el estar activo con el estar libre!
“…. La escolaridad, de cualquier nivel, a veces cursada con testimonio de de reconocida eficiencia y aun brillantemente, ha dejado en sus cuerdas más importantes y sensibles notables deficiencias para la comunicación y la autentica expresión personal” (Luis Iglesias. Didáctica de la Libre Expresión, Ediciones Pedagógicas, 1950)
Los estudiantes de maestría en educación, acostumbrados a las guías de currículo, los textos y materiales programados y alineados con los estándares nacionales, estatales y los que los grupúsculos imponían/imponen, durante otra sesión se sorprendieron cuando la única instrucción a seguir fue que simbolizaran, que hiciesen algo con el papel y los lápices, crayones.
-¿Qué qué? - Dejar que se le revelaran signos y símbolos era algo que algunos no estaban acostumbrados a hacer, y no es hasta mas luego, muchos pudieron entender y vincular con las lecturas asignadas, el propósito principal: no tanto que crear sus propios símbolos sino “soltar las trenzas”, dejar salir la “verdad interior”; esa verdad que no puede ser completamente controlada por esquemas externos. Algunos “soltaron sus trenzas”. Otros, siguieron con “el moño para’o”.
Durante aquellas primeras sesiones, unos cuantos no podían suspender sus miedos y prejuicios; y me miraban con ojos de, pues ya se pueden imaginar, “a este señor le faltan unas tuercas” (algo cierto, pero necesario para poder sobrevivir en la academia). Otros, se dejaron llevar por aquél a quien le “faltan tuercas”, y por Lillian y todo el que por allí pasaba y conocía las verdades detrás de aquel magnifico Centro.
Haydee (los nombres de los estudiantes fueron cambiados para este escrito, pero siguen en las veintena de libretas donde apunté por años lo que allí ocurría) era/es poeta, y como poeta entendía lo que significaba dejar que la “verdad interior” salga a flote, y sin perder tiempo, primero garabateó y luego poco a poco, escribió palabras, frases y otros “significantes” personales: frases de corte poético.
María se paró de la mesa y llevó los papeles y crayones, nunca había dibujado, hasta el área de las plantas. Escarbó la tierra en uno de los tiestos, encontró hojas podridas, desintegrándose, y gusanos vivitos y coleando. Escribió, “para que haya nueva vida, tienen que morir otros”.
“…… [the community, preservation of cultural inheritance, intergenerational character of the experiences] and more, for inherent in all was an offering of educative experience to the learner without sorting mechanisms or certification systems or prior qualifications” (Lillian Weber. Roots of Open Education in America. Dropkin and Tobier, eds. NY: the CCNY Workshop Center for Open Education, 1976)
El arquitecto y polémico crítico cultural Miguel Rodríguez Casellas (“Narrativa de la crisis: el caso de la arquitectura”. 80grados, 20 de septiembre de 2013) sugiere que la profesionalización, normalización y legislación de la arquitectura ha truncado las posibilidades de la creatividad dentro de ese campo, y sostiene Casellas, que existe una estrecha relación entre esos controles y el desarrollo o retraso de la sociedad en general. Lillian Weber entendía muy bien las trampas que presenta la “profesionalización” de las carreras, sus vicios políticos y los controles que ejerce el estado y otros grupúsculos sobre la educación. Para poder, hasta cierto punto, contrarrestar esos controles, en el Centro se integraban todos los participantes, la comunidad en general; y se abrían, fomentaban, los diversos caminos que pueden usar el docente, el padre, el estudiante cuando busca la verdad. Y no es una verdad absoluta la que se descubre, se nos revela, como gustan de hacer creer ciertos científicos de cuarta; incluso, la verdad quizás nunca llega, pero que significa algo para quien la busca; cómo la busca.
Ana entraba tarde a la clase y salía temprano, antes de terminar la sesión. Su caminar y forma de cargar los bultos delataban su pedigrí. No podía “meterle mano” a los materiales. Su talento consistía en “bregar bien” con los demás, escribir excelente informes. Estaba allí para conseguir una maestría y con ese título poder moverse muy bien dentro del sistema. Años mas tarde se convirtió en una “cocoroca” dentro de una universidad. Otra burócrata de carrera para quien los procesos educativos, sus fundamentos y posturas ante los mismos eran/son menos importantes que el treparse; una arribista mas en los andamios que rigen las escuelas.
Si las Anas del mundo andaban como la Lucy Jordan - la muy triste mujer clase media suburbana, a la que Mary Ann Faithfull le canta su famosa balada; aquella que a los cuarenta y siete años se dio cuenta que nunca había viajado por Paris en un carro descapotado -, Lillian Weber y el CCNY Workshop Center provocaban lo opuesto; evocaban los versos de Machado, “Caminante no hay camino/se hace camino al andar”; y reafirmaban ese camino abierto, el mismo que explica el escritor Juan Carlos Onetti, con su respuesta a la pregunta, cómo se gesta una novela, “…. la gestación de una novela no puede ser determinada en un tiempo, sino que se va fabricando dentro de uno.” (Reina Joffe. Espejo de Escritores. Ediciones del Norte, 1985)
Regreso a mis diarios y notas, y encuentro los logros, pero también, aquello que no quiero recordar: en qué me fijaba o pasaba por alto; las interrupciones inapropiadas, este estudiante o aquel otro.
La verdad, la personal y la colectiva, se nos revela, por un lado, si nos dejamos encontrarla, y por otro, si existen los espacios y recursos para que esto ocurra.
http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/02/lillian-weber-plantains-and-ccny.html
http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/01/tembandumba-de-la-quimbamba-en-el-city.html
GAYS EN BUSCA DE FUEGOS ARTIFICIALES
rodeados de otros gays igual de clases medias, deslumbrados por el mucho fuego y ruidos, mucho ruido de 4 de julio, reducidos a caricaturas de sí mismos, y embobados por lo que otros gays pequeño burgueses les venden, una imagen a ser idealizada.
Saturday, July 2, 2016
THE EFFECTS OF WEED ON AGING TEETH
Yellow teeth aged in weed
and time left on porcelain skin
shell the kisses of tongue in cheek.
and time left on porcelain skin
shell the kisses of tongue in cheek.
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