No fueron los que filmó Almodóvar ni los que, mucho antes, grabó y caminó la Lupe en sus disco Laberintos de Pasiones. En otros espacios y por otros personajes, arrastrando los pies, a veces, o, en otras, a pasos ligeros tamboreando el eco, son rastreados, caminados los entuertos de un bolero, con sus rincones obscuros, entretejidos, ensombrecidos o ligeramente alumbrados por luces filtradas a través de las palabras y la melodía.
- ¿Bailamos?
- No, ahora no.
- ¿Tienes miedo?
- Sí.
Entregas completas, susurros, temores, amores prohibidos, desilusiones, ilusiones, deseos, pasiones son vividas en rincones e interminables y tortuosos pasillos, caminados por ellos, los amantes, boleristas, autor. Se encuentran: "...todo a media luz", y aseguran de que nadie los persigue, que su amor, "crepúsculo interior" delineado por "sombras nada más", no sea traicionado "...en el camino..." por "una sombra de odio" que una vez "apartó a los dos".
"Dos almas que en el mundo...." se aman, "a media luz los besos, a media luz los dos", en un rincón, "en la oscuridad donde nadie va/ que no se oiga mas que tu respirar"; y en una esquina, "que es un escándalo dicen y hasta me maldicen por darte mi amor", al final de un largo y obscuro corredor gótico, se esconden y sacian sus placeres, "que si esto es escandaloso, es más vergonzoso no saber amar."
Se separan: "... tal vez nos veremos después", y siguen por el laberinto del cual nunca, quizás, encontrarán la salida; "que es un escándalo dicen", y con ese bolero, "sigue la corriente y quiéreme más", descubran que los laberintos son su transitar por esta vida,
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