No fue Eulalia la prima de doña Obdulia, la alcaldesa; fue otra la que subió los escalones del templo; a la que los vientos secos, cargados de calor le movían su falda blanca, empujaban su blusa blanca, retorcįan su turbante blanco en camino a cantar y bailar, entrar en trance para honrar los espíritus de los muertos, juntarlos con los espíritus de los vivos, y hablar con todos y a través de ellos, y ellos a través de la muy respetada mediunidad: africanos como Oshún y Yemayá; arawakos como Atabei, Yukiyú y Otoiao; españoles buscando a sus parientes y criollos que bajaban solo por pura novelería, como el de don Jacinto que no dejaba de aparecer todos los domingos por el templo espiritista de la calle Barcelona donde Eulalia presidía la mesa, y una vez entraba en el poder y con el poder por dentro y por fuera, unos tras otros caían enrededados en uno o más espiritus; ocupaban el templo completo, el segundo piso de la casa de concreto en la calle antes mencionada; brincaban, revolcaban, caían de espaldas, tumbaban sillas y floreros, cambiaban el metal de voz, roncas, con babas de su bocas; una repetía: "Jacinto, vete de aquí. Este no es tu sitio"; y parece que Jacinto no hacía caso ya que regresaba todos los domingos donde Eulalia en su templo. A Eulalia la conocían como Yayita.
(Sincretismo: al igual que ocurre con el catolicismo, o la brujería, o los ritos animistas de origen africano o arawako, el espiritismo en Guayama integraba otras tradiciones religiosas y espirituales.)
Wednesday, May 4, 2016
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5 comments:
Yayita en la calle Vicente Pales Esq. Barcelona.
Gracias. Me di cuenta luego de que usé una calle con muchos recuerdos, la Monserrate, y no la calle donde estaba el centro espiritista.
Yo viví al lado del centro de Yayita en la Vicente Palés y la recuerdo muy bien. Un día me dijo que me iba a casar varias veces, pero se equivocó. Mi cuarto quedaba detrás del centro y de noche me daba un miedo pelú. Yo no podía vivir en esa casa y me mudé a la casa de mi abuela hasta que me mudé a Villa Rosa.
Yo viví al lado del centro de Yayita en la Vicente Palés y la recuerdo muy bien. Un día me dijo que me iba a casar varias veces, pero se equivocó. Mi cuarto quedaba detrás del centro y de noche me daba un miedo pelú. Yo no podía vivir en esa casa y me mudé a la casa de mi abuela hasta que me mudé a Villa Rosa.
Hola C. Dones, No eras la única persona que le tenía miedo a "esas cosas"..... y a la gente que las practica.
Gerardo
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