Para llegar hasta el Atlántico Sur hay que caminar muchas leguas, y una vez allí, si encuentras cerrado el portón de entrada a la playa, dicen que es mejor así para no tener que nadar solo.
El Atlántico sur es más violento, ni por su fuerza ni por su volumen, por su soledad. Nunca relaja a quien lo observa, su calma arropa la resaca. Miente. Engaña.
Caminé muchas millas para llegar hasta San Luis, y una vez frente a la casa de playa no encontré lo prometido. La lista de huéspedes pegada a la puerta de entrada no incluía mi nombre. Regresé al mar. Brinqué sobre el portón, nadé solo.
Thursday, December 22, 2016
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