Yo deseaba algo más, un novio o una cita para no seguir cargando la soledad de un setentón, a cuestas, con un futuro limitado por la edad. Regresé a mi plato, un muy navideño pastel puertorriqueño, antes de que se enfriara, endureciese, "pusiese como palo" y que terminara también sin comida. El pastel me miraba, no habló; pintó una versión criolla de Nighthawks por Edward Hopper, en una fonda puertorriqueña en Chelsea, Manhattan.
28/12/2016 (hace un año)
No comments:
Post a Comment