Thursday, May 7, 2020

CUARENTENA DE LA IDEA

El nene que hasta no hacía mucho explicaba sin pensarlo dos veces lo que sus garabatos representaban, más tarde, ante la pregunta si decían algo -y qué- los “signos” que él había escrito, respondió: “No sabo”. La idea sobre los símbolos, la escritura y su función cambió. Poder representar empezó a cuajarse mucho antes en él, repitiendo la historia común que lo precede, hasta que lo cuajado fue nombrado. 

Palabras cuya existencia misma se la deben a los usos van transformando sus significados, movidas por los asuntos interiores del hablante como lo comunitario; aunque, también se rigen por la(s) experiencia(s) que dieron fruto a su génesis; algunas de estas raíces fueron luego identificadas; otras, su origen siguen siendo un misterio. 

Lo de llamarle dios a las entidades o fenómenos que formaban parte del “panteón” o narrativas o cultos o ritos de los pueblos quechuas o arahuacos, es -de no ser cuidadoso- reducir la idea a lo impuesto por los colonizadores, formulado por los antiguos griegos; a los significados que estos últimos delinearon, sus palabras. Mas ese dios encajonado en la palabra, se transforma de tal manera en el Caribe, al perder centralidad en los problemas humanos. que son resueltos, apelando a entidades -no dioses ni ángeles-, heredados de otras historias, conceptualizaciones y lenguajes de lo que conforma lo sobrenatural. 

No es desinfectante lo que la vecina que vive al cruzar de la calle solamente usa para purificar el ambiente -que el virus depende de otras limpias superiores-: agua, hojas, hierbas, sahumerios. Dios tiene múltiples significados y poderes, y algunos están entrelazados con fuerzas inferiores, sacados de la casa de la señora, todas las mañanas, echando agua por la ventana. El agua ha estado en un envase por algún tiempo, recogiendo espiritus desubicados, los disuelve y ella los ahuyenta, tira por la ventana de la casa. 

Guiada por una o un conjunto de ideas que incluyen al dios poderoso, y a otros seres ambulantes que asechan y destruyen, ella sí sabe, combate y logra botar por la ventana lo maligno. Al igual que con el nene que “no sabo”, y luego “sabe”, en ella, poder representar empezó a cuajarse mucho antes de ese momento cuando limpia la casa con desinfectante y agua que absorbe espiritus malignos. Cuestión de ideas. 

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