Al ver la exagerada suma de dinero que me estaba pidiendo, y ante el juicio que el joven corrector hizo sobre mi novela Radio Transistor - que estaba llena de anglicismos, le pedí que me dijera cuáles eran los tipos de anglicismos que iba a corregir. Que si eran calcos lingüísticos, le escribí, no podían ser corregidos porque el lenguaje coloquial de la novela, español de barrio latino niuyorkino, requería que esos personajes y narradores hablarán así. El joven (me sospecho que no podía hacer ese trabajo: identificar las variantes del español popular de los niuyores) no me contestó; me fui donde la profesional que terminó corrigiendo a mi ya casi fosilizada Radio Transistor.
Después de todo, no quería que los personajes de la novela se pareciesen a los de la traducción de Mambo Kings, ni tampoco iba a permitir que quien quizás es un excelente corrector de sintaxis estándar, pero prejuiciado por la miopía del Sagrado Corazón - donde estudiaba el corrector, con muy poca experiencia sobre las vivencias de nosotros los jíbaros del norte, terminara escribiendo una versión del muy estereotipado y ofensivo Pollito Chicken,if you know what I mean.
Quien haya leídoPollito Chicken sabe de qué hablo, y si ha leído la traducción de Mambo Kings hecha en España, no tiene que ser muy astuto para darse cuenta que los personajes caribeños de la novela hablan como si fuesen castellanos en Madrid. ¡Joder!, que el Sur del Bronx no es Madrid, tampoco es Rio Piedras.
(Y no balemos de la clase gente con quien he tenido que bregar y los sentimientos que me invaden al sentirme victima de un fraude)
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