Thursday, January 31, 2013

La Homosexualidad está adentro, dentro de Ustedes

En el miedo que le tienen, allí se encuentra, adentro, muy dentro. Tantos siglos y siglos, por los siglos y los siglos llenos de imágenes, eslóganes, ritos y culpas los han llevado a sentir el terror dentro, muy adentro.

Ni los pueblos y comunidades que vivían en las planicies de lo que hoy es Norte América, ni los pueblos originarios en muchas islas del Caribe, ni muchas sociedades no occidentales  sentían o sienten terror ante esa experiencia que viven los homosexuales. Ustedes han sido colonizados por una tergiversación de lo que dicen los textos escritos hace miles de años, sin fijarse en que los primeros cristianos no culparon al eunuco que en camino a Etiopia se encuentra con Felipe.  Siglos más tarde, un eunuco los hace temblar.
Siglos más tarde el miedo lleva a muchos al suicidio o mandar a otros a quemarse en los infiernos , para exculpar ese terror que llevan por dentro, adentro,  

Dicen Ustedes que la vida comienza en el momento cuando el espermatozoide y el óvulo se juntan; y forman, conforman lo que Ustedes llaman espíritu. La vida está, dicen algunos antiguos pueblos yorubas, en el espermatozoide mismo, en el óvulo mismo, y prohíben la masturbación, sea hombre o sea mujer; destruye las energías vitales. El hombre occidental se masturba y no será castigado por matar la vida. La mujer occidental se masturba, siente placer, y luego regresan las mismas culpas que sentía aquella mujer medieval que expresaba placer durante el acto sexual.
La sexualidad domesticada, moralizada, regulada, les da miedo, mucho miedo, dentro, por dentro

Es la culpa creada por los medievales o por los colonizadores españoles, quienes le asignaron los roles del diablo y Dios a conceptos que ellos no entendían,  a las ideas de los arahuacos sobre la vida y la muerte, y a las explicaciones que estos pueblos le daba a las fuerzas creadoras, antagónicas pero co-dependientes. Yukiyú se convierte en Dios y Juracán en el diablo. Y así con los africanos. Travestidos los cemíes, las jupías, Yemayá, Tembandumba, Oshún, los llevan a Ustedes a no entender el miedo.

La homosexualidad está en Ustedes, no como deseo, pues no lo sienten, creo, como terror adentro, muy dentro.    

Tuesday, January 29, 2013

La colonia coloniza


Coloniza al revés: en un cuento de Tennessee Williams, cuyo título no recuerdo, en un pueblo del sur de los EEUU, un hombre blanco obtiene mucho placer al ser lentamente desmembrado por un masajista negro.

Coloniza por dentro: unos cuantos intelectuales independentistas puertorriqueños, todos de procedencia burguesa, gustan de despreciar a los puertorriqueños.  
Coloniza con escalas:  en una fiesta en el muy “chic” pueblito de Guaynabo, Puerto Rico, un gay  "jabao" le dice a otro – pero tu familia y la de sutano no socializaban en Ponce.

Coloniza academicamente: dos muy “bien educadas” feministas e izquierdistas en el Barrio Latino de NY, Tercera y 103 de Manhattan, repetían constantemente que ellas estudiaron en tal o cual prestigioso colegio.
Coloniza racialmente: un dominicano en Miami le reclamaba a otro, que su apellido era francés porque tenía ascendencia haitiana, y el otro sostenía que no, que era descendiente directo de europeos.

Coloniza sexualmente. “Ese hombre es mío….”, canta una bolerista cubana, y no hay que ir muy lejos para saber con quién y por qué ella pelea por su macho.

La homosexualidad ronda sus salas

 
"MONTREAL — Contradicting the idea that the stigmatization of being gay or lesbian carries extra stress or health issues, a new neuroscience study from researchers at the Université de Montréal and McGill University shows sexual minorities who have come out are in better mental and physical health than heterosexuals or people whose sexual orientation is still a secret." *

Los ojos saltones radiaban soberbia, sus labios apretados controlaban la burla, el “¡ay chus!” que tantas veces oí en la escuela, en la calle. Décadas atrás, hubo momentos cuando si iba al cine, entraba antes de los demás asistentes para evitar oír el “¡!ay chus!”. Evitaba la calle principal por temor a oír el “¡ay chus!”.
 
Aquella pariente no era la única. Hoy, otra pariente con ojos pequeñitos, codiciosos, al no poder defender su robo de herencias, también usa mi homosexualidad para contraatacar mi crítica a su falta de escrúpulos. Sus parentescos no les dejan sentir compasión, y menos deseos de aceptar que yo no había escogido ser homosexual. Imposible dejarle saber que ya a la temprana edad de diez años sentía una extraña atención hacia los varones y que a los catorce reconocí lo que era y que solo una fuerza sobrenatural podía quitarme aquellos deseos.
 
Nada fácil para un hombre gay el haber tenido que crecer en una sociedad donde era motivo de burla, palizas, señalado como culpable. La biblia, sus complejos de beatos y su auto nominarse cristianas no sirven de nada cuando el asunto tiene que ver con la sexualidad. Parábolas como la que habla sobre la samaritana y la compasión de Jesús son conveniente citadas, muy parecido a los políticos que citan fuera de contexto. Sus biblias son textos donde no existen las contradicciones ni tienen una  historia. La posibilidad de que, de ellas haber nacido en los tiempos del antiguo testamento, hubiesen sido esclavas y justificado por sus biblias no pasa por sus mentes. Sus soberbias y codicias son más poderosas que  su capacidad para conocer y crecer.
 
Es admirable ver tantos hombres y mujeres de mi generación, la que creció antes de la liberación y discusión pública sobre este tema, que han podido sobrevivir sin suicidarse. Callando y pretendiendo ser lo que no eran, jugando el juego de los hetero-normativos, estudiaron, trabajaron, ayudaron a levantar el país, rodeados de una opresión sicológica, verbal y en muchos casos, física. En mi pueblo contaban la historia de unos hermanos que trataron de quitarle la “patería” a un muchacho de unos catorce años, hundiéndole un tizón en el ano. La gente lo contaba sin sentir ira, rabia ante el abuso. Como si hubiese sido la inspiración para la canción “El Gran Varón”.  Este joven luego se mudó  al notorio barrio La Quince, Santurce, prostituyó y luego murió de sida.

Hoy, durante la placentera vida de un jubilado y mi tercera edad pudiese retirarme tranquilamente a escribir relatos con finales felices, versos existenciales e intimistas, a sembrar flores en el jardín, y a callar aquellos temas a los que tanto miedo le tenemos. Callar sería claudicar. Callar sería permitir que sigan los abusos, la alta tasa de suicidios y adicciones entre jóvenes adolescentes con orientación homosexual. Callar implicaría reprimir para pretender que soy feliz y que estoy bien integrado en mi cómoda vida de pequeño burgués. Callar le da placer a muchos, incluyendo a los parientes homofóbicos y a los reverendos que amenazan a los líderes gays pro-derechos humanos, pero no a los que no debemos callar.


*
http://www.montrealgazette.com/health/Coming+health+benefits+study/7885132/story.html#ixzz2JNFflzDA









 

Monday, January 28, 2013

De Puerto Rico a Nueva York, 1967


Viajamos desde Puerto Rico a Nueva York, en el avión de la mítica línea Trans Caribbean, personas respetuosas y con muy buenos modales en busca de diferentes horizontes. No eramos lo que ha sido representada por algunos intelectuales de la isla de los encantos como chusma,  escandalizando los valores pequeños burgueses de las clases medias puertorriqueña. Eramos inmigrantes en busca de nuevos nortes.

De parte mía dejaba la vida sofocante y opresiva de un pueblo pequeño de la isla, donde la homofobia era pan nuestro de cada día. No me iba por razones económicas. Había terminado la universidad y oportunidades de trabajo se encontraban por doquier. Me fui porque la homofobia, abierta o latente, no permitía una vida tranquila. Nadie quiere salir a la calle con la expectativa de que alguien se va a burlar o quizás atacarte físicamente. Nadie escoge ser homosexual. Se escoge con quien tienes relaciones sexuales.

Me fui de la isla en el sesenta siete, a los veinte y tres años, y tuve la enorme suerte de poder vivir el sesenta y ocho en Nueva York: el de las protestas en las Universidades de Berkeley, Columbia, City College, el de los Young Lords y Black Panthers, las marchas contra la guerra y a favor de los estudios étnicos. Allí me enteré de que los contenidos de los cursos no consistían en verdades universales, que las historias estaban sujetas a intereses que iban más allá de lo académico, que muchas historias distorsionaban y excluían, que había que demandar que la historia, la tuya pero también la mía fueran estudiadas, discutidas, documentadas. Allí me doy cuenta de que si yo no escogí ser homosexual, no  tenía que sentirme mal.

Cuán linda y paradisiaca puede ser la adolescencia dicen algunos. Cuán triste la alta tasa de suicidios entre jóvenes adolescentes con inclinaciones homosexuales. No me suicidé, pero lo pensé. Tendría alrededor de catorce años cuando por primera vez descubrí que sentía una atracción especial por los hombres., hasta reconocer que lo que sentía era una atracción sexual. Horror fue lo que sentí. De noche no sólo le pedía a Dios que me quitara “eso”, sentía el terror de ser descubierto, y allí empezó mi cuerpo a llenarse de llagas, a sufrir de problemas estomacales, a pretender que me atraían las muchachas, a llorar lleno de miedo mientras le pedía a Dios que me quitara “eso”. Nunca me lo quitó.

En Nueva York las discusiones religiosas no se limitaban a los discursos de reverendos de pandereta o sacerdotes ensimismados en ritos medievales, y quemas en el infierno. En Nueva York, al ponerme de frente los planteamientos de otras tradiciones religiosas sobre la condición humana, aprendí que mi naturaleza incluía la capacidad para desear hombres y que esta capacidad evolucionaría como ha evolucionado la especie y como evolucianamos los individuos. Ningún adulto percibe el mundo como lo percibe un bebé. Aprendí que no todos los católicos interpretan las palabras de Jesús de la misma manera, que no todos los reverendos de pandereta gritan y te mandan a quemar en el infierno, que ser ateo no excluye el poder ser un gran ser humano.

Para poder ser y participar en la vida de la comunidad no se tiene que tolerar los abusos ni permitir que nadie te grite, “adios linda”. Salí de la isla huyéndole a la homofobia, no a buscar nuevas ideas sobre las diferencias en la naturaleza humana. Nunca pensé que iba a encontrar recursos, ideas, caminos, espacios que incluían y fomentaban el conocer las diferencias sin que te enviaran al infierno. Terminé creciendo y apreciando quien yo era, descubriendo otras interpretaciones y planteamientos sobre la naturaleza humana, pude realizarme como un ser completo con diferencias en mis gustos pero no menos humano ni más pecador que los demás. Fue así cuando pude participar plenamente de la vida de todos nosotros, de la vida en comunidad. En Nueva York no tuve que contemplar el suicidio.

Flamingo, 1977

Entramos al apartamento en Gramercy Park quince minutes después de la hora indicada en la invitación. Se nos recibió con un coctel a base de parchas, un “sweet and sour” artesanal, con la fruta agridulce, hielo triturado, y un muy selecto ron.

- Es que lo trajimos - aunque fue una persona quien trajo el ron, el anfitrión no había perdido la costumbre puertorra de usar el plural al hablar sobre sí mismo en tercera persona, - de PR y lo guardamos para una ocasión especial. La “ocasión especial” era Carlos, mi amigo entrañable, a quien el anfitrión quería conquistar. Nos invitó a Jean y a mí porque de no hacerlo, le hubiese quedado muy “desclasé” no invitar a Jean, su joven compañero de trabajo en la editorial, y a mí, el mejor amigo de quien él deseaba con ansias locas.

Cuando nos conoció en la casa de Jean, insistió tenazmente en que teníamos que ir a cenar a su casa. Y nosotros, dos jóvenes jibaritos acabaditos de llegar a la ciudad de los rascacielos, no decíamos que no tan fácilmente: queríamos absorber toda y cada una de las experiencias que la ciudad nos ofrecía, y aquel señor puertorriqueño, tan elegante y tan cuidadoso en sus modales, era alguien a quien íbamos a conocer.

Su elegancia criolla. Aquel acento difícil de identificar. algo así como lo que Cortázar llamó español de ningún sitio, a lo oligarca colombiano, entonación con muy pocas marcadas subidas y bajadas, metal de voz algo nasal, y una pronunciación impecable de cada fonema, unas elles que ya no se oían y unas eses que desparecían sin uno darse cuenta. El inmenso apartamento, en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, rodeado de santos de palo, un sofá de medallón, pinturas de los maestros latinoamericanos, salón de comedor separado de la sala por puertas corredizas, chineros con porcelanas y porcelanas, lo colocaba en las esferas sociales fuera de la de los “guetos boricuas” o los nuevos clase media, suburbanos riqueños en Long Island, New Jersey o Westchester.

Santos, porcelanas, chinero, sofá isabelino fueron parte de la herencia que le dejó su madre; pagó “una fortuna para que los trajeran a NY”.

De los tres invitados, el que se veía menos cómodo era yo. En el pueblo, “los blanquitos”(nombre despectivo que usan los puertorriqueños de las clases medias y menos medias para referirse a los burgueses) estaban tan alejados de mi mundo como lo estaban los curas y monjas americanos que controlaban el catolicismo y la educación de un “buen hombre”. Y la rapidez del cambio, del pueblo a la universidad y luego a NY, no permitió que los llegara a conocer de cerca. El otro invitado, Jean, era francés, y ni conocía todos los detalles y recovecos de la fauna portoricensis, ni detectaba las diferencias históricas vividas por mi amigo Carlos, yo, y el anfitrión.

Carlos se movía con más soltura en esos ambientes: descendía de jibaros como yo, con la diferencia de haberse mudado a San Juan y rápidamente convertirse en parte de las nuevas clases medias, “arribistes” nuevo “petite bourgoise”. Pudo estudiar en un colegio privado en San Juan, que lo relacionó con alguno que otro burgués isleño, y le permitió en ciertas ocasiones codearse, colarse en los clubes y fiestas que daban los miembros de las clases en el poder de la isla de los espantos. Carlos y yo nos conocimos en la universidad en una clase de historia del arte, era y es pintor, nos hicimos amigos y nos mudamos juntos a NY.

- ¿Por dónde empiezo?

Carlos, sonreído y sin ningún tipo de vergüenza con la desfachatez que le caracterizaba, señalaba la extensa variedad de cubiertos que poblaban la mesa de caoba cubierta con un mantel tejido a mano por las monjas carmelitas de no recuerdo qué convento en qué pueblo. El narcisismo de Carlos - de cara juvenil, un buen cuerpo y súper lindo - crecía ante las atenciones que le daba el anfitrión. Era a Carlos a quien oía con más detenimiento; sus descaros lo convertían en objeto de deseo, aumentaba aquello que nos lleva a desear, poseer al otro, ser el otro. Deseos abrumadores hacían que el anfitrión no viese ni sintiese nada excepto el poder conquistar a Carlos.

- No te preocupes y come como en tu casa.

Jean, criado en Paris y desterrado en Nueva York, trabajaba como corrector de textos en la editorial, se movía por la cena como si aquello fuese parte de su diario vivir, cambiaba de cubiertos como si nada le preocupase, comía y hablaba sin mucho compromiso, observaba de lejos la conquista.

Yo, por el contrario, con mi temor ante tanto cubierto, porcelanas, manteles, santos de palo por donde quiera, jarrones enormes llenos de flores, cuadros, retratos me convertía poco a poco en la muy trillada pero algo cierta descripción del jibaro: taciturno, huraño, desconfiado, decía muy poco,

- Qué delicioso está este plato. Interesante la historia de ese santo.

La cena duró tanto como se tardó en servir la extensa fila de platos que no paraban de salir de la cocina. Nada de poner los platos sobre la mesa y que cada cual se sirviera lo que deseaba. Si querías repetir, preguntaba al final de cada entrada. No lo hicimos, hubiese obligado al cincuentón a pararse y cambiar el ritmo del servicio.

La pregunta, cómo nos íbamos a despedir, me mantuvo ocupado durante el café y el flan, hasta que Jean se paró después de terminar su postre café y dijo,

- Nos tenemos que ir.

- Es que tenemos que recoger los boletos antes de las doce - añadió Carlos sin preocuparle la consumida cara de sorpresa del anfitrión o la pregunta,

- ¿Boletos para qué?"

- Los tres vamos para el baile de cierre de temporada de Flamingo, lo dan todos los años cuando se termina la primavera y antes de que las tribus se muevan durante el verano a Fire Island.

Ante la sinceridad de Jean, mi codazo a una de las figuritas de porcelana, el tumbe de su cabeza, rodando por el suelo, la disgustada cara del anfitrión rodeada de los muebles, cuadros, obras de arte, nos despidió con un - que la pasen bien.


Sunday, January 27, 2013

De Mona Bell a Buesa por Emails


Mañana: Parezco un carrusel, muchas vueltas antes de decidir qué hago. Almorzaré en La fonda Boricua;  pasearé en una guagua (autobús para los no castizos del Caribe isleño), llegaré hasta la tienda de descuentos, compraré calzoncillos. Regreso.

Vuelvo a dar vueltas a ver qué hago. Como de nuevo. Pasearé por el barrio, veré vitrinas, compraré algo, regresaré. Espero por Godot.

Mediodía: Reconstruyo a Buesa y lo opongo a Bécquer. Pasaré por mi vida sin saber que pasé. Pasaré en silencio y al volver a pasar fingiré un sonrisa del dolor de no verme, me buscaré más que nunca y jamás lo sabré.

Estoy perdiendo la vista. Me desaparezco en mí mismo. Traduzco literalmente la teoría planteada por Einstein. Soy mi propio hueco negro,

Tarde: ¡Qué día tan lleno de tedio! No escribo. Leo a Beckett. Deprime. Más tedio. Me tomo un café acompañado por tedio sin haberle invitado. La luz se va con la noche, la inesperada noche.

Del  “Dímelo tú, uaaa, no me atormentes, quiero saber, uaaa”, canción de Mona Bell al “Miedo a flor de piel”, poema en vivo.

Paseo como si fuese una nube que se hace agua. Tanta teoría de frente ante tan pocos datos válidos. ¿Valemos o no valemos?

Noche: Leo y le respondo a los correos electrónicos de  mi gran amigo el pintor, me sacan del estado proustiano en que me encuentro:

 ----- Original Message
----- Subject: Re: Ayer por la tarde...

Me encanto con el encanto vivido que vives de tu encanto el contradictorio encanto que es tu el encanto.

----- Original Message -----
….. Subject: RE: Ayer por la tarde

Porsia..., acuérdate que fuiste tú  el que dijiste que mi papá tenía el pelo ____. (no me acuerdo la palabra) Como bien dijo la Alex Caparrós, tenemos 400 años de blancura (pero cuando se me sale el negro pa' fuera, corre que pa’ luego es tarde.)Como me contradigo, me encanto.

 -----Original Message
…..Subject: Re: Ayer por la tarde;

No sé porque respondes a mis preguntitas con esa actitud tan beligerante; estás bien touchy

 -----Original Message
…..Subject: La leche

Ayer por la tarde me preguntaste si yo no podía digerir bien a leche... se me olvidó decirte que NADIE en mi familia es "lacto-intolerant"

-----Original Message
…..Subject: La leche

¿Tú no crees que a pesar de la entrada estar a la salida?, que no se puede con la vida de nadie si se falta a la intención de ser o no se suficiente

-----Original Message
…..Subject: La leche

¿Recuerdas el ruido creado por el roce de las faldas de las mujeres de Bergman? Sólo el roce de las faldas se oía mientras ellas caminaban. ¿Es que el ruido de mis pantalones kakis de bananas’ republics despiertan ese desear de un Bergman en mi caminar?

-----Original Message
…..Subject: La leche

Fueron los momentos de Philip Glass los que te llevaron donde Pina Bausch, para luego encontrarte frente con la pregunta, ¿soy o soy? , y la respuesta, eres o no eres, después de haber pasado por el revertir emocional que resulta de un ataque de ansiedad provocado por el no saber si eres o no eres, o ser o no ser.

Hora de dormir: Llegan las sombras de invierno vestidas de lanas grises, pasean sus largas noches, trazando tonalidades obscuras,  apuntando el lento ausentarse de la luz, sobre paredes neoyorkinas.

Del “Miedo a flor de piel’ a “Dímelo tú, no me atormentes…” paso sin saber que he pasado como si fuese una nube que se hace agua. Duermo sin Godot en mi propio hueco negro.

Saturday, January 26, 2013

LESBIANAS DE DERECHAS

Es que no puedo, no puedo tolerar los homos que apoyan a la derecha. No los entiendo. Y mucho menos cuando una “buchota” (derivado de la palabra inglesa butch, y si quieren saber la definición, vayan al diccionario) forma un círculo con los dedos pulgar e índice de su mano derecha, los alza al estilo de los cantantes de flamenco y mientras los baja, dice, bien macharrana, muy segura de sus postura política, que ella vota por los estadistas.

La vi venir.  Cruzó la de Diego. Venía vestida de hombre, nada anormal desde que la Coco Channel normalizó el uso de ropa de hombres entre las mujeres sin que fuesen vistas como travestis. Su caminar era otra cosa, bordeaba en el swing del “jaquentocito”, guapetón de barrio. Cada paso, un saltito y sus hombros los meneaba en pose de boxeador. Entró al bar, se agarró el pantalón por donde se protegen los "guevos", estilo machito de barriada popular, y se sentó frente a mí en uno de los taburetes.  

- Yo soy estadista. 

Quien conoce al partido político que representa a los estadistas en la isla de los espantos sabe que este partido está dirigido y controlado por los talibangélicos, y que si estos fascistoides siguen en el poder, los hombres y mujeres al margen del margen en este gauteriano jardín del mundo van a tener que esconderse o si no, aguantar los atropellos de los nada gentiles políticos de un partido de derechas. La partidocracia parece controlar el cerebro de los votantes en este reguero de país. ¡Por Dios!, que siguen, al igual que muchos otros, defendiendo partidos que no representan sus intereses, y nada que ver con el status político de la islita de los espantos. 

- ¿Usted vota?  

Su pregunta, directa y sin miramientos, la formuló inmediatamente después de su muy gesticulada postura. 

- No, le dije. 

Cachapera pendeja, pensé, pero no lo dije por temor a que me acusara de homofóbico o, peor, me invitara a pelear en la calle. Ya uno sabe como son las lesbianas de derechas. 

Y yo que iba en busca de una copita para relajarme en el Tía María de la de Diego, terminé atolondrado por la negación, suicidio político de algunos gais boricuas. 

Por cierto, el ron Barrilito con una pizca de naranja agria estaba delicioso. No, no me tomé el Barrilito en el bar Tía María. Me lo tomé en casa mientras escribía este relato sobre cabezas dislocadas, una vez decidí que allí no podía relajarme.

Friday, January 25, 2013

CCNY y la Isla de las Sonrisas


Juan Ramón Jiménez was so impressed by a particular Puerto Rican quality, the smiles, that the Nobel laureate wrote a book, Isla de la Simpatía*, dedicated to this marvelous and soothing quality. Puerto Ricans in Puerto Rico smile when greeting you; and they do so whenever they encounter each other, unless they are in some kind of struggle, but other than that they smile. Though, most Puerto Ricans in New York have not lost this quality, not all have kept smiling when encoutering each other.

When I started to work at the College, there were seven Puerto Ricans working at the School of Education. By the end of the seventies, most of them were either not given tenure, or, for obvious reasons others decided to leave. It was the seventies and all of these faculty members integrated the political situation of these unique colonials with the content and process of educational programs. The very progressive school did not seem to be very interested in identifying and hiring members of this ethnic group. It is easier to discuss and study Dewey and Piaget without having to face issues of colonialism in your backyard, linguistic and political oppression. The colonial narrative is completely absent from the discourses "en la literatura educativa' of the EEUU.  As Nicanor Parra says in one of his poems, "USA te USA".  

Not until the late eighties and nineties, when it was convenient for the CCNY School of Ed. to bring Puerto Ricans into the faculty, my own sense of loneliness and defensiveness began to fade away. Other than two or three colleagues, the rest was simply a bunch of dishonest characters dressed up as "progresistas"; pleasant but “hipócritas a la máxima potencia.”Thus, when Puerto Ricans were brought to work in a place where my accent and educational ideas were continuously under criticism, it was great once more to be surrounded by people I thought would understand where I was coming from and support me. And to some extent they did, until the Puerto Rican “sonrisa” showed me how naïve I was.

When coming across one of the new employees, I gave her a big smile. She looked at me and continued walking as if I did not exist. I shared my bewilderment with another colleague who most probably told the “seriota” (this is the term PRs use to refer to people who do not smile); and suddenly, whenever I went into the office of the “seriota” everyone in the office where the “seriota” worked was smiling at me and sarcastically saying, “Hello, Gerardo”. I went from cultural solidario to a payaso.

It was very naïve on my part to think that simply because someone was a PR I was going to be greeted with courtesy and cultural understanding. What would have been her response, had I been a gringo, a straight man or a La Tino without an accent? Go figure said some of my gender fucking, culturally sensitive groupie. I had my gay Rican friends with whom I shared everything that happened at the very progressive school, and while smiling they answered, “¡Por favoooor!. El amor y el interés fueron al campo un día y pudo más el interés que el amor que te tenía. Además, no todos los boricuas sonríen todo el tiempo!” And then, most probably we went for a hamburguesa at Julius and continued chatting about, perhaps, la Cunningham dancing as if having permanent arthritis or La Mama's hair influencing her plays.... and we smiled. 

*"Hay entre nosotros un vínculo muy grande. Nos parecemos mucho. San Juan se parece a Cádiz. … La manera de hablar de ustedes me recuerda mucho a la de Andalucía, no sólo por el tono, sino también por la riqueza del léxico. Esa riqueza idiomática la he encontrado aquí. Es su virtud más fuerte, la poesía del idioma en la invención del vocablo. Y esa virtud la tienen ustedes. Nos parecemos también en la belleza del paisaje, aunque en ustedes se manifiesta más dulce, el tipo de la arquitectura, las flores, en fin, variedad de cosas que me recuerdan a Andalucía a cada momento. En los ojos de las gentes se expresa todo eso. Son como espejos de la belleza exterior. Y, además, por la inteligencia de la gente del pueblo y de los niños que he visto me parece estar en Andalucía." (Ricardo Gullón, El último Juan Ramón, Ediciones Alfaguara, 1968, pág. 18. en
http://ramonfernandez.revistaperito.com/DospoemaJuanRamon.htm)

De eso no se habla: Domestic Violence


I do not remember when it began or who started the violence. My father and mother’s alcoholism, the gambling, the life of a “mujeriego” father or, perhaps, my mother’s need to control everybody and everything served as the lightning rod, the “agentes catalíticos”. I remember the beatings until I was around fourteen years of age when she stopped to beat me up. It was around the same time when I told them that I was going to finish my high school a year earlier and go to Ponce to become a “normalista”. I guess the shock of seeing the last of her children moving away made a difference. I think that since I was no longer a child and willing to make decisions on my own led my parents into stopping the violence, the unexpected violence.  

A year later, the alcoholism ended when I decided to take the “caneca de ron” away from my parents and threw it away against the concrete floor. Fifty four years later the memory Is still quite vivid:  my mother screaming and my father threatening me with, “te voy a matar si le pasa algo”. Terrified, I ran away. After all, he had killed someone “a machetazo limpio” back in Jájome for reasons that were never clear to me. So many decades later the memories come back as I had to call my building's security guards. A few minutes ago, I heard the screams of a woman or an old person. The anxiety, the palpitations, the fear led me to write this blog immediately but did not stop me from making sure that this person or someone else is not abused if I can do something about it, including this brief essay.

“De eso no se habla” is a common phrase in Puerto Rican families. Shame and keeping appearances is more important than the safety of children or others in vulnerable situations. “Los trapos sucios se lavan en casa”, but what about if the “trapos sucios” are covering everybody, hurting children, women, whoever, and there is a pattern to the recurring violence? Then “lavarlos en casa” only camouflages the true dirt, “el fango que se compenetra en la piel, en la sangre, en el alma” and remains there for a very long time. And every time you face the violence, be the bullies’, el gringo bully at City College*, the neighbors at home or the lovers who threaten you with a beating, the palpitations come back, the fear, the terror. And  if you keep quiet ,    "… de noche, quieto, la escondes sobre la almohada; y sueñas con vidas idílicas junto a los tan felices personajes del cine o triunfando en otros entornos más allá de la pobreza y la miseria; cuando te preguntas por qué te tocó a ti vivir esa vida y nadie te oye. Nadie te oye.”*  But so many decades later to speak up, to write about it can help with the “limar las asperezas”; might even force others to stop the violence, to face the truth, the painful truth.    

*http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/01/el-gringo-bully.html
*http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2012/09/fassbinder-en-guayama.html

 


Jaime y Javier Suárez Berrocal, La Parguera, Puerto Rico ("La estrategia de lo efímero", 80grados, 01/25/2013)

Thursday, January 24, 2013

Los Botero en la Academia

No son un cuadro del aclamado artista colombiano; son una realidad que imita al arte y el arte les corresponde recreándolos de nuevo. Relación simbiótica entre la figura y lo figurado. Engordan sin necesariamente estar gordos, aunque mucho lo están, particularmente en Latinoamérica donde, entre muchos, la gordura es signo de estar bien, y por eso engordan sus cuerpos – es que no puedo dejar de comer -; engordan sus casas – tienes que venir a mi nueva casa en los suburbios, es enorme -; engordan sus carreras – sabes que subí y subí y subí y subí de puesto -; engordan sus deshonestidades – no se lo digas porque ya sabes que no me conviene que lo sepa, me afecta no sé qué -;  engordan sus ansiedades – prozac y xanax , y lista para enfrentarme al mundo, y a combatir el uso de la marihuana entre los jóvenes;  engordan sus contradicciones – en mi clases de multiculturalismo no cubro temas como los derechos o las distintas perspectivas histórico-culturales de los homosexuales, es un tema muy controversial -; engordan su negación de estar en contra de las desigualdades mientras engordan todo lo anteriormente engordado.

Gracias Fernando Botero por ayudarme a entender los gordos de la academia con quien engordé yo también; o, ¿me puse mas flaco?

El jíbaro y el culo

Ya no cago. Hace años que no cago. No es por razones patológicas. Mi salud está como coco. No cago porque he logrado poder evacuar sin tener que llevar la excreta hasta el culo; mi cuerpo se encarga de reciclar la mierda. La convierte en gas antes de que esta salga fuera del mismo.

Mi culo no es el culo de JLo. Simple y llanamente es mi culo. La JLo es todo nalgas.  Yo no, mis nalgas son menos voluptuosas, aunque más delicadas y duritas que las de la López. Mi culo es poesía. Por eso, quien me llevó a usarlo como instrumento técnico de reciclaje de la mierda, primero escribió versos y letanías sobre mi culo. Publicó sus poemas y letanías en un blog que mantiene sobre la vida de los homosexuales durante la era pos Stone Wall.
Fue un científico y mal comprendido poeta jíbaro, quien con su enorme talento para inventar lo que a nadie más se le ocurre, me ofreció mucha plata si le prestaba mi culo. Se lo puse a su disposición, siempre y cuando no abusara del mismo. No eran mis nalgas lo que al jíbaro le interesaba, ni tampoco, en el sentido estricto de la palabra, le interesaba mi culo. Fue su intención, por un lado, poetizar sobre el ano y luego usarme como conejillo de indias para investigar si sus teorías sobre la emisión y reciclaje de gases podían ser comprobabas. Para eso, la investigación científica y no para la poesía, necesitaba un culo que tuviese ciertas dimensiones, y el mío, después de medirlo y estudiar sus propiedades cumplía con sus requisitos literarios y científicos.

Mi culo tiene una circunferencia perfecta, criterio fundamental que guiaba la selección del ano por parte del jíbaro y que sirvió de punto de partida para investigar si cumplía con otros requisitos formales, sus colores y olores.
Nada de pelos ni hemorroides. Sus arruguitas, sin mayor pronunciamiento, y que fuese rosadito con alguna que otra tonalidad marrón. Los olores fueron más problemáticos y se resolvieron con un cambio en la dieta y uso de jabón. Nada de Maja o Yardley, jabón sin perfume y hecho a base de caléndula. Una vez completó el estudio de mi culo, me cambió la dieta y, fundamentándose en los ejercicios que sugiere el yogui Arivhanda Moombai en su libro, Poses Anales y el Desarrollo Espiritual, comenzó con el estiramiento anal. ¡Como sufrí!

Una vez aprendí a expandir y contraer el orificio anal, comenzaron los ejercicios de respiración. El jíbaro consiguió que otro yogui, Malahonda Raja, me entrenara en el arte de respirar por el culo. Malahonda, un americano originario de Iowa, me entrenó vía Skype a inhalar y exhalar aire; ejercicios que luego me llevaron donde el propósito del jíbaro: usar la capacidad para inhalar con fuerza y así poder mover las entrañas de manera que continuamente revolviera la excreta por dentro, cual procesador de alimentos, hasta triturarla y convertirla en gas.
Lo que no me esperaba es que, después de que me pidió meter un dedo y jugar con mi ano, metió otro dedo, luego la mano, hasta que entró su cuerpo completo en mi cuerpo. Logró lo que a principios me había dicho; y yo, al no prestarle atención no vi cuáles eran sus verdaderas intenciones. No quería ni que se lo comiesen los gusanos, ni terminar en forma de cenizas; mucho menos regresar al polvo.*

Wednesday, January 23, 2013

El Vicerrector del la Real Academia y mi lengua: teorías para blogueros

El autor de No es lo mismo ostentoso que ostentóreo (Espasa), José Antonio Pascual, Vicerrector de la Real Academia de la Lengua, dice, “Yo mismo he cometido errores en mis textos y tengo 10 folios en los que he anotado los fallos cometidos. Ni los filólogos somos perfectos” (El Pais, 23/01/2013)

 ¡Qué alivio! Suerte que mis lectores me ayudan a corregir cuando, por las razones que sea - soy tuerto, cataratas en el ojo que puede ver, y mala memoria, además de descuidado – cometo errores; y, suerte y gracias de nuevo, que encuentro a este escritor, quien distinto a las cacatúas con ínfulas de ser doña Perfecta, se atreve a aceptar sus fallas, y a las teorías constructivistas sobre el aprendizaje de la escritura (para una extensa bibliografía sobre este campo de estudio véase mis blogs anteriores o guglee el tema), que explican y ayudan a entender el que la china le da jugo a los puertorriqueños, y sus muchachos, aunque digan perrrro, escriben perro y leen perro, y los argentinitos saben que el posho es un ave, escrita como pollo. (Go figure)

(Las estadísticas que me provee Google sobre mi blog revelan unos patrones muy interesantes sobre las etnias y mis lectores: cada vez que corrijo un escrito y lo vuelvo a colgar en el blog, aparece un número significativo de alemanes. Es como si estuviesen esperando por mis cambios para entrar al blog y conocer qué ha pasado en cada crónica, poema, ensayo, cuento, denuncia o chisme que haya relatado. Evocan a Cantinflas y su película, “Ahí está el detalle”. Tengo otras estadísticas, pero ahora no es el momento para revelarlas. Lo que sí nos sugieren las mismas es que parece haber una estrecha relación entre etnia y obsesión con la corrección y los cambios; y esto no lo han estudiado los constructivistas. Para los interesados, “go figure”.)


 

Tuesday, January 22, 2013

Childhood and (in)dependence

“The truth is that since childhood I had cultivated an existential independence. It came from perceiving the adults around me as unreliable, and without it I felt I wouldn’t have survived. I cared deeply for everyone in my family, but in the end I depended on myself.” (Sonia Sotomayor. My Beloved World,  Knopf 2013)

"Gracias tio,.......You don't know that I still have and treasure two books you gave me as a child. One is poetry by Robert Louis Stevenson and the other Aesop's fables. They are hard cover books and I have had them since we lived in Bed Stuy. They will be Noeli's but not yet. She is too young and will forget when I explain to her that I got them from my uncle, her grandfather's brother, and that they are very special.....  .   Your niece...." (ETC, email message. 1/21/2013)

Both of these Newyorican women grew up in poor neighborhoods, with very limited resources and yet both were able to move on to become completely autonomous and successful in their particular careers; one is an internationally known judge, the other an excellent elementary school teacher (like her tío!!!). Instead of focusing on failures, educators and social scientists should also study the family and social conditions that lead children to being able to overcome limitations and  achieve educational and professional goals.   

 

Monday, January 21, 2013

Teorías sobre la blogueria y el tipitipitín, tipitín, tipitipitin, tipitón,


- Pusiste una "s" allí, y no va - me dijo una.

 "Tienes una doble negación en inglés", me escribió otra.

Y así el dinámico blog vive junto a mí, como Mona Bell cuando nos canta, "Tipitipitín, tipitín, tipitipitin, tipitón, todas las mañanas bajo tu ventana canto esta canción...."

Mi ventana es la pantalla de la computadora y la canción, pues, ya deben saber cuál es; y sigo con un,


“Tipitipitín, tipitín, tipitipitin, tipitón, éste es el sonido de un fuerte latido de mi corazón.....Y en mi cantar voy diciendo que nunca te he de olvidar, que aunque la vida me cueste, de cantar no he de dejar..... tipitipitín, tipitín, titpitin, tipitipitón..." (M. Grever, "Ti Pi Tin")








 

 

Sunday, January 20, 2013

Letter to a friend, not really…..



"Los quince minutos de fama de la Movida, más hip que substancia, subieron y bajaron. Por suerte que, fuera de la península, nadie se enteró que se había movido algo en España."  Yeyita la de La Quince

Dear Past Tense,

When you first arrived from the provincial “has been” Latin American city, and corrected my “debieras” with a “deberías”, a few things were revealed about you. It was clear that your knowledge of Spanish grammar was rather elementary when I asked you to explain why, in that particular instance, was the indicative more appropriate than the subjunctive. Your surprised face revealed that you did not know the difference between the two modes. Yet, you dared, “acabadito de llegar”, in my own house to correct me. It was not as much the correction that led you to such stupid and ignorant move but to establish a power hierarchy that would separate me from my acquaintance, with whom I was re-establishing some kind of friendship. And why? Obviously, your move would give you some kind of control over the other, the significant other.

But better than your function as a member of the Real Academia de la Lengua was the role you played as Ms. Table Manners. Remember when you scolded me for not knowing how to use the “cubiertos”. "Say what!" was my internal reaction, and since my acquaintance tacitly agreed with you, I smiled and kept eating. It did not stop there as you continued to create conflicts whenever the three of us were together.

When you and I were alone, it was a different story, nonetheless you did not stop to expose yourself. By telling me about your escapades to the bath houses in Harlem, you affairs with your peer at the school, the rendezvous with the other ex lover from Washington, the visit to truck stops en route to the country home, you tested me also; and I did not betray you. Little you knew about me. Power or table manners are the least of my worries. Such rigid preoccupations are so illusory that they can lead people to suicide without knowing they are actually killing themselves.

Why did I keep quiet then and write about it now? With regards to the first part of this question, at the time I knew that if I went with “cuentos” to my friend, you were going to play the “perdóname, papi” role and I would have looked like a “chismoso”, and “no hay nada peor que un hombre chismoso”; and also  it was quite obvious that my acquaintance was more concerned with pleasing you than knowing you.  Since all of this was taking place around the time when AIDS was killing my friends. Frank, Gunter, Gary, Guillermo, Paul, Joachim (the list is quite long) had recently died or were very sick, my own need for company blinded me to facing the truth about loyalties, including what were my acquaintance's priorities. 
Why now? Well all of this happened two decades ago and no one but their egos is going to be hurt, and also this anecdote can serve to understand how men and women respond to dishonesty and greed (your wardrobe went from copies made in third world shops to originals). Most men, gays included, tend to wait until the situation is beyond control to share with their friends what they know about their lovers. Women are more daring and willing to immediately tell their friends about the cheating husbands, boyfriends, lovers; and are even willing to challenge the cheater. But if a man dares to talk, he will have to face the rage of the “cornudo”. A man’s ego and need for power is stronger than the truth that is hitting him on his face. He will lie, justify it but to quickly accept the truth is hardly going to happen. That is why, when it comes to sex and love affairs, men and women, including lesbians and gay men, are rarely good at being each other's support systems. 

Time has passed and now I have no idea as to your whereabouts but the memories of how a man plays power games with another man is present, very present; and if you read this letter, think of Cavafis' poem about an  old mirror and a young man, reflecting each other, their histories: the young man sees his distorted present, perhaps his future; and the mirror through the eyes of old age sees its truisms.

Saturday, January 19, 2013

El amante uruguayo


No es el de Lorca, era mío, solo mío
Mi cuerpo tiembla cuando pienso en él
No logra erección, ¿la edad?
¿O es que ya no(s) (se)para?

Chatting with Auntie

After spending so many years here and there over there, I now travel in virtual space, chatting with my friends, my techie friends all over the world, and waiting, waiting, waiting for them to chat our days away, away from everything else, old age included, to let lose our desires to share and dare to criticize, build up, write about ideas with Auntie, my nick, one of many I use every day, in that space, virtual space.

So many languages to learn in order to visit so many places and be required to speak in a second and third and a fourth dialect, as languages they are not says my friend the linguist, nicked Theworm, writing in one while using another nick, Queiyun, to communicate with the box and its internal wirings and routes, forcing the chatter to operate in more than one space at any given time and to resort to more than one name to avoid being judged on the name and nothing else.

Some of my techie relatives know I am an old man, and do not care or judge me for calling myself Auntie at a particular place, virtual space, since it is not about me when I chat with them, as dancing chips engage literary nieces and nephews, passionate about the written word, they/we engage in conversations about politics and arts and everything else, so they claim, to  findd out that in order to play, disguised  identities become virtual drag queens in bites and chips performing for the world.

Metamorphosis brings me to another space in the Spanish paper where Juruntungo rules, alter ego of someone who goes where his vote will not, Jurutungo chats in spaces where  ideas on politics and the colonial status of countries around the world is the tour de force, and he/she/we are the happiest when arguing against the lady nicked Jezabelle, and her unconditional support of everything American at the expense of everybody else, though Jurutungo and Jezzabelle are known as J & J  inside their chatters’ worlds, and they do not visit many of them, unless taken there by forces beyond their control or their faith.

Yes, yes, I am also Jezabelle, a different kind of aunt, listing the pros and cons of life in the hinterlands, chatting about countries not yet appearing in an atlas map, viaitng geoghraphies where she/he/we have never been, never planing to plant her/his/thier feet since for Jezabelle life in those places is so depressing, and backwards, and underdeveloped, and so absence of culture, inhospitable for a lady of my/her/his their status and class, well dressed, who loves croissants and Gallic culture, canard a la orange and eggs a la bourgeois, foods that the defender of the proletariat.

Jurutungo does not appreciate or agree with Jezabelle; and since he/she/we does/do not know how he/she/whatever, Jezabelle got there, Jurutungo stays quiet when Jezabelle enters into the virtual space, and only follow the interactions between the chatters engaged in ethnic politics in a radical paper that never saw a mill, such is life in virtual life, immaterial at its best.

You.S.A opposes the alter ego of Amelatinfrom, ethnocentrics, both of them, arguing each other to death of space as many times the server allow us/them to chat without a stop, often forcing us/them to visit other places where if the true identity is revealed one will never be invited to participate, yet thru clandestine ways he/she/we enter(s) into forbidden places, to be blocked once the IPI is revealed and disgraced.

How pleasurable is to be both You.S.A and Amelatinfrom, and thanks to faster chips be able to travel from page to page, never breaking the basic moral question asked by Ethicsbaboon with regards to what to say at a particular place or how many routes to take and not hurt the systems electronic vibrations or to force the collapse of the amorphous collective space is the question placed by Dish/re/Garde.

Dis/re/Garde questions and rarely provides answers except when suggesting roads to take, virtual roads on the way to expansion and clarification and what to do when uncalled nicks or sparking bits brings you to an unwanted space:

- First: check who is there, read and agree, or read and disagree.

- Second: delete or escape or simply join and instigate.

- Third: Go back to the original anf final space ad the ideas are one and all are the same.

Thursday, January 17, 2013

Textos Físicos

“Good writing ain’t necessarily good reading.”
                                                                            Ken Kesey
 
- Un petite Borges - respondió el delgado, algo cínico, bastante cínico estudiante de literatura en la prestigiosa Universidad de Columbia cuando le preguntaron qué pensaba sobre la obra de unos de los más consagrados autores latinoamericanos. Su ropa señalaba su preocupación por lucir a la moda, aunque algo mayorcito para vestirse como la nueva fauna hipster de Manhattan. Si ya bordeas los cuarenta, tatuajes y recortito a los Ricky Martin no va, es que no va y punto. Sus ideas, otra cosa.

- Este otro, una mala copia de la autopista de Cortázar y los tigres de Cabrera Infante. Redacta muy bien; literatura no es. Además, un hombre negro caribeño que dice que su cultura es hispánica es puro artificio, como sus textos. Debió dedicarse al teatro. Estudió teatro, ¿lo sabías? Lo oyes hablar y se delata. O a la gramatología.
 
El hamburguer, las doraditas y tostaditas pomme frites, la lluvia, la gente corriendo hacia la estación de la 110 y Broadway, el falso decor francaise del restaurante Le Monde, la cerveza orgánica (el entrevistador), pinot noir (el entrevistado) interrumpían las muy seguras opiniones del estudiante de letras.
 
- ¿Gramatología? Nene, si no la sabes te las inventas. ¿Por qué?
 
La diferencia de edad servía para poder aceptarse mutuamente sin la necesidad de sentirse amenazado el uno por el otro, o que tenían que calcarse mutuamente. El viejo que una vez fue borderline hippy y el algo tardio hipster pausaban, conversaban, se reian, y leían al resto de los upperwestsiders que allí jugaban a la Rive Gauche.
 
- Pues, porque redacta muy bien, y aburre, me aburre. Si tengo que pasar trabajo, que me paguen o que me den un título universitario. Los leo por obligación. Para crecer, ninguno de los dos. Para divertirme, ninguno de los dos. Ambos evocan aquella memorable cita del mejor de todos, la Capote. Le preguntaron sobre el que escribió On the Road, ¿cómo se llamaba?
 
- Kerouac
 
- …y dijo, la Capote, con aquella insidiosa y nada agradable vocecita,. “he is a great typist”.

Terminaron de comer. El viejo, a su casa; el hipster tardío,  a sus clases de literatura comparada en la muy prestigiosa universidad. Quedaron en verse de nuevo. Con chispa la cara del joven, en paz la del viejo, se abrazaron, y a saber si se veían de nuevo..