Friday, March 15, 2013

¿Te fuiste?

No, no te fuiste.  Quedan los recuerdos, las palabras, los juegos, las lágrimas y las risas. Se queda Elvira, el nombre que le pusimos al HIV, para así enfrentarnos al mismo, arrebatarle su poder, desarmarlo; travestirlo. Nuestros amigos no morían. Se iban con Elvira. Travestir el virus no disminuía el llanto o la ira, ni la solidaridad frente a tantos que juntos despedimos. Travestirlo desarticulaba todo el montaje que se armó frente al virus.

¿Te acuerdas cuando (ahora no quiero recordar su nombre), al enterarse de la muerte de otro mas -  fueron tantos, llegó a la casa con una lazo amarillo más grande que un girasol, y en vez de llorar, mirabas el enorme lazo y no podías sentir la solidaridad que ella, "really!", buscaba junto a sus “very conveneient gay friends”? Nunca confiaste mucho en los "faghags".

¿Te fuiste? Quedan tu humor, tu atrevimiento, tu irreverencia, las mañanas que pasábamos juntos en el improvisado balcón, “very seventies”, que construiste al lado de las ventanas que daban a la calle 23, frente al Hotel Chelsea.  Las plataformas de madera y el alfombrado gris de aquel balcón interior nunca fueron desmontados. Conservaste la decoración, “period piece, disco seventies”,  y allí, por casi cuatro décadas, frente a la fauna y flora que paseaba por la 23, nos sentábamos a tomar café, fumar, beber,  recibir a tu coterie, hasta que un día dejaste de invitar, y por años nos quedamos nosotros dos.
Continuaste con las irreverencias: La mañana que saliste en bata de baño a comprar cigarrillos, y cuando te pregunté, si no sentías vergüenza, me contestaste, risueño, que eso mismo te preguntaste - ¿me da vergüenza?-, pero que te diste cuenta que los que te pasaban por el lado, cada vez que te veían en bata de baño, viraban la cara y sentían vergüenza por ti. Lo irreverente asustaba: cuando llevaste el cuadro del famoso pintor, ex profesor y ex amante, puertorriqueño, a la basura, y al verme en shock por tan inexplicable acto, me dijiste que te  echaste a reír al ver un (cuadro del famoso colorista y pintor abstracto) en la basura.

¿Te fuiste? No creo. Ni te llevó Elvira, ni te llevó Pateco*. Escogiste tus propios caminos, antes que sucumbir a la coherencia de los “normalitos” que tanto gustabas desenmascarar. Escogiste las simetrías que siempre nos unen (por ahí tengo unos cuantos libros que me regalaste sobre esos temas); no te interesaban sus muy inestables substancias. Si tus pinturas - ¿piedras o huecos negros?, ¿adelantos a las partículas de Higgs?,  ¡a saber! – servían de túneles por donde te ibas, con pocos lo compartías. Desconocían tu gusto por los nuevos argumentos de las ciencias físicas y los estructuralistas franceses. No tenias que andar de presumido enciclopédico. Leías y pintabas y por esos espacios te ibas. Que si te perdías en los miles de puntitos que cubren tus - ¿piedras?, ¿universos? – cuadros no era para alardear sobre tu paralelo mundo. Era tu camino y por ahí escogiste andar. Las coherencias de los que rigen el mundo no te interesaban y por ellos no te fuiste.
¿Dónde estás ahora? No me interesa saber. Quedan los recuerdos, las palabras, los gestos, la afinidad, las risas y los llantos, los bailes y los entierros. Quedas tú. Distinto a la canción de Alberto Cortés, contigo nadie tiene que llenar el espacio de un amigo que se va. El espacio nunca se vació. No te fuiste.  

*http://sociedadherenciaprsa.org/articles/se_lo_llev.pdf

No comments: