Tanto "hispanoide" latinoamericano que ha olvidado que algunos de sus antepasados fueron quemados por no poder comprobar que su sangre estaba "limpia" y hoy andan con sus narices "paraítas", despreciando a los de al lado.
"A partir de 1449 se comienza a imponer en España los 'Estatutos de Limpieza de Sangre' ..., un mecanismo de discriminación legal.......
Consistía en exigir, para integrar instituciones educativas, militares, municipales, religiosas, y otras, el requisito de 'probanza de la limpieza de sangre' que dependía de la cantidad de generaciones que debían transcurrir hasta que un descendiente de converso fuera considerado 'limpio'. Era considerado un mal antecedente que impedía o dificultaba integrar..... si a un cristianos se le comprobaba sangre 'judía, mora o hereje' en sus antepasados. [en las colonias incluían a los africanos e indígenas por ser herejes] Tanto en España como en sus colonias en América los conversos eran considerados 'impuros de sangre'.
La Iglesia de Córdoba fue la primera en exponer el procedimiento a seguir para determinar la limpieza de sangre. El candidato debía arrodillarse, poner la mano derecha sobre la imagen de un crucifijo, jurar que no descendía ni de judío ni de moro, decir los nombres de sus padres y abuelos, así como los lugares de sus nacimientos. Luego se designaba una persona para ir a las ciudades que fuese necesario para interrogar a testigos y hacer otras averiguaciones. Luego de presentar su informe un jurado votaba para decidir si se aceptaba o no al candidato."
En Puerto Rico esa persecución siguió hasta mediados del Siglo XIX: la familia de Emeterio Betances tuvo que ir a corte en PR, para comprobar que su sangre estaba "limpia". No era considerado criollo, mucho menos peninsular. Y la puertorriqueñidad, no tenia el mismo sentido que tiene ahora. Como soy hijo de padres muy mayores, y mis abuelos vivieron hasta casi los 100 años, aprendí de ellos sobre la vida de los jíbaros antes de que los USA invadieran las islas de Puerto Rico.
"Asina mesmo" decía abuelo Chago, cada vez que terminaba uno de sus cuentos.
"El Pan Nuestro de Cada Día" (Ramón Frade): retrato de un jíbaro en los cerros de Jajóme, que se parece tanto a mi querido abuelo Chago.
thttp://www.matrimoniosmixtos.info/index.php?option=com_content&task=view&id=68&Itemid=93
Tuesday, June 3, 2014
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