Achiote: tanto que lo odiaba porque recordaba el olor que salía de la cocina antes de los fuetazos que recibía, por lo que fuese. Por solo preguntar, una buena paliza. Porque se levantó con el moño para'o, una paliza.
El aromático olor de la muy americana planta también evoca el sofrito, el almuerzo.
Rosas: La carretera número 15, la de las 365 curvas, la construida entre 1885 y 1897, la que va de Cayey a Guayama, por la que tantas veces pasé, para visitar a los parientes que se quedaron en los cerros, en sus fincas con los hermosos jardines frente a las casas, y sus muchas variedades de rosas.
Cloacas: Visitaba otros parientes en Cayey, en las guaguas que salían cada hora desde la plaza en Guayama; y de vuelta, desde la parada que estaba al lado del canal que cruzaba el pueblo de Cayey, el que apestaba a cloacas.
Caña de azúcar: Si Cayey olía a cloacas, Guayama olia a caña de azúcar, a mela'o con cuatro centrales en sus alrededores; dos dentro del municipio, una en Arroyo y otra en Salinas. Las cuatro rodeadas de cañaverales.
Varon Dandy: La marca de perfume que usaban los muchachos del pueblo, los viernes y sábados cuando se iba a la plaza, a dar vueltas, y vueltas.
Otros olores, aromas regresan, desaparecen inmediatamente. No pueden ser atrapados para identificarlos, conocer sus orígenes, sus placeres, sus odios. ¿Qué evocan?
Tientan. Se van. No quieren quedarse. Memorias fugaces.
Sunday, June 1, 2014
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