La acera, el balcón, las barandas y la mecedora servían de escenografía.
Cuando bajaba por la mañana, si le decía buenos días, contestaba buenos días.
Cuando regresaba por la tarde, si le decía buenas tardes, contestaba buenas tardes.
Cuando subía o bajaba, si no le decía buenos días o buenas tardes, no decía nada; seguía moviéndose en la mecedora.
Veinte años mas tarde, de regreso, ni subía ni bajaba, ni buenos días ni buenas tardes, solo para saludar de nuevo, la mecedora se movía sola.
Nueva York, 1975
Monday, June 23, 2014
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