Sunday, March 26, 2017

EN PUERTO RICO ALGUNAS CHINAS SE CHUPAN

¿Se chupan ellas unas a otras o son chupadas por otros/otras? son preguntas que pueden ser contestadas, dependiendo del tipo de china, ya que están las chinas chinas, las chinas poblanas, y las achinadas no chinas que no son lo mismo que las frutas chinas, ni las chinas que son frutas: chinas mandarinas, chinas nebos, chinas valencianas y chinas de jugo criollas, las de cáscara verde y no amarillas o anaranjadas como la gran mayoría de las otras chinas, y con un dulce, distinto a las agrias, que nada tiene que ver con las que saben a salsa de soja, y mucho menos con la que un chino le dio chino a otro chino mientras se chupaba una china valenciana. Es obvio que quién se chupaba la china no es el mismo que se chupaba a la china: el chino que le dio chino al chino ¿o fue a una china?

La profesora de español estandarizado, galardonada con cintas y medallas, premio nacional de no se sabe por qué, corregía todo menos los recovecos de las chinas porque para ella solo había un tipo de china y ni la conocía como china, y por ende corregía, mas no investigaba las razones que subyacían al estudiante medio chino achinado criollo a escribir sobre las chinas. El achinado medio chino escribía sobre el rococó de las chinas; y la profesora nada china, al tener que escribir largos ensayos sobre el barroco guatemalteco, tejer a lo china poblana, que son otras chinas que nos son chinas chinas,  con sesenta estudiantes todas las semanas, no podía ponerse a averiguar sobre los motivos afectivos y los esquemas psico-históricos-culturales que llevaban a su estudiante achinado medio chino a escribir sobre las chinas; las  que dicho estudiante achinado tanto amaba, pues eran parte de su trasfondo chino. Al menos, la galardonada profesora se tomaba el tiempo, el poco que tenía, para poner circulitos rojos, no anaranjados, sobre cada uso de la china.


Que ni el médico chino puede resolver este problema didáctico. Con sesenta estudiantes a la semana, tres artículos por semestre que escribir, asistir a congresos y estar lista para recibir medallas, a quién le da tiempo para averiguar sobre las historias de los chinos no chinos en Puerto Rico y los múltiples usos de la china; mucho menos investigar por qué un estudiante medio chino achinado piensa cómo piensa y escribe sobre las chinas.

En cuanto al estudiante medio chino achinado, pues, le tocó, por su cuenta, averiguar si entendía las reglas, las excepciones a las reglas e investigar su propia forma de pensar a lo Ferreiro, Teberosky, Contreras, Freire, Irigoyen, Torres, Iglesias y un montón más de eruditos, y el por qué escribía cómo escribía sobre los distintos tipos de chinas, las que se chupan unas a otras, las que él chupa y las que no chupan.

(El físico Philip Morrison dictó una conferencia en el antiguo CCNY Workshop Center sobre los símbolos y el aprendizaje, y una de las ideas discutidas sostenía que el énfasis en la letra separaba a los estudiantes de la “experiencia” misma. El ensayo fue publicado, no lo encuentro. Eso fue antes de que me prohibieran seguir usando el Workshop Center por haberle dado más importancia a las experiencias que a seguir modelitos didácticos que trajeran fama; y, también, por yo estar fuera del clóset hetero-normativo-. Como no sé donde están los archivos de Lillian Weber, y mi muy herido ego –con mi perenne lamento borincano- no me deja ni preguntar, pues ya ustedes ven (leen), no puedo incluir la cita. Fue esa cita y los trabajaos de los que investigan los procesos del aprendizaje de la lecto-escritura los que me llevaron a escribir el texto anterior, una caja china)

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