Sunday, March 26, 2017
MI CASA NO ES TU CASA
"Mi casa es tu casa" me dijo el gringo-liberal-blanco en su apartamento en el Upper West Side de Manhattan, usando una o dos de las tres frases que sabe en el idioma de los, pues, "ya usted sabe". El muy simpático y algo paternalista caballero me plantó una enorme sonrisa que por nada recuerda el libro de Juan Ramón Jiménez. Sonrisa que algunos de nosotros reconocemos, ya que todos los días nos toca vivir con el arquetipo del muy solidario liberal (sean gringos o burgueses puertorriqueños, como fueron/son estos últimos, con sus actitues paternalistas hacia los jíbaros, los negros isleños durante mi niñez en Puerto Rico), que quiere hacerte saber que, aunque no eres de su estatus - no importa si uno habla más idiomas que ellos, tenga más títulos que ellos, haya viajado más que ellos, leído más que ellos -, te entiende, acepta; y, pues, no nos queda más remedio que oírlos, ser diplomáticos, sonreír también y pensar que "mi casa no es tu casa": la casa mental.
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