Versiones: "Tantos que dicen tener un pasado", lo mismo en Punta como en Manhattan. Incluso, puedo encontrar las distintas historias y llegar a cada una de ellas en menos de un segundo si la fibra, los discos, o el satélite lo permiten. Después de todo, no importa saber cuál es la definición del amor ni "la ecuación que lo explica", si la Fabery cuenta "nuestra propia versión".
Motivos: Cada bolero reconstruye la "caravana de recuerdos [que] "por mi mente ha pasado" , y así, "de noche mi corazón despacio", puede presentir "tu imagen perdida en el espacio".
Susto: Busco la versión de Lucy Fabery y Humberto Ramírez, o aquél u otro bolero en la lista de la tableta, el celular inteligente, y no están. Youtube no lo ha archivado.
Alivio: Encuentro la interpretación de René Barrios entre los CDs que siguen rodeados de libros.
Desespero: La tocaCDs pierde y gana velocidad sin ningún tipo de control; no oigo un bolero, el ritmo tiene aires de bachata.
Respiro: Recuerdo a los antiguos LP33rpm que guardo en el armario.
Miedo: La aguja de la envejecida todadiscos puede que esté gastada.
Delirio: La aguja no ha desmejorado; sigue igual. Oigo otro bolero como si estuviésemos en uno de los bares, cafetines, calles, casas, coches, puertos por donde "nuestras mentes han pasado", y bailamos los "rastros de nostalgia" en el Andorra de Montevideo, el Gato Tuerto de San Juan, el Corso de Manhattan.
Regreso: El CD de la Fabery y Ramírez no lo tengo; te lo regalé durante nuestra primera cita. Te escribo un correo electrónico. Contestas con un enlace, y "sin esperarlo", te me acercas, te hablo, beso, acaricio, y juntos, "tantos que dicen tener un pasado", muy juntos.
-¿Bailamos?
Vivimos en bolero "nuestra propia versión".
-Sí.
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