Friday, February 15, 2013

La Hipotenusa

La Hipotenusa se enamora de seres en busca de Godot. Casi siempre son heterosexuales cuyas identidades son más fluidas que el gas. Por haber estudiado matemáticas puras en la universidad, cada vez que quiere recalcar algo las usa como referentes, y por eso le apodan la Hipotenusa. Estuvo perdidamente enamorado de su último amor, quien era su “raíz cuadrada”.

Conoció a quien fue su teoría de Fermat en una clase que tomamos juntos, sobre nuevas formas de enfocar la filosofía, en el muy liberal New School for Social Research.  En un lado estaba yo y del otro, su perdido deseo. Aquella mala ecuación amorosa comenzó cuando el profesor presentó sus ideas sobre el material a estudiar: no creía en asignar lecturas o trabajos, y que las teorías y planteamientos filosóficos evolucionarían como resultado de revelaciones internas, que luego podían ser comparadas con los trabajos de otros y decidir si confirmaban o no nuestros postulados.

La sonrisa de la Hipotenusa, su mirada evidenciaban un desbalance entre el matemático puro y el puro perderse en el espacio que el profesor planteaba. Me miró, sonrió, movió su cuerpo geométricamente y el ángulo que su cuello formaba lo llevó a quedar de frente con el estudiante que estaba del otro lado: el artista de quien se iría enamorando poco a poco durante el resto del curso.

Cual coordenadas armoniosas, las ideas del artista concordaban con los postulados del profesor. La cara de placer y el desbalance de la Hipotenusa sirvieron de motor generador para buscarse continuamente, armar tremendas discusiones, desear uno, la Hipotenusa, el cuerpo del otro y el otro, el artista, desear aquella cuadriculada cabeza.

Al terminar el semestre, el artista se involucró en distintos proyectos: pintaba grafitis sin son ni ton por las paredes públicas de la ciudad, documentaba los sonidos y el espacio en que éstos se encontraban, creaba categorías y, luego, formulaba teorías sobre cada ambiente en específico; teorías a las que llama desorden armonioso. Sin dar explicaciones se alejó de la Hipotenusa.

Si alguien de nuestro cerrado circulo le preguntaba por el artista, la Hipotenusa justificaba su pérdida con la frase que se hizo famosa entre nosotros, “se multiplicó por cero y se eliminó a sí mismo”.

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