Perdona, dice el hombre de cotona negra, dedicado a promulgar el que no cargues mas ira. Cuando la ira la tuvo otro; y solo él tuvo derecho, hace tanto tiempo, a expresar sus desalientos, sus rabias contra los fariseos de los templos de todos los tiempos; de todos los hombres que le anteceden y le preceden por los siglos de los siglos de iras, mentiras, engaños, abusos, burlas, castigos; y cuerpos hechos de otros cuerpos que cargan las iras de todos y de este tiempo, cuando el hombre injuriado, despedido, echado de otro espacio, otra oficina, otra escuela, otro empleo, otro momento, antes y después de aquel otro haber denunciado a los falsos profetas en este y otros tiempos.
No sufras, aconseja el niño a todos y todos, desde
aquel y este momento para seguir por los siglos y los siglos de antes y después
del primer tiempo, que es este, que
fueron y serán otros tiempos; y despoja con sus palabras las iras de uno y de
todos en todos y cada uno de los momentos.
No
te angusties, la sonrisa de la niña, antes y después de aquel y de este
rencoroso cuerpo en busca de la paz o la venganza por los siglos y los siglos
de todos los tiempos, y alegra la vida mas allá de las palabras, los hechos,
las iras de todos y cada uno que una vez fue y será por los siglos de los
siglos, un cuerpo hecho de no cuerpos.
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