Saturday, January 24, 2015
Machoerradas
Aquellas y otras mujeres tratan de convertir a los hombres en machos; con sus vaginas, primero, y luego con sus egos.
PEDRO LEMEBEL (1953-2015)
“Mi hombría es aceptarme diferente/ Ser cobarde es mucho más duro/ Yo no pongo la otra mejilla/ Pongo el culo compañero”
No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el barco del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillazo de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.
NOTA:
Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile.
http://lemebel.blogspot.com/2005/11/manifiesto-hablo-por-mi-diferencia.html
"En muchos de sus trabajos literarios Lemebel recuerda a Manuel Puig y a Néstor Perlongher. Compartía con el primero la reivindicación de la "cursilería" como estilo posible...." (http://www.clarin.com/cultura/Murio-Pedro-Lemebel-escritor-diferencia_0_1290471172.html)
Monday, January 19, 2015
Montevideo de acuerdo al bolero de la Tellado
3. Tercer capítulo
Temblorosas las manos, las alza hasta el tope de la puerta y rasga la madera, cae de rodillas, grita - hijo de puta, hijo de puta-, en descenso el llanto y un murmullo, repetido una y otra vez, - hijo de puta.
Llora desconsoladamente y dice con voz desesperada, llena de resignación, - ¡hi jo de pu ta! -, grita - ¡hijodeputaaaaaaa!
Para de leer el guión y corre hasta la tableta para chequear sus correos electrónicos, saltar a enlaces, regresar y contestar el mensaje que le sirve de aliento, ahogo, razón para explicar a alguien más porque no puede estar sin su gadgets.
Un mensaje solamente fue suficiente golpe para abrirle la respiración a la sofocante espera. Con el enlace que lo lleva a las fotos y vídeos del apartamento que está comprando en Malvin -¡y tener que dejar la pintoresca y diversa Ciudad Vieja para cambiarla por el homogeneo Malvin! - el estado de ánimo se mueve del espacio que ocupa la ansiedad a los planos donde se es guiado por la razón.
- ¿Qué quieres?
- ¿Por qué me hablas así?
- ¿Qué tú crees?
- ¿Cuándo comenzaste a usar el tú?
- ¡Qué importa!
- Importa sí
- ¿Nos vamos?
- Sí, vámonos.
La luz de la calurosa tarde del febrero austral alumbra la habitación color blanco estéril; delata con las sombras el impresionante y cargado mundo de tubos y equipos que maquillan con sus brillos y líquidos la pálida cara de la que pasó su vida detrás de una telenovela, novelita romántica copiada de una revista de modas y quinceañeros. Los recuerdos se confunden con los sueros de todo tipo que la unen a otras fórmulas. Él aparece y desaparece. El Porsche, destruido, sin memoria de la noche de anoche.
2. Segundo capítulo:
Aturdida, la Barrios. No puede esperar frente al teléfono multi-funcional o frente a cualquier otro artefacto por su correo electrónico.
Boleros, la Barrios interpretar a la Rexach.
Delirantes, sus juegos pueriles - no escribió durante todo el fin de semana, para luego escribir el domingo tarde en la noche, un mensaje corto, "acabo de llegar de Punta", con un enlace a un pueblo uruguayo, "donde iremos" cuando esté por allá -, y su gusto por activar celos o ansiedad.
Deseos, el relato, filtrados por el buen gusto y las técnicas bolerístico-narrativas telledianas que los conjugan.
Contar el juego romántico es mucho más divertido que los celos; más intenso, lúdico, que la ansiedad causada por la espera. El texto supera la vivencia.
Distancia, de lejos como puede ocurrir durante una tarde de lluvia manzaneriana; de viaje en la nave de la Rexach, sin rumbo
1. Primer capítulo:
La noche no fue interrumpida por mujeres de ojos color turquesa, rostros de nácar, sentadas al lado de hombres de pelo gris, apuestos galanes hacia quienes ellas extienden lentamente sus angulares y finas manos, uñas rojo encendido, en camino a Montevideo.
El chillido de las llantas acompaña al frenar sin control. Retira las manos, las lleva hasta los muslos, la falda, la boca; un suspiro, el Porsche destruido.
Silencio sepulcral. Sonidos de sirenas. Ofuscados recuerdos de la pasada noche, la que duró diez años en cuajar y empezó la mañana de ese San Valentín. La voz de Corin Tellado canta, "La noche de anoche".
14 de febrero, 6:00 am: Ding, ding, ding timbrea el email, del café a la pantalla en menos de un segundo. Un San Valentín que no esperaba y el re-inicio de una relación perdida, no olvidaba, neutralizada, para esta mañana ser activada de nuevo sin "deletes". ¿Hasta cuándo?
Empezó hace diez años y aquella mañana, día, noche de San Valentín volvió, y "yo que estaba tan tranquila... " cantaría su versión Corín Tellado; tanto años más tarde, sigue, no para.
14 de febrero - 14 de marzo: Los dings se multiplican, diez veces al día, esta historia, otra, sugerencias y deseos de compartir mucho más que mensajes cibernéticos: vivir juntos, casas y playas; dudas: estoy muy viejo, no importa, te cuido, me cuidas.
Pausa, el subir y bajar de emociones sueltan las defensas y las verdades empiezan a aparecer, los celos infundados, equivocados juegos eróticos y repetición de lo que ya había antes detonado la separación.
En Montevideo lo conocí. Su enrizado pelo negro, sus verde gris y ovalados ojos dirigían el deseo: poseerlo, besarlo, caminar por las ramblas, de manos. Me controlé.
La Tellado sigue con su versión, "todo es nuevo para mi, estoy aturdida".
14 de marzo, 6:00 am: Ruptura y definición de espacios e intereses. Otro hasta luego, otro relato, otra despedida, quizás diez años más tarde. Una explicación poco telladiana detona los conflictos.
¿Raíces distintas? Me sentí como una mata. Delete.
Ni le quise preguntar a qué se refería, yo no estaba listo.
Si no hubiese incluido las raíces junto a las otras categorías diferenciales - país, costumbres - y señalado raíz como otro determinante de las diferencias, no me hubiese despertado la curiosidad.
- Siempre has dicho que desciendes un bote, y en clara distinción entre vos y los que no descienden de botes,
Sin dar muchas vueltas es fácil imaginar qiénes son los otros, los que no descienden de botes para confirmar la sospecha de que mi diferencia en cuanto a raíz y tronco oponía a la de los que "llegaron" en botes.
Al muy clasificado pretendiente no le pasó por la mente que mis raíces (entiéndase que lo mas cercano a la raíz es el DNA) también llegaron en bote, con altos por cientos de herencia genética adquirida después de hacer muchos transbordes: desde Africa, Europa, Asia; y en el caso de los antillanos, llegaron también de la Guajira, Amazonía, otras islas.
"Si estoy sintiendo lo que nunca sentí" enreda la una vez tranquila vida, ajustada a la edad, las rutinas, lo predecible, desplaza las contradicciones, las ideas sobre orígenes, sexo, deseos "te lo juro, todo es nuevo para mí".
14 de marzo, 7:00am: Me identifico con el cono sur, tomo mate, oigo boleros, Corín canta "La noche de anoche". Proceso las últimas semanas, los últimos diez años.
Yo que estaba "disfrutando de esa calma de un amor que ya pasó", en esa etapa, a la edad sesentona cuando quedan solas, quietas las palabras, los sentimientos apaciguados, hasta que vuelve, escribe, empezar de cero, de nuevo. y cuestionar, "qué tú estas haciendo de mi.....".
14 de marzo, 9:00pm: Un ding, otro ding y otro ding me atraen a la pantalla, pide una segunda oportunidad, todos los antepasados llegaron en bote, yolas, a pie, sin compromisos, conocernos, una segunda oportunidad.
- ¿Qué quée?, si llevamos diez años en ésta -. Le digo que sí.
Vuelvo a sentir lo que no quería despertar, lo que esta noche "....me hace comprender, que yo he vivido esperando por ti".
15 de marzo, 4:am: la voz de Corín acompaña los delirios de la mujer de ojos color turquesa y largas acicaladas uñas color rojo subido, sus lamentos, sentirse engañada - ¿por qué me llevaste hasta Punta del Este, si sabías que vos no me querías? Mentiras, puras mentiras, tus correos eran puras mentiras. - y Corin, asombrada, les dice, "estoy aturdida".
Y así un capítulo más de un romance gay separado por miles de millas de distancia, y al ser cantado por Corín, tendrá un final feliz.
Temblorosas las manos, las alza hasta el tope de la puerta y rasga la madera, cae de rodillas, grita - hijo de puta, hijo de puta-, en descenso el llanto y un murmullo, repetido una y otra vez, - hijo de puta.
Llora desconsoladamente y dice con voz desesperada, llena de resignación, - ¡hi jo de pu ta! -, grita - ¡hijodeputaaaaaaa!
Para de leer el guión y corre hasta la tableta para chequear sus correos electrónicos, saltar a enlaces, regresar y contestar el mensaje que le sirve de aliento, ahogo, razón para explicar a alguien más porque no puede estar sin su gadgets.
Un mensaje solamente fue suficiente golpe para abrirle la respiración a la sofocante espera. Con el enlace que lo lleva a las fotos y vídeos del apartamento que está comprando en Malvin -¡y tener que dejar la pintoresca y diversa Ciudad Vieja para cambiarla por el homogeneo Malvin! - el estado de ánimo se mueve del espacio que ocupa la ansiedad a los planos donde se es guiado por la razón.
- ¿Qué quieres?
- ¿Por qué me hablas así?
- ¿Qué tú crees?
- ¿Cuándo comenzaste a usar el tú?
- ¡Qué importa!
- Importa sí
- ¿Nos vamos?
- Sí, vámonos.
La luz de la calurosa tarde del febrero austral alumbra la habitación color blanco estéril; delata con las sombras el impresionante y cargado mundo de tubos y equipos que maquillan con sus brillos y líquidos la pálida cara de la que pasó su vida detrás de una telenovela, novelita romántica copiada de una revista de modas y quinceañeros. Los recuerdos se confunden con los sueros de todo tipo que la unen a otras fórmulas. Él aparece y desaparece. El Porsche, destruido, sin memoria de la noche de anoche.
2. Segundo capítulo:
Aturdida, la Barrios. No puede esperar frente al teléfono multi-funcional o frente a cualquier otro artefacto por su correo electrónico.
Boleros, la Barrios interpretar a la Rexach.
Delirantes, sus juegos pueriles - no escribió durante todo el fin de semana, para luego escribir el domingo tarde en la noche, un mensaje corto, "acabo de llegar de Punta", con un enlace a un pueblo uruguayo, "donde iremos" cuando esté por allá -, y su gusto por activar celos o ansiedad.
Deseos, el relato, filtrados por el buen gusto y las técnicas bolerístico-narrativas telledianas que los conjugan.
Contar el juego romántico es mucho más divertido que los celos; más intenso, lúdico, que la ansiedad causada por la espera. El texto supera la vivencia.
Distancia, de lejos como puede ocurrir durante una tarde de lluvia manzaneriana; de viaje en la nave de la Rexach, sin rumbo
1. Primer capítulo:
La noche no fue interrumpida por mujeres de ojos color turquesa, rostros de nácar, sentadas al lado de hombres de pelo gris, apuestos galanes hacia quienes ellas extienden lentamente sus angulares y finas manos, uñas rojo encendido, en camino a Montevideo.
El chillido de las llantas acompaña al frenar sin control. Retira las manos, las lleva hasta los muslos, la falda, la boca; un suspiro, el Porsche destruido.
Silencio sepulcral. Sonidos de sirenas. Ofuscados recuerdos de la pasada noche, la que duró diez años en cuajar y empezó la mañana de ese San Valentín. La voz de Corin Tellado canta, "La noche de anoche".
14 de febrero, 6:00 am: Ding, ding, ding timbrea el email, del café a la pantalla en menos de un segundo. Un San Valentín que no esperaba y el re-inicio de una relación perdida, no olvidaba, neutralizada, para esta mañana ser activada de nuevo sin "deletes". ¿Hasta cuándo?
Empezó hace diez años y aquella mañana, día, noche de San Valentín volvió, y "yo que estaba tan tranquila... " cantaría su versión Corín Tellado; tanto años más tarde, sigue, no para.
14 de febrero - 14 de marzo: Los dings se multiplican, diez veces al día, esta historia, otra, sugerencias y deseos de compartir mucho más que mensajes cibernéticos: vivir juntos, casas y playas; dudas: estoy muy viejo, no importa, te cuido, me cuidas.
Pausa, el subir y bajar de emociones sueltan las defensas y las verdades empiezan a aparecer, los celos infundados, equivocados juegos eróticos y repetición de lo que ya había antes detonado la separación.
En Montevideo lo conocí. Su enrizado pelo negro, sus verde gris y ovalados ojos dirigían el deseo: poseerlo, besarlo, caminar por las ramblas, de manos. Me controlé.
La Tellado sigue con su versión, "todo es nuevo para mi, estoy aturdida".
14 de marzo, 6:00 am: Ruptura y definición de espacios e intereses. Otro hasta luego, otro relato, otra despedida, quizás diez años más tarde. Una explicación poco telladiana detona los conflictos.
¿Raíces distintas? Me sentí como una mata. Delete.
Ni le quise preguntar a qué se refería, yo no estaba listo.
Si no hubiese incluido las raíces junto a las otras categorías diferenciales - país, costumbres - y señalado raíz como otro determinante de las diferencias, no me hubiese despertado la curiosidad.
- Siempre has dicho que desciendes un bote, y en clara distinción entre vos y los que no descienden de botes,
Sin dar muchas vueltas es fácil imaginar qiénes son los otros, los que no descienden de botes para confirmar la sospecha de que mi diferencia en cuanto a raíz y tronco oponía a la de los que "llegaron" en botes.
Al muy clasificado pretendiente no le pasó por la mente que mis raíces (entiéndase que lo mas cercano a la raíz es el DNA) también llegaron en bote, con altos por cientos de herencia genética adquirida después de hacer muchos transbordes: desde Africa, Europa, Asia; y en el caso de los antillanos, llegaron también de la Guajira, Amazonía, otras islas.
"Si estoy sintiendo lo que nunca sentí" enreda la una vez tranquila vida, ajustada a la edad, las rutinas, lo predecible, desplaza las contradicciones, las ideas sobre orígenes, sexo, deseos "te lo juro, todo es nuevo para mí".
14 de marzo, 7:00am: Me identifico con el cono sur, tomo mate, oigo boleros, Corín canta "La noche de anoche". Proceso las últimas semanas, los últimos diez años.
Yo que estaba "disfrutando de esa calma de un amor que ya pasó", en esa etapa, a la edad sesentona cuando quedan solas, quietas las palabras, los sentimientos apaciguados, hasta que vuelve, escribe, empezar de cero, de nuevo. y cuestionar, "qué tú estas haciendo de mi.....".
14 de marzo, 9:00pm: Un ding, otro ding y otro ding me atraen a la pantalla, pide una segunda oportunidad, todos los antepasados llegaron en bote, yolas, a pie, sin compromisos, conocernos, una segunda oportunidad.
- ¿Qué quée?, si llevamos diez años en ésta -. Le digo que sí.
Vuelvo a sentir lo que no quería despertar, lo que esta noche "....me hace comprender, que yo he vivido esperando por ti".
15 de marzo, 4:am: la voz de Corín acompaña los delirios de la mujer de ojos color turquesa y largas acicaladas uñas color rojo subido, sus lamentos, sentirse engañada - ¿por qué me llevaste hasta Punta del Este, si sabías que vos no me querías? Mentiras, puras mentiras, tus correos eran puras mentiras. - y Corin, asombrada, les dice, "estoy aturdida".
Y así un capítulo más de un romance gay separado por miles de millas de distancia, y al ser cantado por Corín, tendrá un final feliz.
Thursday, January 15, 2015
YO NO SOY UN ABSOLUTO
El asesinato me causa rabia, dolor, terror, espanto, un sentido de angustia e impotencia que siento frente a los que están viviendo la tortura, su muerte violenta, sin compasión, llevada a cabo con la crueldad que carga consigo el asesino.
He conocido muy de cerca víctimas, asesinatos y asesinos. En Ponce masacraron a los que luchaban por la independencia de PR. Jájome resolvía las controversias causadas por ofensas absolutas a la honra y el honor con machetes y cuchillas.
Nadie quiere morir así. No quiero que nadie muera así.
La respuesta absoluta, sin matices, sin posibilidades de reflexión ante un asesinato lobotomiza la capacidad humana para poder responder con cordura, y evitar que otros asesinatos ocurran; que el absolutismo conceptual, emocional que llevó al asesino a cometer su crimen se repita.
Un absoluto genera una sola respuesta, si el que responde lo permite.
Las religiones, los mercaderes de violencia, sus artefactos de guerra, propaganda y sus agentes políticos entrampan las oposiciones en absolutos; se benefician de los mismos.
Yo no soy un absoluto.
He conocido muy de cerca víctimas, asesinatos y asesinos. En Ponce masacraron a los que luchaban por la independencia de PR. Jájome resolvía las controversias causadas por ofensas absolutas a la honra y el honor con machetes y cuchillas.
Nadie quiere morir así. No quiero que nadie muera así.
La respuesta absoluta, sin matices, sin posibilidades de reflexión ante un asesinato lobotomiza la capacidad humana para poder responder con cordura, y evitar que otros asesinatos ocurran; que el absolutismo conceptual, emocional que llevó al asesino a cometer su crimen se repita.
Un absoluto genera una sola respuesta, si el que responde lo permite.
Las religiones, los mercaderes de violencia, sus artefactos de guerra, propaganda y sus agentes políticos entrampan las oposiciones en absolutos; se benefician de los mismos.
Yo no soy un absoluto.
Saturday, January 10, 2015
EL BOLERO DEL GUACHAFITA
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el vocablo guachafita como alguien falto de seriedad, orden o eficiencia. Este vocablo es usado de distintas maneras a través de Latinoamérica, a veces es deletreado con hache en vez de ge, pero el significado es más o menos el mismo. Su uso en Puerto Rico ha ido desapareciendo; los guachafitas no. Andan por ahí a tutiplén.
- Me gustaría verte de nuevo, dame tu teléfono -, un Don Juan.
- Su obra es innovadora, de un valor literario extraordinario -, un editor-mercader de libros. Cubra los gastos que se lo publicamos.
- Sí, Pepe -, mi abuela, quien desconfiaba de los guachafitas de verbo rápido y halagador.
La necesidad de crear falsas expectativas no se limita a los donjuanes del mundos, mercaderes de libros y deseos. Se encuentra en el diario vivir de todos nosotros: el que te trata de seducir románticamente, te habla en bolero; los médicos que te dan cita a una hora para luego encontrarse uno con un montón más de pacientes con cita a la misma hora; la señora de clase media que estaciona su enorme camioneta frente la entrada del garaje de tu casa y dice sin mucha preocupación, “yo vuelvo rápido”; la amiga que no se plantea el que puedas tener otros compromisos, “paso por allá entre jueves y domingo”; la empleada de oficina que se pone a hablar con sus compañeros mientras el cliente espera pacientemente; el chofer de taxis que se niega poner el metro y quiere cobrarte un suma exorbitante para un viaje de San Juan a Santurce.
Crear falsas expectativas está basado en el engaño, en el deseo de hacer creer que algo va a ocurrir. Y mientras esperas, el guachafita logra las metas concretas que le motivan a formular la ilusión de que te está sirviendo, ayudando, “algo va a pasar”.
El editor-mercader busca dinero y mientras lo consigue te otorga el premio de la letras; el médico en algún momento te dedicará diez minutos para hacerte creer que le preocupa tu salud; la amiga espera que surja algo más importante que tu compañía y con la posible visita te convierte en su persona más importante; la empleada espera lograr estar de buenas con sus compañeros; el chofer de taxi espera explotar a todo el que pague sin protestar. Los guachafitas están todos por ahí, mercaderes de deseos.
Todos “guachafiteamos" en bolero: el político que nunca implantará políticas anti-discriminatorias, mientras marchan a favor de las mismas; el sacerdote que te ofrece el paraíso si le confiesas tus pecadillos; la madre que te seduce con amores para que no le des más problemas; este escritor quien espera hacerles creer a todos los lectores que se puede jugar con la “huachafería”.
Y uno frente a ese jugar con las expectativas, tolera. Tolera porque es más difícil cambiar patrones culturales, nocivos o no, que lograr que los guachafitas dejen de hablar en bolero.
- Me gustaría verte de nuevo, dame tu teléfono -, un Don Juan.
- Su obra es innovadora, de un valor literario extraordinario -, un editor-mercader de libros. Cubra los gastos que se lo publicamos.
- Sí, Pepe -, mi abuela, quien desconfiaba de los guachafitas de verbo rápido y halagador.
La necesidad de crear falsas expectativas no se limita a los donjuanes del mundos, mercaderes de libros y deseos. Se encuentra en el diario vivir de todos nosotros: el que te trata de seducir románticamente, te habla en bolero; los médicos que te dan cita a una hora para luego encontrarse uno con un montón más de pacientes con cita a la misma hora; la señora de clase media que estaciona su enorme camioneta frente la entrada del garaje de tu casa y dice sin mucha preocupación, “yo vuelvo rápido”; la amiga que no se plantea el que puedas tener otros compromisos, “paso por allá entre jueves y domingo”; la empleada de oficina que se pone a hablar con sus compañeros mientras el cliente espera pacientemente; el chofer de taxis que se niega poner el metro y quiere cobrarte un suma exorbitante para un viaje de San Juan a Santurce.
Crear falsas expectativas está basado en el engaño, en el deseo de hacer creer que algo va a ocurrir. Y mientras esperas, el guachafita logra las metas concretas que le motivan a formular la ilusión de que te está sirviendo, ayudando, “algo va a pasar”.
El editor-mercader busca dinero y mientras lo consigue te otorga el premio de la letras; el médico en algún momento te dedicará diez minutos para hacerte creer que le preocupa tu salud; la amiga espera que surja algo más importante que tu compañía y con la posible visita te convierte en su persona más importante; la empleada espera lograr estar de buenas con sus compañeros; el chofer de taxi espera explotar a todo el que pague sin protestar. Los guachafitas están todos por ahí, mercaderes de deseos.
Todos “guachafiteamos" en bolero: el político que nunca implantará políticas anti-discriminatorias, mientras marchan a favor de las mismas; el sacerdote que te ofrece el paraíso si le confiesas tus pecadillos; la madre que te seduce con amores para que no le des más problemas; este escritor quien espera hacerles creer a todos los lectores que se puede jugar con la “huachafería”.
Y uno frente a ese jugar con las expectativas, tolera. Tolera porque es más difícil cambiar patrones culturales, nocivos o no, que lograr que los guachafitas dejen de hablar en bolero.
Thursday, January 8, 2015
LA GLORIA SOMOS DOS
"No necesito ir al cielo tisú
Si alma mía,
La gloria eres tú"
(La Gloria Eres Tú, José Antonio Méndez)
Gloriosa como la Priscilla en su desierto australiano o la dramática y controlada interpretación de aquel bolero que La Epi, con su muy jazzy voz en el muy seductor bar, The Owl, en el Viejo San Juan, convertía en amor modulado, en una invitación a la cama, en una levedad del deseo, caminado hasta el desaparecido Hotel Palace, donde la gloria bajaba a la tierra y se transformaba en un placer osmótico, un sexo que no quería terminar, lento, guiado por los dedos, la lengua, la saliva, la piel pegada a la piel, y el sudor que en épocas sin aire acondicionado sabía, pues, vuelvo y repito, sabía a gloria.
Gloriosa como el género de plantas tuberosas, herbáceas deciduas y perennes que comprende cinco especies en la familia de las Colchicáceas.
Gloriosa cual nombre de cadena de tiendas de zapatos en el Puerto Rico de los cincuenta.
Gloriosa cual estado que trae el cielo a la tierra, la tierra la lleva al paraíso y el cuerpo deja de ser materia para transformarse en una conjugación, pues, vuelvo y repito, gloriosa.
Gloriosa venida de hombre gai que se ahoga en su propia voz mientras oye los ininteligibles fonemas, roncos, del otro, el que lo tiene en la gloria.
Si alma mía,
La gloria eres tú"
(La Gloria Eres Tú, José Antonio Méndez)
Gloriosa como la Priscilla en su desierto australiano o la dramática y controlada interpretación de aquel bolero que La Epi, con su muy jazzy voz en el muy seductor bar, The Owl, en el Viejo San Juan, convertía en amor modulado, en una invitación a la cama, en una levedad del deseo, caminado hasta el desaparecido Hotel Palace, donde la gloria bajaba a la tierra y se transformaba en un placer osmótico, un sexo que no quería terminar, lento, guiado por los dedos, la lengua, la saliva, la piel pegada a la piel, y el sudor que en épocas sin aire acondicionado sabía, pues, vuelvo y repito, sabía a gloria.
Gloriosa como el género de plantas tuberosas, herbáceas deciduas y perennes que comprende cinco especies en la familia de las Colchicáceas.
Gloriosa cual nombre de cadena de tiendas de zapatos en el Puerto Rico de los cincuenta.
Gloriosa cual estado que trae el cielo a la tierra, la tierra la lleva al paraíso y el cuerpo deja de ser materia para transformarse en una conjugación, pues, vuelvo y repito, gloriosa.
Gloriosa venida de hombre gai que se ahoga en su propia voz mientras oye los ininteligibles fonemas, roncos, del otro, el que lo tiene en la gloria.
LA PASIONES DE LA JÚNIOR
Muchos otros tienen el apodo. Para los que te conocimos íntimamente (como amigos, algunos; en la cama, otros) eras el único Júnior, al cual le seguía tu muy poco común apellido. A nadie más nos referíamos como la Júnior.
Nos conocimos durante nuestros años universitarios y la amistad duró sobre cincuenta años. Un montón, y ¡qué montón!
Si algo te distinguía eran tus pasiones. Hasta cuando "fríamente calculabas" (que mucho te gozabas esa frase, te apasionaba decirla: fríamente calculado), era la pasión de poder calcular y ejecutar lo tramado el motor que te guiaba. Tramas de todo tipo: desde las politico-burocráticas hasta las románticas. Algunas eran tramas geniales, otras pueriles. Todas guiadas por el intenso deseo de calcular.
Si los demás amigos y conocidos que murieron a causa del SIDA, lucían resignados, entregados a esos últimos momentos, desligados de las posesiones y deseos carnales, la Junior no. Daba órdenes desde la cama, organizaba visitas, criticaba comportamientos, escogía simpatías, y con los deseos de adolescente por primera vez enamorada, esperaba al guardia
De todas las pasiones, las románticas fueron las que te siguieron hasta la tumba. Enclenque, consumido por el VIH, sin masa corporal o capacidad para caminar o moverse, con tres pelos en la cabeza, cuando sabias que venía el guardia, tu última gran pasión, pedías una peinilla y un espejo.
Que había que lucir "exacta" (una palabra que nos gustaba usar, ¿cómo me veo?, te ves exacta) para el hombre que te revolvía las vísceras; el que en esos momentos te desarmaba las pasiones, las que te hacían creer que ibas a vivir para siempre.
Sobre otros amigos - algunos muertos y otros envejecidos - y esa época que nos tocó vivir y servir de "carne de cañón histórico y médico" había escrito; sobre ti, el más antiguo de mis amigos "entendidos", no. Ninguna razón en particular, hasta ahora, cuando - distinto al anarquismo de Gūnter, lo estético de Ariel, lo bailao de Frank, el claque de la moda con Ernesto, lo campesino de Gary, el desprecio por los falsos burgueses de Joachim - encuentro que lo más que te distinguía era permitir que las pasiones - desenfrenadas, a veces; calculadas, en otras - te sirvieran de motor existencial.
Y en esos últimos momentos, en el hospicio en San Juan, no fueron los medicamentos, o la herencia (como no eras codicioso ni avaro, no tenías nada que dejar), o los irresueltos problemas y deudas con tus amigos y familiares (pedir perdón no era una de tus virtudes) lo que estaba presente. Era el deseo de ver y poseer al guardia. Quizás por eso pediste lo que no se podía cumplir, que regaran tus cenizas frente al cuartel de policías.
Nos conocimos durante nuestros años universitarios y la amistad duró sobre cincuenta años. Un montón, y ¡qué montón!
Si algo te distinguía eran tus pasiones. Hasta cuando "fríamente calculabas" (que mucho te gozabas esa frase, te apasionaba decirla: fríamente calculado), era la pasión de poder calcular y ejecutar lo tramado el motor que te guiaba. Tramas de todo tipo: desde las politico-burocráticas hasta las románticas. Algunas eran tramas geniales, otras pueriles. Todas guiadas por el intenso deseo de calcular.
Si los demás amigos y conocidos que murieron a causa del SIDA, lucían resignados, entregados a esos últimos momentos, desligados de las posesiones y deseos carnales, la Junior no. Daba órdenes desde la cama, organizaba visitas, criticaba comportamientos, escogía simpatías, y con los deseos de adolescente por primera vez enamorada, esperaba al guardia
De todas las pasiones, las románticas fueron las que te siguieron hasta la tumba. Enclenque, consumido por el VIH, sin masa corporal o capacidad para caminar o moverse, con tres pelos en la cabeza, cuando sabias que venía el guardia, tu última gran pasión, pedías una peinilla y un espejo.
Que había que lucir "exacta" (una palabra que nos gustaba usar, ¿cómo me veo?, te ves exacta) para el hombre que te revolvía las vísceras; el que en esos momentos te desarmaba las pasiones, las que te hacían creer que ibas a vivir para siempre.
Sobre otros amigos - algunos muertos y otros envejecidos - y esa época que nos tocó vivir y servir de "carne de cañón histórico y médico" había escrito; sobre ti, el más antiguo de mis amigos "entendidos", no. Ninguna razón en particular, hasta ahora, cuando - distinto al anarquismo de Gūnter, lo estético de Ariel, lo bailao de Frank, el claque de la moda con Ernesto, lo campesino de Gary, el desprecio por los falsos burgueses de Joachim - encuentro que lo más que te distinguía era permitir que las pasiones - desenfrenadas, a veces; calculadas, en otras - te sirvieran de motor existencial.
Y en esos últimos momentos, en el hospicio en San Juan, no fueron los medicamentos, o la herencia (como no eras codicioso ni avaro, no tenías nada que dejar), o los irresueltos problemas y deudas con tus amigos y familiares (pedir perdón no era una de tus virtudes) lo que estaba presente. Era el deseo de ver y poseer al guardia. Quizás por eso pediste lo que no se podía cumplir, que regaran tus cenizas frente al cuartel de policías.
Wednesday, January 7, 2015
SI MI HIJO SALE MARICÓN, LO MATO
Gays al borde de un ataque de nervios para quien "suicide is not enuff” es la fusión bilingüe de dos posibles piezas (cine y teatro) cuyos títulos sirven para recoger la condición homosexual en el siglo 21.
Que si el Presidente habló y Ricky Martin lo festejó no son pruebas absolutas de que la situación está completamente mejor, aquí y/o allá.
“No me agües la fiesta, que de esta me caso”, hubiese soltado la sin pelos en la lengua, Armando, un borde-partido, residente del pueblo que siempre mira hacia el Caribe. Armando estaba listo para el matrimonio; con un destino seguro hacia un mundo de bienes y amores compartidos; legalmente protegidos.
“De encontrar marido”, aclararía, acompañado con una ronca carcajada, el que una vez fue pitado y saludado con sarcasmo. Armando es un recuerdo que hoy, con las noticias sobre suicidios, abusos, burlas, desprecios, y gays al borde de la felicidad por los siglos de los siglos, se corporiza en mi memoria.
El artículo, “In Rutgers Spying Case, Voices for Gay Rights Urge Leniency” (KATE ZERNIKE, NYT, 21/05/12), destapa el recuerdo del suicidio, el que siempre estuvo detrás de la oreja. Cada uno de estos casos revive el terror.
“Si mi hijo sale pato, lo mato”, no es la frase más alentadora para quienes andan definiendo su identidad. Luego los idiotas con buenas notas y excelentes record académicos te usan como si fueses parte de un “freak show”. No son los únicos.
¡Qué divertido es reírse de los gays, especialmente los que como Armando o Dominguín no podían “esconder sus plumas”!
Cuando veo a Armando pasar por la calle, con su andar amanerado, la mano izquierda alzada - signo de lo que el hombre puede ser, no se puede parar el destape de los sentimientos, las sensaciones, el deseo reprimido, dolor, el miedo a que tus padres o alguien descubra lo que sientes, te asesine.
Su cara sigue presente. Las burlas, lo que le gritaban, sus defensas verbales, histérico, rabioso a veces, impotente en otras, asombrado, no ayudaban a definir y aceptar aquello que nunca pediste ser. No conozco a un homosexual que escogería esa sensación, ese fuerte deseo como parte de su vida.
“Si mi hijo sale pato, lo mato”. Y si lo matas o lo aterrorizas tanto que lo llevas al suicidio, ¿qué haces?
RK, un forista escribe en el articulo antes citado, “What Mr. Ravi did was despicable and he should be held accountable for it. I agree with most who have expressed the opinion that throwing the book at Ravi and putting him away will not accomplish much…. Mr. Ravi's actions should certainly NOT be dismissed as "hijinks" as Mr. Romney described his bullying of a young man when they were both in High School. ”
Armando nunca trabajó fuera de su casa. Dicen que estuvo en el ejército, en Corea. Si fue expulsado del ejército tuvo que cargar con la tarjetita que así lo indicaba, con un 4F o un 4ª; marca que era obligada a revelar en cualquier sitio donde buscase trabajo.
Cuántas veces dejamos ese espacio en blanco, a ver si no se fijaban o mentías y decías que eras tal o cual número.
No solo te avergonzaban, te marcaban para siempre con un número y una letra. Cuántos no tuvieron que mentir en los formularios que llenaban cuando iban a estudiar o buscar trabajo. Otro miedo que se añadía a los que tantos había que enfrentar. Armando terminó de criada de su propia familia: cuidaba a los padres, los sobrinos, hacia los quehaceres de la casa, los mandados.
“Even without the bias charges, invasion of privacy would have subjected Ravi to a potential1-5 year prison sentence......... If Ravi is being "crucified" for our collective sins, it's because our collective sin is a movement away from "rehabilitative" norms and overzealousness with regard to punishment.( H. Rockle, NYT, 21/05/12)
Lo fácil que se le hacía a mis muy progresistas compañeros en la universidad usar la homosexualidad como punta de lanza para explicar, justificar sus acciones y las de otros. Y si eres un homosexual "amanerado", "partido" en la jerga gay, las posibilidades de sobrevivir la institución son mininas; y las de ser contratado para trabajar, muy pocas.
Armando subía y bajaba por frente de la casa, al mercado, a la farmacia, y desde allí se oían las risas, el ¡ay, chus!, la risa, la risa, la risa, los mozalbetes corriendo detrás para pretender que le cogían el culo, la piedra que le tiró alguien…
“Si mi hijo sale pato, lo mato."
http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/10/si-mi-hijo-sale-marica-lo-mato.html
Que si el Presidente habló y Ricky Martin lo festejó no son pruebas absolutas de que la situación está completamente mejor, aquí y/o allá.
“No me agües la fiesta, que de esta me caso”, hubiese soltado la sin pelos en la lengua, Armando, un borde-partido, residente del pueblo que siempre mira hacia el Caribe. Armando estaba listo para el matrimonio; con un destino seguro hacia un mundo de bienes y amores compartidos; legalmente protegidos.
“De encontrar marido”, aclararía, acompañado con una ronca carcajada, el que una vez fue pitado y saludado con sarcasmo. Armando es un recuerdo que hoy, con las noticias sobre suicidios, abusos, burlas, desprecios, y gays al borde de la felicidad por los siglos de los siglos, se corporiza en mi memoria.
El artículo, “In Rutgers Spying Case, Voices for Gay Rights Urge Leniency” (KATE ZERNIKE, NYT, 21/05/12), destapa el recuerdo del suicidio, el que siempre estuvo detrás de la oreja. Cada uno de estos casos revive el terror.
“Si mi hijo sale pato, lo mato”, no es la frase más alentadora para quienes andan definiendo su identidad. Luego los idiotas con buenas notas y excelentes record académicos te usan como si fueses parte de un “freak show”. No son los únicos.
¡Qué divertido es reírse de los gays, especialmente los que como Armando o Dominguín no podían “esconder sus plumas”!
Cuando veo a Armando pasar por la calle, con su andar amanerado, la mano izquierda alzada - signo de lo que el hombre puede ser, no se puede parar el destape de los sentimientos, las sensaciones, el deseo reprimido, dolor, el miedo a que tus padres o alguien descubra lo que sientes, te asesine.
Su cara sigue presente. Las burlas, lo que le gritaban, sus defensas verbales, histérico, rabioso a veces, impotente en otras, asombrado, no ayudaban a definir y aceptar aquello que nunca pediste ser. No conozco a un homosexual que escogería esa sensación, ese fuerte deseo como parte de su vida.
“Si mi hijo sale pato, lo mato”. Y si lo matas o lo aterrorizas tanto que lo llevas al suicidio, ¿qué haces?
RK, un forista escribe en el articulo antes citado, “What Mr. Ravi did was despicable and he should be held accountable for it. I agree with most who have expressed the opinion that throwing the book at Ravi and putting him away will not accomplish much…. Mr. Ravi's actions should certainly NOT be dismissed as "hijinks" as Mr. Romney described his bullying of a young man when they were both in High School. ”
Armando nunca trabajó fuera de su casa. Dicen que estuvo en el ejército, en Corea. Si fue expulsado del ejército tuvo que cargar con la tarjetita que así lo indicaba, con un 4F o un 4ª; marca que era obligada a revelar en cualquier sitio donde buscase trabajo.
Cuántas veces dejamos ese espacio en blanco, a ver si no se fijaban o mentías y decías que eras tal o cual número.
No solo te avergonzaban, te marcaban para siempre con un número y una letra. Cuántos no tuvieron que mentir en los formularios que llenaban cuando iban a estudiar o buscar trabajo. Otro miedo que se añadía a los que tantos había que enfrentar. Armando terminó de criada de su propia familia: cuidaba a los padres, los sobrinos, hacia los quehaceres de la casa, los mandados.
“Even without the bias charges, invasion of privacy would have subjected Ravi to a potential1-5 year prison sentence......... If Ravi is being "crucified" for our collective sins, it's because our collective sin is a movement away from "rehabilitative" norms and overzealousness with regard to punishment.( H. Rockle, NYT, 21/05/12)
Lo fácil que se le hacía a mis muy progresistas compañeros en la universidad usar la homosexualidad como punta de lanza para explicar, justificar sus acciones y las de otros. Y si eres un homosexual "amanerado", "partido" en la jerga gay, las posibilidades de sobrevivir la institución son mininas; y las de ser contratado para trabajar, muy pocas.
Armando subía y bajaba por frente de la casa, al mercado, a la farmacia, y desde allí se oían las risas, el ¡ay, chus!, la risa, la risa, la risa, los mozalbetes corriendo detrás para pretender que le cogían el culo, la piedra que le tiró alguien…
“Si mi hijo sale pato, lo mato."
http://memoriasdeungaysesenton.blogspot.com/2013/10/si-mi-hijo-sale-marica-lo-mato.html
Nena, ¿tú estás loca?
“Si queremos que la filosofía juegue un rol, incluso político, en la cultura moderna, lo mínimo es ser claro. Hay un complejo entre los académicos de que lo profundo y difícil debe ser incomprensible”. (Gianni Vattimo)
Vicios, puros vicios son los que la terapeuta quiere que este servidor controle. Y su forma de ver el mundo, ¿quién lo controla? ¡Allá ella, si no quiere crecer!
El vacío pos terapéutico me obliga a enmarcarme en una etapa. Hoy, supongo que debo partir de una postura económico-cronológica y concluir que tengo suficientes años para haberme madurado hacia la clase media o haberme hecho intelectual de modales europeizados y hablar “haute” criollo, aparecer en las páginas literarias, y en los cuadros que recuerdan el momento cuando aquél o el otro estuvieron en tal conferencia y discutieron a Borges y sus marcos filosóficos, universales. Es que no puedo; prefiero leer a los que me hablan sobre asuntos cercanos a sus vidas sin tratar de ser parte del mundo entero; claro, el mundo occidental es al que ellos se refieren.
Mi terapeuta es freudiana. Me llevó, no fue ella, fue su conversación, hasta el East Village, Loisaida para los boricuas, donde vive la significativa otra, la que fue presidenta de mi clase graduanda. Siempre se creyó que era más fast que yo. Pues no lo es. Sé que lo de ella es todo afectación literaria, a lo diva de Santa Rita, Rio Piedras. Regresó de Francia a documentar cultura popular. Tanto compromiso mata.
La significativa otra anda buscando textos antiguos que describan a los obreros que emigraron a las colonias. A todas las colonias, desde Alaska hasta la Patagonia. Supongo que quiere re-escribir las crónicas. Por poco sucumbo ante sus maquinaciones.
Después de visitarla, caminé desde Rivington hasta la Quince, visité a la Ariel, pasé por la Taza de Oro, abarrotada como siempre, ordené una mixta para llevar, y cuando llegué a mi apartamento fue que caí en cuenta y me dije que no, no, no, no, no y no. Me dije que no y que no. Me pregunté que por qué, y me restallé porque no.
¿Es que acaso me creo que no tengo principios? ¿Es que acaso me creo que me vendo barato? No, me contesté. Esto fue en casa, sumamente dramático, caminado solo por la sala, después de haberme comido la mixta, y ese ambulante signo corporizado pedirme que escribiésemos una novela rosa, contextualizada en una lucha obrera.
En casa me encontré de momento, diciéndole/diciéndome, - Nena, ¿tú estás loca?
Vicios, puros vicios son los que la terapeuta quiere que este servidor controle. Y su forma de ver el mundo, ¿quién lo controla? ¡Allá ella, si no quiere crecer!
El vacío pos terapéutico me obliga a enmarcarme en una etapa. Hoy, supongo que debo partir de una postura económico-cronológica y concluir que tengo suficientes años para haberme madurado hacia la clase media o haberme hecho intelectual de modales europeizados y hablar “haute” criollo, aparecer en las páginas literarias, y en los cuadros que recuerdan el momento cuando aquél o el otro estuvieron en tal conferencia y discutieron a Borges y sus marcos filosóficos, universales. Es que no puedo; prefiero leer a los que me hablan sobre asuntos cercanos a sus vidas sin tratar de ser parte del mundo entero; claro, el mundo occidental es al que ellos se refieren.
Mi terapeuta es freudiana. Me llevó, no fue ella, fue su conversación, hasta el East Village, Loisaida para los boricuas, donde vive la significativa otra, la que fue presidenta de mi clase graduanda. Siempre se creyó que era más fast que yo. Pues no lo es. Sé que lo de ella es todo afectación literaria, a lo diva de Santa Rita, Rio Piedras. Regresó de Francia a documentar cultura popular. Tanto compromiso mata.
La significativa otra anda buscando textos antiguos que describan a los obreros que emigraron a las colonias. A todas las colonias, desde Alaska hasta la Patagonia. Supongo que quiere re-escribir las crónicas. Por poco sucumbo ante sus maquinaciones.
Después de visitarla, caminé desde Rivington hasta la Quince, visité a la Ariel, pasé por la Taza de Oro, abarrotada como siempre, ordené una mixta para llevar, y cuando llegué a mi apartamento fue que caí en cuenta y me dije que no, no, no, no, no y no. Me dije que no y que no. Me pregunté que por qué, y me restallé porque no.
¿Es que acaso me creo que no tengo principios? ¿Es que acaso me creo que me vendo barato? No, me contesté. Esto fue en casa, sumamente dramático, caminado solo por la sala, después de haberme comido la mixta, y ese ambulante signo corporizado pedirme que escribiésemos una novela rosa, contextualizada en una lucha obrera.
En casa me encontré de momento, diciéndole/diciéndome, - Nena, ¿tú estás loca?
Monday, January 5, 2015
Affirmative Actions
Para la época
que les cuento, revivía escenas de películas. Comencé ese desdoble con las de
misterio en el pueblo que siempre mira hacia el Caribe y continué en Nueva York
con las de angustia amorosa.
Garbo, Herpburn, Taylor, Peck, Bogarde me acompañaron por la Madison, Quinta, Tercera durante una tarde dominical, otoñal, lluviosa, hasta llegar donde Bendel, Saks, Bloomingdales, y reconocerme en las modas propuestas para vivir los días grises o azul pálido de la temporada. El golpe que cambió la recreación en cuerpo y alma de las vidas contadas en la pantalla grande ocurrió el dia que cambiaron mi maniquí favorito en la vitrina de Bendel.
Garbo, Herpburn, Taylor, Peck, Bogarde me acompañaron por la Madison, Quinta, Tercera durante una tarde dominical, otoñal, lluviosa, hasta llegar donde Bendel, Saks, Bloomingdales, y reconocerme en las modas propuestas para vivir los días grises o azul pálido de la temporada. El golpe que cambió la recreación en cuerpo y alma de las vidas contadas en la pantalla grande ocurrió el dia que cambiaron mi maniquí favorito en la vitrina de Bendel.
Después de
tomarme mi habitual café au lait, vestido con el riguroso London Fog tres cuartos
– por nada usaba abrigos o capas muy largas, no quería
lucir más bajo que lo aceptado por mis películas -, frente a la vitrina de Bendel quedé en shock. El maniquí que tanto me gustaba, el que evocaba a Montgomery Clift,
fue reemplazado por uno bastante realista, pedestre. No recuerdo cómo era, sus
detalles. Solo recuerdo lo que pensé: affirmative actions, en plural.
Llamé a uno de
los fashionistas, la Ernesto, para contarle. No respondió. Estaba en el
hospital. Otra inesperada recaída. Otro enfermo. Otro muerto.
Bajé por toda la
Quinta, crucé la Washington Square – los distribuidores y músicos seguían con
sus rutinas -, seguí mi rumbo, llegué hasta el Film Fórum y vi el Beso de la
Mujer Araña.
Sunday, January 4, 2015
TEXTOS FÍSICOS
“Good writing ain’t necessarily good reading.”
Ken Kesey
- Un petite Borges - respondió el delgado, algo cínico, bastante cínico estudiante de literatura en la prestigiosa Universidad de Columbia cuando le preguntaron qué pensaba sobre la obra de unos de los más consagrados autores latinoamericanos.
Su ropa señalaba su preocupación por lucir a la moda, aunque algo mayorcito para vestirse como la nueva fauna hipster de Manhattan. Si ya bordeas los cuarenta, tatuajes y recortito a los Ricky Martin no va, es que no va y punto. Sus ideas, otra cosa.
- Este otro, una mala copia de la autopista de Cortázar y los tigres de Cabrera Infante. Redacta muy bien; literatura no es. Además, un hombre negro caribeño que dice que su cultura es hispánica es puro artificio, como sus textos. Debió dedicarse al teatro. Estudió teatro, ¿lo sabías? Lo oyes hablar y se delata. O a la gramatología.
El hamburguer, las doraditas y tostaditas pomme frites, la lluvia, la gente corriendo hacia la estación de la 110 y Broadway, el falso decor francaise del restaurante Le Monde, la cerveza orgánica (el entrevistador), pinot noir (el entrevistado) interrumpían las muy seguras opiniones del estudiante de letras.
- ¿Gramatología? Nene, si no la sabes te las inventas. ¿Por qué?
La diferencia de edad servía para poder aceptarse mutuamente sin la necesidad de sentirse amenazado el uno por el otro, o que tuviesen que calcarse mutuamente.
El viejo que una vez fue borderline hippy y el algo tardio hipster pausaban, conversaban, se reían, y leían - leer a lo gay puertorro - al resto de los upperwestsiders que allí jugaban a la Rive Gauche.
- Pues, porque redacta muy bien, y aburre, me aburre. Si tengo que pasar trabajo, que me paguen o que me den un título universitario. Los leo por obligación. Para crecer, ninguno de los dos. Para divertirme, ninguno de los dos. Ambos evocan aquella memorable cita del mejor de todos, la Capote. Le preguntaron sobre el que escribió On the Road, ¿cómo se llamaba?
- Kerouac
- …y dijo, la Capote, con aquella insidiosa y nada agradable vocecita,. “he is a great typist”.
Terminaron de comer. El viejo, a su casa; el hipster tardío, a sus perennes seminarios de tesis doctoral en la muy prestigiosa universidad. Quedaron en textearse. Con chispa la cara del joven, en paz la del viejo, se abrazaron, y a saber si se veían de nuevo..
Ken Kesey
- Un petite Borges - respondió el delgado, algo cínico, bastante cínico estudiante de literatura en la prestigiosa Universidad de Columbia cuando le preguntaron qué pensaba sobre la obra de unos de los más consagrados autores latinoamericanos.
Su ropa señalaba su preocupación por lucir a la moda, aunque algo mayorcito para vestirse como la nueva fauna hipster de Manhattan. Si ya bordeas los cuarenta, tatuajes y recortito a los Ricky Martin no va, es que no va y punto. Sus ideas, otra cosa.
- Este otro, una mala copia de la autopista de Cortázar y los tigres de Cabrera Infante. Redacta muy bien; literatura no es. Además, un hombre negro caribeño que dice que su cultura es hispánica es puro artificio, como sus textos. Debió dedicarse al teatro. Estudió teatro, ¿lo sabías? Lo oyes hablar y se delata. O a la gramatología.
El hamburguer, las doraditas y tostaditas pomme frites, la lluvia, la gente corriendo hacia la estación de la 110 y Broadway, el falso decor francaise del restaurante Le Monde, la cerveza orgánica (el entrevistador), pinot noir (el entrevistado) interrumpían las muy seguras opiniones del estudiante de letras.
- ¿Gramatología? Nene, si no la sabes te las inventas. ¿Por qué?
La diferencia de edad servía para poder aceptarse mutuamente sin la necesidad de sentirse amenazado el uno por el otro, o que tuviesen que calcarse mutuamente.
El viejo que una vez fue borderline hippy y el algo tardio hipster pausaban, conversaban, se reían, y leían - leer a lo gay puertorro - al resto de los upperwestsiders que allí jugaban a la Rive Gauche.
- Pues, porque redacta muy bien, y aburre, me aburre. Si tengo que pasar trabajo, que me paguen o que me den un título universitario. Los leo por obligación. Para crecer, ninguno de los dos. Para divertirme, ninguno de los dos. Ambos evocan aquella memorable cita del mejor de todos, la Capote. Le preguntaron sobre el que escribió On the Road, ¿cómo se llamaba?
- Kerouac
- …y dijo, la Capote, con aquella insidiosa y nada agradable vocecita,. “he is a great typist”.
Terminaron de comer. El viejo, a su casa; el hipster tardío, a sus perennes seminarios de tesis doctoral en la muy prestigiosa universidad. Quedaron en textearse. Con chispa la cara del joven, en paz la del viejo, se abrazaron, y a saber si se veían de nuevo..
DECORADORES Y FRANK GEHRY
La joven, cuyo sentido de la estética había sido informado por Vanidades y otras revistas de peluquería, quiso decorarme la casa. Este es principio y final de ese cuento.
Si Frank Gehry se llega a enterar me mata, me deja de hablar. Por suerte, ni la joven lo conocía ni él la hubiese querido conocer.
Cuando Ariel y yo lo fuimos a visitar el Museo de Arte de Montreal, y subimos las alucinógenas escaleras, no por su colorido - son minimalistas -, a causa de su engañosa ausencia de escalones, él no estaba. Se había ido a Panamá a terminar otro museo.
Bajamos las escaleras sin ver a Frank Gehry. Tampoco notamos los escalones o soñamos con decoración a lo clase media media medio baja de Vanidades
Si Frank Gehry se llega a enterar me mata, me deja de hablar. Por suerte, ni la joven lo conocía ni él la hubiese querido conocer.
Cuando Ariel y yo lo fuimos a visitar el Museo de Arte de Montreal, y subimos las alucinógenas escaleras, no por su colorido - son minimalistas -, a causa de su engañosa ausencia de escalones, él no estaba. Se había ido a Panamá a terminar otro museo.
Bajamos las escaleras sin ver a Frank Gehry. Tampoco notamos los escalones o soñamos con decoración a lo clase media media medio baja de Vanidades
Friday, January 2, 2015
THE CONTEXT AND SACRED TEXTS: teorías para blogueros
"Those who set up oppositions between the electronic technology and that of the printing press perpetuate Frollo’s fallacy. They want us to believe that the book—an instrument as perfect as the wheel or the knife, capable of holding memory and experience, an instrument that is truly interactive, allowing us to begin and end a text wherever we choose, to annotate in the margins, to give its reading a rhythm at will—should be discarded in favor of a newer tool. Such intransigent choices result in technocratic extremism. In an intelligent world, electronic devices and printed books share the space of our work desks and offer each of us different qualities and reading possibilities. Context, whether intellectual or material, matters, as most readers know." (Alberto Manguel, "Conversations with the Dead". The New York Review of Books, August 15, 2014.)
"And yet, sophisticated readers complain that the new gadgets don’t have the sensual qualities of the printed book, the erotic touch, the comforting smell; that they lack the hierarchical distinctions that used to exist between paperbacks and hardbacks; that they have none of the aristocratic features of leather-bindings and marbled end-paper pages. No doubt similar complaints were heard from Sumerian tablet-readers with the arrival of the scroll, and from Roman scroll-readers with the arrival of the codex." Alberto Manguel, "THE IMMUTABLE ACT". http://www.alberto.manguel.com)
La imprenta no permite ver los pasos y huellas del escritor. El bloguero, si se atreve, se desnuda y muestra cómo se va vistiendo y desvistiendo; traviste y reviste continuamente durante su escribir; desacraliza sus muchos cuerpos, los textos sagrados.
"And yet, sophisticated readers complain that the new gadgets don’t have the sensual qualities of the printed book, the erotic touch, the comforting smell; that they lack the hierarchical distinctions that used to exist between paperbacks and hardbacks; that they have none of the aristocratic features of leather-bindings and marbled end-paper pages. No doubt similar complaints were heard from Sumerian tablet-readers with the arrival of the scroll, and from Roman scroll-readers with the arrival of the codex." Alberto Manguel, "THE IMMUTABLE ACT". http://www.alberto.manguel.com)
La imprenta no permite ver los pasos y huellas del escritor. El bloguero, si se atreve, se desnuda y muestra cómo se va vistiendo y desvistiendo; traviste y reviste continuamente durante su escribir; desacraliza sus muchos cuerpos, los textos sagrados.
ARTE POLÍTICO: teorías para blogueros
Existe "...... un arte político que limpia la imagen de la realidad, la estetiza, y se ha convertido en una empresa gracias a su visión misericordiosa.....". (Francisco Papas Fritas. The Clinic, 02 Enero 2015)
Thursday, January 1, 2015
BOLEROS, TITO RODRÍGUEZ Y ROLAND BARTHES
Sentarse a esperar por quien puede hacerte esperar, por aquél que ocupa múltiples espacios, el tuyo y otros a la misma vez, cuando se está abrumado por la incertidumbre, mientras aguardas por el significativo otro, y se es un latinoamericano de clavo pasado, requiere estar acompañado por un buen bolero. Un bolero que ayuda a poner en perspectiva los sentimientos, provee compañía, sirve de espejo y permite, ante el posible desasosiego, reconstruir, armar lo deseado, no es una experiencia unidimensional.
En el bolero "Ya Son las Doce", el compositor, cantante, audiencia y el amante ausente bailan en conjunto, y a la misma vez, cada uno baila por sí solo. Roland Barthes en su libro Fragmentos de un dIscurso amoroso sugiere que el bolero plantea y dramatiza el dolor placentero del enamorado.
El bolero antes mencionado, del compositor Juan Bruno Terraza, desde las primeras dos estrofas, "Ya son las doce y no llega/ Me hará lo mismo que ayer", recrea la espera del ser amado, relata la historia de la relación entre todos los personajes, particularmente, la desesperación del que espera; y a su vez, le otorga presencia al objeto del deseo. Si se parte de un análisis Bartheriano del bolero, se puede concluir que al haber una segunda voz, consolando al amante, "Cariño mío, vidita mía/ No sufras tanto/ Ya estoy aquí", la misma representa un cambio en el estado anímico del que espera, y sirve para apaciguar la ansiedad que la primera voz sufre (Véase poemario Roland Barthes, Tito Rodríguez, Tú y Yo en Cuatro Etapas. Gerardo Torres, 1995; Conferencias dictadas por el mismo autor en el salón de tertulias en el apartamento de Ariel Fernández durante las década de los ochentas, siglo veinte, ciudad de Nueva York).
Debido a que la versión de Tito Rodríguez es a una sola voz, descarta la presencia del amor esperado y presenta a un hombre que se entretiene soñando y recreando una situación que proyecta un deseo sublimado. La voz de Tito finge ser la voz del objeto deseado, y el bolero lo permite.
Es la conjugación de voces - el cantante, la letra, las recreadas por el que oye y disfruta del bolero - lo que nos convierte en arquitectos de un gestalt amoroso, a la vez que permite fragmentar lo vivido durante la espera, y así entenderla, soportarla; trascender el dolor que ésta causa, "Ya son las doce y no llega/ me hará lo mismo que ayer/ espera, espera y no viene/ ya no lo quiero ni ver" (Véase documentos inéditos que recogen las respuestas al bolero durante las tertulias, década de los ochenta, en casa del autor del poemario).
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*Como parte del proyecto que recoge y documenta la escritura en marcha y supuestas teorías para blogueros que la subyacen, otras versiones de este ensayo aparecen anteriormente en esta plataforma.
En el bolero "Ya Son las Doce", el compositor, cantante, audiencia y el amante ausente bailan en conjunto, y a la misma vez, cada uno baila por sí solo. Roland Barthes en su libro Fragmentos de un dIscurso amoroso sugiere que el bolero plantea y dramatiza el dolor placentero del enamorado.
El bolero antes mencionado, del compositor Juan Bruno Terraza, desde las primeras dos estrofas, "Ya son las doce y no llega/ Me hará lo mismo que ayer", recrea la espera del ser amado, relata la historia de la relación entre todos los personajes, particularmente, la desesperación del que espera; y a su vez, le otorga presencia al objeto del deseo. Si se parte de un análisis Bartheriano del bolero, se puede concluir que al haber una segunda voz, consolando al amante, "Cariño mío, vidita mía/ No sufras tanto/ Ya estoy aquí", la misma representa un cambio en el estado anímico del que espera, y sirve para apaciguar la ansiedad que la primera voz sufre (Véase poemario Roland Barthes, Tito Rodríguez, Tú y Yo en Cuatro Etapas. Gerardo Torres, 1995; Conferencias dictadas por el mismo autor en el salón de tertulias en el apartamento de Ariel Fernández durante las década de los ochentas, siglo veinte, ciudad de Nueva York).
Debido a que la versión de Tito Rodríguez es a una sola voz, descarta la presencia del amor esperado y presenta a un hombre que se entretiene soñando y recreando una situación que proyecta un deseo sublimado. La voz de Tito finge ser la voz del objeto deseado, y el bolero lo permite.
Es la conjugación de voces - el cantante, la letra, las recreadas por el que oye y disfruta del bolero - lo que nos convierte en arquitectos de un gestalt amoroso, a la vez que permite fragmentar lo vivido durante la espera, y así entenderla, soportarla; trascender el dolor que ésta causa, "Ya son las doce y no llega/ me hará lo mismo que ayer/ espera, espera y no viene/ ya no lo quiero ni ver" (Véase documentos inéditos que recogen las respuestas al bolero durante las tertulias, década de los ochenta, en casa del autor del poemario).
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*Como parte del proyecto que recoge y documenta la escritura en marcha y supuestas teorías para blogueros que la subyacen, otras versiones de este ensayo aparecen anteriormente en esta plataforma.
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