El asesinato me causa rabia, dolor, terror, espanto, un sentido de angustia e impotencia que siento frente a los que están viviendo la tortura, su muerte violenta, sin compasión, llevada a cabo con la crueldad que carga consigo el asesino.
He conocido muy de cerca víctimas, asesinatos y asesinos. En Ponce masacraron a los que luchaban por la independencia de PR. Jájome resolvía las controversias causadas por ofensas absolutas a la honra y el honor con machetes y cuchillas.
Nadie quiere morir así. No quiero que nadie muera así.
La respuesta absoluta, sin matices, sin posibilidades de reflexión ante un asesinato lobotomiza la capacidad humana para poder responder con cordura, y evitar que otros asesinatos ocurran; que el absolutismo conceptual, emocional que llevó al asesino a cometer su crimen se repita.
Un absoluto genera una sola respuesta, si el que responde lo permite.
Las religiones, los mercaderes de violencia, sus artefactos de guerra, propaganda y sus agentes políticos entrampan las oposiciones en absolutos; se benefician de los mismos.
Yo no soy un absoluto.
Thursday, January 15, 2015
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