Sunday, January 28, 2018

MACHOS, BIEN MACHOS EN GUAYAMA

Era delgado, nada agresivo fisicamente, asertivo sí lo era/lo soy, gustaba de ir al teatro, el buen cine, museos, leer, viajar para conocer nuevas culturas, y los machos, bien machos boricuas eso no lo perdonan. Se burlan de los hombres que no cumplen con sus criterios macho-definidos. Solución: abandoné a Guayama. Hoy regreso y veo que ya no se burlan directamente. Son más cuidadosos. Resuelven sus choques interiores usando la muy obvia diplomacia de botica: no invitan a sus cumpleaños, fiestas de aniversarios, cenas, pero son simpáticos. Uno los observa, sonríe también y piensa: "No han cambiado, están igual que cuando creían en ser los machos, bien machos". Quizás debo responder como Quentin Crisp en su biografía, un libro y película sobre un homosexual bien "partido", The Naked Civil Servant, que cuando regresa a su ciudad ya mayor y "realizado" como un buen ser humano, le dice a unos jóvenes burlones y acosadores (mi traducción): "Ya no me pueden tocar, soy un monumento nacional", y sonríe.

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