Mi querido DV, te quejas de que el pueblo balneario donde pasaste tu niñez uruguaya haya cambiado, perdido su inocencia, y esté hoy invadido por extraños que no cumplen con las normas del buen vivir. Para otros, la memoria no es tan escalonada, salta sobre sí misma, evita ver algunos pasos.
Yo no recuerdo cuando a Punta iba solo la gente con clase y buen gusto y en qué momento se llenó de nuevos ricos y clases medias con ínfulas de ser chic.
Me acuerdo de lo pobre que yo era, de la primera vez que comí bizcocho de repostería, no eran magdalenas proustianas. Recuerdo el momento cuando me sirvieron en La Giralda, aquel, hoy abandonado, primer restaurante de Jájome.
No puedo olvidar de que no puedo regresar a los tiempos perdidos de Proust. En PR me he encontrado con gente del pueblo donde me crié que prefieren no recordarme porque no quieren que los vinculen a alguien que fue tan pobre. Filtran su memoria para satisfacer sus miedos.
Todo eso que no recuerdan; tanto que esconder, tanto para olvidar.
Friday, November 14, 2014
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