No sé si es que los ideólogos de la pedagogía hablan tanto que no dicen nada o es que los trabajos confunden los requisitos con los títulos universitarios o es que la universidad "no es lo mismo ni se escribe igual".
Lo que sí sé es que el problema fundamental no es ni la universidad (que tiene problemas sin duda) ni la buena o mala preparación de los estudiantes (de que los hay los..., ¡ay!). Es todo ese conjunto de instituciones, organizaciones y valores que le han tirado encima a las escuelas y universidades la responsabilidad de jerarquizar los trabajos y funciones de lo que se hace fuera de la misma; y la universidad se lo ha creído: se convirtió en la agencia acreditadora de "reymundo y to' el mundo".
Hay que volver donde Iván Illich, Pablo Freire, Luis Iglesias, Lillian Weber, Simón Rodríguez, Isabel Freire de Matos y todos los que han hecho una crítica seria y constructiva de la burocratización e institucionalización de la educación, su énfasis en el utilitarismo y su dependencia en las estructuralización y esquematización de las disciplinas; además de ser el agente colonizador y domesticador de masas por excelencia.
Por suerte, las nuevas tecnologías, sus organismos y empresas lo saben, contratan a quienes le demuestran que pueden armar y desarmar los hashtags, deletes, interphases, y todo ese mundo cibernético que vas más allá de lo que los sindicatos, burócratas, políticos de turno e intelectuales decimonónicos y buscones dentro y fuera de las universidades y escuelas exigen e imponen.
Thursday, November 6, 2014
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