Monday, October 29, 2012

El Viejo y la Tormenta: desahogos para pasar el rato


“Si necesitas algo, me llamas”, me dicen todos los que preocupados por mi bienestar se ponen a mi disposición. Y cómo los voy a llamar si necesito algo - qué algo, no sé. Si se va la luz, lo más seguro no voy a poder llamar;  con eso de lo digital, el teléfono necesita de electricidad; y los celulares, cuando hay barreras entre ellos y los satélites, no se pueden comunicar. Quizás saben que todavía guardo las dos latas con un largo cordón que las conecta y de ahí les puedo llamar.

“Malagradecido”, dirán los muy considerados que a mi disposición se ponen -  por lo menos, llaman – ya que hay otros que ni se acordarán, aunque de vez en cuando se comunican y dicen como conejillos skinnerianos, ”I love you”. Peor todavía es cuando traducen el trillado “luv you” gringo al español, “te amo”. Ni que fuesen Jesucristos, amando a diestra y siniestra; y mucho menos a un viejo que ha visto más de lo que debiera un elegante señor de su edad.   
“¡Ay!, si lo viejo es mental”, sostendrán, cual filósofos de quincalla que tratan de “metértelo mongo” mientras te venden amor y apoyo en camino a un refugio o un asilo para la tercera edad. Valga la aclaración, en ninguno de ellos me encontrarán jamás. ¿A qué? A ver viejos chochos o muchachos gritones que corren sin disciplina,  madres que te preguntan, "¿y no tiene familia?", con cara de pena sin saber que con nadie y menos con ellas quieres estar, u hombres que se buscan unos a otros para más mierda hablar. No se dan cuenta que prefieres la edad junto a la soledad, la que te permite pensar, cavilar y concluir que la tormenta es la mejor excusa para no tener que darle la cara a tanta gente buena que se preocupan por tu salud y bienestar.

“Es por su bien”, dirán sin preguntarte que lo que es el bien para los jóvenes no es el bien para un viejo –sí, viejo, sin mas ni mas. Que lo de mental lo decide el yo y no las pendejadas de psicología de revista popular, pragmática,  mercantilista que vende tonteras por doquier; menos a los viejos que han visto de más;  y jamás vientos pasajeros los van a asustar. Eso espero. Les cuento luego.

   

No comments: