La dos Leocadias en las pinturas de Goya y Lucas difieren mucho.
La de Goya que está en El Prado, y en los catálogos goyescos, es la representación fidedigna de la última compañera del pintor español: morena con tipo de manola y un poco pueblerina.
La Leocada de Goya fue pintada en épocas más tempranas a la Leocadia de Lucas.
La de Eugenio Lucas Velázquez es una damisela delicada de pelo y tez clara, que más bien puede que fuese la tónica que admiraba la Leocadia de carne y hueso.
La Leocadia de Lucas evoca a las mujeres trigueñas boricuas que se pintan el pelo de rubio, aclaran sus caras, pero -si uno se fija bien- no sus cuellos, que al igual que la Leocadia de Goya, delata los matices que informan la psique de un pueblo.
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