Friday, May 18, 2018

TRUMP, LA CUBANA CATÓLICA MULTICULTURALISTA Y EL PUERTORRIQUEÑO GAY

Cuando se fundó el proyecto educativo cuyo propósito era diseñar e implantar por primera vez un currículo orientado a la formación de maestros bilingües en CCNY (1973), un grupo de educadores puertorriqueños lo desarrollaron, dirigieron y entrenaron a los maestros/estudiantes durante los primeros cinco años. Y en esas discusiones y prácticas se incluían discusiones que abarcaban textos y temas, la evaluación de las prácticas, participantes, los derechos y estudios de todas las comunidades, incluyendo la de los homosexuales. Dos de los educadores éramos abiertamente gays. Eso, a todos los participantes, no les causaba vergüenza, ni era un tema al margen de lo discutido. Hacia el final de ese periodo, por muchas razones -algunas bordeaban el racismo- los puertorriqueños, menos yo, abandonaron la Escuela de Educación en CCNY. Los "power holders" decidieron traer no boricuas al proyecto.

De forma muy siniestra y nada en público, la nueva educadora cubana acosaba al gay puertorriqueño, algo que duró unos cuantos años, con comentarios como, "no debes hablar de tu homosexualidad en público", "los puertorriqueños son muy dóciles", "así no se pronuncia, no se pronuncia perrrrro, eres bien boricua, es perro". Como el gay boricua no estaba allí para complacerla ni hacerla un tema más allá de su gusanería típica, siguió con su postura clara y contundente: que no iba a cambiar, que seguiría defendiendo los derechos educativos y civiles, tanto de los gays como la de los puertorriqueños, las minorías, los colonizados, incluyendo discutir dichos asuntos y lecturas en sus cursos. La cubana era tan solidaria que cuando al gay boricua no le permitieron usar un centro, ella llevó a sus estudiantes y a otros colegas a que conocieran el trabajo del otro homofóbico, un tipo negro, sin tomar en cuenta lo que todo el mundo en la facultad sabía; lo que había pasado y por qué: Lo sacaron del Centro por ser homosexual abierto y sin tapujos. (El tipo negro se amparaba en su amistad con una lesbiana blanca para defender su "nohomofobia". Really!)

Años más tarde, la pseudomulticulturalista se hace "lesbian friendly", con una lesbiana blanca, y la apoya públicamente. Oportunista, no dudo. Si hubiesen sido solamente los comentarios, pero es que tras bastidores logró, hasta que le convenía, que no contrataran más puertorriqueños en el proyecto donde ella ejercía su docencia. Ahora se vende como "progre", desde su mansión en suburbia USA.

Que de eso no se habla, pues sí se habla, porque no solo es Trump el que "fotutea" el racismo y homofobia para beneficiarse de sus divisiones.

(Veo en las noticias la respuesta inmediata y certera contra el racismo que un abogado en Manhattan "despotricó" en un deli, y estoy muy seguro que mis ex-compañeros latinos se solidarizan con las respuestas. Hipócritas, me digo. Cuando el africano me "botó" del Centro por ser abiertamente homosexual, dónde estaban ellos, y que no digan que no lo sabían. O cuando la hoy gran administradora, puertorriqueña colonialista y alza colas de los gringos, que se jactaba diciendo "que yo le tenía miedo".  Confundió mi apoyo con "miedo". Ya usted sabe, las "mariquitas" somos cobardes.)

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